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RELAXY

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  1. El problema de Caldera es que te queda mas retirado. Y va a depender de la fecha en donde vayas a visitar chile, porque las aguas son heladisimas en cualquier zona y es solo "bañable" en enero y febrero en donde las temperaturas son más elevadas. Yo me quedaría más con Valparaíso, ya que te enamorarás con la ciudad. En Chile no hay playas tan paradisiacas para bañarse, los atractivos va mas por otro lado. Pero todo por supuesto es cosa de gustos. Dejame contestar tu otro mensaje de forma separada .
  2. Hola!!! Yo soy Chilena y he recorrido practicamente todo Chile. Los lugares que resultan imperdibles a mi parecer son: Norte de Chile San Pedro de Atacama: para disfrutar un desierto maravilloso. Geissers, Lagunas Altiplanicas, Laguna Cejar, Tebinquinche, Valle de la Luna. Recomiendo un mínimo de 3 a 4 días para esta zona. Centro de Chile Santiago de Chile: Tiene su encanto, destacan los lugares para conocer la gastronomía chilena. También existen zonas para realizar turismo aventura como rafting, canopy entre otros. También te encuentras con el turismo vitivinicola, muy atractivo. Isla de Pascua: Esta considerada como parte del centro de Chile, pero debes tomar un vuelo de alrededor de 4 a 5 horas. Si tienes el tiempo suficiente es si o si algo que deberías intentar hacer. Sur de Chile: Chiloé: Precioso, especialmente a mi parecer la ciudad de Castro. Existen mucho senderismo para realizar, siendo el recorrido por el parque nacional de chiloé mi favorito. Los mejores hospedajes los encuentras en Castro y desde ahi te puedes desplazar sin problemas. Realizar la ruta de las iglesias y conocer pinguineras. 3 días como mónimo si te gusta caminar. Torres del Paine: El tiempo de duración en esta zona va a depender si quieres hacer trekking y realizar turismo en carpa. Si no optas por esta opcion siempre puedes hospedarte en Puerto Natales y desde ahi conocer el parque torres del paine. Yo solo estuve un día y me arrepiento totalmente. Precioso. No te recomiendo rentar un auto ya que los trayectos son larguisimos. Ejemplo: De Santiago a San Pedro de Atacama son 18 horas en auto y debes atravesar todo el desierto. Un vuelo comprado con anticipación te puede costar 120 dólares, por lo que si planificas de antemano, no perderas tiempo manejando y el costo en gasolina es elevadísimo. Eso en resumen, me puedo extender mucho mas si así lo deseas
  3. Dios, algo más para añadir a mi lista de viajes futuros. Un espectáculo maravilloso. Había leído en alguna parte e ésto, pero las fotos son increibles. Parece un mundo mágico
  4. Como parte de mis segundas extensas vacaciones de éste año (sí, soy una de esas afortunadas que me rehúso a tomarme solo un par de días al año) , uno de los destinos que decidí conocer fue Perú, ya que a pesar de ser Chilena y vivir casi en la frontera de ese maravilloso país, nunca había encontrado el tiempo para poder empaparme del sabor Peruano y la cultura que tanto ha parecido encantar a muchos. En esta oportunidad, me gustaría contarles de mi paso por un rinconcito de éste país llamado Aguascalientes. Al planificar mi viaje a Machu Picchu, por supuesto decidí leer algunos blogs y páginas que me aconsejaran un poquito más respecto a donde quedarme y que cosas hacer. Y al parecer, existía un consenso con muchos de los viajeros: “si vas a Machu Picchu, no olvides quedarte al menos una noche en Aguascalientes”, por lo que decidí finalmente alojarme una noche en Cusco (relato que les contaré en otra oportunidad) y tomar el primer tren que saliese con dirección a Machu Picchu, para así poder tener tiempo de recorrer el pueblo y perderme en un lugar del que poco conocía antes de planificar mi viaje. A las 5 y media de la mañana me levanté (sí, a las 5 y media aunque ustedes no lo crean) para posteriormente tomar un taxy y me dirigí a la estación de trenes Poroy para comenzar mi viaje. Mi elección de tren con destino a Machu Picchu fue el Vistadome, ya que por solo un poco más de soles (moneda nacional del Peru) que en la versión más económica, te permite disfrutar de vistas panorámicas mientras disfrutas de un viaje de alrededor de 3 horas y media atravesando preciosos parajes de la zona, y cuando digo precioso, me refiero a ese encanto de ver el amanecer rodeada de naturaleza, animales y camino a un destino que por algo se considera una de las nuevas maravillas del mundo moderno. Llegamos a Aguascalientes alrededor de las 10 de la mañana, y- ¿adivinen que fue lo primero que hice al llegar a este pueblito que se aloja entre gigantescas montañas cubiertas de vegetación y nubes? La respuesta es bastante simple. Lo primero que hice fue perderme. Me enviaron un email justo antes de salir de Cusco, avisándome que debía informar al hotel de mi horario de llegada, pero por supuesto, olvidé enviar la información y terminé finalmente extraviada entre un sinnúmero de callejuelas de nombres extraños (Wiracocha, Pachacutec, Aymuraypa, etc.). ¡Nadie sabía dónde quedaba mi hotel! Me llegaron a decir que esa calle no existía, me enviaron a diferentes puntos del pueblo que si bien es bastante pequeño, no hay que menospreciar las subidas empinadas que posee y al yo no tener un muy buen estado físico, terminé derrotada en un rincón en donde una joven persistentemente me ofrecía servicios de masajes y manicure. Finalmente, luego de una costosa llamada de mi celular, personal del hotel llegó a rescatarme y a mostrarme que solo estaba a 2 calles de mi destino. Luego de una reparadora ducha y siesta, me dedique a explorar el pueblo de Aguascalientes, de sólo 3.400 habitantes, pero que suele albergar aproximadamente un promedio de 1.500 turistas diarios. Es increíble ver como las culturas se mezclan en un lugar tan pequeño y me encuentro inesperadamente escuchando diferentes idiomas mientras ordeno un asado de llama con un delicioso pisco sour que rápidamente me hace sonreír (4 medidas de pisco, 1 medida de jarabe de goma, 1 medida de limón y ½ de clara de huevo). El pueblo está pensado para turistas, y si bien podemos encontrar platillos típicos peruanos en todo restaurant, como el cuye, llama, aji de gallina, seco de cordero entre otros, también existe una amplia oferta gastronómica para los de paladar más exquisito. En cada calle que recorres puedes encontrar al menos 4 hostales, 5 restaurantes y un salón para masajes, y si te detienes a mirar más de 5 segundos, te encontrarás abrumada con los ofrecimientos por parte de los trabajadores de los locales, siendo el promedio gastar 30 soles por comida típica en los lugares más tradicionales (10 dólares/ 7 euros). Por supuesto, también es obligado recorrer los cientos de puestos artesanales esparcidos en todo el pueblo, siendo los tejidos a telar uno de los recuerdos que más atractivo tiene para la gente que visita desde países Europeos, por el maravilloso colorido y trabajo de éstos. Respecto de los paseos que puedes realizar en la zona, existen diferentes ofertas de senderismo y observación de aves y naturaleza, pero producto de mi ya acumulado cansancio y a pesar de los comentarios negativos leídos previamente, me decidí a visitar las termas de Aguascalientes. Siete de la tarde y me dirigí a conocer estas aguas curativas, y luego de tan solo 15 minutos caminando (cuesta arriba por supuesto) me encontré con un serie de pequeñas cascadas entre gigantescas montañas y finalmente las piscinas termales. Mis expectativas no eran altas, ya que había leído los comentarios de otros viajeros y en parte tenían razón. Pocas de sus piscinas están en funcionamiento y las que sí lo están, se encuentran repletas de turistas intentando aliviar los males que lo aquejan o bien simplemente se relajan esperando el anochecer. No obstante esto, el contenido sulfuroso de las aguas, me hace pensar que son más naturales que otras que he visitado con una mejor infraestructura y me dispongo a pasar un momento sumergida, esperando que el agua haga su magia y me alivie del cansancio que no me servirá para recorrer las ruinas al día siguiente. Con el anochecer y una llovizna ligera, me dispuse a abandonar los baños termales y me dirigí a comer a otro de los locales, atreviéndome a probar en esta oportunidad un platillo típico de la comida mexicana de acuerdo a la cocina peruana, una exquisita sopa de tortilla y nuevamente, otro pisco sour, para luego dirigirme nuevamente a mi hotel a descansar. Una vez en mi dormitorio, me doy cuenta que a pesar de solo haber estado un par de horas en Aguascalientes, siento que las horas se han hecho más largas, siento que el tiempo se detuvo y me permitió recorrer este encantador pueblo en su totalidad y por un instante, me hizo querer permanecer más tiempo perdida dentro de él e incluso por un instante, me imaginé administrando algún local de comida que me permitiera quedarme permanentemente en este rincón del mundo. Será por la mezcla de culturas, por la bienvenida que te dan sus habitantes o simplemente por estar rodeada de parajes con un toque de misterio, yo les recomiendo en definitiva, extraviarse al menos un día en estas callejuelas antes de retomar el rumbo a las ruinas de Machu Picchu.
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