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RELAXY

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Relatos publicado por RELAXY

  1. RELAXY
    Hay viajes que se transforman en historias. E historias que se transforman en viajes. El siguiente relato es de los primeros, donde finalmente las adversidades que enfrentas hacen que la experiencia se transforme en sí misma en una anécdota invaluable. Ya les conté de los años en donde me enamoré de San Pedro de Atacama, y esto ha generado que en repetidas oportunidades haya visitado los principales atractivos de la zona y muchos pensaran, ¿porque visitar el mismo lugar una vez? Y en realidad es porque me gusta volver a los lugares que me enamoran. La primera vez que voy, es como un flirteo con el lugar, nos conocemos de a poco y nos vamos encantando con los pequeños detalles y rincones. La segunda vez ya nos sentimos cómodos y nos sentimos confiados como para extraviarnos y exploramos lo que otros no perciben. La tercera vez ya nos sentimos como que estamos en casa, ya se transforma en una relación madura y nos contamos historias de visitas anteriores, recordando bellos momentos. Bueno, quizás simplemente estoy un poco loca e intento darle un sentido a mis frecuentes escapadas.
    San Pedro de Atacama, 6 de la tarde y decidimos que al día siguiente visitaríamos El Tatio. El Tatio es un campo de Geisseres ubicado a 4.200 metros de altura, siendo este campo el más grande del hemisferio sur, el tercero más grande del mundo y en definitiva el más hermoso (ok, esa parte la agregué yo). El campo se compone de aproximadamente 80 geiseres los cuales entran en ebullición alrededor de las 6 de la mañana, lo que implica que uno deba levantarse a las 4 de la mañana para poder llegar al sector al momento en que se producen éstas, para así poder contemplar el maravilloso espectáculo.
    Hasta la fecha, yo he subido al Tatio en 4 oportunidades, por lo que en esta ocasión quisimos planificar todo de mejor forma para que la experiencia no fuese tan traumática y pudiésemos disfrutar del “show” de una forma más grata, ya que el tener que levantarse de madrugada para el ascenso en bus, junto con las bajísimas temperaturas que se producen en el campo geotérmico hacen la travesía bastante agotadora. Salimos por ello en busca de la mejor agencia (para nosotros la mejor agencia fue seleccionada en base al aspecto del local en su exterior; error número uno) y solicitamos que pudiésemos realizar el ascenso en un minibús y no es un bus de los grandes (bus marca Volare), ya que esto nos aseguraría un viaje más placentero y rápido.
    Pregunta: Está segura que cuentas con minibuses y no son buses Volare los que realizan el ascenso al Tatio?
    Respuesta: Segura
    Afirmación: Porque no queremos buses Volare
    Respuesta: No se preocupe, tenemos minibuses y los anotaremos en el tur que dispone de un minibús.
    Pregunta: ¿100% segura?
    Respuesta: Si, por supuesto. No se preocupen.
    4 de la mañana, 0 grados, y nos hallábamos esperando el transporte que daría inicio a nuestro tur. Y adivinen que….llegó un bus Volare a retirarnos .
    Si. Un Volare cuyos únicos asientos disponibles eran los últimos del final, en donde el bus salta y se agita y hace más difícil que uno pueda dormir. Con cara de pocos amigos, nos subimos al bus ya que por supuesto que a esta hora resultaba imposible reclamarle a la agencia. El viaje tomaría dos horas y la calefacción del bus del ya odiado “Volare” no funcionaba, por lo que a medio camino empecé a sentir que se me congelaban mis pies y manos. ¡Pero como era posible eso, aún estaba dentro del bus! Claro que era primera vez que me aventuraba a visitar el Tatio en pleno invierno, por lo que mi estado de anticipada condición de semi congelamiento, no resultaba un buen augurio. Dos horas más tarde y -25 grados llegamos a nuestro destino.

    No me quería bajar, ya que estaba completamente entumecida. Pero bueno, estaba ahí para ver el “show de los geiseres” así que salté fuera del bus. –¡Oh my god!- fue mucho peor de lo que imaginé. Mi cara y mis extremidades se congelaron inmediatamente. El termómetro indicaba -25 pero mi sensación térmica era de -50, por lo que procedí a colocarme mi gorrito (spirithood) y a hacerme la idea que el frío es algo que solo se encuentra en nuestra imaginación (mentira, el frío es frío).

    El espectáculo es sublime. El vapor que emerge de la tierra y chorros de agua que salen a temperatura de ebullición generan un espectáculo de ensoñación. Las posibilidades fotográficas son infinitas y por un momento te olvidas del frío, del hambre, del sueño, de la puna (síntomas que se producen en algunos visitantes al encontrarse por sobre los 3.000 metros de altura, que incluye mareo, nauseas, dolor de cabeza entre otros y que pueden disminuirse al mascar hoja de coca o beber una infusión ya sea de la misma planta o de la hierba de la zona de nombre Chachacoma) y te quedas a contemplar una de las maravillas de la naturaleza.

    El tur incluye un paseo por la mayoría de los geiseres, como también es posible bañarse en una piscina de agua termal que se encuentra en el parque, pero que por suspuesto a -25 grados no resulta tan simple quitarse la ropa. La mayoría de las compañías turísticas también ofrece un desayuno en el sector. Yo prefiero trazar mi propio recorrido, por lo que caminamos por el parque contemplando los baños termales y los geiseres y tomamos cientos de fotografías.

    En esta ocasión, el recorrido lo finalizamos luego de alrededor de media hora a causa del frio y solicitamos poder servirnos un café. ¡Pero no! El chofer nos negó que nos pudiésemos servir algo caliente de forma inmediata, ya que debíamos esperar que todo el resto de los visitantes finalizaran el paseo. Fue en ese momento en donde empezamos a colapsar. Mis amigos ya no se veían felices y sus caras mostraban un estado de congelamiento mayor. Finalmente cuando nos permitieron servirnos algo, una de mis amigas debió colocarse los huevos duros ofrecidos en el desayuno en sus pies para poder recuperar la sensibilidad de éstos. Lástima que no tengo fotos de ese momento. Yo, gracias a mi gorrito del cual mis amigos se burlaron en todo el viaje, estaba en mejores condiciones y no tan congelada, pero no por ello menos molesta con el servicio.

    En fin. Iniciamos el descenso y en esta oportunidad el tur paró en el poblado de Machuca, pueblo autóctono que queda ubicado a 4.000 metros sobre el nivel del mar y que se compone de alrededor de 20 casas y una iglesia, siendo posible contemplar en sus alrededores bofedales y flora y fauna de la zona. Es posible detenerse a comprar artesanías como también degustar anticuchos de llamas.


    A esa altura, la temperatura había ascendido considerablemente por lo que con toda la ropa que teníamos puesta comenzamos a sentir un calor insoportable y le solicitamos al conductor que pudiese encender el aire del bus. Una nube de polvo inundo el interior del Volare ya que claramente el sistema de ventilación no se había utilizado en un tiempo considerable, por lo que quedamos cubiertos completamente de una capaz de tierra y comenzamos a reír sin parar. Indudablemente recordé una frase, que hizo que mi risa se prolongara por más tiempo que la de mis amigos: “La vida no se mira por las veces que respiras, sino por las veces en que te deja sin aliento”. Estaba claro que el autor no se refería a esto, pero en definitiva esta frase junto con la situación en general fue lo que me hizo reír y llorar al mismo tiempo y produjo que la gente me miraba con cara de que estaba loca, pero ¿qué más quedaba por hacer?
    El paseo finalizó a medio día y me prometí escribir un reclamo por el servicio. Por supuesto que hasta la fecha en donde relato esta anécdota, no he realizado ningún reclamo. Fue sin duda un paseo que no olvidaré.
    Recomendación: Si vas a viajar a los geisseres del Tatio, recuerda llevar ropa acorde con el clima variable y verificar que tu bus….no sea un “Volare”.  

  2. RELAXY
    Fue en definitiva un día agotador, pero perfecto.
    El encargado del hotel nos indicó que uno de los taxistas del mismo establecimiento podría llevarnos a recorrer algunos de los lugares más conocidos del Distrito Federal (lugar también conocido como Ciudad de México) y considerando que se comenta que es uno de los lugares más peligrosos del mundo para aventurarte sólo (una exageración a mi parecer ), aceptamos la oferta por un precio muy inferior al del ofrecido por agencias de turismo de la zona.
    7 de la mañana y me encontré con dos de mis compañeros de viaje rumbo a dos de los destinos más populares de la zona de Distrito Federal.
    El primer sitio a visitar, las ruinas de Teotihuacan: “lugar en donde los hombres se convierten en dioses o ciudad de dioses”. Luego de alrededor de 40 minutos de recorrido, paramos en primer lugar en un encantador centro artesanal en donde nos explicaron respecto a la creación de diferentes productos de la zona, pero a decir verdad, lo que más me interesó, por supuesto, fue como creaban una bebida denominada “pulque” la cual se fabrica a partir de un tipo de cactus gigante llamado “maguey” y que de acuerdo a la vendedora, quien nos hizo una detallada demostración de su preparación, garantiza la cura de muchas enfermedades tales como infertilidad y problemas inmunes, pero siendo su principal atributo el ser un poderoso afrodisiaco. ¡¡Deme 10 botellas señorita!!
    Posteriormente de una variada degustación de tequilas y recorrer el centro artesanal, nos dirigimos finalmente a las ruinas. Nos habían pronosticado frío intenso para éste día, pero por supuesto, el pronóstico del clima fue incorrecto, por lo que fue necesario comprar unos sombreros típicos para la ocasión antes de dirigirnos y ascender en primer lugar, la pirámide del sol, conocida como la tercera pirámide más grande del mundo.

    Debo decir que al contemplar la pirámide del sol desde abajo, si bien la vista de ésta es impresionante, la tarea del ascenso parece bastante sencilla. Sin embargo, luego de iniciar la subida nos dimos cuenta de nuestro error. Es un esfuerzo considerable para poder llegar a la cima, especialmente para personas con un regular estado físico, pero luego de 234 escalones logramos nuestro cometido y en definitiva valió la pena.
    De acuerdo a las tradiciones de la zona, se sugiere que al llegar a la cima se pida un deseo y este se cumplirá, pero yo a pesar de ser una supersticiosa de tomo y lomo, reconozco haber olvidado esto y haberme quedado contemplando lo maravilloso del paisaje. En definitiva esto siempre me pasa al visitar lugares de los que he leído en libros y he escuchado relatos de mis queridos viajeros. Simplemente, me sumerjo en el momento y agradezco la posibilidad de poder contemplar con mis propios ojos lo pequeños que somos y sueño como habría sido para mi, vivir en una civilización diferente a la actual.

    Luego de mi momento contemplativo , emprendemos la bajada y posteriormente un recorrido por la “calzada de los muertos” para contemplar tanto la pirámide de la luna, como la ciudadela. La visita a nosotros nos tomó alrededor de 2 horas, pero es posible pasar mucho más tiempo en la zona, especialmente si te animas a realizar un paseo en globo por la zona, tur que es considerado como un imperdible al visitar Teotihuacan. También es posible ocupar más tiempo si tu intención es subir la pirámide de la luna o tomar un tur completo con la historia del lugar, pero como nosotros andábamos con tiempos acotados, retornamos a nuestro taxy para ir rumbo a nuestro segundo destino....
    Venecia. Bueno, no Venecia de Italia, sino la Venecia de México: Xochimilco. Nunca pensé que conocería Xochimilco. Posiblemente porque antes de viajar a Ciudad de México en Enero de éste año, no sabía ni siquiera que existía este lugar y debo decir que si pudiese realizar una lista de los paseos más encantadores que me ha tocado realizar, definitivamente éste se encontraría entre mis predilectos. ¿Por qué? Mi respuesta es quizás algo más sencilla. Xochimilco te permite contemplar la felicidad y vivirla al ritmo de música, mezcladas con tequila y micheladas .
    Mejor me explico, Xochimilco es una de las 16 zonas del distrito federal la cual es más conocida por ofrecer a los turistas unos encantadores paseos en “trajineras”, que son embarcaciones para aproximadamente 10 a 15 personas las cuales se utilizan en aguas poco profundas de aproximadamente 30 centímetros de profundidad. Llegamos alrededor de las 4 de la tarde en donde el mismo taxista nos realizó los contactos para rentar una de estas embarcaciones y así poder recorrer los canales del lago Xochimilco, acordando de forma previa que nuestro recorrido duraría alrededor de dos horas.

    Nos subimos a la embarcación y una de las primeras cosas que nos ofrecieron fue, por supuesto, una cubeta enorme llenísima de cervezas Corona, las cuales podíamos consumir durante el viaje pagando las consumidas al final del recorrido. Perfecto! El paseo es sencillamente encantador.

    Los canales son muy angostos, muchísimo más de lo que yo hubiese esperado, por lo que finalmente te encuentras con canales llenísimos de estas llamativas embarcaciones, y resulta bastante frecuente que éstas colisionen suavemente entre sí. Contemplar el atardecer desde una trajinera es una experiencia muy relajante y sublime. Nosotros optamos por cenar a bordo de la embarcación en donde bastó indicarle a nuestro conductor, para que un pequeño botecito se aparcara junto a nosotros y una pareja cocinara nuestra cena y la trasladara dentro de nuestra trajinera, todo esto mientras nuestro paseo proseguía. La comida realmente deliciosa. Tacos dorados, quesadillas y mole, acompañado todo de las infaltables tortillas con guacamole y frijoles negros, todo por un valor muy inferior a lo que normalmente estoy acostumbrada a pagar.

    Es frecuente que diferentes embarcaciones más pequeñas se acerquen y ofrezcan variados servicios, desde artesanías de la zona, hasta mariachis que por una módica suma de dinero, suben a tu embarcación y te acompañan en el paseo.
    Son estos pequeños lugares del mundo los que te permiten darte cuenta que aún existe magia para el viajero, en donde es posible perderte en un mundo completamente diferente del que vienes y en un instante, al cerrar los ojos, te das cuenta que hay momentos como éste, que siempre los recordaras como un instante perfecto.
    6 de la tarde, y nos dispusimos a retornar a nuestro hotel, cansados , pero felices. 
  3. RELAXY
    Cuando era pequeña, soñaba que era una princesa que vivía en un castillo encantado. Más grande me di cuenta que a pesar de que mi madre me llamaba siempre princesa, mi casa no se parecía a los castillos de mis sueños. Entonces, en el colegio, escuché la historia de un castillo, el cual habría inspirado la creación de éstos maravillosos palacios que solo había visto en las películas. El castillo de Cenicienta, del cual al parecer es posible encontrar una réplica en Orlando, Estados Unidos. Pero yo no quería una réplica, quería vivir en el castillo o al menos, poder visitarlo. Muchos años más tarde, logré hacer mi sueño realidad. Año 2012 y me decidí finalmente visitar mi sueño de pequeña, el castillo de Neuschwanstein (significado: nuevo cisne de piedra), ubicado en la zona de Baviera al sur de Alemania, muy cerca de una pintoresca localidad llamada Füssen.
    Para poder cumplir mi sueño, tuve que en primer lugar, llegar a la ciudad de München, ciudad maravillosa en la que tuve la posibilidad de pasar unos días y de las que les contaré en alguna otra oportunidad. Me levanté muy temprano y me dirigí a la estación central de la ciudad y me embarqué en un tren con destino a Füssen. Luego de alrededor de dos horas, arribamos en este encanto de lugar y resulta claro comprender por qué esta localidad forma parte del circuito romántico de Alemania. Al llegar a la ciudad, es como ingresar a una película antigua. Todas las construcciones siguen una misma línea y te imaginas rápidamente inmerso en un mundo medieval. El casco antiguo es encantador y basta un par de horas para poder recorrer a pié todo, quedando tiempo incluso para probar una de las exquisitas “bratwurst” que casi cada negocio ofrece en sus diferentes variedades.

    Un poquito más satisfecha con la comida y muchísimo más congelada de lo que esperaba (les recomiendo si visitan la zona en temporada otoñal o invernal ir con ropa muchísimo más abrigada que unos jeans y chaqueta), me dirigí en dirección a mi destino. Sin embargo, durante mi trayecto, me percaté que el castillo al cual me dirigía no era el único de la zona, sino existen varios que son posibles de visitar, incluido el que más me llamó la atención y que se encuentra muy próximo a la ruta, de nombre Hohenschwangau. Este castillo fue la residencia de infancia Luis II de Baviera, y el estilo de la construcción es de tipo Neogótica.

    Realmente impresionante las vistas de éste y resulta posible visitar su interior. Pero yo iba con un objetivo claro y sabía que si me detenía en este castillo, tendría menos tiempo para ver lo que me esperaba, por lo que proseguí mi camino.
    Finalmente, solo unos minutos más de caminata, me di cuenta que para subir al castillo, existían dos opciones. La primera, era rentar un tipo de carruaje que realizaba el ascenso y la otra es subir a pie. Aún me pregunto….¿¿porque no subí en carruaje?? Si han leído mis otros relatos se darán cuenta que mi capacidad aeróbica es pésima y la temperatura del lugar a esas horas del día debe haber sido inferior a 2 grados con un viento polar imposible. Pero en fin, por alguna inexplicable razón, elegí subir por mis propios medios. Veinte minutos más tarde, y muchísimo más congelada y exhausta llegué a la cima, en donde finalmente pude apreciar el castillo de Neuschwanstein.

    Se comprende inmediatamente al mirarlo porque éste castillo fue el elegido para crear el palacio de cenicienta de Disney. Es increíble, precioso, encantador. Me faltan palabras para poder describirlo. A cada paso que das, te das cuenta que resulta imposible dejar de tomar foto tras foto, y no solo de la construcción en sí misma, sino de toda la panorámica del lugar, ya que cada rincón que observas y fotografía que tomas, parece una postal de las que son posibles de apreciar en cada tienda del lugar.

    Estaba tan emocionada de poder entrar, hasta que un guardia nos dice lo siguiente: “Está terminantemente prohibido sacar fotos del interior del castillo. Cualquier persona que sea sorprendida se le solicitará abandonar el lugar”. ¡No lo podía creer! ¡Claro que tenía presupuestado sacar millones de fotos de cada detalle de su interior! Lo miré con cara de pocos amigos, pero finalmente me resigné y guardé mi cámara y pase a tratar de realizar un registro fotográfico con mis ojos de cada detalle. Pero lo que más me pareció interesante, fue la historia detrás de esta maravilla.
    El castillo fue ordenado construir por Luis II el año 1869, también conocido como el “Rey Loco” en el afán de poder crear un castillo medieval que fuese más acogedor y maravilloso que cualquier otro lugar antes visto. No obstante, su sueño finalmente se fue transformando en una monumental hazaña, ya que producto de su interés de hacer algo innovador, la obra de arquitectura empezó a hacer merma considerable en sus finanzas. Fue tal la deuda que llegó a generar junto a otros proyectos que tenía en construcción que en 1886, declararon incapacitado al rey para gobernar y lo desalojaron del castillo .
    El rey muere ese mismo año y el castillo fue abierto al público para visitas y así poder recuperar parte del dinero gastado, a pesar de que su construcción aún seguía sin finalizar. Esto es lo que permitió que un día como hoy, yo pudiese maravillarme de la locura de éste rey, el cual fue capaz de ir en contra de toda razón y cordura, para perseguir su sueño y edificar lo que se conoce como el castillo más hermoso de todos los tiempos, mezclando arquitectura romántica, bizantina y gótica. El castillo finalizó octavo en la votación de las nueve 7 maravillas del mundo. A mi parecer, debió haber ganado al menos una mención honrosa, ¿no creen?
    Al finalizar la visita de su interior, me dirigí junto al resto de los visitantes a sacar la foto más preciada del lugar, lo cual involucraba una caminata de otros 20 minutos para llegar a un puente colgante en donde es posible retratar el castillo en todo su esplendor. No exagero si digo que el puente colgante estaba repleto de cientos de turistas con sus cámaras sacando miles de fotos. Resultaba casi imposible poder capturar una imagen sin que alguien se pusiera delante del lente. Pero a pesar de todo, luego de varios, intentos, logré mi cometido. La foto perfecta y otro destino soñado conquistado.

    En el camino de vuelta, pensaba. Sueño cumplido. Pero me sorprendí a mí misma ya planeando en mi cabeza y preguntándome, ¿hacia dónde irás en tu próximo viaje? Hoy en definitiva sé que no soy una princesa, pero sé que sin duda, soy una trotamundos.
  4. RELAXY
    Dicen que Machu Picchu es una ciudadela increíble y por cierto lo es y es una visita imperdible para cualquier amante de la aventura. Podría entrar en detalles de cómo se originaron las ruinas, la cultura Inca y hasta de donde proviene la palabra Machu Picchu, pero en realidad lo que me gustaría contarles en esta oportunidad es de como las ruinas se transforman de un segundo a otro en un completo laberinto mágico. Queridos viajeros: cuando alguien les recomiende contratar un guía para recorrer las ruinas, no subestimen la recomendación. Este dato será el dato más importante que les podré dar y que por supuesto, yo ignoré queriéndome pasar por conocedora y viajera experimentada.
    Mayo del 2014, me levanté muy temprano (bueno no fue tan temprano en realidad, pero creo que logré despegarme de las sábanas como a las 8 de la mañana  ) y me dirigí desde mi hotel hasta la estación de buses para emprender mi subida a la ciudadela. El ticket de bus lo había comprado el día anterior y las entradas en Cusco dos días antes, ya que me habían advertido que estás suelen agotarse en los meses de mayor demanda. En mi caso, solo logré comprar la entrada que incluía la visita a la ciudadela y Machu Picchu montaña, que permitía la opción de poder escalar una de las montañas pequeñas para contemplar las ruinas desde lo alto. Pero estaba tan enojada conmigo misma por no haber planificado este viaje con anticipación, ya que al momento de adquirir las entradas, la subida a la montaña Huayna Picchu (la montaña más alta del sector) ya estaba agotada, dado que solo se permite un ingreso de solo 400 turistas a la vez. (es importante destacar que la entrada a las ruinas de Machu Picchu son también limitadas, permitiendo el ingreso de 2500 turistas diarios, por lo que es muy importante comprar las entradas con anticipación). Estaba indignada, furiosa y apenada . No podía creer que no iba a poder escalar esa montaña gigante y sacar fotos más increíbles aún….Bueno, más tarde me daría cuenta que eso fue lo mejor que me pudo pasar.
    El ascenso desde Aguas Calientes hacia Machu Picchu me tomó como 20 minutos en bus. Me habían advertido que estaría muy helado, por lo que me coloque toda la ropa posible antes de dejar el hotel, pero ya llegando a las ruinas, me percaté que el pronóstico del clima que me habían entregado era incorrecto. Un sol radiante alumbraba el día y la temperatura empezó a ascender considerablemente, por lo que decidí dejar toda la ropa sobrante en custodia (sí, para mi sorpresa había custodia de ropa y equipaje en la entrada a las ruinas por solo 5 soles).

    Finalmente había llegado. Yo. En la entrada de las ruinas de Machu Pichu, uno de los lugares que soñaba desde el colegio en donde mi profesora de historia pasaba horas de horas relatando respecto a la cultura que habría permitido la creación de esta maravilla, que en realidad ella misma más tarde reconoció no haber podido conocer. Me encontraba en ese momento de contemplación cuando y sin exagerar, alrededor de unos 100 guías comenzaron a ofrecer efusivamente sus servicios para acompañarme en este interesante recorrido. Amablemente deserté de cada uno de ellos y me dispuse a aventurarme en este mundo mágico ahora ya certificado como una de las 7 maravillas del mundo, ya que no quería tener a un completo extraño acompañándose en mi travesía, ni menos escalar una montaña en su compañía, porque soy de naturaleza muy desconfiada a decir verdad.
    A solo 5 minutos de caminata me di cuenta que los relatos de otros viajeros eran ciertos. Es imposible no fotografiar cada milímetro de Machu Picchu, ya que el lugar completo es como una postal. Muchas veces te quedas parada contemplando la maravilla que te rodea y sé que esto es un relato y debiese quizás describirles en mayor detalle porque Machu Picchu te deja sin habla (sí, incluso a mi), pero creo que a veces es mejor dejar que las fotos hablen por mi.

    Dicen las historias que este lugar fue construido en el siglo XV por los Incas y se piensa que fue la residencia de descanso del emperador Inca Pachacutec, aunque también existen otras historias que contradicen esto y mencionan que el sitio habría sido construido por el Inca Wiraqocha, por lo que a no existir un claro consenso de cómo y quién los construyó, mejor me declaro inmediatamente incompetente en este tema. Lo único que sí está claro es que el lugar descubierto por el historiador Hiram Bingham, y que el abandono de ésta ciudad por parte de los Incas también resulta un misterio para los investigadores modernos. Al llegar a las ruinas, lamentablemente no te entregan un mapa con el cual te puedes orientar en el interior, pero existen diferentes letreros con las indicaciones para llegar al tempo del sol, pirámide de Intihuatana, las fuentes litúrgicas, el templo principal, a la tumba real, el palacio de la princesa, la plaza sagrada, el templo de las tres ventanas, el templo del cóndor, la plaza principal y la roca funeraria.

    Lo más gracioso de todo esto es que entre cada foto y foto y seguir caminando por los pasadizos, subiendo y bajando escaleras intentando encontrar los lugares que les mencioné, en el afán de capturar cada momento y cada lugar, te das cuenta que ya no recuerdas por donde empezaste a recorrer y cuál de todas las indicaciones seguir.
    Como diría el gran Ray Bradbury, viajamos por romance, arquitectura y para perdernos y en definitiva yo logré seguir esta premisa tan al pie de la letra, especialmente en lo que respecta a perderme en una montaña; y dios ¡¡que montaña!! Luego de 3 horas de subir y bajar escaleras, y percatarme aunque ustedes no lo crean, de haber olvidado mi botella de agua en el bus, me di cuenta que lo mejor era sentarme y mirar la inmensidad del paisaje que me rodeaba y aceptar sencillamente que no lograría ver todo aquel maravilloso lugar sin la pequeña ayuda de un guía (y claramente una botella de agua). En ese estado de total desorientación, fue que de un momento a otro me encontré a pié de la inalcanzable montaña Huayna Picchu.

    Y mi primera pregunta fue:
    - ¿En que estabas pensando Relaxy?
    -¡Es una super mega montaña!
    - ¡Jamás, pero jamás en la vida podría haber logrado escalar ese gigante pedazo de roca! ¡Si te encuentras a duras penas recorriendo las ruinas!

    Debo decir que después de toparme con esa cosa gigante que en un inicio quise escalar, ni siquiera hice el esfuerzo por encontrar la otra montañita más pequeña, por la que sí había pagado ingreso. Voy a reconocer que no logré llegar tampoco al puente del Inka aunque un guía amablemente y luego de tragarme mi orgullo y preguntarle, me lo indicó señalándome que con tal solo 30 minutos más de caminata, podría llegar a aquel lugar pero lamentablemente, mis adoloridos músculos y deshidratación inminente no me lo permitieron. Así que resignada, me acomodé un momento y me dediqué a seguir contemplando mi entorno. ¡Y que maravilloso entorno!

    Pero qué más da, soy una viajera a la cual le gusta volver a aquellos lugares místicos que han dejado huella, por lo que en definitiva sin lugar a dudas, volveré a Machu Picchu y en esta oportunidad, no olvidaré ni a mi botellita ni a contratar un guía. Y...¿cual será ahora mi próximo destino?
  5. RELAXY
    Como parte de mis segundas extensas vacaciones de éste año (sí, soy una de esas afortunadas que me rehúso a tomarme solo un par de días al año) , uno de los destinos que decidí conocer fue Perú, ya que a pesar de ser Chilena y vivir casi en la frontera de ese maravilloso país, nunca había encontrado el tiempo para poder empaparme del sabor Peruano y la cultura que tanto ha parecido encantar a muchos.
    En esta oportunidad, me gustaría contarles de mi paso por un rinconcito de éste país llamado Aguascalientes. Al planificar mi viaje a Machu Picchu, por supuesto decidí leer algunos blogs y páginas que me aconsejaran un poquito más respecto a donde quedarme y que cosas hacer. Y al parecer, existía un consenso con muchos de los viajeros: “si vas a Machu Picchu, no olvides quedarte al menos una noche en Aguascalientes”, por lo que decidí finalmente alojarme una noche en Cusco (relato que les contaré en otra oportunidad) y tomar el primer tren que saliese con dirección a Machu Picchu, para así poder tener tiempo de recorrer el pueblo y perderme en un lugar del que poco conocía antes de planificar mi viaje. A las 5 y media de la mañana me levanté (sí, a las 5 y media aunque ustedes no lo crean) para posteriormente tomar un taxy y me dirigí a la estación de trenes Poroy para comenzar mi viaje.
    Mi elección de tren con destino a Machu Picchu fue el Vistadome, ya que por solo un poco más de soles (moneda nacional del Peru) que en la versión más económica, te permite disfrutar de vistas panorámicas mientras disfrutas de un viaje de alrededor de 3 horas y media atravesando preciosos parajes de la zona, y cuando digo precioso, me refiero a ese encanto de ver el amanecer rodeada de naturaleza, animales y camino a un destino que por algo se considera una de las nuevas maravillas del mundo moderno.

    Llegamos a Aguascalientes alrededor de las 10 de la mañana, y- ¿adivinen que fue lo primero que hice al llegar a este pueblito que se aloja entre gigantescas montañas cubiertas de vegetación y nubes? La respuesta es bastante simple. Lo primero que hice fue perderme. Me enviaron un email justo antes de salir de Cusco, avisándome que debía informar al hotel de mi horario de llegada, pero por supuesto, olvidé enviar la información y terminé finalmente extraviada entre un sinnúmero de callejuelas de nombres extraños (Wiracocha, Pachacutec, Aymuraypa, etc.). ¡Nadie sabía dónde quedaba mi hotel! Me llegaron a decir que esa calle no existía, me enviaron a diferentes puntos del pueblo que si bien es bastante pequeño, no hay que menospreciar las subidas empinadas que posee y al yo no tener un muy buen estado físico, terminé derrotada en un rincón en donde una joven persistentemente me ofrecía servicios de masajes y manicure. Finalmente, luego de una costosa llamada de mi celular, personal del hotel llegó a rescatarme y a mostrarme que solo estaba a 2 calles de mi destino. Luego de una reparadora ducha y siesta, me dedique a explorar el pueblo de Aguascalientes, de sólo 3.400 habitantes, pero que suele albergar aproximadamente un promedio de 1.500 turistas diarios.

    Es increíble ver como las culturas se mezclan en un lugar tan pequeño y me encuentro inesperadamente escuchando diferentes idiomas mientras ordeno un asado de llama con un delicioso pisco sour que rápidamente me hace sonreír (4 medidas de pisco, 1 medida de jarabe de goma, 1 medida de limón y ½ de clara de huevo). El pueblo está pensado para turistas, y si bien podemos encontrar platillos típicos peruanos en todo restaurant, como el cuye, llama, aji de gallina, seco de cordero entre otros, también existe una amplia oferta gastronómica para los de paladar más exquisito. En cada calle que recorres puedes encontrar al menos 4 hostales, 5 restaurantes y un salón para masajes, y si te detienes a mirar más de 5 segundos, te encontrarás abrumada con los ofrecimientos por parte de los trabajadores de los locales, siendo el promedio gastar 30 soles por comida típica en los lugares más tradicionales (10 dólares/ 7 euros).

    Por supuesto, también es obligado recorrer los cientos de puestos artesanales esparcidos en todo el pueblo, siendo los tejidos a telar uno de los recuerdos que más atractivo tiene para la gente que visita desde países Europeos, por el maravilloso colorido y trabajo de éstos. Respecto de los paseos que puedes realizar en la zona, existen diferentes ofertas de senderismo y observación de aves y naturaleza, pero producto de mi ya acumulado cansancio y a pesar de los comentarios negativos leídos previamente, me decidí a visitar las termas de Aguascalientes.

    Siete de la tarde y me dirigí a conocer estas aguas curativas, y luego de tan solo 15 minutos caminando (cuesta arriba por supuesto) me encontré con un serie de pequeñas cascadas entre gigantescas montañas y finalmente las piscinas termales. Mis expectativas no eran altas, ya que había leído los comentarios de otros viajeros y en parte tenían razón. Pocas de sus piscinas están en funcionamiento y las que sí lo están, se encuentran repletas de turistas intentando aliviar los males que lo aquejan o bien simplemente se relajan esperando el anochecer. No obstante esto, el contenido sulfuroso de las aguas, me hace pensar que son más naturales que otras que he visitado con una mejor infraestructura y me dispongo a pasar un momento sumergida, esperando que el agua haga su magia y me alivie del cansancio que no me servirá para recorrer las ruinas al día siguiente. Con el anochecer y una llovizna ligera, me dispuse a abandonar los baños termales y me dirigí a comer a otro de los locales, atreviéndome a probar en esta oportunidad un platillo típico de la comida mexicana de acuerdo a la cocina peruana, una exquisita sopa de tortilla y nuevamente, otro pisco sour, para luego dirigirme nuevamente a mi hotel a descansar.
    Una vez en mi dormitorio, me doy cuenta que a pesar de solo haber estado un par de horas en Aguascalientes, siento que las horas se han hecho más largas, siento que el tiempo se detuvo y me permitió recorrer este encantador pueblo en su totalidad y por un instante, me hizo querer permanecer más tiempo perdida dentro de él e incluso por un instante, me imaginé administrando algún local de comida que me permitiera quedarme permanentemente en este rincón del mundo. Será por la mezcla de culturas, por la bienvenida que te dan sus habitantes o simplemente por estar rodeada de parajes con un toque de misterio, yo les recomiendo en definitiva, extraviarse al menos un día en estas callejuelas antes de retomar el rumbo a las ruinas de Machu Picchu.

  6. RELAXY
    Es difícil iniciar un relato cuando tienes muchas partes de donde partir. Pudiese comenzar a relatar de las maravillas de San Pedro de Atacama considerando la primera vez que lo visité en mi viaje de estudios, pero creo que le hago más honor al lugar centrándome en la época en donde comencé a enamorarme de esta zona, que fue a contar del año 2011 en donde me hice visitante frecuente una vez que me trasladé a vivir a la región de Antofagasta, por lo que imaginarán que tengo millones de experiencias que compartir, aunque en esta oportunidad, solo compartiré una de ellas.
    San Pedro de Atacama, se encuentra emplazado en el Norte de Chile, y es un pueblo que alberga alrededor de unos 5000 habitantes y en donde de forma anual, recibe visitantes de todas partes del mundo, debido a la belleza de los parajes en donde es posible apreciar el desierto de atacama en todo su esplendor. Para llegar a ésta localidad desde la capital de Chile, basta tomar un avión con destino a Calama (2 horas de duración), para luego tomar un bus o transfer en dirección a San Pedro (1 hora de trayecto terrestre). El trayecto a la zona es de por si impactante, ya que es posible antes de llegar al pueblo, poder contemplar desde la carretera el volcán Licancabur y vistas desde lo alto del valle de la luna. Esta es una de las principales atracciones que es un imperdible si visitan el lugar y marca claramente porqué mucha gente se traslada desde diferentes partes del mundo para conocerla, tal como lo hizo una querida amiga que vino desde Rumania (sí Adriana, aunque no comprendas mucho español, sé que te esforzaras por leer este relato) para poder conocer en persona de lo que yo tanto le hablaba en repetidas oportunidades: de las maravillas del norte de mi país. Antes de llegar al pueblo de San Pedro, decidimos hacer una parada en la piedra del coyote, en donde resulta posible contemplar toda la zona desde un acantilado y tomar unas fotografías maravillosas y sobrecogerse por la belleza de los parajes circundantes. Mi amiga fue mucho más osada que yo y logró llegar hasta el límite del precipicio para poder capturar imágenes increíbles, pero yo me conformé con retratar todo desde una distancia algo más segura, evitando así un posible ataque de vértigo.

    Al llegar al pueblo, te das cuenta inmediatamente de que es una localidad pintoresca, con pequeñas callejuelas en donde predominan las casas de adobe (arcilla, arena y paja), suelos no pavimentados y cientos de centros artesanales en donde es posible encontrar diferentes creaciones de la zona, siendo fácil perderse entre colores y texturas a la hora de elegir un suvenir para regalar a los familiares.

    Llegamos a media tarde al pueblo y luego nos dirigirnos a nuestro hotel y posteriormente salimos a comer algo para reponer energías y prepararnos para la travesía que nos esperaba. (Nota: Cabe mencionar que en temporada media y alta, resulta muy difícil encontrar alojamientos en el sector, por lo que les recomiendo, planificar el viaje con mucha anterioridad, ya que además los precios de los hoteles y hostales suelen subir bastante en temporadas de mayor demanda) El local elegido en esta oportunidad (y bueno en la mayoría de mis visitas ya que es mi personal sitio favorito) fue el Restaurant Adobe, siendo éste el más antiguo de la zona y en donde resulta posible degustar productos típicos de Chile con preparaciones innovadoras junto a ya mi bien amado pisco sour (Para aquellos que sean vegetarianos, recomiendo sin duda la ensalada de quinoa).
    Al atardecer decidimos visitar el Valle de la Luna y contemplar la puesta de sol desde éste lugar. El nombre de ésta localidad se genera porque el terreno se asemeja muchísimo con lo que sería estar en terreno lunar, y las dunas ha sido modeladas a causa de la erosión eólica y fluvial, ya que estudios muestran que en el sector, habría anteriormente existido un gran lago o mar. Existe un tip básico para poder disfrutar de éste paseo en todo su esplendor y poder contemplar calmadamente la puesta de sol y este es simple: visiten la duna mayor con tiempo suficiente y no entren al parque después de las seis de la tarde. Debo decir que he hecho el ascenso a la duna mayor, al menos 10 veces y jamás….jamás he logrado respetar este consejo tan pero tan básico, ya que resulta muy fácil entretenerse con actividades en el pueblo y caminatas sin un rumbo aparente y en un instante, te das cuenta que la hora límite para salir del pueblo ya se te ha pasado y llegar a las dunas (13 kilómetros al oeste de San Pedro) requiere al menos media hora en auto. Esto que les menciono, ha generado que en cada ascenso que he realizado, he llegado al borde de un ataque cardiaco y asmático antes de la cima, producto de la altura del lugar, la escasez de tiempo para realizar el ascenso y las ganas de no perder el atardecer. Todo esto, siempre ha transformado mi travesía en un desafío monumental (si usted posee un estado físico semi decente se percatará que mi descripción puede ser una exageración)
    Pero este día en particular, además de salir tarde al recorrido, el desafío se duplicó aún más ya que desde la entrada al parque nos advirtieron que resultaba casi imposible realizar la travesía producto de una tormenta de arena en el sector, lo cual ya resultaba evidente porque el viento azotaba mi auto de forma impresionante. Pensamos en un principio no subir, pero esto implicaba no poder hacerlo en ninguno de los días posteriores, ya que nuestra planificación para aprovechar los días al máximo era muy estricta, por ende tomamos la decisión y nos cubrimos con todo lo que teníamos a mano y dimos inicio a la caminata.

    El viento soplaba en todo su esplendor, por lo que las dunas del lugar se estrellaban como millones de alfileres en nuestra partes de piel que estaban descubiertas (y esto sí no es una exageración ). Resultaba muy difícil ver y respirar pero luego de unos 15 minutos de subida, llegamos a la cima en donde fue posible apreciar que el esfuerzo valió la pena.

    Contemplar una puesta de sol en el desierto más árido del mundo es una experiencia maravillosa, que te hace sentir pequeña y sobrecogida y que resulta muy difícil de explicar en pocas palabras y ni siguiera una fotografía permite capturar el momento en donde logras perder tu mirada en las múltiples tonalidades que el sol proyecta en los montes.

    Aún recuerdo las lágrimas de mi amiga al darme las gracias por arrastrarla a éste lugar del mundo y contemplar algo que a mi parecer si bien no es una construcción, o creación humana, debiese estar entre las maravillas del mundo que no puedes dejar de ver. Con tormenta de arena, con mal estado físico, sin agua suficiente, no importa: si vas a San Pedro de Atacama, terminar el día dentro del Valle de la Luna, es lo que a mi parecer, se considera como un momento perfecto.

    Existen muchísimos lugares que se pueden visitar en la zona de San Pedro de Atacama (Geissers, lagunas altiplánicas, salares, termas, museos con momias, cuevas escondidas, pero estos los dejaré para un próximo relato.
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    Quedarse es existir, pero viajar es vivir. Gustave Nadaud
  7. RELAXY
    Vamos a las luchas! Fue uno de los primeros pensamientos que tuve cuando me topé con un viaje inesperado a México, específicamente al Distrito Federal. Cuando viajo, siempre me gusta probar las tradiciones locales, y la lucha libre parecía una entretenida idea a pesar que jamás me había dedicado a contemplarlas en la TV, imaginé inmediatamente que un espectáculo en vivo debía de ser muchísimo más interesante. Existen numerosos paseos especialmente diseñados para turistas que quieren vivir la lucha desde un punto de vista más turístico, pero luego de comparar diferentes valores y servicios, nos dimos cuenta que la mejor alternativa era simplemente agarrar un taxi y dirigirnos directamente a Arena México y comprar el ticket ahí, ya que eso nos permitiría contemplar el show completo y no solo un breve extracto de él.
    El primer show de lucha libre presentado en México se realizó en 1933 en Arena México y el evento fue patrocinado por Salvador Lutteroth González, quien viene siendo algo así como el padre de la lucha libre en México. El interés en el país por la lucha libre fue creciendo exponencialmente por lo que fue necesario construir un lugar que pudiese albergar a un mayor número de espectadores, por lo que la arena se remodeló y luego de dos años se reabrió con una mayor capacidad el año 1956.

    Bueno pero basta de historia, ya que lo que a mi me motivó esta visita no tenía nada que ver con la tradición de este deporte sino con todo lo anexo asociado a éste, especialmente en mi caso, quería contemplar de cerca los disfraces de los luchadores ¿Porque un luchador debe disfrazarse para luchar? Algunos dicen que para ocultar su identidad y otros para presumir de su condición de luchador, ya que muchos de ellos utilizan sus máscaras cuando van al supermercado, salen a pasear con su familia y en cualquier evento público al que acuden. ¿Extraño no les parece?

    Llegamos a Arena México un Sábado, creo que una hora y media antes de la función. Fuimos los primeros en llegar, lo que nos permitió apreciar como de forma gradual, se iba llenando cada uno de los asientos a nuestro alrededor. Jamás pensé que tanta gente asistiese a un show de estas características, y poco a poco, me empecé a contagiar con el ambiente festivo que reinaba al interior del local. Me impresionó de manera inmediata el percatarme que el espectáculo parecía ser de gusto popular y familias completas, incluidos bebes disfrazados de luchadores llenaban las gradas.

    Al ser un evento televisado por FOX (que emoción no?) los presentadores ensayaban sus discursos y el escenario se iluminaba y las personas a nuestro alrededor se percibían cada vez más entusiasmadas por la emoción del momento. Unos 45 minutos antes de que partiese la primera lucha, el Arena México empezó a inundarse con vendedores de todo tipo de comida y bebidas así que por supuesto encargue inmediatamente una cerveza corona y un pop corn con salsa picante (única de las cosas más asquerosas y deliciosas en igual nivel que he probado dentro de la categoría comida chatarra). Además, me tenté inmediatamente con las mascaritas de luchador que vendían, pero la cual finalmente no compré ya que el calor era bastante y no me imaginaba cubrir completamente mi cara con una tela de un material sintético que a mi parecer lucía como demasiado abrigada para el clima . A cambio de las mascaritas, me compré una corneta gigante maravillosa para poder meter la mayor cantidad de ruido posible y así poder apoyar a mis luchadores favoritos (no tenía idea quienes luchaban obviamente, pero que más da! )

    Y finalmente, luego de una amplia pero entretenidísima espera, empezó la lucha. 4 hombres disfrazados salieron a escena y por primera vez me enteré que la lucha libre es posible también pelearla por equipos (que poco informada me encontraba antes de asistir a este evento). Ah, pero como olvidar las bailarinas con poquísima ropa que aparecieron para presentar a los luchadores (sorry chicos, pero me rehúso subir fotos de las bailarinas) Ni una gota de celulitis y cubiertas en escarcha iniciaban bailes diferentes dependiendo de las personalidades de los luchadores que iban saliendo a escena.

    4 luchadores entraron en el ring. 2 pertenecientes al equipo de los técnicos y 2 pertenecientes al equipo de los rudos. Los luchadores rudos son fácilmente reconocibles por lo siguiente
    1) son odiados por el 99,9% del público
    2) utilizan cualquier tipo de juego, o truco para poder ganarle a su contrincante.
    Básicamente juegan sucio y hace el espectáculo bastante más entretenido de contemplar. Los técnicos utilizan maniobras legales para vencer al oponente y son considerados los chicos buenos y suelen tener un gran número de seguidores. Solo porque la gran mayoría de las personas a mi alrededor vitoreaban a los técnicos yo hice lo mismo (temía que la gente que me rodeaba empezara a gritarme si no lo hacía ), pero creo que muchos de los rudos se roban completamente el show.
    Debo decir que la primera lucha me decepcionó un poco dado que era fácil darse cuenta que las pelean eran como una coreografía entre todos los jugadores para que pareciese una lucha real, pero que en realidad mostraba algo orquestado desde un principio. Escuché mucha gente que abucheaba a los luchadores, por lo mismo, así que intente tranquilizarme ya que asumí que esto no era la habitual. Y estuve en lo correcto.
    Desde la segunda lucha en adelante, las peleas empezaron a ser más fuertes y me fui contagiando con los gritos de los espectadores al animar a los diferentes luchadores del ring. Disfraces, música, saltos fuera del ring, maniobras gimnásticas bastante elaboradas para algunos luchadores bastante pasaditos en peso y en edad. Imposible no reírse y aunque el espectáculo a ojos de algunas personas puede ser un signo de violencia excesiva, a mi parecer, parecía una mescla de cultura, acto circense y habilidades gimnásticas muy desarrolladas; esto mesclado con la indumentaria, gritos de la multitud y comida por doquier lo transformaron definitivamente en uno de mis placeres culpables.

    No se si podría catalogarlo como un espectáculo para cualquier edad, ya que el nivel de violencia en algunos casos puede ser mayor, ya que estoy segura haber visto volar algun diente de un luchador y estoy bastante segura que uno de los abuelitos luchadores no se recuperará totalmente de los golpes sufridos, pero si lo recomiendo para aquellas personas que quieran vivir una tradición kitch típica del pueblo Mexicano.
    Ah!! Ese día era la lucha del cinto de oro. Ni me pregunten quien ganó. Sólo sé que lo hizo, un hombre enmascarado
  8. RELAXY
    Existen ciudades encantadoras de las cuales te enamoras tan solo poner un pie en ellas. De seguro cada uno de ustedes tiene sus favoritas y por supuesto tan solo empiezo a escribir este relato, al menos tres de ellas se me vienen a mi cabeza de forma inmediata. Pero esta historia se trata de un día visitando Brujas, una pequeña ciudad que desde el nombre en adelante te cautiva, la cual se encuentra ubicada alrededor de 1 hora en tren de Brusselas, la capital de Bélgica. Decidí visitar este misterioso lugar, luego que numerosos viajeros me contaron que visitar esta localidad era como trasladarse en el tiempo, ya que Brujas ha conservado intacta su arquitectura medieval, por lo que recorrer el casco antiguo refieren que es como estar inmerso en una película de época.
    Como tan buena viajera que soy, llegué a la estación de tren sin tener absoluta idea de cómo llegar a mi hotel, por lo que apenas descendí le pregunté a la primera persona con cara de no turista de donde quedaba el centro histórico (la gran mayoría de las personas son claramente visitantes, por lo que no fue fácil dar con alguna persona local) y con una sonrisa, ésta me replicó que bastaba que siguiera las construcciones antiguas para dar con él, lo que era alrededor de 15 minutos caminando.

    Con cada paso, me fui dando cuenta de porqué muchos de mis amigos, catalogan esta ciudad como una de sus particulares favoritas. Básicamente, si les gusta la arquitectura antigua, éste es el sitio para visitar, callejuelas de adoquines, iglesias y todas las casas conservan la línea medieval, por lo que es como estar literalmente inmerso ya sea en un cuento de hadas o en algún lugar que se quedó detenido en el tiempo. Con cada paso me daba, me repetía a mí misma…
    -He visto este lugar antes.
    -Estoy segura de haber estado acá
    -¿Acaso he visto esto en alguna película o serie?
    Y claramente estaba en lo cierto, ya que las calles de Brujas son frecuentemente utilizadas para set de películas y series ambientadas en la edad media. 5 minutos más tarde, pude comprobar que esto era cierto, ya que me topé con la producción de la serie de televisión “Elizabeth”, que por supuesto más tarde buscaría en la televisión e incluso a los mismos visitantes se les pedía colaborar para ser extras de la filmación. ¿Que emocionante no?. Claro que yo no fui seleccionada, por no ser lo suficientemente Anglosajona para calificar como extra de la edad media. Para la próxima será Relaxy Otras películas filmadas en la ciudad son Escondidos en Brujas (2008), Historias de una Monja (1999), Monuments Men (2014)

    Luego de chequearme en el hotel, me percaté que promocionaban una exposición de Pinturas de Dalí y Miró, por lo que sin duda, aproveché de visitar siendo el primero mi pintor favorito. Posteriormente de visitar la exquisita exposición, me dirigí en primer lugar a recorrer el centro histórico a través del agua, ya que Brujas cuenta con pequeños y numerosos canales en donde resulta posible maravillarse con las casitas pintorescas, puentes románticos, y cisnes que circulan sin preocupación junto a los botecitos que muestran la zona. Todo el lugar huele a antiguo, y no de una mala forma, sino que el aroma te envuelve y te hace pensar que te encuentras viviendo una realidad alterna, en donde el tiempo pasa más lento y vuelves a ser capaz de contemplar con pausa, la sutileza de la belleza que te envuelve. Es como caer en un conjuro del cual no deseas salir.

    El recorrido dura alrededor de una media hora, pero permite hacerse un panorama general de los lugares a visitar más tarde y ya no hayas la hora de poder descender para perderte en las callejuelas con olor a misterio.

    Durante el recorrido, la terraza de un local me llamó profundamente la atención, ya que parecía ser muy concurrida y al preguntar, me mencionaron que en el sitio se vendía una de las más amplias variedades de cervezas de la zona y el mundo, por lo que esa, por supuesto, fue mi siguiente parada.
    El lugar hace honor a su reputación. Es como visitar el museo de la cerveza, pero donde está permitido poder probar todo lo que se encuentra en exhibición, por supuesto, pagando el valor respectivo.

    Las cervezas Belgas son las que tienen mayor variedad en el mundo, pudiendo encontrarse alrededor de 500 tipos entre rubias, negras, afrutadas, aunque tienden a ser un poco más fuertes de lo que me encuentro habituada a beber, pudiendo incluso encontrar cervezas de 39 grados.
    Un poquito más contenta luego de la degustación, decidí que era hora de comer y de acuerdo a todos los manuales de la ciudad, Brujas es famosa tanto por sus cervezas, como por sus papas fritas, por lo que en primer lugar decidí ingresar a uno de estos afamados sitios donde promocionan que es posible probar las mejores papas fritas de todo el mundo!. No sé si elegí mal o qué, pero definitivamente estas no eran las papas fritas más deliciosas, sino quizás las más aceitosas del mundo pero sin dejarme desanimar por mi primera elección, decidí probar con uno de los restaurantes al aire libre de la zona.
    Por supuesto ordené otra cerveza y una promoción de comida de la zona. Cuando recibí mi cerveza (de medio litro por supuesto ) noté luego del primer trago que había algo en su interior, que no me quedaba claro si era parte de un ser vivo (ya no tan vivo) o bien algo de procedencia desconocida por lo que solicité al camarero que observara lo que había en el interior.
    ¡Lo más gracioso de todo esto es que el también quedó impactado con el hallazgo! Le pidió incluso a todos sus compañeros que observaran mi cerveza para tratar de identificar lo que era, lo que por supuesto me causo mucha gracia, ya que en Chile en vez de alentar la preocupación del cliente, hubiesen tratado de quitarle importancia al hecho para evitar un reclamo que pudiese terminar en no pagar la cuenta o en un escándalo de proporciones. Afortunadamente no soy una persona muy escrupulosa con los hallazgos misteriosos que a veces encuentro en mis comidas en viajes, por lo que acepté que simplemente me cambiasen la cerveza por una sin contenido de extraña procedencia.
    Estimados Viajeros: Si ustedes son quisquillosos con las comidas, les recomiendo inclinarse por restaurantes como Mc Donald´s o Subway que también pueden encontrar con facilidad. Pero yo siempre prefiero la gastronomía de la ciudad que visito, aunque ésta no sea de mi total agrado.
    Recorrer las callejuelas de Brujas al anochecer, le da un tono romántico a todo. Paseos, fuentes de agua, iglesias que parecen estar encantadas. Toda la ciudad es una obra de arte y te permite explicarte porque tantas personas recorren miles de kilómetros para poder sentir un toque de la antigüedad. La ciudad completa fácilmente se puede recorrer en su totalidad a pie. Es un sitio pequeño, pero que por alguna razón se queda en un rincón de tu corazón y te insta a seguir buscando lugares como ese en otros países. Yo amo Europa porque me permite experimentar estos contrastes culturales, estar en contacto con personas diferentes y Brujas es un claro lugar en donde puedes extraviarte en la magia que no puedes percibir en una ciudad moderna.

    De acuerdo a las palabras de Guy de Maupassant: “El viaje es una especie de puerta. A través de ella salimos de la realidad”.
    Creo que Brujas pudo haber inspirado este pensamiento…
  9. RELAXY
    A lo largo de mis viajes, he logrado confeccionar una lista de mis lugares preferidos para contemplar las puestas de sol más maravillosas del mundo. Y no es porque yo sea originaria de Chile realmente, pero al menos a mi parecer, dos de las puestas de sol más impactantes son posible de apreciar en el norte de mi país. En esta oportunidad, me gustaría hablarles de una de ellas, la cual es posible contemplarla luego de realizar un tour por los alrededores de San Pedro de Atacama en el norte de Chile. Como se habrán dado cuenta, en relatos anteriores ya he mencionado otras zonas de San Pedro, y esta en particular resulta una de mis favoritas.
    Para poder contemplar esta maravillosa puesta de sol de la que les hablo, basta con que contraten un tour en cualquiera de las agencias de la zona de San Pedro. Mi preferida en la agencia de turismo grado 10, ya que te trasladan en unos camiones muy pintorescos y el servicio en general es de mejor calidad aunque un poquito más costoso en comparación con otras de las agencias de la zona. También resulta posible dirigirse en auto, ya que los caminos son fáciles de transitar (aunque es mejor ir en un vehículo con tracción en las cuatro ruedas) y se encuentran debidamente señalizados.

    Lo importante siempre acá es el tiempo con el que cuentas para realizar la travesía, porque basta que te retrases en el horario de salida dependiendo de la temporada para que no alcances a visitar todos los lugares con tiempo suficiente antes de la puesta de sol, por lo que les recomiendo planificar con anticipación la salida y considerar la hora en la que se pone el sol.
    La primera parada de este tour es Laguna Cejar, uno de los sitios más populares de San Pedro de Atacama, ya que ésta laguna se caracteriza por que sus aguas tienen un alto contenido de sal (40% de sal, similar a lo que puede encontrarse en el Mar Muerto), mucho más que el agua de mar tradicional, lo que permite que las personas, ya sepan o no, flotar, puedan hacerlo involuntariamente (conocido como el efecto gravitatorio).

    Créanme, si intentan hundirse, no podrán, ya que el cuerpo se mantiene flotando en todo momento y resulta posible caminar dentro del agua sin pisar el fondo imitan lo que podría ser una caminata lunar, ¿genial no? Sus aguas son color turquesa y la temperatura varía a lo largo del año. Pero mucho cuidado para aquellos que tengan los pies más delicados, ya que en los bordes de la laguna resulta posible encontrar sales cristalizadas muy filosas que pueden llegar a producir pequeños cortes muy dolorosos por la sal del sector, por lo que les recomiendo llevar sandalias o zapatillas especiales para el agua.
    Es uno de mis paseos favoritos y por supuesto, cada vez que visito Laguna Cejar (la he visitado ya 6 veces en los últimos 3 años), me sumerjo encantada en estas aguas turquesa y juego a realizar un tipo de paseo lunar, puedes recorrer la laguna simulando caminar, cuando realmente flotas por ella. Es una sensación inigualable y muy difícil de explicar con simples palabras. La única forma de comprenderlo es experimentarlo. En una de las oportunidades que visité esta particular laguna me tocó visitarla con Paulina, quien en un inicio estaba temerosa de sumergirse debido a no saber nadar, pero luego se percató que sin importar las habilidades de natación, cualquier persona puede flotar despreocupadamente por los altos contenidos de sal.

    Pero posteriormente, viene lo no tan grato de ésta experiencia, que es cuando te das cuenta que al abandonar la laguna, todo tu cuerpo está cubierto de una capa de sal que resulta muy difícil de remover, por lo que si deciden no tomar un tour con las agencias de la zona, les recomiendo llevar abundante agua embotellada para poder remover los restos y continuar el paseo. Otro consejito para disfrutar este paseo, es JAMÁS sumergir la cabeza bajo el agua, ya que quedarán momentáneamente ciegos de dolor por la sal. Lo he contemplado en otros turistas, que sin saber o sin tomarle importancia a éste dato, se dan un chapuzón sumegiendose en estas deliciosas aguas turquesa, para luego salir gritando del dolor . Lo mejor, es ingresar con lentes de sol (de los económicos ya que se dañan fácilmente por los cristales de sal) y así evitar también salpicaduras ocasionales de otros bañistas.

    La siguiente parada que les recomiendo realizar, es en los Ojos del Salar, dos pequeñas lagunas redondas, que se presume se generaron por excavaciones realizadas por personas en búsqueda de agua dulce en la zona, que luego abandonaron, hecho que nos permite hoy a nosotros poder disfrutar de ésta particular atracción.

    Solo una de ellas se utiliza frecuentemente para el baño, en donde la mayoría de los turistas salta desde lo alto de la laguna para poder removerse los restos de sal de Laguna Cejar. Yo soy cobarde en este tipo de actividades, por lo que tiendo dedicarme a fotografiar el esplendor del lugar, pero algunos de mis amigos que me han acompañado en mis innumerables visitas se arriesgan en el salto al vacío. ¿Se atreverían ustedes?. Aún recuerdo a mi amiga Jessica realizando este salto aun agua definitivamente no temperada y al guía pobre gúia tratando de capturar el momento del salto. Dios….¡ni loca! En la laguna de en frente, es posible realizar impactantes fotografías panorámicas en donde la gente juega con su reflejo en el agua, mientras captura la vegetación y las maravillas naturales del Desierto de Atacama.

    El último destino de este encantador tour, es Laguna Tebinquinche, la cual es la última laguna emplazada en el Salar de Atacama, siendo este salar el segundo más grande del mundo luego del Salar de Uyuni en Bolivia, generándose esta laguna producto de los deshielos y las lluvias escasas que se generan en el desierto más árido del mundo.

    Contemplar una puesta de sol en laguna Tebinquinche es una experiencia sublime para los amantes de la naturaleza, en donde los colores cambian a cada segundo, dependiendo muchísimo de la temporada en que visites la Laguna, el tipo de puesta de sol que te encontrarás. Resulta posible tomar fotos con parajes paradisiacos en temporadas más calurosas donde la Laguna se transforma en un Salar y en invierno en donde el tornasol de la puesta de sol en contraste con los cerros te hace quedar sin respiración.

    Los dejo con algunas capturas del lugar, y no duden en contactarme para pedirme datos de éste hermoso lugar si se animan en visitarlo. Quien sabe…quizás los acompañe a perderse en un atardecer mágico.

    “La contemplación de la grandiosidad de la naturaleza, siempre confirió nobleza a mis pensamientos, haciendo que olvidara las preocupaciones cotidianas”. Mary Shelley

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