Saltar al contenido

Buscar en la Comunidad

Mostrando resultado de los tags 'Senderismo' .

  • Buscar por Tags

    Type tags separated by commas.
  • Buscar por Autor

Tipo de Contenido


Categories

  • Noticias
  • Tips y Consejos
  • Destinos
  • Libros y Guías
  • Reportajes y Curiosidades
  • Excursiones y Rutas
  • Fiestas y Celebraciones
  • Ofertas

Foros

  • Foros por Destino
    • Europa
    • América Latina
    • América del Norte
    • Asia
    • Oceanía
    • Oriente Próximo
    • África
    • Compra - Venta
    • Compañeros
  • Discusión General

Blogs

  • Sur de Italia
  • Avani's Blog
  • Yorkshire, Norte de Inglaterra
  • Montenegro
  • Excursiones y visitas por Cataluña :)
  • Que ver y visitar en Sevilla
  • Norte de Argentina
  • Secretos de Sudamérica
  • Granadina de ruta
  • Encantos de México
  • Pueblos argentinos para descubrir
  • 1 El inicio: Ruta 3 de La Plata a Ushuaia
  • Misterios de Europa
  • Rincones de mi ciudad: Mar del Plata
  • Chiapas, México
  • Veracruz, México
  • Destinos turísticos famosos
  • Historias del Sur de Argentina
  • Ciudad de México
  • 2 Tierra del Fuego: En el Fin del Mundo
  • Lindos rincones y pueblos de Portugal
  • Viajes con sabor a sol y playa
  • 3 Por la mítica Ruta 40
  • México Central
  • Viajes por América
  • Oaxaca
  • 4_Vida y colores del Norte argentino
  • Viaje a recitales
  • 5_ Por los caminos de Bolivia
  • La Europa menos conocida
  • Guatemala
  • Monterrey
  • 6_ Perú, legado de Incas
  • Perú
  • Bolivia
  • Argentina
  • 7. All you need is Ecuador
  • Chile
  • España
  • Alemania
  • Francia
  • Europa
  • Livin' in Australia
  • Polonia
  • Oceanía
  • Italia
  • Visitando Europa
  • Marruecos
  • Bélgica
  • Escandinavia
  • Islandia
  • Reino Unido

Encontrar resultados en...

Encuentra resultados que...


Fecha

  • Inicio

    Final


Última Actualización

  • Inicio

    Final


Filtrar por número de...

Registrado

  • Inicio

    Final


Group


Vivo en


Intereses


Mis Viajes


Mi Próximo Viaje


Mi Viaje de ensueño


AIM


MSN


Website URL


ICQ


Yahoo


Jabber


Skype

Encontrado 333 resultados

  1. Era un viernes 12 de diciembre y los rayos del sol apenas y apaciguaban la helada temperatura con la que se amanecía en la antigua capital inca de Cuzco. Desperté antes de las 7 de la mañana, y Eucebio ya había partido. Tranquilamente decidí tomar una ducha caliente antes de desalojar la habitación. Apenas mis ojos se abrían luego de un largo y conciliado sueño, pude avistar las ronchas que habían aparecido a lo largo de mis brazos. Pequeños círculos rojos que rebosaron mis cuatro extremidades Un poco asustado al ignorar la razón de dicho brote e indispuesto a acudir a un médico antes de emprender mi viaje, bajé mis cosas a la recepción y esperé por el desayuno, tratando de pensar en la más simple de las explicaciones (pulgas en las sábanas). Mientras comía un pan francés con mermelada, un vaso de jugo de naranja y una taza de café, imaginaba cómo se habría vivido la noche anterior en mi lejano México, cuyas noches del 11 de diciembre comienzan las festividades del cumpleaños de la virgen de Guadalupe (de la que ya hablé en un relato anterior http://www.viajerosmundi.com/blog/23/58-basilica-de-guadalupe/), y que se celebra justamente el 12 de este mes. Evocando en mi boca un tamal con champurrado caliente, al sonar de los diligentes rezos de las vecinas en la capilla que se erige frente a mi hogar, guardé un bulto de cosas que dejaría en los lockers del hostal, en vista de la ligereza con la que pretendía llegar a Aguascalientes, pequeño pueblo del Valle Sagrado de los Incas desde donde escalaría al otro día hacia una de las siete maravillas del mundo: Machu Picchu. Justo antes de reñir con el chico de recepción por la presencia de pulgas en las camas un señor llamó a la puerta del hospedaje preguntando por mí y por una pareja chilena. Ya con algunos kilos menos en mi mochila, subí a la combi aparcada unos metros fuera y busqué el asiento que pareciera lo menos incómodo para un extenso viaje de 6 horas. No así, las oscilantes sillas de atrás fueron las únicas plazas disponibles para mí, Jennifer y René, una pareja de colombianos con los que pronto hice amistad, y quienes me tranquilizaron al decirme que las ronchas eran piquetes de mosquitos, y que debía usar harto repelente de insectos al viajar por aquella selva montañosa El plan era simple: haríamos dos escalas para comer y llegaríamos a la Central Hidroeléctrica a las 2:30 pm (15 USD), desde donde caminaríamos hasta Aguascalientes. Allí, buscaría un hostal (5 USD) para subir al otro día a Machu Picchu (20 USD con credencial de estudiante y 40 USD para extranjeros). Haría otra noche en el pueblo (5 USD) para caminar de vuelta a Hidroeléctrica al otro día y tomar la combi de vuelta a Cuzco (15 USD). Tres días llenos y agitados que son, para mí, el mínimo para disfrutar de buena forma dicha jornada. Y especifico los precios son para ayudar a los futuros viajeros, ya que ciertamente es la opción más barata que encontré de hacerlo. Al entablar mis primeras palabras con Jennifer y René, el grupo de chicas delante de nosotros rápidamente reconocieron el acento de sus compatriotas… ahora me encontraba en mi camino por las laderas del sureste peruano rodeado de simpáticos colombianos Como si el ruido del viejo motor de la van que avanzaba a paso ágil por las altas carreteras de Cuzco no fueran suficiente, los colombianos y yo pasamos las primeras horas del viaje platicando en voz alta (como buenos latinos). Cualquier viajero experimentado o novato se puede imaginar la pluralidad de temas que surgen a raíz de un simple “hola”, mismos que colmaron los oídos del resto de nuestros compañeros durante la mañana de aquel viaje. Después de unas dos incómodas horas botando en los asientos traseros, el conductor hizo una escala en el poblado de Ollantaytambo, donde nos dio 20 minutos para ir al baño y comprar comida y agua. Nuevamente a bordo y con la luz del sol ya sobre nosotros, eché un vistazo a mis piernas, que parecían cada vez más enrronchadas Coloqué el repelente de insectos casi en todo mi cuerpo y recosté mi cabeza sobre la ventana, por la que pronto se empezaron a avistar los primeros picos nublados de la cordillera. Cuando nos adentramos en la espesa niebla que cubría las cumbres orientales, el calor dejó de sentirse, y dio paso a un frío discreto que calmó a todos en la combi. Nuestro sueño se arrulló con la cumbia regional que comenzó a sonar cada vez más alto desde el estéreo del coche y que parecía alentar al conductor a avanzar cada vez más rápido por las pronunciadas curvas. Pronto, las palabras de Fabio volvieron a mí, cuando el camino se empezó a hacer más estrecho y los precipicios por las laderas más profundos. Al conductor no parecía importarle, pues su objetivo era claro: llegar a la hidroeléctrica a las 2:30 pm, para así volver a Cuzco con el otro grupo esa misma noche. Nos encontrábamos en el segundo camino de la muerte (aquí pueden saber cuál es el primero http://www.viajerosmundi.com/blog/35/148-el-camino-de-la-muerte-o-casi/). Nuestras cabezas pegaban casi al techo, al saltar por el camino de ripio. El polvo del sendero se alzaba cada vez que otro auto nos pasaba al lado, y se introducía por las ventanas llenándonos de tierra. Ni la alegre cumbia podía mitigar nuestro miedo cada vez que la combi se topaba con un coche viniendo de frente Sólo mirábamos cuesta abajo, hacia el turbulento río Urubamba, que corría desde hace un tiempo junto a nosotros. Pueblo de Santa Teresa Poco más de las 2 pm (más de 5 horas después de haber partido) llegamos a Santa Teresa, última población antes de la central hidroeléctrica. Comimos un merecido menú de sopa y milanesa de pollo, luego de lo cual no tuvimos tiempo alguno de reposar, pues el conductor un poco malhumorado nos hizo a todos retornar a la combi. Tras los últimos botes en los asientos y de sacudir el polvo de nuestras cabezas, llegamos a la hidroeléctrica. No es nada más que las ruinas de una antigua central que se posa junto al río, donde decenas de combis se aglutinaban para dejar a los cientos de viajeros que se disponían a llegar a Aguascalientes. Algunos mercantes han aprovechado y han abierto puestos de comida a lo largo del complejo. No obstante, lo que más llama la atención es el tren. En vista de la creciente afluencia turística, se construyó una vía desde la central hasta Aguascalientes (aparte de la ruta directa Cuzco – Aguascalientes). Los menos osados prefirieron tomar el tren, cuyo ticket cuesta alrededor de 23 USD. Fuera de ello, la única opción es caminar. Por supuesto, fue la que nosotros tomamos. Al ser los últimos en arribar, la mayoría de los viajeros nos habían dejado atrás. Como ya habíamos pagado la vuelta con la misma agencia de viajes, confirmamos nuestra hora de retorno para el día domingo. Colocamos protector solar y repelente en nuestra piel, y comenzamos la travesía. El paisaje había ya cambiado bastante. Dejamos atrás las altas montañas nubladas de clima seco y nos adentramos en las húmedas yungas peruanas. Es increíble ser testigo del contraste que marca el fin de la cordillera andina y el comienzo de la selva amazónica Se podían escuchar los estruendos del río Urubamba en su rápido avanzar por el cauce. Un pitido anunciaba el paso del tren, con el cual debíamos abandonar las vías férreas y caminar por las orillas. El camino era bastante plano, lo cual agradecimos infinitamente. Pronto, un simpático perro se unió a nuestro grupo de trekking Lo llamamos Chapo (en honor al narcotraficante más poderoso de México). "Chapo", nuestro acompañante en la caminata El sol empezó a desvanecerse entre las tenues nubes que aparecían en el cielo, ayudado por las prominentes copas de los árboles que encuadraban nuestro sendero. Bordeamos gran parte del río, que a su vez era costeado por los montes verdes, típicos del paisaje del valle de Machu Picchu (sí, esos que se ven en las fotos de google). Ligeras gotas comenzaron a caer, pero nada de qué preocuparse. La jornada fue bastante amena al lado de tan encantadores colombianos No cabe duda del por qué su alegre personalidad ha adquirido tanta fama a nivel mundial. Luego de más de 2 horas y media de caminata llegamos a la primera bifurcación, donde al tomar el camino de la derecha me topé con un gringo que estaba un poco perdido. Lo auxilié y entablé una conversación con él, que se prolongó hasta que apareció frente a nosotros aquella aldea mítica. Una encantadora mini masa urbana que parecía haber sido dibujada por una especie de dios en el medio de un valle sagrado. Era Aguascalientes. Nuestra primera vista de Aguascalientes Nada de lo que pude imaginar sobre el sitio en el que haría noche pudo haberme cautivado más que mis primeros avistamientos del pueblo. Modestas edificaciones que se asomaban al final del horizonte, marcado por el tumultoso río y la montaña a la que subiría al día siguiente. Cuando el primer hotel se mostró frente a nosotros, había perdido a los colombianos, quienes se habían rezagado muchos pasos atrás. Como era de esperarse, los caza-turistas aparecieron, y comenzaron a ofrecernos alojamientos a precios baratos (en español y en inglés). Entonces me di cuenta de lo mal que nosotros podíamos hacerle a aquel mágico pueblo, que había transformado sus tradiciones indígenas en aras de capitalizar su tesoro más preciado y obtener toda la plata posible de ello. Primero que nada, el gringo y yo compramos nuestras entradas a Machu Picchu en la oficina de turismo de Aguascalientes. A pesar de ser un pueblo tan pequeño, aquí se puede encontrar de todo. Desde lujosos hoteles, restaurantes, cajeros automáticos, internet y agua caliente, hasta las pequeñas chozas donde vive a gente nativa que, en su gran mayoría, viven precisamente del turismo. Es sin duda un sitio mágico que da el mejor recibimiento al viajero antes de ascender a la cumbre sagrada de los incas. Tratando de mantenernos lo más lejos posible del globalizado estado actual de Machu Picchu, nos alojamos con una señora nativa que nos ofreció una cama por 15 soles en su precario hostal, donde el gringo y yo compartimos habitación con Kati y Fabrice, dos franceses que habían bajado desde Quebec hasta Sudamérica. Con el sonar del río que pasaba junto a la habitación y con el sol ya casi en su ocaso, fue sin duda el mejor lugar para pasar la noche en aquella yunga legendaria Luego de una espléndida ducha fría en aquel clima cálido húmedo, el gringo y yo salimos por unas cervezas a un bar local, donde vi pasar a Jennifer y René. Habían encontrado una habitación muy cerca. Nos quedamos de ver la mañana siguiente pasa subir juntos a Machu Picchu. Cuando la lluvia empezó a caer, el mesero nos tomó la cuenta y corrimos de vuelta al hostal, para madrugar al día siguiente y comenzar la jornada con la mejor actitud. La alarma sonó a las 5 am. Tomé un modesto abrigo para el sereno de la mañana, mis dos plátanos que había comprado el día anterior y mi botella de agua. Cuando salimos a la calle, una muchedumbre de todas nacionalidades caminaba hacia la salida del pueblo, todos por supuesto con el mismo destino. Kati, Fabrice y el gringo se adelantaron, pues ellos habían comprado su entrada para subir al Huayna Picchu (el famoso pico tan fotografiado que vigila a la ciudad de Machu Picchu). Debían estar en la entrada a las 7 am, y subir la montaña a pie no es nada fácil ni rápido. Esperé a los colombianos fuera de su hostal casi 20 minutos. Al ver los rayos del sol en el horizonte, decidí seguir mi camino solo y encontrarme con ellos arriba. A la salida del pueblo, un motín de autobuses se disponía a subir cada pocos minutos a grupos de turistas que preferían pagar 10 USD que andar a pie hasta la cima. Yo pensé “vaya aventura que se están perdiendo”. Cuando miré hacia arriba y comencé a subir, definitivamente los comprendí No sabía si mi estado físico era demasiado malo o si en verdad los incas tenían unos músculos de hierro Después de unos 30 minutos cuesta arriba cada paso parecía una eternidad. Entre cada bocanada de aire mis piernas sólo gritaban “¡para ya!”, mientras el palpitar de mi corazón se aceleraba a la par del ritmo en que el sol ofrecía su mágico alba sobre mí. El calor y el sudor empezaron a sofocarme, y me obligaban a tomar descansos a pocos escalones de distancia Comí mis dos únicas bananas y más de la mitad de mi litro de agua para cobrar las fuerzas de seguir adelante. Valle que rodea Machu Picchu Por un momento me sentí único, con las espléndidas vistas que el valle me ofrecía mientras más alto subía. Sólo se escuchaba el lejano andar de los camiones de turistas. Hasta que de pronto, el Huayna Picchu apareció a lo lejos, cuando en seguida arribé a la cima, donde los miles de turistas se ponían bloqueador solar para ingresar al parque de Machu Picchu. Tras un menudo descanso, coloqué más bloqueador y repelente en mi piel y me dispuse a seguir con la jornada. No hace falta mencionar los estrepitosos precios de los productos (y del baño) que se ofrecen en el parque, por lo que decidí sobrevivir con la cantidad de agua que me quedaba. No fue sino hasta que tuve la ciudad custodiada por el Huayna Picchu frente a mis ojos que de verdad me di cuenta de dónde me encontraba parado (más bien, sentado ). Es la extraña y reconfortante sensación de viajar a un destino must go, cuya obligada visita nos persigue desde años atrás (es el caso de la Torre Eiffel, el Coliseo Romano o la Muralla China). Si bien la torre Eiffel había cumplido pocas de mis expectativas preliminares, Machu Picchu es simplemente eso: otro mundo, otra historia, otra esencia, otra magia. En ese momento no importaba la cantidad de figuras humanas que se veían caminar por los pasillos de la ciudad. No importaba en cuántos idiomas se oía hablar a los guías turísticos. No importaba que hubiera gastado mi presupuesto de una semana en dos días. Y ya no importaba el dolor de mis piernas, para entonces dormidas. Me levanté luego de un descanso y seguí la ruta. Machu Picchu tenía mucho más para sorprenderme Pasé de largo la famosa piedra donde todos los turistas se toman selfies y piden matrimonio a sus parejas, y seguí cuesta arriba hasta La Casa de los Guardianes. Es una pequeña cabaña de vigilancia en lo alto de un montículo, desde donde se puede distinguir fácilmente la división de la ciudad: su zona urbana y su zona agrícola. Casa de los Guardianes, en lo alto de la colina Una de las maravillas de Machu Picchu son los andenes de cultivo, que lucen como grandes escalones a las laderas de la montaña. Sus paredes de roca y su relleno de tierra permitían drenar el agua para fines agrícolas. La gran pluviosidad de la zona permitió a los incas sobrevivir en tan extrema ubicación. Sistema de cultivos Antes de bajar del área de guardianes, Jennifer y René aparecieron, grabando con su videocámara junto a mí. Amablemente me invitaron parte de su sándwich de jamón y queso, antes de descender juntos a la zona urbana del complejo. Machu Picchu era de por sí una ciudad de difícil acceso para los pueblos enemigos. No obstante, todo su perímetro estaba amurallado. De esta forma, la única entrada a la ciudadela es una puerta ubicada al sur, por donde todavía entran los visitantes. Única puerta de entrada a la ciudad Prácticamente son pocos los accesos que están actualmente señalizados. Pero los guardias del recinto suelen ser bastante estrictos, y no permiten a uno seguir su propio camino, sino el que todos los turistas toman con sus grupos. A veces es un poco complicado, pues casi no hay flechas que digan a dónde seguir De esta forma, iniciamos el recorrido por el Templo del Sol, que fue utilizado para ceremonias alusivas al solsticio de junio. Posee una ventana por donde los rayos del sol del 21 de junio penetran exactamente por sus bordes. Templo del Sol Más adelante nos topamos con la zona de viviendas, donde habitaban la mayoría de los pobladores. La más fina por supuesto, es la Residencia Real, que incluye incluso una terraza con vista al lado este de la ciudad. A diferencia de las edificaciones que había visto hasta entonces (de aztecas y mayas), los techos de los incas eran triangulares y cubiertos de paja. Quizá se debía a la cantidad de precipitaciones que tenían lugar en el valle. Antiguas viviendas incas Entre el Templo del Sol y las viviendas se entrelazan una serie de fuentes artificiales, cuya agua corre desde el cerro Machu Picchu (al sur). Las corrientes de agua servían también para regar los cultivos del este. Los incas fueron realmente unos expertos en ingeniería Seguimos adelante hacia el lado oeste de la ciudad, desde donde tuvimos vistas de los Andes más elevados, cuyos picos nevados desaparecían entre las nubes que poco a poco se avecinaban. A pesar del quemante sol de mediodía (sobre mi piel todavía pelada por aquel día en Lima ), apresuramos el paso, antes de que los cumulonimbos nos rociaran con su lluvia. Llegamos a la Plaza Principal, que está rodeada por el sector de templos, siendo los más famosos el Templo de las Tres Ventanas y el Grupo de las Tres Portadas. Otra de las cosas que sorprenden de la ingeniería inca es la forma de rompecabezas que sus construcciones parecen ostentar. Una roca sobre otra tallada a la exactitud de las medidas. Algunas de ellas, incluso, ni siquiera tienen una forma cuadrada sino aristas inclinadas y con líneas irregulares, sostenidas sin ningún tipo de cemento o mezcla. Nos encontramos con unas simpáticas llamas símbolo mundial del Perú. Enormes grupos de turistas disfrutaban de tomar fotos y acariciar a estos joviales camélidos, que parecían estar más que acostumbrados a las miradas de extraños que se sentían atraídos por ellas Exhaustos, bajamos hacia el final del recorrido: el Templo del Cóndor y el grupo de depósitos o Qolcas. En este primero hay una piedra en el medio del patio, en el que muchos creen ver representado un cóndor, ave sagrada de los Incas y símbolo de los Andes. Realmente me hubiera ser el afortunado que pudiera haber avistado el solitario vuelo de esta gigantesca ave Luego de casi 5 horas recorriendo toda la ciudad (que parecía pequeña desde lo alto de la Casa de los Guardianes ) retornamos a la entrada principal, donde muchos abordaban el autobús para volver a Aguascalientes. Indispuestos a gastar un centavo más, Jennifer, René y yo bajamos nuevamente a pie toda la montaña. Esta vez el esfuerzo fue menor, y llegamos al pueblo cerca de las 2 de la tarde. Descenso de vuelta a Aguascalientes Tomé una ducha y caí muerto en mi cama. Cuando desperté pocas horas después, Kati y Fabrice habían vuelto ya. Su travesía había sido el doble que la mía, pues habían escalado además el Huayna Picchu. No quisieron salir, sino reposar en el hostal. Además, Fabrice tenía seriamente lastimada la rodilla. Son los gajes de visitar maravillas como esta Compré algunos souvenirs y comí algo en el mercado local de Aguascalientes. Luego de unos deliciosos picarones regresé al hostal y me dispuse a descansar. El gringo había vuelto directamente hasta la central hidroeléctrica ese mismo día (pobre de él). Así que al siguiente día quedé de caminar de vuelta con los franceses. La pareja y yo tomamos un desayuno en el mercado y emprendimos la caminata, no sin antes colocar un vendaje en la rodilla de Fabrice (es bueno ir preparado para toda eventualidad de emergencia ). Sin tanta prisa, caminamos lento en solidaridad con él y llegamos a la hidroeléctrica en 3 horas. Ahí, me despedí de los franceses (cuyo blog recomiendo leer http://lesvoyagesdekatietfabrice.overblog.com/ a los que sepan francés) y me reencontré con los colombianos para tomar juntos la combi de vuelta a Cuzco. Fue un viaje de 6 horas hacinado en los mismos incómodos asientos y con el mismo imprudente conductor Ésta vez me tocó ir sentado junto a un holandés que hablaba muy bien el español y que era fan de la música latina. Se vio muy interesado en conocer todo sobre México, y platicamos a lo largo de todo el viaje. Empezaba a conocer a mucha gente en tan poco tiempo; y era algo que disfrutaba Me recomendó dirigirme al lago Titicaca en Bolivia después de dejar Perú. Tomé su consejo bastante en serio. Llegamos a Cuzco a las 9 pm. No tenía ningún plan en absoluto. Jennifer y René se dirigían hacia Puno para después cruzar a Bolivia. Decidí seguir mis instintos y continuar mi aventura con ellos. Volví por mis cosas al hostal y tomamos un taxi a la central de autobuses, donde cogimos el próximo bus a Puno, donde transbordaría a mi siguiente destino, todavía incógnito... Los invito a ver el resto de las fotos del legendario Machu Picchu :
  2. Hola amigos! He encontrado este blog de casualidad buscando en Google y me encantó! Los felicito tiene información de todos los lugares Les escribo porque estoy pensando ahora en las vacaciones de invierno hacerme un viaje al norte de Argentina, me gustaría saber que me recomiendan. ¿Qué lugares tendría que visitar si o sí para conocer a fondo esta zona tan bella? ¿Tengo que llevar algo en especial? Agradezco tips y toda la info que quieran darme! Tengo una semana y quisiera aprovecharla al máximo, ya se que es poco pero la haré rendir
  3. Ayelen

    Machu Picchu, Perú

    Del álbum Machu Picchu

    Mi viaje en moto por Latinoamérica Relato: Machu Picchu
  4. Del álbum Machu Picchu

    Mi viaje en moto por Latinoamérica Relato: Machu Picchu
  5. Ayelen

    Machu Picchu, Perú

    Del álbum Machu Picchu

    Mi viaje en moto por Latinoamérica Relato: Machu Picchu
  6. Ayelen

    Machu Picchu, Perú

    Del álbum Machu Picchu

    Mi viaje en moto por Latinoamérica Relato: Machu Picchu
  7. Del álbum Reserva Madre de Dios

    Mi viaje en moto por Latinoamérica Relato: Reserva Madre de Dios, un "Parayso" terrenal
  8. Como ya os dije, íbamos a ir descubriendo un poco de la tierra del Quijote. Esta vez haremos otra parada en Albacete, Ossa de Montiel, aunque en realidad nuestras visitas turísticas estarán en Ciudad Real, más concretamente en Ruidera, un paraje natural precioso para pasar unos días y desconectar del mundo. En principio se escogió Ossa de Montiel porque el alojamiento era más asequible, y todo sea dicho, yo quería ver molinos y en el complejo de casas rurales había uno. Buscamos la oficina de turismo del pueblo, la cual se encontraba a la salida del mismo. La oficina se distingue porque en la entrada hay dos estatuas de piedra, una cada lado de la puerta, de Don Quijote y Sancho Panza. La mujer que había allí nos informó de todo lo que queríamos ver, y os animo a que si vais os paséis antes por la oficina, porque sin el plano que nos hizo ella se nos hubiera hecho muy difícil llegar a todo bien. Salimos de la oficina, con un frío que pelaba esa mañana y nos fuimos dirección Ruidera, para ver las famosas Lagunas de Ruidera, que a decir verdad, el ochenta por ciento de las lagunas pertenecen a Ossa de Montiel, no a Ruidera, pero ya se sabe, unos crían la fama y otros cardan la lana. Siguiendo las señas que la oficinista nos dio, buscamos exitosamente un restaurante, “Los Balcones”, donde comenzaría nuestra ruta. Ya allí es sólo seguir las indicaciones. Empezamos a andar y fuimos viendo las distintas lagunas, Laguna Redondilla, Laguna Tinaja, Laguna San Pedro, Laguna Tomilla y Laguna Conceja, esas fueron todas las que vimos por la mañana. En verano algunas lagunas son de baño permitido, es el caso de Laguna Redondilla y Laguna San Pedro. El paseo se puede hacer andando o en coche, pero ya que estamos, ¿qué mejor que disfrutar de un buen paseo viendo agua, patos y árboles? Estas son algunas vistas de las lagunas. Por la tarde, teniendo en cuenta que Ossa de Montiel no es muy grande, fuimos a dar un paseo por el pueblo. Vimos la plaza principal, donde estaba el Ayuntamiento, una fuente de agua y una estatua dedicada al hidalgo Don Quijote de la Mancha. Unas calles más allá vemos la iglesia de Santa María Magdalena, que proviene de la Orden de Santiago. La iglesia es una mezcla de estilo gótico, mudéjar y romano. En el pueblo también podemos visitar “Los caños”, “El rollo” y el museo etnográfico, en el cual veremos los oficios y costumbres de la localidad. Para visitar el museo hay que pedir cita previa en la oficina de turismo, y los demás son parques del pueblo. A la salida del pueblo encontramos una destilería de alcohol aromático, donde es visitable y te explican como elaboran los productos. Hay que llamar y pedir cita previa, al igual que en la Cueva Champiñón, que se encuentra al lado de la destilería. En esta cueva se cultivaban champiñones, pero ahora se ha reconvertido en centro de interpretación de la localidad y el entorno. A la entrada del pueblo hay este monolito donde volvemos a ver la figura del hidalgo manchego. Al día siguiente madrugamos para ir a Ruidera, dar un paseo por el pueblo y ver “El hundimiento”, y no, no es la película que habla sobre Hitler, es una cascada preciosa de quince metros, que se produjo a raíz del hundimiento de una barrera travertínica, de ahí el nombre. Estas son las vistas… Después fuimos a ver la Laguna del Rey, vimos su pequeña presa y el puente, muy bonitas las vistas. Un paseo rápido por el pueblo, y cogimos el coche para ir a Argamasilla de Alba, allí nos esperaba el Castillo de Peñarroya. La entrada es libre. El castillo se sitúa al lado del embalse de Argamasilla y actualmente se encuentra en restauración de una de sus partes. Actualmente acoge a la patrona del pueblo, Nuestra Señora de Peñarroya, que fue descubierta al conquistar los cristianos la fortaleza musulmana. Ya era hora de comer, así que había que coger fuerzas que por la tarde nos esperaba Don Quijote… Cerca de Ossa de Montiel, a unos tres o cuatro kilómetros, nos esperaba uno de los capítulos del libreo de Miguel de Cervantes, Don Quijote de la Mancha. Fuimos a ver la Cueva de Montesinos. Ataviados con nuestros cascos y linternas nos introducimos en lo profundo de esta cueva, ochenta metros de leyenda hecha historia. La cueva en sí es una cavidad kárstica que por las filtraciones de la lluvia y los desprendimientos naturales han formado estalactitas muy chulas y de colores como es el caso de una que es de color azul, muy pocas en el mundo. Aquí fue donde Miguel de Cervantes se inspiró para escribir el mayor encantamiento que sufrió el hidalgo en los capítulos doce y trece de la segunda parte de la obra literaria. La visita se hace muy amena, ya que no sólo te explican la geología de la cueva, sino que el guía te adentra en la historia de porqué don quijote vio allí a su amada Dulcinea. Es muy recomendable llevar a los niños, se lo pasarán genial viviendo una parte de la literatura universal, y si ya les ponen cascos y linternas, se quedarán encantados…y nunca mejor dicho… Una vez acabada la visita, seguimos carretera adelante y cogimos el desvío que nos llevaría a ver las ruinas del Castillo de Rochafrida. Fue castillo musulmán hasta que los cristianos se hicieron con él. Para aquellos amantes de la lírica, las ahora ruinas del castillo, fue inspiración de dos romanceros medievales muy conocidos, Rosaflorida, en honor a la dama del castillo, y Fontefrida, en honor a la fuente que había a los pies del castillo. Desde cerca no se aprecia bien que los restos sean de un castillo, así que tomé la foto de lejos para ver mejor la perspectiva. Y ya por último, antes de que se hiciera de noche, hacerle una foto al molino de viento que nos estaba cuidando en el recinto. Y este ha sido todo el fin de semana, un pequeño trozo de Castilla más conquistado, seguiremos avanzando en nuestra cruzada por la tierra del Quijote
  9. Fue en sus comienzos un pueblo minero y hoy en día se transformó en una de las estaciones de esquí más chic o más top (como dicen hoy en día)… Me refiero a Aspen, un lugar para disfrutar la nieve a pleno, un lugar para conocer también en primavera. Es difícil decir que estación es la mejor, ambas tienen su encanto, sus particularidades. Es un sitio al que volvería a ir, pero la próxima vez, espero que sea en navidad para conocerlo en otra faceta. Pero volviendo a lo que “estaba diciendo”, les voy a contar de mi paseo en época invernal y también en época primaveral para que comprueben por ustedes mismos que es muy difícil decir cuál momento es el mejor para ir… Días de nieve Hace algunos años, tuve la oportunidad de viajar por primera vez a estas tierras. El primer viaje fue en invierno, con mucho frío. Más de lo que creí que iba a hacer. Por supuesto que fui bien equipada, con guantes, con sweaters bien grandes (de esos que parece que pesaras cinco o diez kilos más cuando te los pones), pantalones gruesos para soportar el frío de la nieve, guantes de polar (varios pares) y soquetes azules tejidos por mi abuela . Además de partir con mi terror al frío y con la cámara de fotos con varias baterías… Empaqueté también dos días antes de salir, dos ideas que me daban un poco de miedo, quizás más pánico que el frío mismo… Bueno, las confieso… La primera de ellas, era que en estas tierras donde la gente derrocha simpatía y gracia deportiva, mi condición de completa principiante quedaría totalmente descubierta y en evidencia. Me daba bastante vergüenza de sólo pensarlo. La segunda idea que rondaba por mi cabeza era me pasaría una semana completa a base de cosas ricas y calóricas, hamburguesas, papas fritas y platos abundantes con salsa barbacoa acompañarían mis días. Ésta segunda se cumplió. De solamente recordarlo, se me hace agua la boca… No solo el viaje con sus encantadores paisajes me sorprendieron, sino algo aún mejor, para mi segunda clase de esquí ya estaba en condiciones de ir a pistas más difíciles y parecía una esquiadora experimentada, de esas que todos los años viajan a algún destino de nieve. Mis días en este primer viaje invernal, transcurrieron entre esquí, nieve, tropezones y comida rica con salsa barbacoa… De todas formas, debo admitir, que para aprender a esquiar bien, tuve que recurrir a las clases para principiantes. La verdad que valieron la pena, además había instructores bilingües, que explicaban y enseñaban muy bien el arte de esquiar, siempre dando ánimos a quienes al principio pasábamos más tiempo tropezando que esquiando. Días primaverales en Aspen La segunda vez que planifique mi viaje hacia Aspen, fue en primavera. Una estación que siempre me gusto, siempre me ha parecido romántica. Para mí la primavera es sinónimo de amor. Es que el aire primaveral tiñe los paisajes de otro encanto. Los lugares parecen ser distintos. No sabría decir con certeza cuál de las dos postales es mi preferida, lo cierto es que las actividades y los paseos son otros. Por supuesto, que también los recomiendo. Pero no me pidan que les diga cuál es mejor o más lindo, porque como viajera fanática que soy, me gustan todos los lugares a los que voy, en cualquier estación. En este viaje primaveral, uno de los paseos que hice fue visitar una Reserva Forestal, que lleva el nombre de White River. Luego de pedalear varias horas, entre subidas y caminos un tanto difíciles llegué a destino. El paisaje es muy parecido al Parque Yellowstone, pero sin la enigmática fuente termal. Por momentos me acordaba de la serie del osito famoso de televisión. La vista de los montes y de los espejos de agua, son difíciles de describir con palabras. Varios turistas aficionados posan y sacan fotos. El aire puro y cálido acompaña el lugar, un sitio ideal para andar en bici y también para caminar. Es un punto que se recomienda sobre todo para los amantes del trekking. Después de varias vueltas en bici, llegué al hotel sumamente cansada, a degustar nuevamente un plato de salsa barbacoa y a dormir para reponer energías. Otra de las cosas fantásticas que tiene la primavera, es que invita a almorzar al aire libre, con vista a las montañas nevadas. Un momento increíble. Algo que me sorprendió bastante, es que según me comentó el mozo, los restaurantes usan productos orgánicos para apoyar a los productos de la economía local y también para mejorar la salud de los residentes y también, de nosotros los turistas. Sea como fuese que estuviesen preparados, los platos eran realmente increíbles. Con el recuerdo del aire primaveral, los paseos en bicicleta y ganas de regresar, volví a mi país. Espero que el próximo viaje sea en alguna Navidad, para ver a Aspen con otro encanto…
  10. Plues

    Castillo de Rochefrida

    Del álbum Tras los pasos del Quijote

    Ruinas del Castillo de Rochefrida.
  11. Plues

    Estalactita

    Del álbum Tras los pasos del Quijote

    Estalactita de color azul.
  12. Plues

    Cueva Montesinos

    Del álbum Tras los pasos del Quijote

    Cueva Montesinos, donde se inspiró Cervantes para escribir los capítulos 12 y 13.
  13. Plues

    El Hundimiento

    Del álbum Tras los pasos del Quijote

    Cascada "El Hundimiento", en Ruidera.
×
×
  • Crear nuevo...

Important Information

By using this site, you agree to our Normas de uso .