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Plues

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Todo el contenido de Plues

  1. Plues

    Buzón curioso

    Del álbum Sexta etapa Camino Santiago(Pedrouzo-Santiago)

    Buzón de una casa, pero parece cualquier cosa menos un buzón.
  2. Plues

    Estatua estrella

    Del álbum Sexta etapa Camino Santiago(Pedrouzo-Santiago)

    Estatua de una estrella de mar que a mi me recuerda a Patricio (el de Bob esponja).
  3. Plues

    Monte Gozo

    Del álbum Sexta etapa Camino Santiago(Pedrouzo-Santiago)

    Monumento en recuerdo a la misa que el Papa Juan Pablo II dio en Galicia el año del Xacobeo.
  4. Plues

    Monte Gozo

    Del álbum Sexta etapa Camino Santiago(Pedrouzo-Santiago)

    Es la antesala de la llegada a Santiago de compostela.
  5. Plues

    Bota de piedra

    Del álbum Sexta etapa Camino Santiago(Pedrouzo-Santiago)

    Bota de piedra que tenía el zapatero del pueblo en la entrada de su casa.
  6. Plues

    Vistas de la etapa

    Del álbum Sexta etapa Camino Santiago(Pedrouzo-Santiago)

    Árbol con ese ramaje que da la sensación de envolver-
  7. Plues

    Iglesia

    Del álbum Sexta etapa Camino Santiago(Pedrouzo-Santiago)

    Pequeña iglesia donde sellamos la credencial.
  8. Plues

    Vista de la etapa

    Del álbum Sexta etapa Camino Santiago(Pedrouzo-Santiago)

    Vistas de un río que llevaba ese color rojizo.
  9. Plues

    Cruces

    Del álbum Sexta etapa Camino Santiago(Pedrouzo-Santiago)

    Cruces en los alrededores del aeropuerto de Santiago de Compostela.
  10. Del álbum Sexta etapa Camino Santiago(Pedrouzo-Santiago)

    Busto que nos indica la entrada al municipio de Santiago.
  11. Plues

    Vistas de la etapa

    Del álbum Sexta etapa Camino Santiago(Pedrouzo-Santiago)

    Suelo embarrado por el que tuvimos que caminar durante kilómetros.
  12. Plues

    Botas de los peregrinos

    Del álbum Sexta etapa Camino Santiago(Pedrouzo-Santiago)

    Sitio donde dejan los peregrinos sus botas para que aireen hasta el día siguiente.
  13. El día amaneció nublado, al salir de la habitación se veía una bruma en el paisaje preciosa, lástima que no pude desayunar mientras la contemplaba. La quinta etapa del Camino de Santiago iba desde Ribadiso hasta Pedrouzo, más de veintidós kilómetros nos esperaban por delante así que antes de salir nos tomamos un buen desayuno y partimos con las energías cargadas después de tener dos días de semi descanso. Nada más empezar nos esperaban dos kilómetros hasta Arzúa cuesta arriba. Lo bueno es que como fue nada más empezar pues había energías, otros peregrinos la tienen que superar después de doce kilómetros (si vienen de Melide) o casi treinta (si vienen de Palas de Rei). En ese trayecto antes de llegar a Arzúa había unos campos de maíz donde los tallos eran muy altos, los más altos que he visto en todo el Camino. Me hice una foto para ver lo altos que eran, pasó un camionero por allí y por poco se estrella mirando cómo me hacía la foto. Llegadas a Arzúa nos surgió la segunda anécdota del día. Salimos de comprar un imán para la nevera en una de las tiendas y un hombre con un saco de dormir abierto y puesto en la espalda a modo de capa empezó a perseguirnos. El hombre iba hablando solo y un poco perjudicado, o por lo menos eso parecía. La verdad que nos incomodó un poco, porque era temprano y había poca gente en la calle y tener al extraño hombre pegado a nuestras espaldas pues no nos hizo mucha gracia y nos esperamos para que se adelantara y siguiera su camino. Y hasta aquí dejo la historia del hombre del saco de dormir, luego os cuento más. En esta calle nos encontramos al hombre, ese color con ese soportal es muy llamativo. Una vez dejamos al hombre seguimos caminando hasta la salida del pueblo donde la hicimos por una calle muy estrecha que se dividía en dos, pero las flechas solo estaban situadas en una de las ramificaciones. Si os fijáis en el fondo de la foto, se ve a un ciclista y un grupo de personas vestidas de blanco, pues bien, esas personas eran un grupo de monjas. Nos dirigimos hacia abajo y nos para una de las monjas. Ellas estaban allí poniendo sellos en la credencial de los peregrinos. Una de las monjas, al sacar mi credencial, me dice, ¿hija de dónde eres? que credencial más particular tienes, es la primera vez que la veo. Yo le respondí, soy de Granada y es verdad que es particular porque mucha gente me lo ha dicho a lo largo de los días. Total que nos pusieron los sellos, nos dieron una estampita y nos despedimos y lo mejor viene ahora. La monja que me habló se acerca, me coge la cara, y me dice, que tengas buen camino hija, y me plantó dos besos en la cara. Yo me quedé a cuadros y todas empezaron a reírse. Yo me sentí como si de un momento a otro saliera la cámara oculta que me estaba grabando, pero no, no hubo cámara oculta, sólo hubo risas por parte de mis amigas. El resto del camino tuve que aguantar las burlas de mis amigas. Que si había tenido una experiencia religiosa. Que si me habían dado un beso de monja. Que si ya tenía pase directo al cielo. Que si la Compostela me la daban sin terminar el Camino. Que si San Pedro me iba a poner un piso en el cielo. Fue una mañana muy entretenida, y sólo eran las nueve cuando pasó eso. Pero bueno, si es verdad que ese gesto me purificó, me sentí igual que cuando vas a misa que sales como sin pecados, pues me sentí igual. Una vez pasamos As Barrosas encontramos uno de los monolitos en honor a un peregrino fallecido en el Camino, en este caso el fallecido era un sacerdote. Andamos por bosque y prados en los que seguimos viendo a vacas pastar y algunas gallinas corretear también, aunque es verdad que muchos tramos de esta etapa van por camino asfaltado. El camino más de lo mismo, grandes explanadas de campo que daban ganas de hacer la “croqueta” y tirarse colina abajo. Aunque también había tramos dentro del bosque donde los árboles hacían de techo. Cuando llegamos a Calle (una aldea), llevábamos unos nueve kilómetros, decidimos parar a tomar algo. El bar tenía terraza y nos sentamos. Nadie salió a atendernos y decidimos entrar. La verdad es que había demasiada gente y la mujer que había allí no daba a basto. Después de más de quince minutos haciendo cola nos fuimos. El detalle de aquel bar es que en su entrada podías ver botellas de cerveza con el logotipo del peregrino. Saliendo de Calle cruzamos el arroyo Langüello. Pasamos por Boavista y Salceda, donde veremos un monumento a un peregrino que murió haciendo el camino. No sería el único que veríamos en esta etapa. El fallecido era Guillermo Watt. El hombre murió y su hijo vino a terminar el camino que había empezado su padre. La cuesta que subimos cuando nos encontramos el monolito es interesante (ya sabéis, buena subida). En uno de los tramos había una explanada con árboles perfectamente alineados. Si os fijáis en las ramas parecen que tienen como una telaraña, muy curioso, porque al no tener hojas el efecto óptico era ese. El lado opuesto es este árbol, lleno desde su raíz hasta su copa de musgo. Es lo que da el color al bosque y al Camino, el verde del musgo y de las hojas. A partir de aquí pasaríamos por varias aldeas hasta llegar a O Empalme donde sucedería la tercera anécdota del día. ¿Os acordáis del hombre del saco a modo de capa? Pues allí estaba el tío, que no era ni más ni menos que otro caminante. Grande fue nuestra sorpresa al ver al hombre allí tumbado en un banco descansando, supongo k para eso llevaba el saco, está claro que todo tiene su lógica y que cada loco sabe su tema. Seguimos adelante y en los cuatro kilómetros que nos quedaban para llegar a Pedrouzo íbamos a ir por bosque de eucaliptos y cruces de carreteras. Yo de verdad os digo que mucho cuidado con los cruces, porque hay gente que piensa que la calle es suya y no es así. En unos de los cruces nos encontramos un Pelegrín gigantesco en uno de los bares. Estos son los eucaliptos altísimos por los que pasamos en el bosque. ¡Cualquiera se siente pequeño al lado de estos árboles! Y ya llegando a Pedrouzo se produjo la última anécdota del día, que bueno, más que anécdota fue un “zasca”. Un kilómetro antes del pueblo hay una oficina de información turística, y a mí me gusta tener mapas de los sitios a los que voy (tengo un montón) y decidí entrar y pedir uno y ya de paso un poco de información sobre el pueblo. Había allí unas inglesas que iban a Finisterre (Fisterra en gallego) y estuvieron mucho tiempo hablando, pues yo mientras esperando. Se van las inglesas y me dice el hombre, ¿en qué puedo ayudarte?, y le digo, me gustaría un poco de información sobre el pueblo y un mapa, y me contesta, el pueblo es una calle. El hombre se calla, y me quedo con cara de “menudo palo” y una compañera le hizo otra pregunta y ya nos fuimos. Me quedé un poco chafada . Llegamos a Pedrouzo, comimos en el primer bar que había nada más llegar y tuvimos comida con espectáculo, porque resulta que la camarera era nueva y el jefe le había comprado una máquina para que apuntara los pedidos (en vez de una libreta como toda la vida) y la muchacha pues no se manejaba muy bien con ella y tardaba mucho en atender, el jefe le echó la bronca y la muchacha se fue y el jefe salió detrás de ella corriendo. Al final la mujer volvió a su puesto de trabajo y nos terminó de atender, eso sí, no aseguro que aún siga allí. Después de comer y descansar salimos a estirar las piernas. El hombre de la oficina de turismo llevaba razón, el pueblo era una calle larga y dos callejuelas más. Así que lo más entretenido del paseo fue entrar en una tienda de regalos y por un euro ponerme el típico traje de peregrino, con su sombrero con su concha, la capa y el bastón con la calabaza y echarme fotos. No voy a adjuntar ninguna porque salgo fatal en todas, pero un rato de risa si echamos . El pueblo tiene una iglesia y un cruceiro, nada más. Cenamos en una cafetería donde ponían hamburguesas enormes a muy buen precio y muy ricas y nos fuimos a dormir. El gran día nos esperaba al amanecer.
  14. Plues

    Iglesia Pedrouzo

    Del álbum Quinta etapa Camino Santiago (Ribadiso-Pedrouzo)

    Iglesia de Santa Eulalia de Arca, en Pedrouzo.
  15. Plues

    Estatua de Peligrin

    Del álbum Quinta etapa Camino Santiago (Ribadiso-Pedrouzo)

    Estatua de Pelegrín, mascota del Xacobeo.
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