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Ayelen

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Todo el contenido de Ayelen

  1. Ayelen

    Los caminos de Ecuador

    Del álbum Montañita

    Mi viaje en moto por Latinoamérica Relato: Encuentro cercano del tercer (y cuarto y quinto) tipo en Montañita
  2. Ayelen

    Los caminos de Ecuador

    Del álbum Montañita

    Mi viaje en moto por Latinoamérica Relato: Encuentro cercano del tercer (y cuarto y quinto) tipo en Montañita
  3. Hoy les voy a contar sobre el lugar que menos me gustó. Así es… siempre me preguntan por la playa que me pareció más linda, el país que más me agradó o el lugar más paradisíaco donde acampamos… pero nadie parece importarle que en el viaje también hubo momentos no muy gratos. Como no pretendo venderles ningún paquete turístico, sino más bien contar mi aventura sin tabúes, me gustaría poder hablarles de este lugar taaaan particular, ubicado en las costas ecuatorianas. De todas formas, vale aclarar que, si bien Montañita fue nuestra primera estadía dentro de Ecuador y no fue de mi entero agrado, todo el recorrido a través de este país fue fabuloso. Las tierras de Ecuador son espectaculares por donde se las vea. Playa, sierras, selva… todo al alcance, con mil cosas para hacer y gente de lo más linda Después de nuestra última noche en Máncora, aún en Perú, tomamos la carretera 1N que nos llevaría directo a la ciudad fronteriza Zarumilla. Pasaporte por aquí y por allá, papeles que iban y venían, documentos de la moto, seguro, bleble hasta que final y oficialmente estuvimos dentro de Ecuador. Nos esperaba una carretera rodeada de plantaciones de bananas y vegetación verde brillante. La primera parada la hicimos en la concurrida y gran ciudad de Machala. Disfrutamos de un cómodo y espacioso colchón y de un merecido baño caliente en un hotel y al día siguiente simplemente seguimos camino. Cruzamos la ciudad de Guayaquil y lamentablemente decidimos seguir. Digo lamentablemente porque luego nos enteraríamos que Guayaquil es una gran ciudad de arquitectura muy bella y llamativa, con cientos de atracciones para visitar. Será para la próxima Al llegar la noche, acampamos en un acostado de la ruta, en un predio que pertenecía a una gasolinera. Pedimos permiso y armamos nuestro humilde campamento. Cuando la noche cayó, la gasolinera cerró y nos quedamos sumidos en un silencio y una oscuridad compelta. Para ese entonces ya habíamos adquirido la costumbre de ver alguna película o serie en la computadora, porque ya estábamos acostumbrados que, cuando caía el sol no había mucho por hacer, más que resguardarnos en la carpa. A la mañana siguiente, temprano, Martin me despertó tan eufórico como siempre suele estar a las mañanas (algo que suele molestarme un poco), y desayunamos sentados al lado de nuestra casa/ carpa. Recuerdo que me llamó la atención ver algo grande…muy grande, recostado muy alto sobre las ramas de un árbol. Cuando advertimos que era una enorme iguana, muy tranquila tomando solcito, caímos en cuenta que estábamos en Ecuador. Entonces, después de dos largos días de viaje llegábamos finalmente a Montañita. No recuerdo exactamente quién o quienes nos recomendaron aquel lugar, pero me gustaría recordarlo Estéticamente hay lugares peores, claro está. Al arribar a Montañita nos encontramos con un pequeño pueblo de menos de 20 manzanas. Nace al costado de la ruta y sólo tiene 7 calles perpendiculares a la carretera y 3 paralelas, antes de terminar en playas sobre la costa. Lo primero que hicimos, como siempre, fue buscar un alojamiento. Y encontramos un camping con un gran terreno, parcelas para carpas delimitadas y techadas y una cocina compartida. Todo lo que necesitábamos. El día estaba completamente gris. Un manto blanco de nubes impedía que los rayos de sol llegaran a Montañita, pero aun así la temperatura era bastante agradable. Comenzamos a caminar por las calles adoquinadas cubiertas de arena del pueblo y al principio yo iba bastante entretenida con los grandes negocios de ropa, los locales de souvenirs y los puestos de artesanías. Pero entonces, empecé a notar que eso era todo el pueblo. Uno al lado del otro se amontonaban negocios, hospedajes de todo tipo, bares, boliches, y sobre esos negocios, más hoteles o bares. Ni siquiera sé dónde vivía la gente de ese lugar, porque nunca vi casas, hogares. Montañita es un lugar…ficticio, creado exclusivamente para el turista. Al parecer el bom de Montañita se debe a que sus playas presentan el escenario perfecto para competencias de surf, por lo que en los últimos años es el sitio predilecto por los amantes de este deporte. Además, con tanos negocios, Montañita tiene ofertas de trabajo constantemente, por lo que es elegido por los viajeros como el sitio perfecto para parar, juntar dinero trabajando de mesero, cocinero, promotora (…lo que sea) y seguir viaje con unos buenos dólares en los bolsillos. Con esto, empecé a barajar la posibilidad de sumarme a esa idea y buscarme algún trabajo temporal que pudiera ayudarme económicamente. Así fue como conocimos a nuestros compañeros del camping. La cantidad de personajes que albergaba aquel hospedaje era increíble. Ramiro y Sara, una pareja compatriotas nuestros, argentinos, que ya hacía varios días que paraban en Montañita buscando empleo; Noelia, una chilena que vivía recorriendo el mundo; Roberto, un chileno chef vecino de carpa, y varios colombianos y peruanos. Al día siguiente el clima estaba exactamente igual. Nublado y gris. Sin embargo, esa mañana nos esperaba una sorpresita inesperada. Aquel viernes era el inicio de un fin de semana largo para los ecuatorianos, y por lo menos el 45 % de la población parecía que había elegido Montañita para disfrutar de sus días de descanso. Cuando salí de la carpa, aquel día, de repente me vi rodeada de nuevas carpas, varios autos estacionados en el predio del camping y muchos grupos de jóvenes por todos lados, eufóricos por arrancar su fin de semana… jmm para una antisocial malhumorada como yo, aquello no pintaba un buen panorama. Como la anciana quejosa que soy, me fui maldiciendo a todos los que habían llegado con su barullo y su música bailable a todo volumen, y me crucé a comprar algo para el desayuno. Entonces, a los costados de un estuario que cruzaba la ruta de lado a lado y que terminaba en el mar, vi algo que cambió por completo de humor. Una por aquí, y dos más por allá… tres….no! toda una gran familia de iguanas descansaban sobre troncos y piedras, a la vera de aquel arroyo cubierto de una alfombra de musgo. Me acerqué tanto a ellos, que si estiraba mi mano podía tocarlos, aunque su mirada me advertía que fuera inteligente y no lo hiciera. Sin embargo, me permitieron hacerles toda una sesión fotográfica desde todos los ángulos que quise. Un macho enorme y corpulento, se mostraba un poco incómodo, estirando el pliegue debajo de su mandíbula amenazadoramente. El naranja de sus patas resaltaba con el verde del lomo, cubierto además por diminutas plantas acuáticas que se le acumulaban en su cresta, producto del último baño que se habría dado en el agua. Aquello cambió por completo mi día, y ya no me importó más el ruido, los adolescentes descarrilados o la música carnavalesca que escuché durante todo el día. Al caer la tarde, terminamos de comprender por qué Montañita es tan deseado y tan nombrado por la juventud ecuatoriana. Cuando el sol se ocultó, aquel pueblo ficticio de repente se convirtió en un pueblo de fiesta. Curiosos, nos acercamos a las calles céntricas y de repente encontramos un enorme festival montado en las calles. Un mar de gente, la mayoría jóvenes (sobre todo europeos y norteamericanos) se amontonaban en las puertas de bares y discos, desde donde se podía escuchar a todo volumen música del tipo reggaetón o cumbia. Sobre las calles y uno al lado del otro se apostaban puestos de tragos, donde podías pedir el trago que se te antojara. La gente bailaba en las calles, en los boliches, en las terrazas de los hospedajes y hasta la playa se había iluminado. Montañita es tierra de nadie, no sólo el alcohol es moneda corriente, aquella noche vimos correr mucha droga de todo tipo, y a medida que transcurrían las horas, el ambiente comenzaba a ponerse más pesado. Regresamos temprano a las carpas, pero la música estridente de cada boliche se mezclaba en el aire como una sola nota ruidosa y molesta y fue bastante complicado conciliar el sueño. Ni hablar de los rezagados que volvieron a las 5 de la mañana completamente ebrios y gritando al camping, despertando a todos. Si tu idea de viaje es irte con amigos al descontrol total, claramente te recomiendo Montañita. Sin embargo, entenderás que para mí, que deseaba conocer lugares y costumbres nuevas, aquello me parecía un espanto, un lugar armado sólo para extranjeros de fiesta. Con otro día nublado, Montañita se estaba tornando un lugar que ya nada tenía para ofrecernos. Por lo que aquel día, junto con nuestros amigos Ramiro y Sara decidimos visitar unas playas vecinas que nos habían recomendado. Caminamos costeando la ruta solo unos minutos y llegamos a una iglesia, construida sobre el borde de un acantilado y desde allí descendimos hasta el pueblo de Olón. Como si hubiéramos cruzado a otra dimensión paralela, Olón era exactamente lo opuesto a Montañita. Un pueblito (esto sí era un pueblo, con residencias) de desprolijas callecitas y plazas, con una de las playas más hermosas de todo ecuador. Una ancha planicie de arena blanca y una maraña de selva y vegetación. Los cuatro llegamos a la costa felices y emocionados en el momento en que el sol, que hacía varios días no veíamos, nos daba la bienvenida. Allí no había jóvenes ebrios, con música, ni mujeres “perreando”… toda la playa para nosotros y una paz inmensa. Eso era exactamente lo que quería. Caminamos largas horas sobre la playa y nos pegamos un chapuzón antes de volver a Montañita nuevamente. Al día siguiente nos despedimos de nuestros amigos y partimos hacia Puerto Lopez. <<< ANTERIOR *** SIGUIENTE >>>
  4. Ayelen

    Ruta al costado del mar

    Del álbum Montañita

    Mi viaje en moto por Latinoamérica Relato: Encuentro cercano del tercer (y cuarto y quinto) tipo en Montañita
  5. Ayelen

    Ingresando a Ecuador

    Del álbum Montañita

    Mi viaje en moto por Latinoamérica Relato: Encuentro cercano del tercer (y cuarto y quinto) tipo en Montañita
  6. Ayelen

    El Salar de Uyuni

    que bueno que pudiste ir en un tour!! bello lugar el Salar
  7. Ayelen

    El famoso perro peruano

    Del álbum Norte de Perú

    Mi viaje en moto por Latinoamérica Relato: Entre sacrificios humanos y playas, nos despedimos de Perú
  8. Ayelen

    Máncora, Perú

    Del álbum Norte de Perú

    Mi viaje en moto por Latinoamérica Relato: Entre sacrificios humanos y playas, nos despedimos de Perú
  9. Ayelen

    Máncora, Perú

    Del álbum Norte de Perú

    Mi viaje en moto por Latinoamérica Relato: Entre sacrificios humanos y playas, nos despedimos de Perú
  10. Ayelen

    Máncora, Perú

    Del álbum Norte de Perú

    Mi viaje en moto por Latinoamérica Relato: Entre sacrificios humanos y playas, nos despedimos de Perú
  11. Ayelen

    Fragata en Máncora, Perú

    Del álbum Norte de Perú

    Mi viaje en moto por Latinoamérica Relato: Entre sacrificios humanos y playas, nos despedimos de Perú
  12. Del álbum Norte de Perú

    Mi viaje en moto por Latinoamérica Relato: Entre sacrificios humanos y playas, nos despedimos de Perú
  13. Ayelen

    Máncora, Perú

    Del álbum Norte de Perú

    Mi viaje en moto por Latinoamérica Relato: Entre sacrificios humanos y playas, nos despedimos de Perú
  14. Ayelen

    Jote en Máncora, Perú

    Del álbum Norte de Perú

    Mi viaje en moto por Latinoamérica Relato: Entre sacrificios humanos y playas, nos despedimos de Perú
  15. Ayelen

    Máncora, Perú

    Del álbum Norte de Perú

    Mi viaje en moto por Latinoamérica Relato: Entre sacrificios humanos y playas, nos despedimos de Perú
  16. Ayelen

    Camino a Máncora

    Del álbum Norte de Perú

    Mi viaje en moto por Latinoamérica Relato: Entre sacrificios humanos y playas, nos despedimos de Perú
  17. Del álbum Norte de Perú

    Mi viaje en moto por Latinoamérica Relato: Entre sacrificios humanos y playas, nos despedimos de Perú
  18. Del álbum Norte de Perú

    Mi viaje en moto por Latinoamérica Relato: Entre sacrificios humanos y playas, nos despedimos de Perú
  19. Del álbum Norte de Perú

    Mi viaje en moto por Latinoamérica Relato: Entre sacrificios humanos y playas, nos despedimos de Perú
  20. Del álbum Norte de Perú

    Mi viaje en moto por Latinoamérica Relato: Entre sacrificios humanos y playas, nos despedimos de Perú
  21. Del álbum Norte de Perú

    Mi viaje en moto por Latinoamérica Relato: Entre sacrificios humanos y playas, nos despedimos de Perú
  22. Del álbum Norte de Perú

    Mi viaje en moto por Latinoamérica Relato: Entre sacrificios humanos y playas, nos despedimos de Perú
  23. Del álbum Norte de Perú

    Mi viaje en moto por Latinoamérica Relato: Entre sacrificios humanos y playas, nos despedimos de Perú
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