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  1. Colonia, una ciudad antigua a ritmo slow Colonia del Sacramento es una ciudad de Uruguay, es un destino ideal para una escapada de fin de semana. Allí se respira el aire de la buena vida slow, del turismo de relax donde se puede disfrutar de hoteles de importantes cadenas hoteleras sin preocupaciones. También existen otras opciones low cost como departamentos y hoteles más económicos. Se trata de un lugar que se vende a los turistas como un enclave turístico de más de 300 años, cargado de historia con callecitas empedradas donde se asoma el río. Casas antiguas, árboles añosos y farolas forman parte del paisaje que invitan a un viaje en el tiempo. Una de las visitas obligadas de Colonia del Sacramento es hace runa parada en el antiguo almacén de ramos generales de 1905,donde llama la atención un largo mostrador de madera original con objetos de época. Colonia es una pequeña ciudad pero con varios atractivos y puntos turísticos para visitar, es un destino de escapada, pero para quienes viajan con más tiempo existen varios destinos cercanos para conocer como es el caso de la Ciudad de Buenos Aires, Carmelo y Montevideo. Empezamos por la ciudad de Colonia.. ¿Qué ver y qué hacer? Es interesante recorrer sus calles empedradas para descubrir su curioso trazada, el cual siempre se encuentra frente al río. Una parada que no puede dejar de hacerse es en la "Puerta de la Ciudadela" la cual se encuentra frente a la actual plaza. Esta entrada de piedra cuenta con un puente y es la que daba acceso a la ciudad detrás de los muros de defensa. El casco histórico de Colonia fue declarado como Patrimonio Mundial de la Humanidad por la UNESCO, un dato interesante es que por su singular preservación, sus calles han sido exteriores de varias películas de época. La postal más conocida de la ciudad es sin lugar a dudas la mágica "Calle de los Suspiros" debe su nombre a las historias del pasado, ya que años atrás supo ser una zona de burdeles donde iban los marineros que llegaban a la ciudad. En la actualidad es una calle muy angosta de piedras con casas muy bien conservadas. Una de las casas que se encuentra en la Calle de los Suspiros es una galería de arte que lleva el mismo nombre que la calle. Otras casas típicas que pueden visitarse son la casa del Virrey, la Basílica del Santísimo Sacramento con sus llamativas cúpulas y la Iglesia Matriz la cual tiene la fama de ser la más antigua del país. Se suma a la lista de los paseos imperdibles, conocer el faro de la ciudad, el cual fue construido en el año 1857 para alumbrar la bahía. Colonia al igual que otras ciudades antiguas e históricas, tiene una gran cantidad de museos en los que se puede conocer más sobre la historia del lugar. Muchos de sus museos se encuentran dentro de asombrosas casas antiguas. Uno de los museos más destacados es el Museo Portugués, donde se encuentra una gran cantidad de antigüedades, al igual que el Museo Español. Es interesante visitar el Museo del Azulejo el cual funciona en una pequeña casa de piedra que aún conserva sus paredes y pisos originales que datan de hace varios años atrás... No todo es historia, arte y antigüedades, también puede disfrutarse de sus playas tranquilas. Una propuesta interesante es conocer el pueblo en avioneta. Los pilotos privados de la ciudad ofrecen sobrevuelos por la costa, sobre el casco histórico y sobre la rambla. Además de una vuelta por el campo. El recorrido es para hasta tres pasajeros y dura unos 20 minutos aproximadamente. ¿Qué visitar cerca de Colonia? La costa de Colonia mira directamente a Buenos Aires, por lo que no es casualidad que varios viajeros combinen ambos destinos. Se puede llegar de una ciudad a otra en poco tiempo en embarcaciones privadas o también en barco de pasajeros que salen tanto desde Puerto Madero o Tigre en Buenos Aires hacia destino Carmelo, en el país de Uruguay. Buenos Aires Buenos Aires es una gran ciudad con muchos barrios históricos, sitios históricos, clásicas pizzerías, shoppings, museos, lugares donde puede disfrutarse de espectáculos de tango y más... Se dice que un viaje por Buenos Aires nunca está completo, es una ciudad tan grande que siempre queda algo para hacer. Una de las mejores maneras de recorrerlas es tomando un paseo en los colectivos turísticos que conectan las zonas y barrios más turísticos entre sí. Además de visitar Buenos Aires, pueden visitarse otras ciudades uruguayas como es el caso de Carmelo y Montevideo. Carmelo Carmelo se encuentra a menos de 100 kilómetros de Colonia, es una localidad muy pintoresca, otro destino ideal para el descanso y recargar energías. Es además un lugar recomendado para familias que viajan con niños. Allí puede disfrutarse de sus tranquilas playas las cuales son pequeñas pero perfectas para descansas. Durante la temporada alta, hay varios restaurantes y puestos de comida abiertos sobre la calle de la costanera donde pueden probarse platos típicos. El centro es pequeño, se encuentra alrededor de la Plaza Independencia rodeado de varios restaurantes económicos con menúes variados. La ciudad de Carmelo tiene su propia ruta del vino la cual no tiene para envidiarle a otros países con una gran variedad de bodegas las cuales pueden visitarse en cualquier época del año. Montevideo Montevideo es la ciudad más poblada de Uruguay, esta catalogada como una ciudad global. Cuenta con diversas actividades relacionadas con los estilos musicales de la región como el candombe y la murga uruguaya. El turismo es muy importante para la ciudad, allí pueden visitarse paseos históricos, disfrutar de sus playas y también del turismo agropecuario. En Montevideo se encuentran varias estancias turísticas, bodegas de vino y chacras. Colonia puede ser un destino de escapada de fin de semana, o un destino para pasar una semana completa y simplemente hacer relax y disfrutar de sus paseos históricos y playas. Para los viajeros que viajan con más tiempo las alternativas son varias y lo más importante es que todas se encuentran a pocos kilómetros de distancia.
  2. Hola!! Estoy planificando un viaje para octubre quería saber que destinos de playa recomiendan donde además se pueda visitar ciudades con centros históricos o actividades culturales. Gracias!!
  3. Estaré viajando por una semana a Chile, como son pocos días, la idea es visitar por 4 o 5 noches la capital y luego sumar algún destino de playa que no esté muy alejado o sino alguna otra ciudad que no esté muy distante. ¿Qué aconsejan?
  4. Portugal, es uno de los países más económicos de Europa, tiene destinos ideales para planificar una escapada de fin de semana y también opciones para quienes deseen dedicarle más días. Cuenta con ciudades antiguas y otras que combinan un casco antiguo con una elegante parte moderna. Además tiene varias playa y una rica gastronomía. Entre sus destinos principales se encuentran... Lisboa Todos los viajes suelen empezar por las capitales, por lo que no es una mala idea empezar a conocer este país por su ciudad más importante. Es una ciudad vibrante con un rico patrimonio histórico, barrios cargados de historia, monumentos y sus características fachadas de azulejo. Entre los puntos imperdibles de Lisboa, se encuentra la Plaza del Comercio, la más importante de la ciudad la cual funcionó en el pasado como puerta de la ciudad para el comercio marítimo, para conocer el lado bohemio de la ciudad el sitio a donde ir es el Barrio Alto. Un viaje por Lisboa no estaría completo sin antes visitar el Parque de las Naciones, la zona donde se desarrolló la exposición de 1998. Es una zona bien distinta ya que se caracteriza por ser moderna y con muchos espacios abiertos. Oporto Oporto es la segunda ciudad más importante de Portugal, luego de Lisboa. Es un destino muy elegido por los españoles que suelen tomarlo como destinos para escapada de fin de semana. Por la belleza de sus calles elegantes y estrechas y sus barrios ha sido declarada como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Uno de los puntos más importantes de la ciudad de Oporto, es la Plaza de la Libertad la cual conecta a la parte antigua de la ciudad con la parte moderna. A la hora de hacer compras, no puede faltar un paseo por la Rua Santa Catarina, una de las principales arterias comerciales. Para los amantes del café una parada casi obligada es pasar por Majestic, un elegante café que forma parte de la historia de la ciudad ya que fue inaugurado en los años 20, sentarse allí es sentirse parte de la historia de la ciudad. Algarve Se trata de un paraíso de Portugal que cuenta con playas de ensueño, pueblos pesqueros y un paisaje impactante. En la actualidad, es considerada como la región más turística del país, se encuentra al Sur del pais y abarca un pocos más de 150 kilómetros. Lo más característicos son sus costas con formaciones rocosas únicas. Tavira Uno de los destinos de playa más tradicionales del país es Tavira ubicado en la parte oriental del Algarve. Es un sitio de calles empedradas rodeadas de varios cafés y restaurantes familiares. Se caracteriza por un ambiente relajado ideal para disfrutar del descanso en las playas. Óbidos Óbidos se encuentra al Norte de la ciudad de Lisboa, es considerado como uno de los pueblos más bonitos de Europa, se encuentra rodeado por murallas del siglo XV. Su paisaje de casas blancas, techos rojizos junto con balcones y terrazas cargados de flores cautivan la atención de los viajeros. La ciudad puede visitarse tranquilamente en el día, la distancia en autobus de aproximadamente una hora desde Lisboa. Sintra Sintra fue declarada en el año 1995 como Patrimonio de la Humanidad, es un sitio realmente imperdible por sus playas y también por su arquitectura. Un viaje por Sintra no estaría completo sin antes recorrer su caso histórico. La ciudad de Sintra puede visitarse en el día desde Lisboa en tren. La distancia entre ambas ciudades es de apenas media hora y tienen muy buena frecuencia, ya que los trenes suelen salir cada 20 minutos. Otra manera de conocer Sintra, es haciendo una excursión con guía, para de paso conocer más sobre la historia del lugar. Info útil para planificar un viaje a Portugal El tipo de clima es del tipo Atlántico Mediterráneo, se caracteriza por ser lluvioso y frío en el norte. El sur es completamente distinto, es seco y caluroso. Por lo que la mejor manera de planificar un viaje sería eligiendo primero la zona que se desea visitar y luego viendo la mejor época del año. Para quienes deseen disfrutar de la vida nocturna, las ciudades más animadas son Lisboa y Oporto ya que cuentan con varias opciones y atractivos nocturnos. La moneda oficial, al igual que varios países de Europa, es el Euro. En cuanto a la cocina, la gastronomía es principalmente mediterránea con influencias de la cocina árabe, española y brasilera. Los platos tienen como ingredientes principales, el pan, los aceites, especias, quesos y carnes. No hay que olvidar, que el país tiene una destacada tradición vinícola. Viajar a Portugal, es una excelente oportunidad para probar sus vinos, los cuales son el resultado de las tradiciones introducidas en la región por civilizaciones antiguas como los fenicios, griegos, romanos y cartaginenses. La tradición del vino en Portugal data de varios años atrás, puede decirse que fue en la época del Imperio Romano, cuando el país comenzó a exportar sus vinos. Portugal es uno de los destinos más económicos de Europa, a la medida que nos alejamos de las zonas turísticas podemos encontrar mejores precios. Un lugar imperdible para ir de compras son los mercadillos donde pueden conseguirse las populares toallas y vajillas características del país. El idioma oficial es el portugués. A la hora de escoger alojamiento podemos encontrar varias opciones, desde exclusivos hoteles de lujos hasta casas rurales, pensiones, campamentos al aire libre, departamentos y hoteles de todas las categorías. Portugal es un país muy religioso, todos los años se celebran importantes fiestas religiosas como el Carnaval y la Fiesta de la Flor en Madeiras. Otros días importantes para agendar para quienes deseen participar de las fiestas son el 25 día de abril día en que se conmemora la Revolución de los Claveles y el 1 de diciembre, el Día de la Independencia.
  5. Miami es un destino ideal para disfrutar de sus playas. Es además un destino que ofrece otras atracciones turísticas como por ejemplo visitar y conocer paisajes únicos como es el caso del Parque Nacional Everglades. Las mejores playas de Miami Uno de los principales motivos para visitar Miami, además de las compras, son las playas. Existen distintas alternativas... playas llenas de gente, playas solitarias...Hay opciones para viajes en pareja, solitarios y también para viajes familiares. Una buena opción puede ser conocer las cualidades de cada una de ellas y elegir varias para visitar durante el viaje. La más famosa, South Beach La playa más famosa de Miami, sin lugar a dudas es South Beach. Es la playa más popular también en el mundo del cine. Esta playa se ubica en Ocean Drive, en los alrededores pueden encontrarse un montón de servicios para pasar el día. Parque de Bill Baggs La playa de Bill Baggs se encuentra en el sur de Key Biscayne, donde se sitúa el famoso faro del Cabo de Florida. Es un lugar especial para disfrutar de los deportes como la natación y el surf. Se suman a las opciones de paseo, realizar una visita guiada al faro de Bill Baggs. Esa playa es ideal para los viajeros que buscan playas tranquilas y con menos cantidad de gente. Haulover Beach, la playa nudista Esta playa es conocida por ser la única playa nudista legal de Miami. es además un lugar ideal para la práctica de sur. Crandon Park, la playa familiar Para viajes en familia, en especial con niños, una excelente opción es visitar Crandon Park, se caracteriza por ser una playa plana, es decir, hay que caminar mucho para llegar a la parte más honda. Matheson Hammock Park Siguiendo con las playas familiares, otra opción perfecta es esta playa escondida en Old Cutler Road. La playa está formada por un grupo de atolones artificiales formando una piscina. Consejos para disfrutar de las Playas de Miami Al igual que cualquier destino de sol y playa, es recomendable llevar protector solar. Conviene alejarse de las zonas dedicas al surf ya que las tablas pueden llegar a ser muy peligrosas. Es importante prestar atención a las banderas de colores. Cuando hay tiburones cerca de las playas suelen ponerse dos banderas de color rojas juntas. Tarjeta de atracciones en Miami Al igual que muchas ciudades turísticas del mundo, Miami cuenta con un pase de atracciones, puede ser una buena opción para quienes deseen visitar varias atracciones además, tiene la ventaja de permitir saltar esperas. Con la tarjeta de atracciones se pueden visitar varios puntos turísticos como por ejemplo museos, casas de los famosos a bordo de un llamativo autobus barco, entre otras opciones más. La tarjeta puede comprarse por un día, por dos o por más cantidad de días. Una de las preguntas que suele surgir a la hora de comprar un pase de atracciones, es si resulta rentable comprar la tarjeta de atracciones, la respuesta es según... Depende del viaje que cada persona tenga planeado... Si la idea es visitar playas o hacer shopping no es la mejor opción pero puede ser muy rentable para quienes deseen conocer otros puntos turísticos o hacer excursiones a Cayo Hueso o Everglades. Parque Nacional Everglades Se trata de un espacio de 6000 kilómetros cuadrados, es la zona más salvaje de los Estados Unidos.Es un terreno pantanoso que parece no tener fin. Allí habitan varios animales exóticos, este espacio ha sido declarado como Patrimonio de la Humanidad, Reserva de la Biósferea y también como Humedal de Interés Internacional Cayo Hueso Los cayos son una cadena de pequeñas islas que se encuentran unidas por puentes. Situada al sur de Florida más cerca de Cuba se encuentra esta pequeña isla tropical que en el pasado supo ser refugio de piratas y pescadores.Hoy en día se ha convertido en un lugar muy turístico. Para quienes deseen conocer Cayo Hueso, se recomienda recorrerla a pie o en bicicleta. La mejor manera de llegar a Cayo Hueso es alquilando un auto en Miami. El paisaje durante los 250 kilómetros es único. Para quienes no deseen manejar, existe la posibilidad de contratar una excursión organizada. Más info útil ¿Cómo ahorrar en Miami? En los últimos años se ha convertido en una ciudad más asequible con opciones para todos los bolsillos, sin embargo teniendo en cuenta algunos consejos y trucos se puede ahorrar bastante dinero... Uno de los principales consejos es reservar tanto el vuelo como el hotel con la mayor antelación posible. Existen otras opciones de alojamiento para quienes no deseen hospedarse en hoteles, los departamentos tanto privados como compartidos suelen ser una opción más económica comparado con los hoteles. Las tarjetas turísticas permiten ahorrar bastante dinero, en especial si la idea es conocer varios puntos turísticos. Utilizar transporte público, en Miami existen más de 800 autobuses que recorrer la ciudad. Es importante tener en cuenta que un billete común de autobús vale un poco más de 2 dólares. En caso de utilizar varias veces al día el transporte público, se puede optar por un pase diario el cual suele rondar los 5 dólares, casi 6.. Para utilizar esta opción se debe comprar una tarjeta. Generalmente las rutas de los metrobus suelen operar las 24 horas del día, por lo que tomar el transporte público es una buena alternativa. ¿Cuándo visitar Miami? En cuanto a la temperatura, los mejores meses para conocer Miami son los meses que van de noviembre a mayo, ya que es la época de días cálidos pero que no llegan a ser extremadamente calurosos.
  6. La mañana había culminado tras un nubarrón de fría lluvia sobre las playas de Formentera. Al final, no nos habían cobrado la renta de las bicicletas por un descuido de la empleada. Eso, sumado a la última noche que había pasado junto a Bob Sinclair sin haber pagado un euro, hizo que mi viaje a Ibiza valiera incluso más la pena A pesar del enorme desvelo que traíamos encima, Yasmina, Pauline, Pablo y yo recorrimos la isla de la forma más fresca. Y al finalizar la jornada no acabaría. El resto del grupo de viaje estaba ya disfrutando en las playas de la ciudad de Ibiza. Así que tomamos la lancha de vuelta a la capital de la fiesta. Aunque las dos últimas veces habíamos iniciado nuestras noches después de la 1 a.m., todo parecía indicar que esta vez lo haríamos desde mucho antes. Antes de que el sol se ocultase, para ser exactos Llegamos a un pequeño muelle de Ibiza y caminamos por la zona de playas hasta dar con otro de sus famosos clubes: Bora Bora, donde se ofrecía una más de las closing parties de octubre. Bora Bora es un club de playa al aire libre al que se puede acceder sin ninguna restricción, ya que se encuentra en una playa pública. Nuestros amigos ya estaban allí, tras horas bailando sobre la blanca arena al ritmo del DJ que tocaba fuera del lugar. Observando la facilidad con la que podíamos consumir alcohol que no perteneciese a la discoteca, Pauline y yo decidimos comprar una botella de ron en una tienda cercana. Y con ella nos unimos a la fiesta vespertina, con la que empezábamos otra noche más en Ibiza Al oscurecer dejamos Bora Bora para volver al hotel y reposar un poco, coger algo para cenar y tomar una merecida ducha. La mayoría habíamos comprado ya los tickets para nuestra última closing party, que esperábamos fuera la mejor de todas: la de Pachá. Si bien, una noche antes Alex, Lucía, Yasmina y yo habíamos pasado una de las mejores fiestas con Bob Sinclair, el cierre de temporada en Pachá creaba muchas expectativas. Así, una vez más, el patio del hotel se llenó con la pandilla, reunidos para terminar nuestras reservas de alcohol, y salir preparados para otra noche de fiesta en el mejor club de toda Ibiza. La entrada al antro parecía toda una alfombra roja por donde se paseaban celebridades locales. La fiesta parecía mucho más preparada que antes y el dinero invertido casi se olía en el interior La cabina de música que la noche anterior se ocupaba por el famoso francés ahora daba cabida a un nuevo DJ local, que con su residencia en la isla, como es común en el ambiente del EDM, trataba de alcanzar la fama con su material inédito. Esta vez aprovechamos la noche para conocer la totalidad de la disco. Resultó ser que Pachá era más grande de lo que habíamos imaginado. Posee múltiples salas privadas y una terraza, donde la música convierte el ambiente más chill out, reservando la locura y las drogas para la sala principal El lugar estaba a reventar. Supongo que las expectativas eran igual de grandes para todos. Pero el DJ simplemente no daba el ancho; no para los 40 euros que había costado la entrada De todas formas, no podía quejarme. Ningún antro en la mayoría de los lugares se asimilaría a donde estaba parado. Y si quería que el recuerdo perdurara, debía pasar mi última noche de fiesta en Ibiza de la mejor forma Davide, quien había organizado el viaje y conocía muy bien la isla, nos había invitado a un after después de Pachá. Todos aceptamos sin poner peros. Y nos quedamos hasta tarde para terminar la noche por la mañana. Pero Davide parecía ser otro junkie más de los muchos que hay en Ibiza. Y su cara lo delataba. No podía esconder la cantidad de drogas que traía encima. Y al preguntarle por el after, sus ojos y todo su rostro parecían viajar más allá de este mundo ¿Qué más podía esperar? Estaba en Ibiza, y debía asimilarlo Al filo del amanecer despedimos de una buena vez a Pachá y volvimos al hotel, prometiendo volver. Quizá algún día en que David Guetta no cancelase su fiesta Aquella mañana, al fin, aprovechamos a dormir. Dormir todo lo que no había podido desde que partí de Valencia tres días atrás ? Y mis ojos reaccionaron a la luz mucho después del mediodía. Decidimos tomarnos el día para conocer un poco de San Antonio, ciudad donde se encontraba nuestro hotel y misma que no habíamos podido recorrer desde que llegamos. San Antonio es una pequeña población al oeste de Ibiza, con una pequeña zona portuaria llena de yates y embarcaciones privadas. No posee un centro histórico, por su origen reciente como zona turística. Pero sus callejuelas llenas de comercios no dejan a nadie decepcionado Luego de una tarde de compras y de una buena pizza nos preparamos para otra de las cosas que hacen famoso a San Antonio y su bahía: el atardecer en el Café del Mar. El Café del Mar es bastante célebre en la ciudad y en toda la isla. No solo por su comida y buen servicio, sino por su excelente locación frente al mar de San Antonio, lo que lo hace el mejor sitio para observar la puesta del sol Y no es solo un atardecer. No señor. Ellos se encargan de crear el mejor ambiente posible, con música instrumental de fondo para acompañar la adorable y naranja estampa de la que cientos de turistas son testigos cada día. La mejor noticia es que no es necesario consumir en el restaurante. La superficie rocosa de su playa frontal es totalmente pública. Y es allí donde mi equipo y yo nos sentamos para admirar el mejor ocaso de nuestras vidas Desde el Rey León hasta las memorias más recónditas nos venían a la mente con semejante cielo y semejante iluminación. Los reflejos vivaces en las tranquilas olas del mar generaban un perfecto contraste de texturas que nos enamoró más y más de aquella isla balear La romántica escena culminó con ese lumínico punto trasladándose desde las nubes hasta el horizonte marino, momento mismo en el que llegaba una bailarina hippie que comenzó a danzar con fuego para luego escupirlo desde su boca. San Antonio se convirtió entonces en una mancha urbana iluminada nuevamente, y al calor del fuego y la brisa marina dijimos adiós a nuestra última noche en Ibiza, con la mejor de las postales posibles Los días parecían haber sido eternos. Todo el equipo nos habíamos convertido ya en una pequeña familia de viaje que no quería separarse Desde los alemanes y las inglesas hasta los españoles y mexicanos presentes. La familia ibicenca Pero era momento de partir. Y esta vez nuestro viaje a Valencia lo haríamos bajo la radiante luz del sol. Así que temprano por la mañana desalojamos el hotel y cogimos por última vez los coches, con los que atravesamos la isla para llegar al puerto de Ibiza. Mientras los respectivos choferes se dirigieron al aeropuerto a entregar los autos, el resto nos quedamos en el puerto aguardando por nuestro ferry. Pero de algo nos habíamos dado cuenta. Habíamos viajado a la ciudad de Ibiza solamente de noche y por las fiestas. Pero no habíamos podido visitar su centro histórico Y a pocos kilómetros de él, Yasmina, Pauline, Karina y yo decidimos acudir. Karina nos llevó andando por todo el malecón de la ciudad, al lado de todos los grandes hoteles y comercios típicos ibicencos. A 1 km del puerto arribamos al centro histórico de Ibiza, donde tomamos un café y comenzamos el recorrido. La isla de Ibiza fue habitada desde la Edad Antigua por los fenicios, cuyo principal asentamiento fue precisamente en donde hoy se yergue el casco viejo. Hay incluso un cementerio fenicio cerca de la ciudad. El área cayó en manos de los moros durante la Edad Media y posteriormente fue recuperada por la Corona de Aragón. Fueron los españoles quienes construyeron la mayoría de las edificaciones que se aprecian el día de hoy. Muchas de ellas datan de la Edad Media, aunque otras más son renacentistas. La mayor parte de las viviendas y edificios poseen un limpio color blanco, lo que da a la ciudad y la isla esa típica postal blanca que todos conocemos Caminar entre sus calles me hizo verdaderamente sentirme en el Mediterráneo. Es así como imaginaba muchas de las islas de este milenario mar, como Grecia, el Mar Egeo, Turquía o Córcega El territorio se va volviendo cada vez más empinado, y una colina se levanta ante toda la ciudad. Esta parte es conocida como Dalt Vila, la antigua ciudad y capital de la isla. Esta urbe fungió un papel importante por muchos siglos, como puerto comercial y punto clave en las travesías mediterráneas de varias civilizaciones. Es por ello que se encuentra fortificada. La muralla fue levantada por la corona española para defenderla de los ataques turcos y piratas. Hoy esta pared y sus baluartes engalanan la ciudad y crean un maravilloso contraste entre una estructura medieval y un desarrollado paraíso turístico. Vista de Ibiza desde su centro histórico No cabe duda de por qué vivir en Ibiza es el sueño para muchos Y la enorme cantidad de extranjeros residiendo allí es la prueba misma del poder que la isla posee en todo el planeta. Volvimos al puerto y abordamos nuevamente el ferry, esta vez para regresar a Valencia. Subimos rápidamente a la cubierta del barco para tomar el sol que el día nos regalaba y para apreciar una última y mágica postal de la isla y su estupenda silueta Pasaría entonces mis últimas seis horas con mi familia ibicenca antes de despedirlos en el puerto de Valencia Y aunque sólo habían sido cinco días en su compañía, los recuerdos de uno de mis mejores viajes en la vida perdurarían para siempre Ibiza no solo era fiesta y alcohol. Ibiza cumplió un sueño y me llevó más allá de lo que el “yo” adolescente esperaba de ella. Al final partí de sus tierras mediterráneas con un puñado de nuevos amigos y experiencias por descubrir Pueden ver ambas partes de las fotos en los siguientes álbumes:
  7. Ya cada vez falta menos para mi viaje a EEUU.... voy a estar unos 6 días en Miami y luego seguiré hacia otros destinos. Mis dudas puntuales son ¿Qué hacer en Miami? Aparte de disfrutar de las compras y la playa que recomiendan? Iré en julio, como es el clima? Acepto todo tipo de consejos
  8. ¿Qué ha pasado? ¿Cómo habéis vuelto al hotel? ¿Dónde están los otros?... No todas las preguntas podían responderse de antemano; sólo una de ellas: ¿cómo la habéis pasado? Mi primera noche en la isla había sido más que brutal. De pies a cabeza, Privilege nos había demostrado ser el club nocturno más grande del mundo (o al menos el más grande en el que habíamos estado). Sede del famoso dueto de Freddie Mercury con Montserrat Caballé grabado para los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992, Privilege ha devenido en uno de los antros más famosos y emblemáticos de la música electrónica, por supuesto, en el hogar de la fiesta por excelencia, Ibiza. La patrulla se había dividido aquella noche. La mitad nos dirigimos a Privilege, otros a Lío, otros prefirieron beber en el hotel y otros más simplemente desaparecieron de nuestras vistas Pero al siguiente día nos reunimos por la mañana. Con todo el esfuerzo que pudimos conseguir ante una pesada resaca Ibiza era mucho más que sólo fiesta, y sabíamos que cinco días podían pasar volando antes de que volviésemos al puerto de Valencia. Debíamos poner nuestro empeño por delante si queríamos conocer lo mejor de la isla. Entre largos y constantes pestañeos me reuní de vuelta con Yasmina, Alex y Lucía. La pandilla estaba lista para salir, pero Pablo no aparecía. Quizás la noche anterior lo había dejado más que derrotado No sabíamos su número de habitación, y no teníamos tiempo que perder. Partimos sin él, y con una nueva integrante en nuestro auto. Pauline, una chica francesa. Con Davide y Karina al frente (los organizadores del viaje) nos dirigimos a otro de los destinos turísticos más visitados al este de la isla: el famoso mercado de Las Dalias. Ibiza fue en los años 60’s y 70’s lo que San Francisco fue para los Estados Unidos. Fue el punto de referencia para el movimiento hippie en toda Europa. Y hasta el día de hoy la cultura hippie sigue viva. Las Dalias es uno de esos remanentes de la contracultura contemporánea. Un mercado lleno de artesanías, ropa, souvenirs, restaurantes y todo lo que nos trae a la mente al pensar en los hippies, muchos de los cuales han llegado a Ibiza para quedarse. Y hacen de esta su forma de vida. Mercado de Las Dalias Volvimos a las carreteras baleares para perdernos en sus montañosas curvas. Rodeados de hermosos y densos bosques, manejamos en zigzag sin un rumbo aparente. Las casas aparecían y desaparecían constantemente, hasta que nos internamos de lleno en una zona que parecía despoblada. En lo alto de un pequeño cerro se hallaba un modesto restaurante, donde aparcamos los autos a petición de Davide. A la mayoría no le había alcanzado el tiempo para prepararse el desayuno en el hotel, o siquiera coger un pan y un café en la recepción Así pues, la mejor opción era detenerse para comer allí. Pero Davide no había elegido ese sitio al azar. Vaya que no. Como dije, él conocía bien cada rincón de la isla mediterránea, y ese restaurante resguardaba un enigma tras sus comedores. Algunos metros más adelante de la terraza la tierra firme cedía al fin, dando lugar a un empinado acantilado tras el cual daba comienzo el mar. La boscosa pendiente aparecía bruscamente, dejando al desnudo un intenso mar azul que nos avisaba sobre otro soleado y despejado día en el Mediterráneo occidental Alex y Lucía Bajo ese hermoso cielo y junto a aquel pasmoso y azul océano nos sentamos y tratamos de curar el desvelo y la resaca con cualquier remedio que el restaurante nos ofreciera. Para mí la opción más barata fue, como siempre, sacar mi lata de atún Sanja, mi compañera de cuarto, una extravagante y rubia serbia, nos contó que sufría muchos problemas estomacales, y que necesitaba comer higos. Era su solución naturista más cercana. Pero, ¿dónde íbamos a conseguir higos? Sanja había visto algunos plantíos en la carretera, y pretendía bajarse a robar algunos. Pauline, quien apenas hablaba algunas palabras en español, preguntaba ¿por qué tenía que robar higos? Sanja sólo decía que le harían bien a su estómago. Terminamos de comer y volvimos a los coches, mientras Pauline mantenía la misma cara de consternación. Avanzamos algunos metros cuando, de pronto, un plantío de higueras apareció. Sin que Davide se detuviera completamente, Sanja bajó del auto con su bolsa y comenzó a cortar higos de forma extremadamente rápida. Todos dentro del coche comenzamos a reír a carcajadas Pero Pauline no entendía. ¿Qué está haciendo? Me preguntó. Robando higos, contesté Entonces todo se iluminó para ella. Su novato oído había confundido los fonemas de la g y la j. Y mientras Sanja robaba higos, Pauline creía que robaría hijos Claro, robar y comer hijos no es algo que a alguien le causaría risa. Pero los gajes del idioma son siempre divertidos Seguimos la travesía de vuelta al oeste de la isla. Algunos kilómetros al norte de San Antonio, donde se encontraba nuestro hotel, se erguía otra cala que valía la pena descubrir. La Cala Salada y su hermana la Cala Saladeta. Ambas playas, como la mayoría en Ibiza, rodeadas por rojizos acantilados moteados por la vegetación. Esas bellas ensenadas se volvían un paisaje muy común en la isla, y nos acompañarían por el resto de nuestro viaje Los días de otoño terminaban más rápido, claro está. Pero los días en Ibiza suelen comenzar después de las 12 horas, cuando nuestros cuerpos apenas se recuperan de una larga jornada de fiesta. A nuestra llegada a la Cala Salada, apenas podía creer que el sol hubiera ya avanzado tanto en su camino diario. Menos mal que nos permitiría todavía hacer algunas fotos de sus más maravillosos ángulos, puesto que con lo fría que sabía que estaría el agua no tenía ninguna intención de bañarme La buena noticia es que la Cala Salada está bastante alejada de la metrópoli, y son pocas las construcciones humanas alrededor, que se limitan solamente a unos pequeños restaurantes. Si bien es normalmente visitada por multitudes de turistas, aquel día la bahía lucía con una inmensa tranquilidad Así que subimos a las paredes de roca que dividen ambas playas para admirarlas en su plenitud, mientras el sol descendía poco a poco en el horizonte. Aunque los colores que emanaban desde el cielo hasta el rojizo suelo eran encantadores, Davide tenía un mejor lugar para observar el ocaso, y antes de que el sol se ocultase corrimos de regreso al parking y cogimos los coches. Manejamos rápido en dirección norte hasta otra zona boscosa que no parecía tener nada especial. Nada hasta nuevamente salir a otro de los grandes acantilados de Ibiza. Un enorme y alto mirador que nos dio una panorámica más amplia del atardecer y sus mágicas tonalidades Nos sentamos serenamente sobre las rocas con un cielo naranja frente a nosotros, y el astro rey nos despidió de la luz para traer una noche más a la isla de ensueño Fue momento de volver al hotel, donde Pablo se culpaba por haberse quedado dormido. Había pasado todo el día junto a la piscina tomando el sol. Pero estábamos de vuelta. Y las noches en Ibiza siempre son jóvenes Uno de nuestros vecinos en el hotel Aquel sábado algunos asistirían a la fiesta del cierre de Amnesia, un famoso club en el centro de la isla. Por otro lado, Lucía, Alex, Yasmina y yo habíamos decidido no salir de fiesta aquella noche. Al menos no a una cara discoteca. Reservaríamos nuestras fuerzas y nuestro dinero para la fiesta de cierre de Pachá, al siguiente día. La pandilla haciendo botellón en el hotel Visitar Pachá era uno de mis sueños desde hace mucho tiempo Desde mi adolescencia para ser exacto, cuando empecé a escuchar a David Guetta, quien cada jueves da una fiesta exclusiva en el club bajo el nombre de Fuck me I’m famous. De hecho, fue David Guetta quien nos hizo cambiar nuestros planes, pues en principio llegaríamos un jueves para asistir a su fiesta en Pachá. Pero tras su sorpresiva cancelación, decidimos llegar un viernes De cualquier modo, al siguiente día Pachá ofrecería su fiesta de cierre, y estando en Ibiza eso era algo que no podía perderme De hecho, aquel sábado Pachá recibiría a otro de mis DJs preferidos: Bob Sinclair. Pero vamos, los boletos eran excesivamente caros y estaban agotados Así que mientras todos partieron a Amnesia, mi equipo y yo cogimos el coche para buscar un buen pub donde bailar y relajarnos (sin tener que pagar un entry fee, claro está). A la noche, con un espacio vacío en nuestro auto, se nos unió Rocío, una chica valenciana que había ya dado mucho de qué hablar. No a muchos les agradaba, incluyendo a Pauline, quien nos había contado que compartir el coche con ella era una pesadilla. Y vaya que lo era Rocío parecía tener complejo de princesa. Deseaba que todo el mundo hiciera lo que ella quería. Apagar el aire acondicionado. Prenderlo. Mover el asiento. Sumado a los malos comentarios que realizaba sobre las otras personas que apenas y conocía No entendía qué diablos hacía esa chica con nosotros. Pero Alex es una persona muy noble. Alguien que no podía decir que no Tratando de ignorar el hecho de estar con ella, nos dirigimos a la ciudad de Ibiza y entramos a un pequeño pub junto a la playa. Había bebido ya algunas cervezas y nos dispusimos a bailar para pasar la noche tranquilamente. De pronto Rocío desapareció. Huyó de nuestra vista Habíamos oído que era una chica rara. Y vaya que lo era. Sin hacer mucho alarde, pasamos por alto la situación. Hasta que apareció nuevamente, ahora de la mano de un tipo alto y guapo ¿En verdad había podido ligar con él? No lo sabíamos. Pero insistió en presentárnoslo a todos. El chico era uruguayo, y si bien no recuerdo su nombre ni nada especial sobre él, recuerdo que estaba drogado. De verdad, muy drogado. Su mirada estaba perdida y sus pupilas realmente dilatadas. Su vestimenta era un fiasco Pero Rocío quiso presentárnoslo. ¿La razón? Nos dijo que él podía dejarnos entrar a Pachá para ver a Bob Sinclair. Sin pagar. Sin boleto. Entrar como la gente poderosa ¿De qué diablos estaba hablando? ¿Cómo confiar en un tipo con esa pinta? Ni siquiera parecía poder hablar bien. Pero algo es seguro, la idea hizo que los ojos de todos nosotros se iluminaran completamente Decidimos darle una oportunidad. Al fin y al cabo, no perderíamos nada. No teníamos ningún plan, y el antro estaba bastante cerca de allí. Caminamos entonces tras la sombra de aquel junkie, quien andaba de la mano de Rocío. Al llegar a Pachá se detuvo en la esquina. Se topó con alguien y comenzaron a hablar y fumar. Mierda, creo que nos había engañado Comenzamos a desesperarnos. Queríamos volver. Pero Pachá estaba frente a nosotros. La discoteca de mis sueños estaba justo frente a mí. Y en su interior tocaba Bob Sinclair, uno de los DJs por los que empecé a adorar la música electrónica. ¿Qué más daba? Tras varios minutos parados como tontos, el uruguayo nos cruzó la calle y saludó al guardia de la entrada, quien pidió nuestros boletos o nuestros nombres para buscarlos en la lista de invitados. El uruguayo sólo dijo: déjalos pasar. Y la cadena se abrió. El guardia nos abrió. Sin pagar, sin nada más Todo parecía irreal, y decirlo puede sonar quizá bastante cursi. Pero entrar por primera vez a Pachá de aquella manera era algo que jamás olvidaría en mi vida. Estaba en una fiesta exclusiva en Pachá completamente gratis En aquel momento los cuatro nos miramos a los ojos y sonreímos como niños tontos. Pero nos tranquilizamos, y entramos en razón. Dimos las gracias al sujeto, quien sólo nos pidió a cambio que le comprásemos una copa. ¡Vaya precio! 4 euros cada quien y el asunto estaba resuelto Y desde entonces decidimos no odiar más a Rocío. Ella y el junkie nos habrían de regalar la mejor noche de nuestras vidas, al menos de la mía hasta ahora Despojado de mi cámara (prohibidas ante una celebridad como Bob Sinclair) entramos al antro entre la multitud que ya había comenzado la noche. Pachá parecía más pequeño de lo que pensé (sobre todo después de haber estado en Privilege). Y justo al entrar se encontraba el set del DJ, y Bob Sinclair mezclando frente a nosotros Pachá era sorprendente. El ambiente era tal y como lo imaginé. Bailarinas exóticas sobre grandes plataformas. Juegos de luces alucinantes. Disparos de humo por doquier. Multitudes enloquecidas… Las miradas perdidas de quienes parecían más que extasiados con los beats del DJ francés. Un extraño sujeto que se acercó a mí en el baño y empezó a bailar tras el mingitorio mirándome fijamente. La droga estaba por doquier. Cocaína, metanfetaminas, ácidos, éxtasis. Todo al alcance a precios no tan baratos Pero el único éxtasis que necesitaba era la música que recorría cada centímetro de mi cuerpo, que me llevaba de viaje hasta mi lejana adolescencia. Bob Sinclair y Pachá fueron la combinación perfecta Una noche que recordaría por el resto de mi vida... Era domingo. La fiesta en Ibiza no termina antes de las 6. Pero algunos osados insistimos en hacer otra visita bastante temprano Pauline, Yasmina, Pablo y yo habíamos planeado ya viajar a la isla de Formentera, una pequeña isla al sur de Ibiza, la más pequeña y menos poblada de todo el archipiélago de las Baleares. Davide nos la había recomendado bastante. Y aunque la temporada no era la mejor en cuanto al clima, no podíamos pasar por alto viajar a ese pequeño paraíso natural. Él y Karina nos llevaron muy temprano hasta el puerto de Ibiza, donde tomamos la pequeña barca que nos llevó hacia el sur por 20€ la ida y vuelta. Vista del centro de Ibiza desde la barca Pablo y yo estábamos muertos Habíamos dormido solo dos horas y aprovechamos el viaje a la isla para descansar lo más posible ? Yasmina parecía tan fresca que pocos se hubieran imaginado que pasó toda la noche junto a Bob Sinclair. Pero así es Ibiza !!! Dos chicas brasileñas y Paulina, otra mexicana, nos acompañaban. Al llegar al pequeño muelle, a unos 4 km de Ibiza, despertamos por fin para comenzar un nuevo día. Formentera es una isla relativamente pequeña, con una geografía irregular que le brinda una forma alargada y un relieve bastante llano, lo que la hace más fácil de recorrer. Pero hacerlo a pie no era una opción muy viable. Y la manera más económica era rentando bicicletas Por 5€ cada una empezamos la travesía. Y aunque nos dolió dejar a las brasileñas (no sabían manejar en bicicleta) sabíamos que el recorrido no era tan corto, y nos dirigimos al sur de la isla. El camino nos llevó por una estrecha franja de tierra hacia el centro de la isla. Las dunas de arena se adornaban con una vívida vegetación típica mediterránea. Formentera forma parte, de hecho, de un Parque Natural, por su importancia como ecosistema endémico y por ser uno de los lugares donde anidan las aves migratorias. Pronto el sendero nos condujo junto a la playa. A diferencia de Ibiza, Formentera ofrece a sus visitantes extensas playas de arena blanca sin ningún tipo de acantilados en su costa. Al menos no en el este de la isla. Las aguas lucían tranquilas y un intenso color azul infundía cada ola que se aproximaba a nosotros. El día no era el más cálido de la temporada, y algo nos decía que el clima en Formentera suele ser más fresco que en sus vecinos del norte. No obstante, eso es lo que mantiene a los arbustos y matorrales verdes durante casi todo el año Nos detuvimos en una de sus playas a unos 7 km del puerto. Lucía bastante solitaria, y era el lugar perfecto para acostarnos a tomar el sol y tratar de reponer lo que la noche nos dejó encima ? Aparcamos las bicis junto a un restaurante local y nos echamos en la arena. Las nubes cubrían el sol, y un viento algo frío soplaba desde el mar. Esto no era lo que yo imaginaba del Mediterráneo. Pero el otoño había llegado. Una lluvia ligera comenzó a golpear nuestras caras, y antes de que pudiésemos coger nuestras cosas las nubes dejaron caer su furia sobre la isla Corrimos a resguardarnos bajo el techo de aquel restaurante. Ahora no cabía duda de la ausencia de turistas en la zona Cuando la lluvia aplacó, volvimos para disfrutar lo que nos quedaba del día. Y huyendo del agua fría y su ahora fuerte oleaje, nos conformamos con una siesta en la suave arena y con fotografiar los maravillosos paisajes que aquella isla de ensueño nos regalaba Después del mediodía emprendimos nuestro camino de regreso. Debíamos coger el barco si deseábamos llegar a tiempo a Ibiza. La pandilla se había preparado para otro día de fiesta que esta vez comenzaría desde antes del anochecer
  9. Tras apenas una noche en la ciudad costera de Valencia mi amigo Óscar me acompañó hasta las oficinas de ESN (Erasmus Students Network), la agencia estudiantil que me había convencido de costear aquel viaje tan poco fraguado que apenas podía creer que estaba allí parado Allí, se preparaban a salir Davide y Karina, un italiano y una letona que, de hecho, hablaban un perfecto español. Ambos eran los encargados de tal asociación en Valencia y, por tanto, quienes me habían enlistado en mi próxima aventura. La cita no era en la oficina. Pero para facilitarme las cosas, ambos me ofrecieron ir con ellos hasta el muelle, de donde zarparíamos con el resto del grupo. Me despedí entonces de Óscar, quedando a mi merced por primera vez, con gente a mi alrededor que me era completamente desconocida Tendría ahora que encarar al verdadero reto de un intercambio cultural: conocer extranjeros sin nadie a mi lado que me presentase, que me acompañase ni me conociese Pero apacigüé todo nervio, y antes de partir decidí cruzar la calle y comprar lo que sería una buena forma de hacer amigos en cualquier parte del mundo y en cualquier situación: cerveza Tras guardar las latas en mi atestada maleta, subí con Davide y Karina al coche. Condujimos hasta la zona portuaria de Valencia, donde caída la noche, el pequeño grupo de Erasmus aguardaba por nosotros en la zona de abordaje. Estudiantes de todo tipo, en su mayoría europeos, habían empezado ya a presentarse unos con otros. Me acerqué con cautela y, sorprendentemente, un acento mexicano fue lo primero que pude notar Y no se trataba solo de Paulina, una chica norteña residente en Texas que hacía su intercambio en la Universidad de Valencia, sino también de Pablo, un toluqueño estudiante de arquitectura. Haciendo a un lado la seguridad que toparse con paisanos puede brindar, pasé mis manos saludando a cada persona que llegaba, hasta que el grupo entero se formó en la sala de espera. Parecían todos ser muy majos, y todo apuntaba a que el incómodo tour que hice en Porto no se repetiría más, pues el grupo no era de hecho nada numeroso. 22 almas serían las que me harían compañía durante los próximos cinco días. Alemanes, españoles, inglesas, brasileñas, francesas, serbias, marroquíes y mexicanos… Nos preparamos para pasar el control de seguridad, donde supuse que mis cervezas terminarían en la basura. Pero la suerte estaba de mi lado, y el gendarme ni siquiera lo notó, o posiblemente estaba de muy buen humor Arrastrando nuestras valijas nos dirigimos al ferry que nos llevaría hasta la emblemática isla de Ibiza, joya del Mediterráneo y capital mundial de la fiesta Como mi primera vez en un ferry raramente imaginé la magnitud de la embarcación Algo semejante a un catamarán turístico era lo que en principio había venido a mi mente. Pero se trataba de un enorme bote destinado a transportar no solo pasajeros, sino autos, materias primas y todo lo necesario para que la población de toda una isla pudiera sobrevivir. El ticket del ferry iba ya incluido en el precio del viaje. Más comprendía solo nuestro transporte, y no un camarote donde dormir. Nuestra jornada de 6 horas (12 a 6 am) significaba que tendríamos que conciliar el sueño en donde pudiésemos acomodarnos. O bien, no dormir. ¿Quién necesitaba dormir en Ibiza después de todo? Además, los precios de los camarotes ascendían a unos estrepitosos ¡100 euros por noche! ¡¿En qué diablos estaban pensando?! De cualquier manera, Karina consiguió uno para guardar nuestro equipaje, y así cogimos solo lo necesario para pasar la noche a bordo de la enorme embarcación. El ferry contaba con un restaurante, un bar, una sala de cómputo y wifi en su interior. En la parte superior se encontraba el área lounge, con música chill out y una barra de bebidas. Por supuesto, el lugar perfecto para empezar a conocernos A medida que el barco zarpaba y dejábamos atrás las luces de Valencia y su zona portuaria todos comenzamos a conocernos y presentar un poco de nuestras vidas a los otros. Alex era un chico valenciano ejerciendo la medicina en un consultorio de la ciudad. Su novia Lucía lo acompañaba. Yasmina era una joven marroquí que hacía su posgrado en Valencia. Pablo estudiaba arquitectura en México y ahora realizaba su intercambio en la misma ciudad. Mientras Sanja (pronunciado como Sania) era una excéntrica estudiante serbia que hacía su máster en España a través del programa Erasmus Mundus. Todos tenían una interesante historia que contar. Pero todos coincidíamos en algo: buscábamos descubrir la vida nocturna y las playas de Ibiza, y eso fue algo que rápidamente nos unió Pasamos extensas horas hablando sentados en los muebles de la cubierta, y a pesar de las altas horas de la madrugada, el viento mediterráneo se percibía cálido y bastante húmedo. Algunos exploramos un poco el resto de la proa, descubriendo unos camastros de sol donde pudimos tomar una larga siesta, al saltar de la brisa marina que golpeaba nuestros rostros. Antes del amanecer, volvimos a la sala interior, donde un café reavivaría nuestros cuerpos, mientras arribábamos a las aguas de las Islas Baleares. El equipo hacia Ibiza Con bastante cansancio, pero con la mejor actitud por delante, descendimos del barco con las pestañas casi unidas. Ahora nos encontrábamos en la famosa ciudad de Ibiza, que resulta no ser lo mismo que la isla de Ibiza. La isla se extiende por 572 km² al sur del archipiélago de las Baleares, y en ese terreno se yerguen tres principales núcleos urbanos: Ibiza, San Antonio y Santa Eulalia, de los cuales el primero es el más grande y poblado de todos. Así mismo, por su incomparable fama, suele ser el lugar más caro y cotizado por los viajeros. Por ello nuestro hotel se reservó en la comunidad de San Antonio, con precios mucho más asequibles. Entre San Antonio e Ibiza hay unos 15 km de distancia, distancia bastante corta comparada con la que nos separaba de muchas de las playas famosas, las discotecas más célebres y los maravillosos paisajes desde los acantilados costeros. En vista de los altos precios y de la poca conveniencia de movernos en transporte público, lo mejor para todos sería rentar coches ESN había ya reservado algunos autos en una agencia del aeropuerto, a donde rápidamente nos dirigimos mientras formábamos cuadrillas de viaje. Alemanas con brasileñas, alemanes con inglesas, francesas con españolas… por suerte, no tuvimos ningún problema en separarnos en grupos de cinco. Y Lucía, Yasmina y Pablo fueron los elegidos para viajar conmigo a bordo de uno de los cinco Ibizas (vaya coincidencia). Y con la mejor de nuestras suertes, Alex se ofreció como nuestro conductor designado. Alex no necesitaban del alcohol para divertirse, y eso era de respetarse. Al final, podríamos conducir a los clubes sin tener que preocuparnos por los retenes de seguridad. Mis noches en Ibiza parecían haber tomado rienda suelta Los cinco Ibizas en Ibiza Mientras el sol se levantaba condujimos hacia la parte oeste de la isla. Al igual que en Valencia, los letreros en catalán aparecieron repentinamente. Si bien poco sabía que la comunidad balear era su hablante nativa, la intensa explotación turística de la isla hace que, probablemente, el inglés sea incluso más hablado que el catalán o el castellano. En pocos minutos llegamos a San Antonio. Nos registramos en el hotel y nos dirigimos a nuestras habitaciones, divididos prácticamente al azar por Karina y Davide. Compartir el cuarto con Willi, el alemán, sería interesante. Pero hacerlo con Sanja, la extravagante rubia serbia lo haría todavía más sugestivo. Y una imagen vale más que mil palabras. Si me había preguntado qué podría llevar en aquella enorme maleta rosa, al llegar a nuestro cuarto todo cobró sentido Ahora sabía que si quería tomar una ducha sería mejor hacerlo antes de que ella se adueñase del baño Convenientemente todas las habitaciones contaban con una pequeña cocina, lo que nos ahorraría grandes cantidades al pasar de comer fuera Tomamos una fugaz siesta y volvimos a los coches. Si queríamos conocer la isla no había tiempo que perder. Davide visitaba Ibiza frecuentemente, y conocía los mejores rincones de pies a cabeza. Él sería nuestro guía por los próximos días, y depositamos completamente nuestra confianza en él. Nuestra primera parada fue al extremo sur de la isla, a orillas de un enorme acantilado de piedra rojiza, apenas moteado por la vegetación. El día que apenas despejaba el cielo revelaba la silueta de dos pequeños islotes rocosos que surgían de una delgada niebla. El famoso islote de Es Vedrá es de hecho un Parque Natural que, pese a su escasa extensión de suelos y exposición al viento marino, alberga varias especies vegetales endémicas, además de ser uno los lugares de reproducción de aves rapaces más activos. Alex, Pablo y yo El acceso a su superficie y alrededores está controlado por las autoridades. Fuese como fuese, las vistas desde el cabo eran anonadantes, y nos fueron suficientes para comenzar nuestra jornada Después de una buena foto grupal, volvimos al camino para aprovechar la hermosa y soleada tarde. Davide nos había prometido explorar los sitios menos conocidos y visitados en Ibiza. No obstante, había algunos imprescindibles que no nos podíamos perder. Y la cala Conta era uno de ellos. A pesar de lo que se diga, en Ibiza no encontramos playas. Encontramos calas. Se tratan de pequeñas extensiones del mar que penetran en la tierra y que se rodean por rocas. Es básicamente una ensenada pequeña. Y los rocosos acantilados que bordean toda la costa de Ibiza hacen que las calas sean los puntos turísticos más concurridos. La cala Conta se encuentra en uno de los puntos más occidentales de Ibiza, no muy lejos de San Antonio. Sus aguas son extremadamente azules, de tonos turquesas. Aunque cabe decir que la mayoría de las aguas alrededor de Ibiza poseen el mismo color. Su belleza incomparable, que la distingue del resto, radica en las hermosas vistas que se ofrecen desde su costa, debido al atolón de islotes rocosos que se yerguen frente a ellas, y que le dan a la playa una postal única Antes de bajar por las pendientes de roca decidimos subir a ellas y acudir a un restaurante, donde preferí solo hacer compañía a mis nuevos amigos y guardar mi hambre hasta llegar al hotel. 4€ por una coca cola y 14€ por una hamburguesa no eran precios que se acomodaran a mi presupuesto Una vez con el estómago lleno fue momento de bajar y sumergirme por primera vez en las aguas del mar Mediterráneo. Octubre y el otoño apenas habían dado comienzo, y aunque la temperatura ambiente era bastante cálida, el agua a mi parecer se hallaba demasiado fría Menos mal que pude bañarme y aguantar al menos unos 10 minutos en el agua sin sufrir de hipotermia, al contrario de las aguas de Galicia, donde hundir el dedo meñique fue suficiente para congelarme. Problemas comunes para alguien del trópico El resto de nuestra tarde la pasamos al calor del sol, acostados sobre una cama de piedra rojiza que parecía reflejar los rayos y darnos el mejor bronceado para lucir en nuestro viaje Al atardecer volvimos a San Antonio. La noche llegaba y todos sabíamos lo que nos esperaba. Estábamos en la isla con la mejor fiesta de todo el mundo. Y era casi la razón por la que habíamos viajado hasta allí. Era octubre, y las closing parties habían dado comienzo Hasta entonces, todos teníamos la sensación de que Ibiza era mucho más tranquila de lo que habíamos imaginado. Sobre todo en San Antonio, donde la gente se paseaba ante nuestros ojos sin alguna señal de estado etílico o psicotrópico Pero Davide tenía la mejor estrategia. Nos condujo a todos con uno de sus amigos, quien al parecer nos daría los mejores precios para acceder a las discotecas. Eran múltiples los clubes que aquel fin de semana cerrarían su mejor temporada del año con una enorme fiesta de clausura. Y todos ellos sonaban a mis oídos como grandes sueños de mi pubertad: Space, Amnesia, Ushuaia, Bora Bora, Privilege... Pero el más altisonante de todos era sin duda alguna Pacha, el hogar de los más famosos DJs del planeta, ídolos de mi adolescencia y mi discografía personal Aunque cada quien compraría los boletos que quisiera, la mayoría nos decidimos por acudir a las fiestas en Privilege y Pacha. La lista era enorme, pero los precios lo eran aún más. Y gastar más de 80€ en el acceso a dos o tres night club no era una opción, al menos no para mí Así, volvimos al hotel con dos pulseras en nuestras muñecas, y con las provisiones necesarias para sobrevivir a nuestros días. Pan, pasta, pollo y ensaladas serían nuestra salvación y nuestra cena casi todas las noches. No podíamos quejarnos, al menos teníamos dónde cocinar Los víveres incluían también la materia prima para cada noche. Por supuesto, hablo del alcohol Cerveza, ron, whisky y absenta. Cada quien cogió su botella y, como si no hubiera un mañana, bebimos su interior hasta no dejar una sola gota en su rastro. El equipo precopeando en San Antonio Si bien ya estaba acostumbrado a los tardíos horarios en los que en España se lleva la fiesta, no creí que en Ibiza todo lo bueno empezara hasta pasadas las 2 am Y aunque yo quería irme antes, nos quedamos en el hotel bebiendo hasta exactamente las 2, momento en el cual salimos hacia Privilege. Alex y Lucía pasarían la noche en el cierre de Lío, otro club para el que ya tenían invitación. Pero no debimos preocuparnos por el transporte. Privilege lo tiene todo preparado para sus clientes y cada noche varios buses salen desde San Antonio hasta las puertas de la disco. Nunca creí que un autobús podía ser tan divertido. Pero en Ibiza, al caer la noche, la fiesta está prácticamente por todas partes Desde el chofer hasta el último ebrio en subir, todos gritaban como si la noche les perteneciera. Y era verdad. Éramos nosotros y la noche. Ibiza estaba a punto de mostrarnos lo mejor de sí La razón por la que desde hace algunas décadas ha devenido en la capital mundial de la fiesta y la música electrónica. A mitad de la carretera entre Ibiza y San Antonio el bus se detuvo. Todos descendimos. Y allí, en medio de aquella remota isla, nos dispusimos a entrar a la discoteca más grande del mundo. Es eso lo que se nos había dicho. Y vaya si lo parecía Como bien nos habían advertido, lo verdaderamente bueno no había todavía comenzado. Pero el lugar poco a poco se seguía atestando. Una piscina en el medio del club enmarcaba al DJ y al letrero que anunciaba una de las fiestas electrónicas más famosas e importantes del mundo: SuperMartXé. Esta casa de entretenimiento nació en España y ha llevado a cabo residencias en muchos de los clubes de Ibiza, siendo Privilege donde cobró mucha mayor fama. Es célebre por el montaje de sus escenarios, efectos especiales y, por supuesto, por tener a los mejores DJs del mundo No tardé en darme cuenta cómo funcionaban las noches en Ibiza. Entras al club, sales, bailas, descansas. Buscas una copa, buscas un shot. Vas al baño, un hombre se acerca a ti. Te ofrece spliff, te ofrece cristal, te ofrece de la blanca. Te niegas y sigue buscando. Dos chicas inglesas me ven. Me preguntan por el sujeto. Ellas lo siguen y le compran una bolsa de pastillas. Su absenta no fue suficiente. Toman éxtasis. Están high. Sigue la fiesta. Y nunca termina Para los amantes de los estupefacientes, Ibiza es el paraíso. Ibiza ama a los turistas. Ama a los ebrios. Ama a quienes se drogan. Gastan dinero, y eso es bueno. Cada disparo de humo en una discoteca vale 500 euros. Cada DJ vale miles de euros. Ibiza es el paraíso. No hay más que decir. Ingleses, alemanes, gringos, guiris. Todos buscan lo mismo, y lo encuentran aquí. Pasadas las horas, llegó el momento que muchos esperaban. El show estaba por comenzar, y las luces iluminaron un enorme castillo que simulaba al de DisneyWorld. El intro del Rey León empezó a escucharse. Bailarinas colgando de telas dieron inicio al baile. La multitud coreaba la canción. Y el DJ se preparaba para lo mejor. El humo y las luces hicieron que me perdiese dentro de mí mismo, quizá no tanto como el resto de jonkies a mi alrededor Volteaba a todos lados, viendo a todos, buscando a nadie. Era simple. Estaba en Ibiza, y no lo podía creer. Nunca había visto algo parecido. Nunca había vivido algo parecido. Había soñado con ello muchos años atrás, y a mis 21 años ahora lo hacía Ibiza es la capital mundial de la fiesta y me lo estaba demostrando con creces. Y tenía mucho más preparado para mí los próximos días, para los que no podía esperar Pueden ver un pequeño video de cómo se vive una noche de locura en Privilege:
  10. flormdk

    Malaga

    Del álbum Andalucia

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