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  1. Entre fuentes y pastas: Roma Fui rumbo a la sede del poder de la Iglesia católica, a la llamada Ciudad Eterna por su deslumbrante belleza plasmada en espacios naturales y culturales, a una tierra de vestigios arqueológicos, es decir a Roma. Una ciudad con unos tres mil años de historia y con tanto para ver y para hacer que apodos no le faltan. Visitar Roma creo que es una de las mecas de muchos turistas y claro como no verse tentado a pisar estas tierras cargadas de historia y cultura. Tuve la suerte de poder conocerla hace un tiempo. Luego de unas horas de viaje, afortunadamente sin largas demoras llegué a destino. Pisar el suelo de la capital italiana es una oportunidad única para transportarse al pasado y revivir la historia en museos y galerías. Hay mucho para ver y para hacer, creo que la lista de lugares para conocer y paseos es casi infinita. Hubiera necesitado varios meses para conocerla a fondo, pero los viajes son fugaces. A mi particularmente me interesaba conocer la Fontana de Trevi o como dicen los italianos la “Fontana di Trevi”. La había visto en fotos y un poco más en detalle en la película de “Elsa y Fred” una de las mejores películas de la querida China Zorrilla… Debo admitir que pasé varias veces por este punto. Es que el primer día que fui había muchísima gente y logré verla de muy lejos, a riesgo de recibir un codazo o un manchón de helado de alguno de los otros turistas que por allí estaban. No conforme con esta primera visita, volví una segunda y también una tercera vez. Esta es la fuente más grande de la ciudad de Roma, tiene más de cuarenta metros de frente y un estilo barroco único e impecable. Otro apodo que le pondría a Roma sería la “ciudad de las fuentes”, es que en Roma el agua sale por todos lados a los que uno mire, por bocas de peces, de tortugas, de gárgolas. En la visita de día aproveché para sacar buenas fotos, en la visita nocturna aproveché para escuchar el sonido del agua (de día es imposible!) Si claro, también tiré una moneda y pedí un deseo… Es una ciudad hermosa que invita a caminar y caminar. Pero después de pasear tanto es necesario reponer energías. Obviamente que al llegar a Italia, es imposible no sentirse tentado a probar un típico plato de… ¡Pastas caseras! Realmente exquisitas en especial la salsa. Tiene un toque único, no sé cuál será el secreto. La ciudad más románticas de todas: Venecia Estando en Europa es imposible no sentirse tentado a elegir Venecia, a mí por lo menos, siempre me resultó enigmático saber cómo es vivir en una ciudad donde en una de sus partes, no hay autos ni colectivos, en donde para trasladarse hay que ir sí o sí por agua. Es raro, muy raro. Venecia es una ciudad única en donde el transporte sobre ruedas no suele ser moneda corriente. En una de sus partes más antiguas, el transporte se realiza en embarcaciones, las cuales los italianos con su dulce cantar le llaman vaporettos. Desde su fundación, la ciudad ha sufrido los efectos de inundaciones periódicas, que en la actualidad siguen repitiéndose. Además de los vaporettos que mencioné antes, también existen los taxis llamados traghetti. Estos se diferencian de los vaporettos, son privados y de costo más elevado. Pero, la clásica embarcación veneciana, que viene a la mente de todos los que pensamos en la romántica Venecia, es la góndola. Este medio de transporte es utilizado para todo tipo de eventos: bodas, funerales, ceremonias y por supuesto que también por nosotros: los turistas. No me privé del gusto de dar un paseo en góndola y vivir la experiencia. Es más ya lo tenía en mente antes de llegar a destino. Realmente es una experiencia agradable y plancentera, porque a lo novedoso del paseo, se suma la vista a las antiguas y pintorescas viviendas. Otro atractivo de esta ciudad son las calles angostas de trazado irregular, muy llamativas para mí que estoy acostumbrada al trazado en damero. Lo más curioso es que al meterse en los callejones desconocidos, siempre terminas en algún canal. Adoré a Venecia desde antes de conocerla y al estar me enamoré aún más. Es un sitio con encanto, ideal para pasear sin rumbo y perderse llegado a un canal, un paseo para los sentidos y para acercase a la cultura. Un lugar para pasear en góndola, admirar paisajes y remontarse al pasado… Adiós a Roma, Adiós a Venecia, mi viaje por el viejo mundo debía continuar pero con los mejores recuerdos y por supuesto la promesa de algún día volver…
  2. La primavera es una estación ideal para pasear. Para hacer viajes de escapada, o por qué no, para hacer recorridos en el día para cambiar de aire. (Vale aclarar que para mi cualquier momento del año es propicio para irse de vacaciones o de paseo) Volviendo al tema de “los viajes de escapada” o de “paseos en el día”, yo creo que muchas veces las realidades, o aquello que buscamos puede estar muy cerca, inclusive en nuestra propia ciudad. Muchas veces soñamos con esfumarnos, tomarnos unos días y transportarnos a un lugar remoto. Y con el solo hecho de pensar en estas ideas y cerrar nuestros ojos por unos instantes, la fantasía se encarga de traducir todos nuestros deseos en confines donde la inaccesibilidad o lo desconocido dice presente... Pero claro, quién nunca soñó con islas perdidas, aldeas remotas ubicadas en el medio de la montaña, refugios ocultos en medio de un paisaje selvático o ese infinito deseo de irse para olvidarse de todo. Para volver renovado. No es que sea imposible ir a algún lugar remoto, o exótico como le suelen llamar en las agencias y en los paquetes de viajes. Pero, algo más sencillo es escaparse de a ratos, respondiendo a la lógica de nuestros ritmos diarios. Yo particularmente recomiendo, combinar ambas cosas… de vez en cuando, hacerse un “viajecito al más allá” pero combinarlo con paseos cortos. Uno de los lugares a los que suelo ir cuando quiero escapar de la rutina y del paisaje de todos los días (además de la costa de mi ciudad la cual me parece espectacularmente alucinante y nunca me abure) es ir hacia Sierra de Los Padres. Las Sierras se encuentran a tan sólo unos quince minutos en auto. Es un sitio que lleva la categoría de Barrio Residencial de la ciudad de Mar del Plata. También se puede ir en colectivo. Pero, es más lindo ir en auto. No solo por la comodidad, sino porque la ruta que hay que tomar para llegar hasta aquí, es una de las más pintorescas del país. Junto con la ruta interbalnearia están dentro de mis preferidas. La frondosa arboleda acompaña todo el recorrido. Árboles y pájaros amenizan el viaje, haciendo que sea parte del mismo paseo. Voy cada tanto. La última vez que fui, me acuerdo que fue un fin de semana largo. Nunca había ido en una ocasión así. Recuerdo que había mucha más gente que un fin de semana común. Había inclusive colectivos que traían a grupos para realizar excursiones. Por lo general, siempre hago el mismo itinerario…Camino por el centro comercial rumbo hacia el mirador, para deleitarme una y otra vez con la vista panorámica esplendida de las Sierras. Luego de sacar fotos, sigo paseando, comprando productos artesanales y antes de emprender la vuelta, entro a alguno de los cafés y tomo algo. Pero esta última vez, me dí cuenta que hacía mucho que no hacía el recorrido por la “Gruta de Los Pañuelos” Se trata de un recorrido por las sierras, en el cual puede apreciarse una especia de cueva entra las rocas. Allí hay varias figuras de la Virgen. Pero lo más llamativo es la gran cantidad de pañuelos anudados entre sí colocados por los turistas y curiosos que visitan el lugar. En el sector donde están los artesanos, era posible ver como los excursionistas compraban pañuelos para luego sumar a la maraña. Según me comentaron esta tradición, empezó hace varios años, allá por el año 1949, cuando una parejita de inmigrantes italianos colocó sobre este pedestal natural ( esta enorme cavidad entre las rocas que conforma en las grutas se formó sola) una imagen de la virgen atándola con un pañuelo. Esto simbolizaba para la pareja, la unión espiritual de sus cuerpos ante la virgen. Una vez anudada la figura, se arrodillaron a rezar aprovechando la tranquilidad del lugar y el silencio. Según se comenta, lo que tan encarecidamente pedían era un hijo al cual todavía no podía tener. Rezaban desesperados, pensando en que tal vez nunca tendrían la oportunidad de ser padres, ya los que años iban pasando y la mujer no lograba quedar embarazada. Pese al sentimiento de angustia, se fueron con fe. A los meses, volvieron al lugar, pero esta vez a agradecer… la mujer había quedado embarazada. Decían que realmente un milagro había ocurrido. Y como forma de agradecimiento, comentaban estos a todos los que por allí cruzaban, quienes también se sumaron a anudar pañuelos. Están quienes creen en los milagros y quienes no, pero lo cierto es que hay miles de pañuelos como se puede ver en la foto. No sé si por tradición, si por pedir, o porque en los artesanos se los ofrecen, la gente va y anuda su pañuelo. Después de visitar este mítico lugar y antes de que caiga el sol, di una vuelta más por el lugar y emprendí la vuelta en compañía de muy buena música… Les dejo para despedirme esta hermosa foto de flores primaverales
  3. Visitar un área protegida, es un paseo especial. La distinción de “Área protegida” implica que uno va a encontrarse con paisajes excepcionales. Ir a uno de estos puntos es tener garantizado que uno va a poder ver postales que vale la pena descubrir, lugares para fotografiar y, por supuesto que también es una cita con la naturaleza en un estado casi natural. Y digo casi, porque siempre hay algún sendero, algún mirador, alguna construcción que irrumpió el paisaje para facilitarles (y facilitarnos) a los turistas y los viajeros la posibilidad de recorrer el lugar. Estar en contacto con la naturaleza es una oportunidad para desconectarse y reencontrarse con los sentidos. Es ideal para desenchufarse del estrés diario, de los horarios, del buillicio y de todas esas cosas que quienes vivimos en ciudades sentimos a diario. Afortunadamente en Argentina hay varias áreas protegidas. En todas las provincias hay al menos uno de estos lugares. Desde el norte al sur y desde el oeste al este se encuentran unos cuantos lugares donde lo que reina es la naturaleza. Hay Parques que tienen la distinción de Parque Nacional, también están los Parques Provinciales, las Reservas y además también existen lugares que fueron declarados por la UNESCO como Patrimonio Mundial de la Humanidad, como es el caso del Parque Nacional Los Glaciares. Yo siempre trato de que mis viajes tengan un “poquito de todo”, es decir, de combinar, paseos, con compras, con gastronomía típica, con aventura, con naturaleza… Por eso en cada uno de los viajes que hago me propongo conocer un lugar donde lo que reine sea la naturaleza. En uno de los últimos viajes que hice visité uno de los Parques más destacados del país, el Parque Nacional Los Glaciares. Es cierto que las bajas temperaturas no son santo de mi devoción, pero hay veces en que hay que superar estas cuestiones para conocer lugares realmente únicos. Fue así que me prepararé bien. Hice mi valija con tiempo y con sumo cuidado para que no me faltase ropa muy abrigada, unos cuantos sweaters, bufanda y gorro, calzado adecuado (Esto último es: ¡Fundamental! Es más les recomiendo, siempre tener algún buen calzado deportivo para ir de excursión, inclusive en aquellos viajes en los que quizás uno no tiene planeado hacer un paseo de este tipo, siempre algo surge…), anteojos de sol y bueno… la infaltable cámara con unas cuantas baterías, enchufes, cargador y lugar para descargar los miles de fotos que uno saca. Antes de seguir, me gustaría dejarles un pequeño dato: en los meses de marzo a mayo llueve mucho en este lugar; y en invierno, es decir, durante los meses de junio a septiembre suele hacer mucho pero mucho frío. Yo les recomiendo que si van a ir, planifiquen el paseo para la primavera. Bueno, hace frío y viento, pero es el mejor momento para ir, ya que es la estación del año en la que hace menos frío y además no está la posibilidad de que una lluvia te impida realizar la excursión. Volviendo al tema…Qué decir del lugar en sí… Es difícil describir en palabras, casi imposible. Es como dije anteriormente: ¡Único! Una gran parte de la Cordillera de Los andes cubierta de hielo y nieve, lagos y bosques resumen gran parte de lo que uno puede ver acá. En este Parque se encuentra el famoso y tan buscado Glaciar Perito Moreno, el cual, la mayoría de la gente erróneamente cree que está en el Parque Nacional Perito Moreno. Otro de los grandes “bloques mágicos” es el Glaciar Upsala. Hay varios bloques de hielo y glaciares. Por supuesto que tampoco falta la vegetación adaptada a este tipo de clima y las especies animales. Estas últimas son muy difíciles de ver, es que con el movimiento de la gente, suelen esconderse. Porque encima las excursiones llegan con varios turistas, pero es cuestión de estar un rato más y tener paciencia para ver algún simpático animalito que se anime a salir como los cisnes de cuello negro. Dentro del Parque Nacional Los Glaciares, está el Sendero Fitz Roy. Se trata de un punto que concentra a andinistas profesionales de todo el mundo que se animan a escalar los 3375 metros del Cerro El Chaltén. También es uno de los puntos más elegidos por los aficionados a la pesca y para curiosos turistas como yo que intentan descubrir y pasear lo más posible por todos lados a los que van. Debo confesar que con tales paisajes, me olvidé por completo de mis preocupaciones y obligaciones, de la hora y además del frío!
  4. Elegí ir a Perú pese a los prejuicios de todos mis conocidos y amigos. “¿Qué hay en ese lugar?” “¿Por qué te vas a ese lugar si no hay nada de nada?” “¿Vos estás segura de viajar ahí?”... Estas fueron algunas de las tantas frases que pronunciaron familiares y amigos, y que dieron vueltas por mi casa bastante rato. Pero de todas formas no influyeron en mí. Es cierto que Perú no es un país que esté en auge turístico, pero a mí eso no me detuvo. ¿Por qué elegir lo que está de moda siempre? A mí me gusta sumergirme en la aventura de lo diferente, de lo no convencional. Así que me fui a Perú, sin más vueltas. Primera parada: Perú Luego de unas horas de viaje llegué a la ciudad que lleva nombre de una fruta perfecta y perfumada, situada a orillas del Pacífico, es decir, a la ciudad de Lima. Lima es una ciudad polifacética… de poetas y escritores, con cultura y arte. En esta ciudad se encuentra el Museo de Arte Precolombino, donde se pueden ver importantes piezas de oro y momias. Es un lugar el cual recomiendo que visiten ya que para mí fue imperdible. Además de visitar el centro histórico, fui una tarde a tomar aire y dar una vuelta al Parque del Amor. Parque en donde se encuentra la escultura “El beso” la cual fue realizada por Victor Delfín, un artista peruano. Este romántico parque, según me contaron los lugareños, es el lugar elegido por la mayoría de las parejas para pasar un rato en el día de los enamorados, dicen que allí se reúnen muchas parejas, algunas de las cuales se proponen y juran amor. Lo más lindo del Parque del Amor, es la vista al espejo de agua y las frases de los poetas escritas en un muro, como comenté es una ciudad de artistas. Hay muchas frases, imposible acordarse de todas. Algunas de ellas pasaron a formar parte de mi agenda de viajes como la de Eielson que me gustó por ser también una especie de trabalenguas, decía así: “Estupendo amor amar el mar”. En esta ciudad polifacética, la gastronomía también dice presente. Para mí, viajar es una oportunidad de conocer la cultura del lugar y para ello hay que probar sus platos típicos y mezclarse con los lugareños y hacer nuevos amigos. Por supuesto que aproveché el viaje para probar la bebida nacional el Inca Kola mientras compartía una degustación de postres con mis amigos. Te estarás preguntado cómo es esta bebida… es bastante dulce y tiene un color medio amarillento, parecido al de la cerveza rubia. Según me comentó el barman, se hace con una hierba que es originaria de Asia. Me resultó muy curioso, yo pensé que estaría hecho con algo típico de Perú… Luego de recorrer Lima, seguí hacia la próxima parada... La misteriosa Nazca Más de ochocientas líneas con figuras geométricas, de plantas y de animales se encuentran sobre Las Pampas de Jumana, sitio más conocido como Las Líneas de Nazca. Llegué a Nazca con la idea fijar de dar un paseo por este misterioso lugar. Siempre había querido estar aquí y al fin había llegado, me parecía mentira… Planifiqué la visita a esta ciudad con tiempo, por las dudas de que las condiciones meteorológicas no me permitiesen realizar este ansiado vuelo, afortunadamente tuve suerte y puede dar este paseo al segundo día de llegar. Yo había visto fotos en revistas y también en internet, mi ansiedad hace que me anticipe a los hechos y antes de llegar quiera tener una idea de aquello con lo que me voy a encontrar. Además desde que me enteré de la existencia de este lugar no había podido parar de buscar fotos e información en mis tiempos libres por internet. Por supuesto que ninguna foto, ni siquiera la del fotógrafo más audaz, puede reflejar la realidad tal cual es. Es difícil describir lo que se siente al ver las líneas que forman las figuras del hombre, la del búho, la del colibrí, la el mono, el árbol, las manos y la del mítico fantasma, es algo verdaderamente deslumbrante, esperen a verlo ustedes mismos para comprobar que no miento. El vuelo para ver las Líneas de Nazca es una excursión muy interesante, es algo único. Debo confesar que cuando me subí pensé que el viaje sería algo incomodo, porque el avión era muy pequeño, pero al estar arriba uno se olvida todo y se deja llevar por la magia de las Líneas. El vuelo no es el único momento en que se pueden ver las figuras, toda la ciudad de Nazca está repleta de las mismas, como si fueran una carta de invitación a hacer el paseo aéreo. En los bancos de las plazas, en los pisos, en las paredes, sobre el césped y en todo lugar que pueda imaginarse, allí están las réplicas de los dibujos de Nazca. Por supuesto, también hay artesanías con estas mismas figuras ideales para llevar de recuerdo y de regalo. Con los mejores recuerdos de los paseos por las tierras peruanas volví a mi país, cargada de historias y anécdotas para contar, y sobre todas las cosas convencer a quienes me dijeron que en Perú no había interesante para hacer o para ver, que están realmente muy equivocados…
  5. Piedras preciosas, termas y playa… ¿Se preguntarán el por qué del título? La respuesta es mi viaje. Salí con la idea de hacer varias escalas o mejor dicho paradas. Es que cuando tengo tiempo me gusta armar viajes con varios puntos para conocer. Esta vez el viaje empieza en Entre Ríos, sigue por Misiones y termina en una playa en Brasil… Las Termas de San José No soy muy adepta del termalismo, pero estaba en la ciudad de Colón rodeada de centros termales y me sentí tentada de ir por lo menos a uno. En Colón hay un centro termal, pero en el momento en que fui yo estaba siendo remodelado. Entonces, aprovechando una tarde calurosa, llamé a un taxi y pedí que me llevaran a San José. San José es un pueblo, bastante antiguo y no muy turístico, su encanto esta dado por sus termas y claro también por la tranquilidad del lugar. Llegué y luego de dejar rápidamente las cosas me fui a pasear por las distintas piletas… Hay varias, de diferente tamaño y temperatura. La recomendación que se da es no estar mucho tiempo adentro, dado que el calor del agua puede hacer mal. Así que pase mi tarde de pileta en pileta y sin darme cuenta anocheció. El taxista ya me había comentado que ellos no solían trabajar hasta muy tarde, debo admitir que una sensación de preocupación me invadió. Yo estaba parando en Colón, una ciudad vecina pero no tenía movilidad propia. Pero afortunadamente conseguí un taxi que me llevó de regreso a Colón, pasé una última noche aquí y a la mañana siguiente armé todo para seguir viaje. Próxima parada: piedras preciosas Me despedí de la provincia de Entre Ríos para ir rumbo a Misiones. Ya conocía las Cataratas del Iguazú pero estando aquí no podía privarme de verlas nuevamente. Es un paisaje tan sorprendente, tan único… Pero, voy a contarles más en detalle la otra excursión que hice (que en el viaje anterior no había podido hacer) la de las Minas de Wanda. Excursión que recomiendo que hagan ya que se van a sorprender. Para llegar a este sitio, tuvimos que tomar la Ruta Nacional 12. Luego de unos pocos minutos de recorrido, un simpático guía nos recibió para acompañarnos a realizar el paseo para conocer las fantásticas piedras. El paseo fue sumamente interesante, nos iba dando detalles sobre los orígenes y conformación química de las piedras, recordándome las clases de geomorfología de la facultad. Según nos comentó el guía, las Minas fueron descubiertas en el año 1976. Un dato curioso y llamativo que recuerdo es que el basamento donde se encuentra apoyada la provincia de Misiones se conformó hace muchos años en la era terciaria, es decir, unos cincuenta millones de años atrás, una cifra geológica que cuesta entender. Fue gracias al accionar de la lava y los posteriores enfriamientos que se formaron estas llamativas piedras preciosas. Avanzábamos por el lugar, sorprendiéndonos por los colores y por las formas de las piedras semipreciosas, algunas con forma de prismas, otras hexagonales, otras de formas más irregulares, todas muy distintas. Las piedras que más predominan en las Minas de Wanda son las amatistas, las de color violeta, pero hay de todo, es posible encontrar ágatas, cristales de roca, jaspes y otras variedades más. Luego de ver este hermoso catálogo, la propuesta fue conocer la sala de exposición. Aquí se venden gemas y joyas. Por supuesto, que aprovechamos para comprar algunos souvenires y adornos. Además, dicen que las piedras atraen la buena energía y yo creo que es cierto. Sorprendida por la singular belleza de este lugar y con algunos regalitos volví hacia Iguazú para acomodar la valija e ir a la próxima parada... Descanso en Florianópolis Después de unas cuantas ideas y venidas, excursiones, más idas y venidas, recambio de hoteles, horarios, etc, llegó el momento en que el espíritu del viaje cambió de aventura a descanso… Un lugar para descansar sin lugar a dudas, son las playas. Conozco casi todas las playas de mi país, las que están cerca, las que están no tan cerca e inclusive las del sur las cual son sumamente distintas. Luego de analizar mapas y alternativas, el punto a donde ir fue Florianópolis, una ciudad de Brasil, bastante cercana a mi país, Argentina. Florianópolis es sinónimo de playa, según leí hay apróximadamente unas cien playas en esta ciudad. Fui a unas cuantas, pero obviamente no pude conocer todas. Me tocaron días muy lindos, por suerte ningún día de lluvia. Aún recuerdo el intenso calor, las caminatas por la orilla del agua y por supuesto, los chapuzones en las cristalinas aguas. Las tardes las pasé en la playa, con la compañía de algún refresco, charlas y paseos alternados con descanso y juegos de cartas. Pero me resulta imposible quedarme quieta y descansar, aprovechaba la nochecita para salir a pasear por la ciudad. Una de las cosas que más me llamó la atención de Florianópolis fue la gran cantidad de graffitis y murales pintados. Aproveché también para probar los platos típicos, ya que viajar es una oportunidad para conocer la cultura y tradiciones de un lugar. Pero debo admitir que lo que más me gustó de Brasil fue la variedad de frutas que se sirven en los desayunos, muy refrescantes!
  6. Salí de viaje con la idea de combinar naturaleza y tranquilidad. Para ello, elegí la provincia de Corrientes. Una provincia en la que sólo había estado de pasada en ocasiones anteriores cuando a visitar las Cataratas del Iguazú o el vecino país de Brasil. Corrientes, es una provincia muy linda con muchos puntos interesantes para recorrer como Goya ciudad que la llaman la “Petit París” por la gran cantidad de visitas europeas que recibió, Mburucuyá con su magnfico Parque, la ciudad capital y la lista podría seguir. Además hay carnavales y lugares donde se puede vivir la vida de campo, es decir, alojamientos rurales. Pero como en todo viaje, hay que elegir qué conocer, por dónde empezar. En este viaje por Corrientes (y digo este porque pienso volver en algún momento) conocí los Esteros del Iberá y la localidad de Empedrado. Una combinación que para muchos resultará extraña o poco convencional. Viviendo la magia en Esteros del Iberá Para conocer los Esteros del Iberá paré unos pocos días en Colonia Carlos Pellegrini. Pellegrini es el punto que recomienda mucha gente para hospedarse por la cercanía con los Esteros, es un pueblito chico con gente sumamente encantadora que pasea sin preocupaciones y donde la inseguridad parece no existir. Este pueblo es ideal para hacer base y conocer los Esteros, pero eso sí, doy algunos consejos… Antes de ir, pasen por el banco y lleven todo lo que vayan a necesitar, también cosas por las dudas. Allí no hay cajeros ni farmacias, hay muy pocos locales y cosas. Les doy un ejemplo, hay solamente cuatro lugares para comer, se sirven platos sencillos pero muy ricos, parecen caseros. Visto así parece un lugar poco recomendable para ir, pero la cuestión es que Empedrado es muy lindo para despejarse del bullicio de la ciudad y conocer un modo de vida distinto al cual estamos acostumbrados quienes vivimos en ciudades grandes. Luego de una noche de descanso me levanté temprano y me preparé para el tan ansiado paseo por Esteros del Iberá. Fui provista de bastante agua y repelente, para hacer la excursión en compañía de un guía al cual habíamos contratado previamente. Yo ya sabía que me iba a encontrar con un panorama sorprendente y excepcional, pero una cosa es ver fotos y otra muy distinta es estar en el lugar. Es realmente impresionante, es un paseo que recomiendo especialmente para quienes desean estar en contacto con la naturaleza. No vayan a olvidar la cámara de fotos… ¡Las postales son únicas! Aprovechamos el día para hacer algo de caminata pero también para dar un paseo en canoa. Se puede ver de todo. Lo que más me llamó la atención fueron las aves. Según nos comentó el guía allí existen más de 350 especies. Otra cosa interesante que nos comentó el guía es que los Esteos, son uno de los humedales más importantes en el planeta por la gran biodiversidad que allí se encuentra. Entre explicaciones y paseo fui sacando varias fotos y por supuesto no me privé de sacarle una foto a uno de los representantes más significativos de esta zona: el yacaré. Después de disfrutar de la magia de los Esteros y sus animales, al llegar el atardecer momento soñado, después de contemplarlo emprendimos la vuelta hacia Pellegrini, un poco cansados por el paseo pero muy entusiasmados. Les recomiendo que si van a visitar Los Esteros vayan en primavera, en otoño llueve mucho y en verano el calor es excesivo. Entre barracas: Empedrado La siguiente parada (y lamentablemente última) fue en Empedrado, un pueblito ubicado muy cerca de la ciudad capital. Es un punto al que se lo recomienda visitar a modo de excursión, pero yo preferí pasar unos días distintos y parar allí. Siempre acostumbro a parar en las capitales, pero esta vez quise variar. Es un lugar sumamente tranquilo, ideal para relajarse. El estilo apacible de vida de este lugar no implica que no haya puntos turísticos para visitar o nada para hacer. Es más suele haber eventos como congresos y Fiestas Provinciales. Pero volviendo a mi paso por Empedrado… Uno de los puntos más lindos que tiene es el balneario municipal ubicado a orillas del río Paraná .Aquí se levantan unas llamativas barrancas de una coloración rojiza muy particular que nunca antes había visto en otro lugar. Muchas personas aprovechan este entorno natural para disfrutar de los deportes náuticos. Yo esta vez opté por caminar con la compañía de mi cámara de fotos. Es que realmente es sorprendente, algunas de las barracas alcanzan hasta los 50 metros de altura. Parece un espacio lunar, algo de otro planeta, algo bastante complicado de describir en palabras. Y fue luego de dar este paseo cuando comprendí porque el pueblo lleva el apodo de “Perla del Paraná”. Apodo que lo lleva con orgullo y que está muy bien justificado. Que puedo contarles de la ciudad…Es como dar un paseo en el tiempo. Sus calles invitan a remontarse al pasado, allí se levantan antiguas casonas que aún conservan su estilo tradicional. El origen de esta localidad se remonta a varios años atrás, según me informaron al siglo XVII pero están muy bien conservadas. Aún está presente al antiguo cartel sobre las vías que dice “Empedrado” el cual el paso del tiempo en estas tierras. Deje la provincia de Corrientes recordando las aves que había visto, las postales, las altas barrancas, la tranquilidad de la gente, las construcciones históricas…
  7. Fui a Cuba con un grupo de amigos. Siempre me han gustado los viajes con amigos, son a mi criterio uno de los más entretenidos y lindos para recordar. Uno vuelve cargado de fotos y anécdotas las cuales siempre reviven en cumpleaños y reuniones sociales. Pero volvamos a la cuestión del viaje... El motivo por el cual fuimos a Cuba era porque a todos nos unía el mismo interés: conocer y vivir unos días en esta isla enigmática. Y le llamo enigmática porque aquí el estilo de vida y modo de pensar, es como todos saben muy distinto. Es una isla en la que recientemente los cubanos pueden salir de su país sin tener que conseguir una “carta de invitación”, algo que para cualquier habitante de otro país resulta bastante llamativo. En los graffitis callejeros se leen frases como “Vivo en un país libre”, definitivamente unas vacaciones no bastan para comprender la realidad de estas tierras. Estar en un país distinto, es una oportunidad ideal para hablar con otras personas y conocer otras culturas. Lo primero que hicimos al llegar a destino fue preguntarle a uno de los primeros cubanos con quién tuvimos oportunidad de hablar, si realmente era verdad que para salir de la Isla solía necesitarse una carta de invitación. Para colmo de asombros, nos responden que siempre se ha podido salir. Un millón de dudas y misterios forman parte de la isla. Es un sitio verdaderamente enigmático, un viaje fugaz no basta para conocerla a fondo, pero sí que vale la pena pasear por aquí aunque uno vuelva con más preguntas que respuestas. Un viaje en el tiempo: La Habana Caminar por las calles de La Habana, es una situación bastante difícil de describir, es como estar en un museo a cielo abierto o como dar un viaje en el tiempo, algo simplemente fantástico. Es posible ver varios coches, todos muy antiguos. Son como las reliquias que los coleccionistas conservan pero allí están en funcionamiento, en perfecto estado y son moneda corriente. Según nos comentó un taxista, algunos de ellos han sido declarados como patrimoniales. Por supuesto que visitamos el clásico de La Habana “La Bodeguita”. En nuestra querida Mar del Plata, tenemos una réplica de este bar, con el mismo estilo, paredes cargadas de frases y firmas y exquisitos mojitos. Esta bebida es tradicional y típica de Cuba, por lo que no nos privamos de probar uno auténtico hecho por lugareños. Yo creo que algún secreto guardan los cubanos, porque a todos nos pareció mucho más rico que los que solemos tomar en nuestro país. Según Manolo, el barman, fue Hemingway quien hizo que el trago fuera famoso. También me dijo que en La Habana se venden los mojitos más caros de toda Cuba, pero que es posible encontrar aún más caros en Francia, pero eso sí hechos sin ron cubano. Forma parte de los puntos turísticos e indispensables para conocer de La Habana, el Museo de la Revolución. A decir verdad, el material y las colecciones relacionadas con la historia cubana no eran tanto lo que estaba buscando ver, sino la llamativa construcción del edificio. El detrás de escenas de La Habana también es interesante para descubrir. Me gusta salirme de lo “esencialmente turístico” para mezclarme con la gente del lugar y conocer sus costumbres y modos de vida. Fuera del casco histórico donde se concentran la mayoría de los turistas hay otra vida… habaneros que bailan al ritmo de sus músicas, encantadores viejitos que juegan al domino en la vereda y jóvenes paseando tomando helado. Siguiente parada: Santiago de Cuba Tras despedirnos de La Habana, nos fuimos a Santiago de Cuba, la segunda ciudad en importancia de esta isla de misterios y encantos. Es una ciudad muy llamativa desde el punto de vista arquitectónico, es como un catálogo de estilos… hay construcciones barrocas, neoclásicas, casas de distintos colores, construcciones coloniales, calles escalonadas que invitan a prestar mucha atención por donde uno camina, pero debo confesar que fue uno de los paseos más divertidos. Y hablando de arquitectura, creo que todos los premios y aplausos se lo lleva la Catedral, la cual fue construida y reconstruida en varias ocasiones por distintos motivos. Por supuesto que dimos una vuelta para conocerla. Finalmente un descanso en Trinidad Después de tantos días de idas y venidas y de largas caminatas, merecíamos un descanso. Por eso, planificamos pasar los últimos días de nuestro viaje en Cuba en Trinidad. Otra ciudad caracterizada por gente calida que vive sin apuros y sin prejuicios. Me llamó profundamente la atención que la gente vive con las puertas y las ventanas abiertas, como si el tiempo no hubiera pasado y los robos por aquí no existieran. Las playas de arenas finas y sus aguas transparentes nos brindaron un descanso reparador y claro… ganas de quedarnos a vivir aquí. Pero como en todo viaje, llega el momento de regresar, cargados de “buena onda” y con muy buenos recuerdos. Por último algunos detalles… Si van a visitar Cuba, hay algunas palabras que tendrán que recordar… Hacer dedo para los cubanos es “hacer botella”, “empignarse” es enojarse, “ser candela” es ser pícaro” y “follón” es borrachera. Es interesante aprender sus palabras, por lo menos para mí y para mis amigos fue algo divertido. Por otra parte,no les recomiendo viajar en auto, las rutas no están en el mejor estado, pero no se asusten moverse en taxi es una buena opción; quienes manejan son sumamente amables y son buenos guías, siempre te dan explicaciones y sugerencias. Como dije anteriormente, la amabilidad los caracteriza.
  8. Hola Marisni! En la costa de la provincia de Buenos Aires, tenés varios pueblos y localidades turísticas con amplias playas, algunas más concurridas que otras pero también depende de la época del año. En el sur de la Argentina también tenes otras playas, que son completamente distintas. Si querés ver más info de Argentina te invito a que pases por mi Blog: http://flordeargentina.com.ar/
  9. Vivo en una ciudad costera, Mar del Plata y sumada a la ventaja de poder disfrutar del mar siempre, tengo la posibilidad de visitar varios pueblos y localidades costeras. Hay muchos lugares interesantes para recorrer, para ir un fin de semana o simplemente pasar una tarde distinta. Siempre que puedo me escapo y doy una vuelta. Aquí van algunas de mis historias costeras… Picnic y energía en Miramar Uno de los lugares a los que voy de vez en cuando es a la ciudad de Miramar. Está a muy pocos kilómetros de mi querida Mar del Plata, por lo que se convierte en una opción ideal para viajes rápidos. Aquí paso momentos muy lindos, como por ejemplo, un sábado primaveral con un sol radiante me sugirió la idea de ir de pic-nic… Después de un breve tiempo en la ruta con música y mates llegué a destino. Fui directamente hacia el Bosque Energético, lugar óptimo para un almuerzo al aire libre, donde se respira aire puro y sobre todo tranquilidad. Luego de almorzar, recuerdo que me puse a jugar con las ramitas para comprobar si verdaderamente quedaban en equilibrio como suelen decir. Después de varios intentos logré que algunas quedaran unidas y se mantuviesen así por algunos instantes. Fue muy divertido. Antes de emprender el regreso, aproveché lo que restaba de la tarde para ir al centro lugar donde hay una gran cantidad de locales comerciales y gastronómicos. Por supuesto, también disfruté de mirar el mar y dí una vuelta por la playa antes de despedirme. Tarde en Mar de Las Pampas Me había ido un fin de semana a Villa Gesell para cambiar de aire y salir de la rutina. El último día, recuerdo que deje el hotel temprano y me fui a pasear a la vecina localidad de Mar de Las Pampas. Ya conocía este hermoso pueblo al cual describiría como una alucinante combinación de bosque y playa, pero quería volver a visitarlo. Afortunadamente, el día estaba soleado e invitaba a disfrutar de la playa. Fui a caminar por la orilla apreciando la tranquilidad del día diáfano y la escasa cantidad de gente. Eran los primeros días de diciembre y como todavía no había empezando las vacaciones, había muy poca gente, es decir, estaba ideal para caminar por la orilla. El centro de Mar de Las Pampas, tiene también un estilo particular, los locales son de madera y piedra. Todos con el mismo diseño aparentando una perfecta armonía con la naturaleza.. Me senté en un café, después de hacer unas compras y disfruté de una rica merienda. Todas las veces que pasé por Mar de Las Pampas, fue de pasada. Pero quizás algún día pasé algún “finde completo”… Paseo por Cariló Cariló es un sitio donde la mano del hombre y la naturaleza conviven armónicamente. Un relieve irregular que recuerda la presencia de dunas y una frondosa vegetación me dio la bienvenida. Es un lugar muy agradable, con algunas casas, por lo general de colores pasteles, rodeadas de árboles. El aire puro y el perfume de los pinos, aromos y acacias son otros de los recuerdos que tengo de este lugar. Dicen que los aromas y los perfumes, son lo que más se recuerda y yo creo que esto es cierto. El centro comercial también tiene su encanto, unas maravillosas construcciones conforman negocios. Predominan el color blanco y la madera. Hay varias escalinatas que ayudan a desplazarse por el terreno de suaves ondulaciones. Ya entrado el atardecer y antes de emprender el regreso decidí ir hacia la playa, la cual no estaba muy poblada por no ser temporada alta. Me gusta pasear en temporada baja, cuando hay menos gente y más tranquilidad. Llegada la nochecita, volví a Pinamar, una vecina localidad donde me estaba hospedando. Domingo en Santa Clara Los domingos son una oportunidad ideal para pasear, especialmente en primavera y en verano. Santa Clara, está muy cerca de Mar del Plata, aproximadamente a unos 20 o 30 minutos en auto. Además, el viaje es muy pintoresco con la vista del mar. Uno de los motivos por el cual elijo de vez en cuando pasar una tarde aquí, es porque es un lugar muy tranquilo, donde la gente suele ir a tomar mate y descansar. Otra de las cosas que me gusta de Santa Clara, es que no está permitido estacionar sobre la la línea de costa. Esta misma normativa está presente en Mar Chiquita, una localidad vecina. Me parece muy bueno, ya que el paisaje no queda tapado por los autos. Le saqué una foto más a un monumento que hay en la costa, de una sirena, realmente es muy lindo y a mi siempre me llamó la atención. Volví al auto con ganas de dar más vueltas, entonces pasé por el barrio de Camet Norte. Es un pintoresco barrio muy llamativo por sus casas multicolores. Las hay llamativas, ejemplo de color verde manzana y amarillas, hay algunas un poco más discretas. Pero queda muy lindo el paisaje que conforman. Es curioso ver también la disposición que tienen, pienso que están puestas de manera “desordenada” para que todas puedan disfrutar de la vista al mar. Di una última vuelta por el centro de Santa Clara, es un lugar tranquilo también, pero hay varios locales y también confiterías donde siempre aprovecho para tomar algo.
  10. Como todas las veces en las que viajo, busqué información sobre lugares a visitar, distancias, colectivos, horarios de ida y vuelta y por supuesto, varias opciones de hospedaje. Luego del relevamiento de datos, tarea de la cual disfruto (porque siempre se aprende algo nuevo, o aparece alguna alternativa nueva) salí con destino al sur de mi país. Para ser más precisa al sureste de la Patagonia argentina. El plan inicial consistía en parar en primer lugar en la galesa ciudad de Trelew para conocer desde aquí otros puntos como Punta Tombo (una reserva de pingüinos), Gaiman, Rawson, Playa Unión y Puerto Madryn. Por lo general, compro todos los pasajes juntos, pero esta vez decidí que sería mejor comprar solo el de ida para no tener que estar sujeta a fechas y horarios. Hay veces en las que es mejor poder decidir en el momento, si quedarse más tiempo o irse a otro punto. Llegué a Trelew luego de unas quince horas de colectivo, un viaje bastante largo, pero por suerte fue en su mayor parte de noche. Vi algunas películas, dormí un poco y a la mañana cuando me desperté empecé a escribir. Me encanta escribir, es un buen pasatiempo, ideal para viajes, esperas o días nublados. Antes de llegar a Trelew, el colectivo pasó fugazmente por Puerto Madryn ofreciéndome una hermosa vista panorámica de esta localidad que posteriormente visitaría. Finalmente llegue a destino, a la localidad galesa. Aquí pasé unos intensos días en los que recorrí varios puntos, casi todos los que nombre antes. Excluí a Rawson del itinerario ya que muchas personas me dijeron que no había mucho para ver y para hacer. Se trata de una capital, que más que nada tiene funciones administrativas. Mi idea original era visitar desde Trelew a Puerto Madryn, es decir, organizar un paseo en el día ya que se encuentran a muy corta distancia una localidad de la otra. Pero, aprovechando que no había comprado ningún pasaje y que nada me ataba, decidí cambiar de idea. Armé nuevamente mi valija y salí rumbo a la terminal a comprar un pasaje para Puerto Madryn. Descendí en la terminal de la portuaria ciudad y fui en búsqueda de un plano y de algunos folletos. Caminé hasta llegar a la calle principal la cual se encuentra frente a la costanera. Pregunté en algunos hoteles por disponibilidad y terminé eligiendo para quedarme un apart hotel, muy cómodo y lindo con vista a la costa. Después de acomodarme salí a tomar aire y caminar. Frente a la deslumbrante costanera se despliegan varios hoteles, comercios y lugares de venta de artesanías a los que entré para comprar algunos recuerdos. Es llamativo, la cantidad de agencias de turismo receptivo que allí se encuentran. Por supuesto que no dude en entrar a preguntar qué excursiones había. Obviamente, la primera excursión que me ofrecieron en todos los lugares a los que entra, era la de visitar Península Valdés. Claro que no estaba en mi mente ir hacia allí porque la idea original era visitar Puerto Madryn en el día. También debo admitir que ver ballenas no es santo de mi devoción, de todas formas en marzo, época en la que viaje, es muy raro poder ver a estos gigantes seres vivos. Por todo lo que nombré anteriormente puede deducirse fácilmente que no tenía planeado conocer Península Valdés. Por otra parte pensé que seguramente no volvería por algún tiempo a esta zona de mi país… ya que había conocido Trelew, los pueblos vecinos y posteriormente el viaje seguía hasta Las Grutas. Por lo tanto esta parte quedaría salteada… Además, no suelo repetir lugares, trato de ir siempre a un lugar distinto (salvo algunas excepciones que ya habrán leído) Finalmente decidí hacer la excursión a Península Valdés para conocer los paisajes de esta zona de la provincia del Chubut. Si hay algo malo que tienen las excursiones, es que empiezan muy temprano, pero vale la pena hacer el esfuerzo de madrugar en vacaciones. Al día siguiente, muy temprano, a eso de las 7 am me pasó a buscar una combi para llevarme a recorrer Península Valdés. Uno de los tantos espectáculos que ofrece esta excursión es la de estar en la ruta y ver agua a ambos lados. Al transitar por el Istmo Florentino Ameghino es posible ver cuerpos de agua de los dos lados de las ventanillas. Fue algo que no había vivido nunca y no sé si en otra zona del país o del planeta podré volver a vivirlo. La primera parada fue en Puerto Pirámides. Un apacible pueblo de estilo tranquilo donde apenas viven 600 personas que se dedican a la actividad turística. El centro de la localidad es muy pequeño, tiene apenas unas dos cuadras, pero no por ello deja de ser muy pintoresco. Después de haber recorrido este sitio visitamos otros como Punta Norte, donde fue posible ver fauna típica de la región como focas y elefantes marinos. Otros puntos de la Península Valdés que conocí fueron Caleta Valdés y Punta Cantor. Tuve nuevamente la oportunidad de poder volver a ver pingüinos, uno de los animales que más me gustan. Volví a sacarles fotos y a divertirme con su gracioso andar. El recorrido de la excursión había sido alterado ya que había varias combis que iban a hacer el mismo paseo y para poder conocer los lugares de una manera mejor, los guías habían decidido cambiar el orden del itinerario. Por eso el último lugar al que nos dirigíamos fue el Centro de Interpretación (sitios que normalmente suelen visitarse como primer paso). Antes de ello decidieron darnos una sorpresa y llevarnos a un lugar que supuestamente no estaba pensando ir… Punta Pirámides. Punta Pirámides es un paradisíaco lugar donde pueden admirarse aguas de color azul intenso. A lo lejos se divisaban apostaderos de lobos y elefantes marinos, enmarcados por gigantescas roscas que forman una postal única. Volviendo a la cuestión del Centro de Interpretación, les puedo contar que es bastante nuevo y también interesante. Allí vimos varias cosas como un esqueleto de ballena y sus barbas, mapas... Una de las mejores cosas fue su mirador! Después de paradas, fotos y recorridos se hizo la hora de emprender la vuelta. Aproximadamente a las seis de la tarde. Descendí en la terminal en búsqueda de pasajes. Volví al hotel para darme un baño refrescante, buscar las cosas y prepararme para seguir viajando.
  11. Era vacaciones de invierno y tenía ganas de salir de mi ciudad, pero no tenía ganas de estar mucho tiempo en la ruta. Por lo que decidí pasar unos días en la Ciudad de Buenos Aires. Una de las primeras cosas que hice al llegar fue visitar una casa que se dedica a la venta de puzles. Adoro armar rompecabezas, sobre todos los días de lluvia. Estando allí, no podía perder la oportunidad de visitar este local, para conseguir algún nuevo puzle para mi colección. Por supuesto que aproveché a recorrer todos los barrios turísticos de Buenos Aires. Como viajé en colectivo, opté por comprar los tickets del bus turístico. Y recomiendo que lo hagan, ya que es posible subirse y bajarse en cuantas paradas uno lo desee y así poder conocer de manera cómoda y rápida los principales puntos de la ciudad. Recorrí los tradicionales barrios y postales que uno no puede dejar de ver… como la colorida calle de Caminito, el barrio histórico de San Telmo, la pintoresca zona de Recoleta, la calle Florida con sus imponentes galerías, el centro de la ciudad con sus renombradas construcciones como la Catedral y el Cabildo y la lista sigue… Pero son anécdotas e historias que prefiero contarles en otro relato. Por supuesto que no me privé de sacar la tradicional foto...La del Obelisco. En esta oportunidad les voy a “hablar” de mi paseo por Tigre y por Tecnópolis… Una tarde en tecnópolis Esto fue en el año 2011, recién cuando se abría el predio de Tecnópolis. Más allá de no estar de acuerdo con algunas ideologías políticas, como dice el tradicional dicho de política y religión mejor no hablar, hay cosas bastante interesantes para ver. Al llegar allí, me llamó la atención las dimensiones del lugar y sumado a ello, que aún se estaban haciendo más y más atracciones. Lo primero que visité fue el sector donde se encuentran los antiguos autos, trenes, avionetas y aviones. La cuestión de la historia del transporte es algo que siempre me ha interesado. Es posible subir a los mismos para conocerlos por dentro. Los trenes son totalmente diferentes a los actuales. Eran de madera, tenían un estilo más pintoresco, eran completamente diferentes. Otro sector bastante divertido, es uno donde había juegos, como por ejemplo un metegol, un juego con instrumentos musicales y muchas más atracciones, especial para los más chicos. Por supuesto, que es imposible recorrer y ver todo. Para entrar a ver algunas cosas, tenes que hacer cola. Y el problema es que si bien fui cuando terminaron las vacaciones de invierno, estaba lleno de maestras que llevaban a sus grupos de alumnos a recorrer el lugar. (No fue el mejor momento para visitar este lugar, pero de todas formas la pasé muy bien) Otra de las zonas de Tecnópolis a las que se podía entrar sin tener que esperar, era a un galpón que decía “Orgullo Nacional”… No me gustó, era netamente campaña política. Así que mejor obviemos esta parte... Una cosa que sí es muy interesante, es poder ver como los científicos trabajar. Se los puede ver como diseñan robots. Estuve bastante rato recorriendo el gran predio, claro que no pude ver todo, pero fue una linda tarde. Lo otro que había prometido contarles, era mi paso Por Tigre… Conociendo Tigre Quería visitar la zona del Tigre desde hacía bastante tiempo. Estando en la Ciudad de Buenos Aires, no podía desaprovechar la oportunidad de ir. Entonces, lo primero que hice fue ir hacia San Isidro. Luego de conocer esta ciudad, cómo quien dice “a vuelo de pájaro”, subí a bordo del turístico tren y al cabo de unos minutos ya estaba en Tigre. El Tigre es un lugar, a mi criterio, especial por estar enmarcada por el Delta que le confiere una belleza única… y no sólo eso, sino también un estilo de construcciones ribereñas, atípicas desde mi punto de vista. Desde la costanera pueden apreciarse estas construcciones elevadas, las cuales responden al diseño del paisaje y marco natural. La costa es un lugar que invita a caminar sin prisas. Era invierno, pero el sol armonizaba la tarde e invitaba a recorrer y también a dar un paseo sobre el espejo de agua. Como el día estaba muy agradable para estar al aire libre, seguí caminando por la costa hasta llegar al Museo de Arte Moderno. La localidad del Tigre tiene varios museos, pero sin lugar a dudas el más llamativo, en cuanto a su estilo arquitectónico es este que les acabo de nombrar. En el Museo de Arte del Tigre hay varias colecciones, entre ellas, la muestra de Milo Lockett, uno de mis artistas preferidos por su especial estilo, el cual considero muy divertido. Regresé bordeando la costanera hacia la parte céntrica de Tigre y luego de tomar algo en una cafetería tome un colectivo para ir hacia el Shopping Dot. Ya les he comentado que soy una viajera incansable.. Pese a estar bastante distante, seguía con ganas de pasear y de disfrutar de los cines. Fue un día con muchas vueltas, bastante intenso, pero muy divertido e interesante…
  12. Una de las mejores épocas para viajar en Tandil, es en la primavera, cuando empiezan los días más lindos, más cálidos y a su vez no hace demasiado calor. Sin lugar a dudas, la época en la que este sitio recibe la mayor cantidad de turistas es durante Semana Santa, es un destino de turismo religioso por excelencia. A pesar de ello nunca me llamó la atención viajar a esta ciudad durante esta época del año, pero si suelo visitarla durante los meses cálidos. Cada tanto me gusta salir de mi ciudad e ir a algún punto cercano para pasar la tarde o un fin de semana. Afortunadamente, cerca de Mar del Plata (ciudad en la que vivo) hay varias ciudades y pueblos para recorrer. Se preguntarán por qué titule al relato con el nombre de “Un viaje diferente por Tandil”. La distinción se debe a que este viaje no fue solamente para pasear… En esta oportunidad, fui a Tandil, con la intención de participar de la primera Exposición de Tecnología de Tandil, TandilTec. Una exposición relacionada con productos e innovaciones tecnológicas. Siempre me ha llamado la atención el mundo de la tecnología, la idea de recorrer caminos nuevos y de crear nuevas cosas. Viajé entonces, para presentar uno de mis emprendimientos: El Localizador PET. Seguramente se estarán preguntando de qué se trata, es una identificación para mascotas con muchas más ventajas que las identificaciones comunes. Afortunadamente me habían asignado un stand de manera gratuita, fue una gran ayuda, además de una gran experiencia. Pero volvamos a la cuestión del viaje… A pesar de que el motivo no era recreativo, aprovechaba la nochecita, cuando terminaba mis actividades en la exposición, para despejarme y recorrer un poco el centro de la ciudad y por supuesto cenar algo rico. De todas maneras, siempre combino la diversión y el descanso con mis otras actividades, aprovecho a escribir, a sacar fotos, a buscar material para leer, a presentar mis productos, etc. Pero para conocer más y aprovechar el buen tiempo que me acompañaba, decidí quedarme también el fin de semana para poder pasear por las sierras. Para no perder ningún punto de vista y hacer los recorridos más conocidos, conseguí un folleto en donde se encontraban detallados todos los puntos turísticos de Tandil e inclusive con la diagramación de circuitos. Debo admitir que me encanta coleccionar folletos, a mi entender son el mejor souvenir que uno puede llevarse de un lugar al que visitó, junto con las fotos por supuesto. Qué decir de la ciudad en sí…Tandil es una ciudad, con aire de pueblo, es un punto ideal para pasear, se destaca por todos la cercanía que tienen los sitios de interés. Además es divertido manejar en esta zona de caprichoso relieve. Por momentos sentía que estaba en una pista de un videojuego. Sumado a ello, la ciudad es muy pintoresca. Entre cada punto turístico puede disfrutarse de vistas únicas. Visité los monumentos en honor a los famosos personajes de Miguel de Cervantes “Don Quijote” y “Sancho Panza” con los que me saqué algunas fotos. También hice un alto en el “Castillo Morisco”, una estructura muy bonita emplazada en un marco de gran verdor, el famoso Parque Independencia. Este sitio es muy concurrido durante los fines de semana por los lugareños y claro que también por los turistas y visitantes. Uno de los principales puntos turísticos y emblemas de Tandil son las sierras, el paseo por ellas incluye el Cerro La Movediza, famoso ahora por encontrarse una réplica exactamente igual a la antigua roca, en la misma posición… igual que antes, casi a punto de caerse. Por supuesto que no me privé de sacarle una fotografía. Otro cerro en el que hice un alto para respirar aire puro y hacer una caminata fue el Cerro El Centinela. Preferí hacer el ascenso a pie para disfrutar más del ambiente serrano en lugar de hacerlo en aerosilla. No era muy exigido el recorrido y además el tiempo invitaba a recorrer y caminar. Pese a que, como dije anteriormente, no soy muy aficionada al turismo religioso, si fui a la meca y punto de concentración de los días de Semana Santa: el Monte Calvario. Un dato de color, es que el Monte Calvario de Tandil, es el tercero en importancia a nivel mundial y que fue inaugurado en el año 1943. Las escalinatas invitan a ejercitarse un poco, según los datos del folleto, están conformadas por 195 peldaños. Pero no es cuestión de asustarse, entre el aroma de los eucaliptos, pinos, olivos, el buen tiempo y las distintas esculturas que ilustran el recorrido del Vía Crucis, uno no se entera que está subiendo tantos escalones. Es un punto realmente espectacular que justifica adecuadamente la fama de la ciudad como lugar para celebrar los días de Pascuas. En estas fechas más de 50000 turistas arriban a la ciudad para sumarse a los festejos y celebraciones. Luego de visitar el Monte Calvario, y ya sin ganas de elegir un restaurante fui a hacia la zona del dique para disfrutar de un pic-nic en compañía del agradable día soleado sin ninguna nube y de temperatura sumamente agradable. Tandil es una perfecta mezcla de ciudad con aire de pueblo. Es una suma de monumentos, locales comerciales, naturaleza, aire puro y tranquilidad es por ello que de vez en cuando vuelvo a elegir este lugar para pasar unos días, en especial algún fin de semana primaveral. Recomiendo que si tienen la oportunidad, planifiquen un fin de semana en esta ciudad…
  13. Llegué a Las Grutas, muy cansada ya que venía viajando hace algunos días por otras partes del sur de Argentina. El día anterior había hecho una excursión de unas doce horas, a eso se agregaron unas cuantas horas más de viaje en colectivo. Terminé llegando a este lugar en horas de la madrugada. Dejé el equipaje y casi de manera instantánea me quedé dormida. Al día siguiente me despertaron unas fuertes ráfagas de viento que me hicieron recordar que estaba en la Patagonia. Sumado al viento, lloviznaba. Me levanté y luego de desayunar salí a conocer el lugar. Afortunadamente la lluvia había cesado pero el viento todavía seguía soplando y soplando. De todas formas era un viento cálido. Fui en búsqueda de algo para almorzar y volví al apart hotel a comer. Ya estaba algo cansada de comer en restaurantes. El apart era muy cómodo, prácticamente nuevo. Siempre me ha resultado más práctico parar en este tipo de lugares. Este era muy nuevo y tenía todas las comodidades además de unos dueños muy simpáticos. La contra es que estaba lejos de la parte céntrica, pero de todas formas a mi me encanta caminar. Luego de almorzar, me di cuenta que el día no se iba a despejar y la idea de ir a la playa quedaba completamente descartada. De todas formas salí a pasear por la costanera y por el centro para conocer un poco. Después de caminar unas cuantas cuadras llegué a la bajada principal de la playa. Para mi asombro, me encontré con playas sumamente amplias, desprovistas de servicios de carpas, cosa que me parece excelente, ya que de esta manera se puede disfrutar, a mi criterio mucho mejor del lugar. Decoraban el paisaje las famosas cavernas que dan el nombre a la localidad. Saqué algunas fotos con el cielo nublado como telón de fondo. El paisaje era muy atractivo. El centro, tiene esa decoración típica que se ve en las fotos, de paredones blancos con ondulaciones irregulares. Hay varios comercios, muchas casas con las mismas marcas de mi ciudad, Mar del Plata. Lo que me sorprendió es que no hay una gran cantidad de restaurantes y bares. Sí hay varias casas donde se venden productos regionales y chocolates. El cielo se tornaba cada vez más amenazante entonces regresé velozmente para que la lluvia no me alcanzara. Al día siguiente el tiempo era otro, estaba muy lindo y hacía calor por lo que me preparé para ir a la playa. Al llegar, ya cerca del mediodía, me encontré con un panorama distinto al del día anterior, otra postal, parecía otro lugar. Había subido la marea y la playa era casi inexistente. Volví a almorzar y de paso a resguardarme del sol fuerte del mediodía. Al ir por la tarde me encontré con la extensa playa que había conocido el día anterior. La baja y alta marea dibujan dos panoramas totalmente diferentes. ¡Es increíble! Si tienen oportunidad de viajar hacia este lugar de la provincia de Río Negro, no dejen de ir a la playa por la mañana y luego a la tarde para poder ver las dos versiones de las playas. Otra cosa muy llamativa de Las Grutas son los piletones que se forman sobre las rocas. Estas por lo visto, han sido excavadas y al llenarse de agua forman unas interesantes piletas. Me senté al borde de una de ellos para refrescarme los pies y rápidamente un perro del lugar vino a hacerme compañía. Una de las cosas que más me llamó la atención es que el mito no era verdad. Yo había leído en varios sitios que el balneario de Las Grutas tenía la interesante característica de que sus aguas son cálidas como consecuencia de que la misma toma temperatura tras reflejarse en las rocas el sol. Inclusive todos los lugareños con los que hablé me decían lo mismo. Pero, yo vengo a confesarles la verdad: esto no es cierto. El agua tiene la misma temperatura que en cualquier balneario de la costa bonaerense. Estaba fría, no es que estuviera congelada, pero no tenía la temperatura cálida que todos prometieron. De todos modos disfruté de un hermoso paseo por la orilla, siempre me ha gustado caminar por la orilla. Saqué otras fotos más del paisaje totalmente cambiado como consecuencia de la baja marea. Luego de dar algunas vueltas por la playa, volví para el centro para tomar algo y fui hacia la terminal a buscar mi pasaje de regreso. Tenía planeado quedarme más tiempo, pero el lugar no me llamaba la atención lo suficiente como para seguir estando. No es que quiera desanimar a quienes tienen planeado conocer Las Grutas. Me gusta conocer y estar en los pueblos, pero considero que son lugares para estar uno o dos días a lo sumo. Soy una viajera inquieta a la que le gusta salir y andar de acá para allá. Ya había recorrido bastante y no me quedaba mucho para hacer. Desde Las Grutas se pueden hacer varias excursiones como visitar la ciudad Puerto Madryn y la Península Valdés. Yo ya los había conocido unos días anteriores (historias que les contaré en otros relatos) Otra excursión muy interesante que puede hacerse desde Las Grutas (y que tenía muchas ganas de hacer) es visitar las Salinas del Bajo del Gualicho, donde el mayor atractivo es disfrutar del atardecer. Pero, lamentablemente en esos días no se hacía. Así que decidí volver. Fue un buen sitio que me vino muy para descansar ya que venía de recorrer y viajar bastante. Me quedo pendiente la visita a las Salinas…
  14. Al momento de decidir a qué lugar viajar, las opciones que se me ocurren son infinitas. Es que hay tanto para conocer y para hacer que uno no sabe por dónde empezar. Pero, poco a poco iré logrando mi objetivo de tachar el mapa de mi país y también de conocer lugares del mundo Este último verano pensé en ir a algún punto del sur de la Argentina. La decisión que tomé fue ir a Trelew, una localidad ubicada en la provincia de Chubut. Luego de haber estado unas cuantas horas arriba de un colectivo llegué a Trelew, un encantador pueblo de estilo galés. Luego de dejar el equipaje en el hotel y de organizarme, salí a caminar. Tenía muchas ganas de estar en movimiento ya que el viaje había sido bastante largo (pero valió la pena) El primer lugar que visité fue la Oficina de Turismo, muy linda por cierto. Como pueden apreciar en la foto, el edificio donde funciona esta oficina, conserva su fachada original de estilo galés. Este estilo es característico del paisaje de la ciudad, es importante recordar que el nacimiento de esta ciudad está muy relacionado con la historia de la colonización galesa, quienes llegaron en el año 1865. Seguí caminando con un plano en la mano y descubriendo otras construcciones del mismo estilo como la hermosa glorieta ubicada en una plaza donde funcionó antiguamente un kiosco y el banco. Pero a las construcciones antiguas conservadas de manera implecable, se suman otras de estilo muy moderno, como el casino sumamente decorado por una gran cantidad de flores. Otro de los puntos de interés que marcaba el plano, era el shopping. Debo admitir, que me sorprendió que en esta localidad de estilo antiguo existiese uno, fue por eso que no dudé en ir a visitarlo. Estaba bastante distante del centro, pero no importaba porque el día estaba muy agradable para seguir caminando. Pasadas unas treinta y tantas cuadras del centro de la ciudad llegué al shopping El Portal, un espacio muy grande, con varios locales e incluso un supermercado en su interior. Luego de hacer unas compras de recuerdos y souvenires me senté en el patio de comidas para comer algo y descansar. Algo que no les comenté todavía es que el motivo principal por el cual había ido hacia Trelew era para visitar Punta Tombo. Adoro a los animales, sobre todos los pingüinos y Punta Tombo es una de las mayores colonias de pingüinos magallánicos de todo el mundo. Fue por eso, que el segundo día que estuve en este pueblo galés, fui con un servicio de excursión a la pingüinera. Era la mejor manera de ir ya que no hay colectivos que te dejen en este punto, el viaje en taxi ida y vuelta es sumamente caro y además la ruta es de ripio, por lo que conviene ir en una camioneta o vehículo apropiado. La verdad que el viaje hacia la reserva fue muy cómodo ya que nos llevaron en auto junto con otra pareja más. Al primer lugar que nos llevó el guía fue el Centro de Interpretación. Siempre me ha resultado interesante conocer estos lugares, porque se aprende un montón. El centro es sumamente nuevo, tiene mapas grandes, fotografías, etc. Nos dieron un tiempo prudencial para recorrer la reserva y para tomar algo en la confitería, por supuesto que invertí todo mi tiempo en conocer a los simpáticos pingüinos. Tan pronto como empecé a caminar ví al primer pingüino y saqué las primeras fotos. Había varios grupitos de pingüinos, algunos descansando, otros caminando, otros bañándose, otros observándonos cuidadosamente. En la época en la que fui (principios de marzo) solamente estaban los adultos, los bebes y los juveniles ya habían migrado. El mejor momento para conocer la reserva es en diciembre-enero ya que es el momento en el que llegan todos. El lugar donde viven, es un lugar privilegiado. Podría calificarlo de paraíso. Es una extensa playa de varios kilómetros donde reina la quietud. A lo lejos se pueden admirar unas aguas de color turquesa cristalino bordeadas por grupos de rocas de coloraciones rojizas conformando una postal única. Sin darme cuenta, el tiempo voló y se hizo la hora de regresar hacia Trelew. Seguía con ganas de pasear, así que después de almorzar me tomé un colectivo para ir a Gaiman, otro pueblo de estilo galés a una hora de distancia. Para ir hay dos opciones, ir por ruta o ir por el valle. Obviamente, elegí la segunda opción para poder apreciar el paisaje. Al cabo de una hora ya estába allí. Gaiman es un pueblo que parece detenido en el tiempo donde se pueden ver construcciones muy antiguas, como el primer colegio y el sitio donde funcionó el primer correo. Otra parte muy linda de Gaiman es el sector donde se puede admirar el Río Chubut, decorado por el verdor de la vegetación donde se destacan los sauces llorones que le dan un estilo único a la postal. Tomamos un par de fotografías, di una vuelta por el puente peatonal que se encuentra sobre el Río Chubut y regresé a la plaza principal, sitio por donde pasa el colectivo de regreso a Trelew. Hay más historias y datos de Gaiman, pero se los contaré en otro relato... Uno de los principales atractivos turísticos de Trelew y quizás el motivo de porqué es conocida esta ciudad, es el MEF, es decir, el Museo Paleontológico. Es un museo de gran importancia a nivel internacional, donde se encuentran restos reales de dinosaurios. A la entrada del museo, me sorprendió una gran pieza, un femur de dinosaurio mucho más alto que una persona. Hay otras varias piezas reales y por supuesto unas cuentas réplicas. Recomiendo que lo visiten, también se pueden ver a los científicos trabajando. Llegó el día de dejar Trelew, aunque una parte de mí, seguía con ganas de seguir estando allí, pero también quería seguir conociendo. Mis próximos destinos eran Puerto Madryn y Las Grutas…
  15. No sé si es por su ubicación estratégica en el mapa, por la belleza y armonía del lugar o por la gran cantidad de paseos y excursiones que desde aquí pueden hacerse... Pero este lugar es muy famoso y buscado por turistas, me refiero a la ciudad de Villa Carlos Paz o simplemente Carlos Paz. Es por la suma de todas sus características que la visité en más de una ocasión. La primera vez que viajé hacia Carlos Paz había sido en el mes de febrero. Unos diez años después decidí volver por estas tierras, pero esta vez fue en plena temporada turística, durante la segunda quincena del mes de enero. Creo que fue una de las pocas veces que he viajado en temporada alta, me gusta más conocer los destinos o volver a visitarlos, en temporada baja, con menos gente, pero justo había surgido la oportunidad en ese momento así que no lo dudé (me encanta viajar, es una de mis pasiones, es por eso que cada vez que tengo la oportunidad de hacerme una escapada lo hago) Estuve una semana completa en Carlos Paz, una semana bastante intensa, con muchas actividades. Como viajera inquieta y curiosa que soy aproveché el tiempo para recorrer todo lo más que se podía. Como se imaginarán volví más cansada de lo que fui, pero valió la pena. No todo fueron excursiones, también disfrute de la ciudad, de su emblemático Reloj Cu-Cu y del complejo recreativo con aerosillas (Los paseos en aerosillas siempre me gustaron, la vista que se obtiene desde unos metros de altura, aunque no sean muchos es realmente magnífica) Un detalle no menor para tener en cuenta, es que esta localidad de la provincia de Córdoba, se caracteriza por tener un trazado urbano sumamente irregular de diagonales. Voy a anticipar algo, es muy fácil perderse y también les voy a confesar que en más de una ocasión me perdí. Pero con un plano en la mano, todo se resuelve fácilmente. En la ciudad en la que vivo, Mar del Plata, el trazado es bastante regular, por lo que no estoy acostumbrada a las calles que van y vienen, que se mezclan con diagonales. De todos modos, es muy lindo pasear por Carlos Paz. Como es costumbre mía, casi todos los días aprovechaba para ir a algún lugar, como por ejemplo a la localidad de Los Cocos, donde hay un parque de diversiones con un laberinto entre otros juegos. Les dejo algunas fotos, y en otro momento les cuento este paseo con más detenimiento. Lo único que les voy a anticipar es que a pesar de dar unas cuentas vueltas por el laberinto, llegué a la salida. Otro de los paseos que hice fue a un pueblito de estilo Alemán que lleva el nombre de Villa General Belgrano. Tiene un centro muy pintoresco, de pocas cuadras pero sumamente atractivo. Es muy cómodo parar en la ciudad de Carlos Paz, porque cerca de aquí hay un montón de lugares para visitar y lo mejor del caso es que están a muy pocos kilómetros de distancia. Además, hay varios servicios de excursiones y también de transporte público. Algunas excursiones las hice acompañadas con guías, otras las hice de manera particular. De vez en cuando está bueno aventurarse a un lugar y descubrir por uno mismo las cosas, aunque en este caso yo ya conocía todos los puntos porque había viajado hacía unos años. Anduve también desandando los caminos del Che, en Alta Gracia. Di una vuelta por el Museo Casa del “Che”, aquí se exhiben varios objetos relacionados con la vida del Che Guevara. Pero, no es lo único que tiene Alta Gracia, otro punto interesante para conocer y que les recomiendo es la Parroquia de Nuestra Señora de la Merced. Es difícil decir cuál fue el paseo más lindo, el lugar que más me gusto, pero creo que una de las posibles respuestas sería La Cumbrecita. Se trata de un pueblo peatonal donde los habitantes del lugar viven en total armonía con la naturaleza. El paisaje es único, cascadas, construcciones con estilo alemán, una intensa vegetación y por sobre todas las cosas el silencio de un lugar no contaminado por el tráfico vehicular. Creo que la próxima vez que ande por Córdoba, voy a organizarme para quedarme unos días en este hermoso pueblito, o por lo menos una noche. Siempre me ha llamado la atención escuchar el silencio y admirar la quietud, de vez en cuando viene muy bien desconectarse… Que más les puedo contar de este viaje… Por las noches disfrutaba del centro de la ciudad con su gran variedad de restaurantes y bares. Hay un montón de lugares para cenar y se sirven todo tipo de platos. Una de las noches en las que estuve allí aproveché para ir a Cosquin ya que estaba el Festival de Folclore. Llegué luego de un paseo muy breve, creo que el colectivo tardó menos de una hora. Lo que realmente me sorprendió fue la cantidad de gente que había en el lugar. Las calles se encontraban pobladas de personas que iban y venían. La noche estaba muy agradable y la gente aprovechaba para tomar algo al aire libre, caminar y compraban artesanías y recuerdos. Después de recorrer localidades y pueblos cercanos, de sacar fotos, de conocer, de disfrutar, de dar un paseo en aerosilla, de conocer un museo, de pasear por la tierra del folclore, de desconectarme, volví a mi hogar dulce hogar, con los mejores recuerdos y por supuesto, con ganas de volver a pasear!
  16. Hoy les voy a contar mi viaje a la provincia de Misiones. Fui a esta hermosa provincia del litoral de mi querida Argentina hace unos años, cuando estaba estudiando la carrera de Turismo. Era, como podrán imaginar, un viaje de estudios, para ir a un Congreso de estudiantes. El evento tenía lugar en la capital de la provincia, Posadas. Pero además de conocer la capital e ir a algunas de las charlas, aprovechamos para conocer una de las Siete Maravillas: Las Cataratas del Iguazú. Luego de unas cuentas horas de viaje, llegamos a Iguazú. A pesar de todo, “se pasó volando”, tomando mates, jugando a las cartas, escuchando música y charlando. (El motivo por el cual fuimos primero a esta ciudad fue para poder visitar las Cataratas) El primer día, recuerdo que fuimos en grupo a conocer el “Hito de las Tres Fronteras”. Es un punto geográfico que se encuentra en el cruce de las fronteras de Argentina, Brasil y Paraguay. Este sitio es muy visitado por turistas que buscan sacarse una foto con los escudos y banderas de los tres países que nombré. Pero, no solo el Monolito que indica las fronteras se lleva todas las fotos y aplausos, el paisaje también tiene su encanto. Desde aquí se puede ver las aguas de los ríos Iguazú y Paraná. Las del Iguazú se distinguen por su tonalidad entre rojiza y marrón. Al día siguiente, fuimos a conocer el Parque Nacional Iguazú. Si mal no lo recuerdo, era mes de junio y hacía un calor impresionante que invitaba a estar de remera y tomar mucha agua. Al llegar al punto principal de nuestro viaje, quienes nos dieron la bienvenida fueron unos simpáticos coatíes, enseguida tomaron confianza y aprovecharon la visita para pedirnos comida. Siempre me encantaron los animales, así que estuve en compañía de ellos un rato y les saqué algunas fotos… La gran mayoría del grupo optó por hacer el paseo en lancha, yo no estaba muy entusiasmada con esta idea (debo confensar que me daba un poco de miedo), al igual que mis amigos más cercanos, así que decidimos caminar un rato por el Parque. En ese momento, las Cataratas no tenían el sello distintivo de Maravilla Natural, creo que por este motivo no había mucha cantidad de gente. Prácticamente estábamos solos junto con nuestras cámaras de fotos y rodeados de la imponente naturaleza Caminar por este espacio natural, es realmente sorprendente. Es difícil describirlo en palabras. Pero es una oportunidad para sentir los intensos aromas de las plantas y flores, escuchar los sonidos de las aves… podría definirlo como un “recreo para los sentidos”. La postal es única, con el verdor de las plantas y la tierra teñida de coloración rojiza como consecuencia de la presencia de hierro. Luego de la caminata, nos volvimos a unir al grupo y a un guía del Parque, para dar un paseo en el Tren Ecológico de la Selva, o simplemente Tren de las Cataratas. Lleva el nombre de ecológico porque, según nos comentó el guía, para no provocar impactos negativos en el medio ambiente, es impulsado a gas. Otro dato curioso que nos comentó, es que fue el primero de Argentina en contar con este tipo de propulsión. Además tiene la ventaja de que no hace mucho ruido, por lo que no perjudica a los animales del lugar. El sonido de los helicópteros que sobrevuelan el lugar para hacer la excursión a Foz de Iguazú (lado de Brasil) si afecta a las aves. Pero de todas formas, tuvimos suerte y pudimos ver unas cuantas, entre ellas un tucán. Lo que más recuerdo de este día de paseo en la naturaleza, es la Garganta del Diablo. Es el punto donde culmina el recorrido del río Iguazú en una unión de saltos, conformando una potente y única caída de agua. Para resumir… es un punto, o mejor dicho postal, donde se pueden sentir varias sensaciones: el sonido del agua, la humedad que produce el vapor de agua (te empapas sin darte cuenta, afortunadamente tenía una campera impermeable, de todos modos, al estar aquí ni te das cuenta que te estás mojando), los arcoíris que se dibujan en el cielo por la bruma del agua y los rayos del sol, se puede ver la combinación del verdor de la vegetación y las aguas, es un lugar único… Lamentablemente, es un punto muy elegido por suicidas, pero mejor, olvidemos esta cuestión. Terminó el recorrido y llegó el momento de regresar al hotel en compañía de un magnífico atardecer, para partir hacia Posadas para ir a las charlas y por supuesto, seguir paseando. Creo, que las Cataratas son realmente una Maravilla que todos los argentinos y también los extranjeros, por qué no, deben conocer. Yo tengo pensado hacer una escapada para visitar nuevamente este lugar y conocer los cambios que se han producido con la nueva nominación de “Maravilla Natural”, además de lógicamente volver a deleitarme con el hermoso sitio. También está la propuesta de hacer la excursión de noche, con luna llena… Las excursiones nocturnas siempre me han llamado la atención, así que ni bien tenga oportunidad de ir, sacaré fotos y les contaré… Antes de despedirme, si me permiten, les dejo algunos consejitos para que tengan en cuenta a la hora de ir al Parque: lleven bastante agua ya que luego de las caminatas se hace muy necesaria, es indispensable un calzado bien cómodo, pero desaconsejo las ojotas, para este tipo de lugares lo mejor son las zapatillas. No vallan a olvidarse del repelente y por supuesto del protector sol. Y una última cosa… la cámara de fotos con varias baterías o pilas!!
  17. Nací en la localidad de Daireaux (al oeste de la provincia de Buenos Aires) pero siempre viví en Mar del Plata. Podría decir que me siento parte de ambos lugares, a pesar de que son dos mundos totalmente distintos y opuestos. Cada sitio tiene su encanto, pero hoy les voy a “hablar” de mi querida Mar del Plata, ciudad en la que vivo y en la que pienso que seguiré viviendo ya que me gusta mucho y le tengo mucho afecto. Mar del Plata es un sitio con varios puntos interesantes para pasear y recorrer en cualquier momento del año. Es uno de los destinos más turísticos de la Argentina, con una gran cantidad de turistas durante el verano, pero también es visitada en invierno, durante los fines de semana largos y durante fines de semana comunes. Entre los rincones preferidos de mi ciudad está la costa. Creo que no podría vivir en una ciudad sin costa, ver el mar es una de las cosas que más me apasiona. A pesar de que siempre he vivido aquí, me sigue llamando la atención lo cambiante que puede ser el paisaje… hay días en los que se pueden ver las aguas calmas, otros en los que el mar está embravecido, los tonos siempre cambian y a mí nunca deja de llamarme la atención. Adoro la posibilidad de poder mirar el inalcanzable horizonte tan imponente como tranquilizante. Suelo ir todos los fines de semana a pasear por la costa en compañía del frío o del calor. Y si en la semana tengo tiempo, por supuesto que también me hago una escapada… Hay veces que mi recorrido costero va por el sector norte, donde está El Puente (una construcción relativamente nueva) las playas de la Perla, el restaurado Asilo Unzué donde funciona un centro cultural y varias heladerías. Pero esto no suele ser lo más frecuente. El lado de la costa que más me gusta es el otro, dónde está el emblemático Torreón del Monje y la Playa Varese, a mi criterio la más linda de todas ya que está enmarcada por dos escolleras conformando una postal única. Algo que recomiendo para quienes visiten Mar del Plata, es llegar a esta playa por la Avenida Colón, donde además de hacer un poco de ejercicio al subir la loma, se pueden ver construcciones típicas de Mar del Plata como la antigua casona de la Belle Epoque donde ahora funciona el Museo Castagnino (siempre hay varias muestras de distintos artistas). A este museo lo visité por primera vez hace poco tiempo, para ir a una muestra de un artista marplatense, Sendra, el dibujante de “Yo Matías”. También aproveché para conocer este lugar donde se hospedaban una de las primeras familias que venían a veranear por aquí. Siguiendo con el recorrido costero hacia el sur, se encuentran Playa Chica y Playa Grande, otras de las playas más lindas, y una de las más concurridas en verano. Si hay un lugar a donde voy muy seguido es el centro, acá hay varios locales comerciales, cafés y restaurantes. El motivo por el cual voy con tanta frecuencia, además de que me queda cerca, es por los cines. Si hay algo que realmente me encanta y me entretiene (además de viajar o de leer algún buen libro) es ver películas. El día que elijo para darme este gusto, son los sábados y/o domingos lluviosos. En los shoppings se encuentran las mejores salas de la ciudad. El mes de noviembre, es uno de mis preferidos porque se desarrolla El Festival de Cine. Varias películas son proyectadas durante todo el día desde la mañana hasta la madrugada y yo trato de organizarme para ir a ver la mayor cantidad posible. Si pasean por mi ciudad, les recomiendo hacer un alto en La Catedral que también se encuentra en el centro. Es un edificio de estilo neogótico con más de 100 años. Un detalle no menor, es que fue declarada como “Patrimonio Histórico Nacional” A la hora de dar una vueltita y tomar un café el lugar que más me gusta es la calle Güemes. Es mucho más pintoresco que el centro de la ciudad, además de que es una zona con construcciones y edificios más nuevos. Actualmente esta área comercial está bastante expandida y se han desarrollado varios locales comerciales inclusive en su calle paralela, Olavarría. También hay varios comercios y bares sobre las calles transversales. En esta zona se encuentra una de las plazas más lindas, la Plaza del Agua, tiene un salón donde se hacen varios eventos como la Expo Chocolate, la Feria del Libro Infantil y el Festival Gastronómico. Siguiendo con las plazas, la Plaza Mitre también es una de las más lindas, con varios juegos para niños. Les dejo unas fotos para que puedan conocerla… A unos pocos kilómetros de la Ciudad de Mar del Plata se encuentra Sierras de Los Padres. No es un punto al que vaya muy seguido, pero es ideal sobre todo para estar en contacto con la naturaleza. Un consejo: una de las mejores épocas para visitar las sierras es en primavera. La ciudad de Mar del Plata tiene otros puntos más a parte de los que nombre, como el paseo de la base naval donde también se hacen eventos. Allí tuvo lugar el el Rally Dakar Argentina-Chile. Aún recuerdo ese día…¡ Fue toda una fiesta ! El puerto es otro punto muy turístico pero no es santo de mi devoción, ya que no me gusta comer pescado. Pasando el puerto, se encuentran las famosas playas del sur donde tienen lugar recitales en verano. Son muy distintas a las del centro o a las de la zona de la perla, ya que combinan arena con vegetación y son mucho más tranquilas. Hay mucho para ver y para hacer en Mar del Plata. Durante todo el año hay actividades y eventos. Yo les recomiendo especialmente disfrutar de la costa.
  18. Creo que no hay nada que me apasione tanto como viajar (bueno tal vez escribir, pero para ello tengo que viajar) por eso, cada vez que tengo la oportunidad de hacerme una escapada o tomarme unas vacaciones, no lo dudo ni por un segundo. Me gusta armar un viaje todos los veranos, especialmente entre febrero y marzo para evitar las concentraciones de gente y la congestión de tránsito de los meses de diciembre y enero. Afortunadamente, tenía unos días libres en febrero, así que comencé a buscar un lugar no muy lejano de mi ciudad (Mar del Plata), para llegar rápido y aprovechar lo más posible las tan ansiadas y esperadas vacaciones. Luego de pasar por la difícil decisión de “¿A dónde voy?“, el destino elegido fue Colón, una localidad con aire de pueblo pero a la vez turística, ubicada en la provincia de Entre Ríos a orillas del río Uruguay. Después de unas doce horas de viaje en micro con escala en la Ciudad de Buenos Aires, llegué a destino. Debo confesar que afortunadamente se me pasó bastante rápido el viaje. De todas formas, no eran muchas horas. Apenas unas doce horas, pero como salí de noche se me hizo más corto. Otra cosa que debo admitir es que, al llegar me invadió una sensación rara, de desolación. Sentía que me había equivocado de lugar, que había elegido mal… Yo sabía que no era una gran ciudad (en cuanto a su extensión), que era un tranquilo pueblo, pero mi primera impresión fue la de un lugar sin nada para hacer ni nada para ver. Pero, afortunadamente esta percepción negativa y de desconcierto desapareció pronto, al empezar a caminar por la calle principal. Sobre esta calle se despliegan varios locales comerciales y también gastronómicos. Tuve que hacer un alto para almorzar y reponer energías, para luego seguir mi rumbo hacia la costanera. Qué decir de la costa… La costa de Colón es muy pintoresca, tiene varios kilómetros que invitan a caminar y relajarse. Soy amante de las caminatas, por lo que me encantó. Sobre todo porque al atardecer no refresca. El sol se estaba ocultando tímidamente mientras yo seguía pasando a la orilla del majestuoso río Uruguay. Aquí, el río es la referencia de todo y también es el mayor orgullo de los habitantes. Quienes viven en Colón, dicen que no hay otro igual, que ni siquiera el río Paraná se asemeja y yo creo que tienen razón… Hice un alto en la Oficina de Turismo, para buscar folletos y hablar con la gente que trabaja allí. Visitar este tipo de lugares siempre me ha resultado interesante y es uno de los puntos de paseo obligado en mis viajes. Aquí, el edificio donde se encuentran los informes turísticos, es una antigua construcción que anteriormente funcionaba como estación fluvial. Era el punto donde se recibía a los antiguos colonos europeos. Sí, un sitio cargado de historia y también de encanto. La construcción como podrán apreciar en la foto es muy llamativa y forma una postal única. Antes de viajar para la localidad de Colón, cómo me es costumbre, había estado averiguando por teléfono lugares donde parar. Al comunicarme, los dueños del hotel me dijeron que unos pocos días antes de la fecha en la que yo tenía planeado viajar se realizaba una importante fiesta, la Fiesta Nacional de La Artesanía. Luego de “googlear” algo de información, hice una pequeña modificación en la fecha de viaje para poder ir a la Fiesta y puedo decir que el cambio valió la pena. La Fiesta es todo un acontecimiento tanto para los lugareños como para los turistas. El lugar donde se realiza es en un gran parque, conocido como el Parque Quiróz. Es sorprendente la cantidad de stands de artesanías que allí se encuentran. Las hay de todo tipo y color. Hay adornos, carteras, prendas, souvenires, dulces caseros, quesos y la lista podría continuar indefinidamente, pero prefiero no aburrirlos y que un día vayan ustedes mismos a ver todo lo que hay allí. Por supuesto que no perdí la oportunidad de comprar recuerdos para llevarles a mis amigas y a mi familia, bueno y también algún recuerdo para mi humilde colección de “recuerdos de mis viajes”. Este paseo me llevó un buen tiempo. Es posible estar bastante rato recorriendo y mirando sin darse cuenta. Era lo que se dice comúnmente “un mundo de gente”. Además, había espectáculos musicales y puestos donde comer platos tradicionales (muy recomendables) Otra cosa que les quisiera comentar, es que nunca se me había cruzado por la cabeza la idea de visitar una isla, quizás las veía como algo muy distante, pero sin planearlo llegué a una… Otra de las tardes en las que salí a pasear por la costanera, me ofrecieron hacer una excursión en catamarán para visitar la Isla de Los Hornos, casi sin dudarlo mi respuesta fue un automático y entusiasmado “sí”. Desde el momento en que me subí al catamarán disfrute de la excursión, del paisaje y de las transparentes aguas. El tiempo que estuvimos en la isla fue breve, pero aún así fue fantástico… Es difícil definir a Colón, no sé si llamarle ciudad o pueblo, porque a mi entender es una mezcla de ambas cosas. En estas tierras del litoral argentino conviven hoteles, cafés, restaurantes, un casino, ferias artesanales, todo en armonía con la vida pueblerina de mates mezclados con tardes de siestas y atardeceres de chismes. Colón tiene de todo. Es un destino al que algún día volveré a visitar… por ahora me quedan los más lindos recuerdos de unas tierras que combinan naturaleza con historia, tesoros ocultos, encantos y la hospitalidad de su gente. Para que no queden dudas de que es un lugar turístico les dejo esta foto que demuestra que el turismo está presente desde hace unos 50 años y un poquito más.
  19. Una de mis grandes metas o mejor dicho mi sueño, es conocer todo mi país, la Argentina. Me gusta viajar y conocer los lugares turísticos, pero también disfruto de estar en aquellos lugares que parecen olvidados de los mapas. Debo confesar que tengo un mapa en el cual voy coloreando con fibras los lugares que voy conociendo. Cada vez que tengo la oportunidad de viajar, armo la valija y salgo. Esta vez, el motivo que me llevó a viajar, fue un golpe de suerte, de mucha suerte. Nunca había ganado nada, hasta que me gané un viaje para dos personas a la ciudad más antigua de todas o también conocida como “Madre de Ciudades”, es decir, Santiago del Estero. El premio era completo… set de viaje, estadía, pasajes en avión de ida y vuelta y un city tour. Para la gran mayoría de los viajes, al lugar donde hay que ir primero, es a la capital federal. Contraté un servicio que me llevó directamente hacia Aeroparque, aunque con bastantes horas de anticipación, pero era lo más cómodo. Llegué al aeropuerto, temprano. Era eso de las siete de la mañana aproximadamente. Saliendo para Santiago del Estero desde "Baires". Tenía pasajes para salir a las dos de la tarde, pero fui con ánimos de paseo y gracias a ello se me pasó realmente muy rápido. Lo primero que hice fue guardar mi equipaje para poder pasear tranquila. Después de desayunar fui a dar una vuelta para conocer los distintos negocios. Entré a la librería y me compré un libro de bolsillo que me acompañó gran parte del viaje. No sé cómo, pero el tiempo se voló y llegó el momento de hacer el famoso check in. La experiencia de vuelo fue divertida, a decir verdad era la primera vez que viajaba en avión, por lo que un viaje corto me vino muy bien. Iba mirando por la ventana disfrutando del paisaje en la altura, viendo los cursos de agua, contemplando el verdor de los campos e imaginando figuras con las caprichosas formas de las nubes. Luego de unos minutos, para ser exactos, tres cuartos de hora, pisé tierra firme en el tranquilo aeropuerto de la Ciudad de Santiago del Estero donde me esperaban para trasladarme al hotel. Me deshice rápidamente de los abrigos, pese a que era invierno, allí no lo parecía. El cálido aire invitaba a estar de remera, como en una tarde de verano. No tardé mucho en prepararme para salir a dar una vuelta por la ciudad. Para sintetizar, podría decir que es una curiosa mezcla de construcciones antiguas, muy antiguas, con estructuras en desarrollo y sitios nuevos. Las edificaciones antiguas como la Catedral dan cuenta del paso del tiempo por esta tierra y dan fe del apodo que lleva el lugar. Aproveché a hacer el city tour por la ciudad y también por sus alrededores. Siempre me ha resultado interesante disfrutar de estos paseos, ya que vienen acompañados de explicaciones. Visitamos el parque y también un sitio muy típico, un patio santiagueño donde se escucha folclore y se comen comidas típicas. Entramos al Museo del Bicentenario, un espacio muy moderno que reúne varias colecciones históricas, arqueológicas y mucho más. Un sitio que recomiendo visitar. Cuando viajo, me gusta aprovechar el tiempo y conocer lo más posible, soy una viajera incansable siempre con ansías de conocer más y sacar fotos. Después del city tour tomé un colectivo con destino a la Ciudad de Termas de Río Hondo. Fui con ganas de caminar y conocer ya que descansar en las termas no me parecía muy atractivo, no es mi estilo. Al llegar a la terminal de Termas, lo primero que hice fue visitar la oficina de información turística para buscar folletos. Con el plano en mano y una botella de agua bien fresca (aquí también seguía haciendo mucho calor), empecé a caminar acompañada por el buen tiempo. Es una ciudad nueva, muy diferente a la Capital. Tiene bastantes locales de ventas de artesanías, cafeterías y bares. También tiene una plazoleta muy bonita decorada con luces, frente a la cual me senté a tomar un rico café para descansar los pies. Fue un atardecer muy lindo, ya que no refrescó, parece que el invierno no tiene lugar en estas tierras del país. Después de haber cenado, tomé un colectivo para regresar a Santiago del Estero, para volver a descansar al hotel. Prometo en otro post, dar más detalles sobre esta ciudad tan linda que recomiendo que conozcan. Como comenté anteriormente, me gusta aprovechar los viajes para conocer la mayor cantidad de lugares posibles, aunque eso implique algunas horas en ruta y volver más cansada de lo normal. Por ello, al día siguiente, me levanté temprano y luego de desayunar me tomé un colectivo con destino a San Miguel de Tucumán. Es una ciudad con mucho movimiento, con gente que va y viene, con colectivos llenos y autos que poblaban las calles. Sabía que allí la alta densidad de población es una característica, pero realmente no me lo imaginaba tan así. Es más, puedo asegurar que en el centro de la ciudad hay más movimiento que en el centro de mi ciudad, es decir, Mar del Plata. Mural dentro de la Casita de Tucumán Por supuesto, conocí la Casita Histórica de la Independencia y pasee largas horas, pero prefiero contar esta parte del viaje en otro relato, para poder dedicarle más atención. El tiempo pasó y como de costumbre bien de prisa, (pareciera que al viajar pasa aún más rápido) Llegó la hora de acomodar el equipaje y prepararse para tomar de nuevo el avión para volver a la rutina cotidiana de la cual no podemos escapar por mucho tiempo. Podría decir que fue un viaje muy interesante. Sin planearlo y casi sin pensarlo llegué a la ciudad más antigua del país, conocí la ciudad de Termas de Río Hondo y San Miguel de Tucumán. Conocí varios lugares en muy poco tiempo y muchos otros me quedaron por conocer. Prometo en algún momento volver para terminar de colorear mi mapa…
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