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Showing content with the highest reputation on 06/30/14 en toda la comunidad

  1. 1 punto
    Es difícil iniciar un relato cuando tienes muchas partes de donde partir. Pudiese comenzar a relatar de las maravillas de San Pedro de Atacama considerando la primera vez que lo visité en mi viaje de estudios, pero creo que le hago más honor al lugar centrándome en la época en donde comencé a enamorarme de esta zona, que fue a contar del año 2011 en donde me hice visitante frecuente una vez que me trasladé a vivir a la región de Antofagasta, por lo que imaginarán que tengo millones de experiencias que compartir, aunque en esta oportunidad, solo compartiré una de ellas. San Pedro de Atacama, se encuentra emplazado en el Norte de Chile, y es un pueblo que alberga alrededor de unos 5000 habitantes y en donde de forma anual, recibe visitantes de todas partes del mundo, debido a la belleza de los parajes en donde es posible apreciar el desierto de atacama en todo su esplendor. Para llegar a ésta localidad desde la capital de Chile, basta tomar un avión con destino a Calama (2 horas de duración), para luego tomar un bus o transfer en dirección a San Pedro (1 hora de trayecto terrestre). El trayecto a la zona es de por si impactante, ya que es posible antes de llegar al pueblo, poder contemplar desde la carretera el volcán Licancabur y vistas desde lo alto del valle de la luna. Esta es una de las principales atracciones que es un imperdible si visitan el lugar y marca claramente porqué mucha gente se traslada desde diferentes partes del mundo para conocerla, tal como lo hizo una querida amiga que vino desde Rumania (sí Adriana, aunque no comprendas mucho español, sé que te esforzaras por leer este relato) para poder conocer en persona de lo que yo tanto le hablaba en repetidas oportunidades: de las maravillas del norte de mi país. Antes de llegar al pueblo de San Pedro, decidimos hacer una parada en la piedra del coyote, en donde resulta posible contemplar toda la zona desde un acantilado y tomar unas fotografías maravillosas y sobrecogerse por la belleza de los parajes circundantes. Mi amiga fue mucho más osada que yo y logró llegar hasta el límite del precipicio para poder capturar imágenes increíbles, pero yo me conformé con retratar todo desde una distancia algo más segura, evitando así un posible ataque de vértigo. Al llegar al pueblo, te das cuenta inmediatamente de que es una localidad pintoresca, con pequeñas callejuelas en donde predominan las casas de adobe (arcilla, arena y paja), suelos no pavimentados y cientos de centros artesanales en donde es posible encontrar diferentes creaciones de la zona, siendo fácil perderse entre colores y texturas a la hora de elegir un suvenir para regalar a los familiares. Llegamos a media tarde al pueblo y luego nos dirigirnos a nuestro hotel y posteriormente salimos a comer algo para reponer energías y prepararnos para la travesía que nos esperaba. (Nota: Cabe mencionar que en temporada media y alta, resulta muy difícil encontrar alojamientos en el sector, por lo que les recomiendo, planificar el viaje con mucha anterioridad, ya que además los precios de los hoteles y hostales suelen subir bastante en temporadas de mayor demanda) El local elegido en esta oportunidad (y bueno en la mayoría de mis visitas ya que es mi personal sitio favorito) fue el Restaurant Adobe, siendo éste el más antiguo de la zona y en donde resulta posible degustar productos típicos de Chile con preparaciones innovadoras junto a ya mi bien amado pisco sour (Para aquellos que sean vegetarianos, recomiendo sin duda la ensalada de quinoa). Al atardecer decidimos visitar el Valle de la Luna y contemplar la puesta de sol desde éste lugar. El nombre de ésta localidad se genera porque el terreno se asemeja muchísimo con lo que sería estar en terreno lunar, y las dunas ha sido modeladas a causa de la erosión eólica y fluvial, ya que estudios muestran que en el sector, habría anteriormente existido un gran lago o mar. Existe un tip básico para poder disfrutar de éste paseo en todo su esplendor y poder contemplar calmadamente la puesta de sol y este es simple: visiten la duna mayor con tiempo suficiente y no entren al parque después de las seis de la tarde. Debo decir que he hecho el ascenso a la duna mayor, al menos 10 veces y jamás….jamás he logrado respetar este consejo tan pero tan básico, ya que resulta muy fácil entretenerse con actividades en el pueblo y caminatas sin un rumbo aparente y en un instante, te das cuenta que la hora límite para salir del pueblo ya se te ha pasado y llegar a las dunas (13 kilómetros al oeste de San Pedro) requiere al menos media hora en auto. Esto que les menciono, ha generado que en cada ascenso que he realizado, he llegado al borde de un ataque cardiaco y asmático antes de la cima, producto de la altura del lugar, la escasez de tiempo para realizar el ascenso y las ganas de no perder el atardecer. Todo esto, siempre ha transformado mi travesía en un desafío monumental (si usted posee un estado físico semi decente se percatará que mi descripción puede ser una exageración) Pero este día en particular, además de salir tarde al recorrido, el desafío se duplicó aún más ya que desde la entrada al parque nos advirtieron que resultaba casi imposible realizar la travesía producto de una tormenta de arena en el sector, lo cual ya resultaba evidente porque el viento azotaba mi auto de forma impresionante. Pensamos en un principio no subir, pero esto implicaba no poder hacerlo en ninguno de los días posteriores, ya que nuestra planificación para aprovechar los días al máximo era muy estricta, por ende tomamos la decisión y nos cubrimos con todo lo que teníamos a mano y dimos inicio a la caminata. El viento soplaba en todo su esplendor, por lo que las dunas del lugar se estrellaban como millones de alfileres en nuestra partes de piel que estaban descubiertas (y esto sí no es una exageración ). Resultaba muy difícil ver y respirar pero luego de unos 15 minutos de subida, llegamos a la cima en donde fue posible apreciar que el esfuerzo valió la pena. Contemplar una puesta de sol en el desierto más árido del mundo es una experiencia maravillosa, que te hace sentir pequeña y sobrecogida y que resulta muy difícil de explicar en pocas palabras y ni siguiera una fotografía permite capturar el momento en donde logras perder tu mirada en las múltiples tonalidades que el sol proyecta en los montes. Aún recuerdo las lágrimas de mi amiga al darme las gracias por arrastrarla a éste lugar del mundo y contemplar algo que a mi parecer si bien no es una construcción, o creación humana, debiese estar entre las maravillas del mundo que no puedes dejar de ver. Con tormenta de arena, con mal estado físico, sin agua suficiente, no importa: si vas a San Pedro de Atacama, terminar el día dentro del Valle de la Luna, es lo que a mi parecer, se considera como un momento perfecto. Existen muchísimos lugares que se pueden visitar en la zona de San Pedro de Atacama (Geissers, lagunas altiplánicas, salares, termas, museos con momias, cuevas escondidas, pero estos los dejaré para un próximo relato. ----- Quedarse es existir, pero viajar es vivir. Gustave Nadaud
  2. 1 punto
    Hola viajeros, pensábamos irnos cuatro días a una casa rural en el Parque Natural del Alto Tajo pero no hemos encontrado ni una habitación libre, a excepción de algunas casas rurales con tarifas desorbitadas . Por ello nos hemos visto "forzados" a reservar en el Hotel Rural Río Escabas en Cañamares (a las afueras del parque). El lugar parece majo y tranquilo, que es lo que necesitábamos, me gustaría saber si alguien conoce alguna excursión por la zona. Asimismo agradecería algún consejo acerca de qué pozas son buenas para bañarse, no es necesario que cuenten con infraestructuras ni bares (vamos sin hijos), preferimos algo más tranquilo y natural. Un saludo y muchas gracias.
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