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Encontrado 17 resultados

  1. Buenas me pregunto si dada la actual situación de Egipto todavía me recomiendan ir? ¡El año pasado nuestros amigos habían reservado un viaje a Hurghada, pero que fue comprensiblemente cancelado por el operador turístico. Parece que la situación esta más tranquila vosotros que opinan?
  2. Uno de los peores temores de todo viajero es enfermarse en el extranjero, sin nadie que nos cuide ni nos apapache. Y aunque es imposible controlar las enfermedades que pueden entrar a nuestro organismo, estos son algunos consejos básicos para nuestra salud al viajar. Recordemos que en muchos países comprar medicina en las farmacias puede ser difícil y muy caro, y muchas veces será imposible hacerlo sin una receta. No muchos cuentan con farmacias de genéricos, como pasa en Latinoamérica. En Europa y Norteamérica muchos medicamentos son de patente, ya que dominan la industria farmacéutica mundial, y no se venden tan fácilmente sin una prescripción. Así que un buen tip es llevar con nosotros una dotación de medicina básica en caso de sentirnos mal. Pasar los controles del aeropuerto con medicina no es complicado. Normalmente lo mejor es cargar con una receta que nos autorice tomar ese medicamento, sobre todo si se trata de una enfermedad crónica. En lo personal nunca me la han pedido. Así que llevar pastillas para dolores básicos es importante: fiebre, dolores de cabeza, contracciones musculares, enfermedades del estómago y la garganta. Nombres como paracetamol, ibuprofeno y las aspirinas son conocidos y aceptados en todo el mundo. Las vacunas serán imperativas cuando visitemos países donde existan enfermedades que en el nuestro no hay, como la malaria o la fiebre amarilla. Suele ser común en África, el sur de Asia y Latinoamérica, donde un repelente de insectos puede salvarnos la vida. Para ello habrá que investigar en la página web del Ministerio de Relaciones Exteriores, quienes nos deben decir qué es necesario para visitar cada país. Mucho cuidado. He visto gente pagar cientos de dólares por recibir las vacunas en su lugar de origen. Algunas veces deben ser gratuitas en el país receptor. Así que investiguemos antes de gastar. Las vacunas muchas veces son más una recomendación que una obligación. Así, ni el entrar ni al salir de Brasil nos obligarán a tener la vacuna de la fiebre amarilla. Pero no vacunarnos puede causar una nueva epidemia, como los recientes brotes de sarampión que llegaron a América desde Europa. Es una cuestión más de salud que de trámites de ingreso o salida. En cuanto a los seguros médicos, en teoría son obligatorios para viajar fuera de nuestro país. En teoría. He conocido muchos viajeros que nunca compran uno y aún así pasan el control migratorio. Yo mismo entré a Perú, Bolivia, Argentina, Chile y Brasil sin uno. Se trata de prevenir. No podemos saber cuándo tendremos un accidente o moriremos. Y en cuyo caso, un seguro de gastos médicos será lo más conveniente. ¿Podemos viajar sin comprarlo para gastar menos? Sí, pero nos arriesgamos a que nos nieguen la entrada, además de no tener servicios médicos que nos respalden. ¿Pero la salud es un derecho universal, no? En teoría. Pero la salud cuesta, y es muy cara. Algunos países nunca nos negarán atención médica ni nos pedirán un centavo a cambio, aunque no estemos inscritos al sistema de seguridad social, como en Argentina, Brasil, Cuba o los países escandinavos. Pero en muchos más, como Estados Unidos, podrán atendernos a cambio de una deuda gigantesca en caso de no estar asegurados. O literalmente podrán dejarnos fuera del hospital. Los seguros médicos de gastos mayores siempre especifican qué lugares del mundo no están cubiertos por su póliza, lo que incluye siempre a países en guerra. Y otra cosa, es que hay que mirar siempre la cantidad deducible. Si nuestro diagnóstico y remedio no supera esa cantidad, el seguro no dará ni un centavo a nuestros gastos. Cabe aclarar que la burocracia existe en todos lados, y sacar una cita con un médico en el servicio público puede darnos una espera igual de larga que en nuestro país de origen. Y muchas veces sin una cartilla o tarjeta de seguridad social del país ni siquiera nos la aceptarán. Pero un buen remedio es acudir a las facultades de medicina de las universidades. Normalmente ofrecen consultas gratuitas o muy baratas.
  3. Hola a todos! Estoy empezando a soñar con hacer un viaje de mochilera por el Sudeste Asiático... La idea por el momento es ir sola ya que no encuentro nadie que este muy convencido con esta modalidad de viaje, pero creo que es una buena oportunidad para hacer nuevos amigos e inclusive conocer màs de la cultura local... Que destinos me recomiendan? Es seguro para una viajera sola? Cómo son los precios?
  4. Estoy proyectando nuestro primer viaje fuera de la EU y nuestro destino es Australia. Los que estáis más acostumbrados a organizar viajes fuera de España que compañía soléis usar, tenéis alguna recomendación especial para Australia? Hemos leído que para poder entrar debemos demostrar ingresos familiares de 3000 euros, es eso cierto? Qué papeles y permisos debemos hacer? Gracias chicos
  5. Hace casi un año una pareja de amigos se casaron y decidieron pasar su luna de miel en República Dominicana. Lo que esperaban es que una tormenta tropical (casi un huracán) se avecinaría a las playas de su hotel, lo que los obligó a no salir de su habitación por dos días. La verdad que en Europa no se escucha mucho sobre huracanes y tormentas, pero creo que el Caribe y los alrededores del Ecuador es muy común ¿Alguno de vosotros ha tenido una mala experiencia con el clima en los trópicos? ¿Cuál es la mejor temporada del año para visitarlos?
  6. Habían pasado 44 días desde que partí de mi país para comenzar mi viaje por Sudamérica, y 38 días desde que, repentinamente, cambié mis planes para dirigirme al sur, y no hacia Ecuador y Colombia como en un principio había planeado. Pero era momento de volver a pisar nuevamente la capital peruana para resolver algunos asuntos antes de que finalizara mi travesía. Por la tarde de aquel sábado 17 de enero tomé un taxi colectivo en la avenida principal de Paracas que me llevó hasta la estación de buses de Pisco para comprar mi ticket a Lima, donde Karen me esperaba para ser nuevamente mi anfitriona en su cómodo y acogedor apartamento que me había recibido en mi primera semana sobre los suelos australes del continente. Aunque fácilmente hubiera aprovechado más mi tiempo para conocer otros rincones del Perú, mi regreso a Lima era incitado por obligaciones de mayor calaña, que me internarían en la típica burocracia occidental Cuando llegué al departamento, percibí cómo algunas cosas habían cambiado desde la última vez que estuve allí: un nuevo roomie argentino (Gerardo), una nueva y casi permanente couchsurfer (Breanna), y claro, un nuevo gato Degustando un Pisco Sour con Karen y su nueva couch Breanna Entre cervezas y desafinados cantos en el karaoke, Karen y sus amigos me recibieron con regocijo, trayéndome de vuelta al alborozo del barrio de Barranco, que tanto extrañé durante mi ausencia Maciela, una de sus amigas, nos invitó a la playa con su familia al siguiente día. Fue bueno conocer la casa de una típica familia peruana, que amablemente nos llevó consigo hasta la lejana playa Punta Hermosa. Se trata de un circuito de playas al borde la carretera panamericana, algunos kilómetros al sur de la zona metropolitana. Era alucinante cómo al salir de Lima, el característico domo gris en su cubierta se difuminó completamente para darnos a todos un magnífico día soleado de verano En medio de una abarrotada plancha de arena blanca, los padres de Maciela nos invitaron a comer ceviche con canchitas, una coca cola y la famosa leche de tigre, jugo de limón en el que se coce el pescado y servido como una extraña bebida Al final de ese tranquilo domingo, comenzaría nuevas osadías de permanencia en la capital, que resumiré en cinco puntos importantes que todo couchsurfer, backpacker o, en general, todo viajero, debe tener en cuenta en cualquiera de sus aventuras. BUROCRACIA Y MIGRACIÓN Desde hace muchos siglos vivimos en un mundo en el que todo ser humano parece tener la obligación (o el derecho) de pertenecer a un grupo de personas que cohabitan dentro de un conjunto de líneas imaginarias, que delimitan el territorio de los llamados países y que los separan unos de los otros. Como naciones soberanas, cada país tiene sus leyes y modus vivendi, que de acuerdo a la ética y respeto que sus ciudadanos le tengan, hacen del mismo un lugar digno para vivir. Y cuando nosotros nos encontramos dentro de los límites debemos siempre atenernos a la ley que los rige. Como es de saberse, pocas veces en este mundo globalizado podemos ser alguien sin papeles que acrediten nuestra identidad como individuos. Y fuera del país que nos vio nacer y que nos dio, por ende, nuestra nacionalidad, nuestro único medio de identificación y de libre tránsito por el planeta es el pasaporte. Por supuesto, el tiempo de expiración de ese pequeño librito nos cuesta dinero, y hay que asegurarse de que ese tiempo cubra por más nuestro periodo de estadía en el estado foráneo. Lo más gracioso para mí fue que entré a Perú con un pasaporte que vencía más de un año después de mi salida de aquel país. Pero la inamovible burocracia mexicana me obligaba a renovarlo hasta diciembre de 2016 para tramitar una beca que ni siquiera sabía si se me otorgaría. Sin más remedio, llevé a cabo el trámite en la embajada mexicana en Lima, despidiéndome de otros 75 valiosos dólares Pero abandonar el país con un pasaporte diferente al que había usado a mi entrada creaba un pequeño problema: necesitaba tener el mismo sello de entrada de la oficina de migración. Eso me orillaba a otro trámite burocrático y a otro pago a las autoridades esta vez, del gobierno peruano. Mi funesta sorpresa me la llevé cuando, luego de dos horas de inútil espera en la oficina de migración para pagar por el insignificante sello, la señorita que atendía en la ventanilla me hizo saber que solo me quedaban dos días legales para permanecer en Perú Yo no podía creer lo que me decía Cuando crucé la frontera sur y entré por Chile, había mostrado mi pasaporte al oficial de migración, quien me preguntó mis motivos de visita y la duración de mi estancia. Claramente le dije que me quedaría hasta el 5 de febrero, día en que partía mi vuelo. Y muy sonriente me dijo: ¡Bienvenido a Perú! Pero mi grave error fue tomar mi pasaporte con mis manos, sin siquiera echar un vistazo a lo que decía el sello que recién había colocado, adornado por un enorme 10 con tinta azul, que coincidía con el número de días legales de estancia que el infame hombre había tecleado en el computador Desde entonces no volvería a confiar en ningún oficial de migración, que detrás de una sonrisa podría esconder la oscura intención de obligar a los extranjeros a contribuir con el estado, haciéndome hecho pagar un dólar de multa por cada día extra que pasé en el país, con un total de 45 soles que prácticamente regalé al órgano público de Perú Es por ello que es muy importante asegurarse de que todos nuestros papeles estén en orden al entrar y salir de cada país, para evitar cualquier tipo de retención y multa. Esto incluye nuestro pasaporte vigente con nuestro respectivo sello de entrada, nuestra visa (un pequeño papelito que algunos países otorgan a la entrada, y que es necesario mostrar a la salida) con el número de días legales que podemos permanecer. En caso de que estos días se nos agoten, podemos salir y volver a entrar del país, o bien, pagar la multa de acuerdo a la ley de cada estado. EL DINERO Ya en un artículo anterior había hablado sobre la cuestión del dinero. Así exista gente que se lance a la aventura con la esperanza de vivir completamente del pueblo y la naturaleza, no se puede negar que en el sistema capitalista la propiedad privada es una constante, y que rebasarla nos puede llevar inevitablemente a la cárcel Por tanto, es necesario cargar nuestro propio dinero, y la mejor manera para mí, es hacerlo en tarjetas de débito y/o crédito. Debemos asegurarnos de que nuestra tarjeta sea VISA o MasterCard, para que pueda ser aceptada en la mayor parte del mundo, aunque por supuesto tendremos que pagar algunas comisiones cada vez que retiremos efectivo desde un país que no sea el nuestro. Pero aún más importante es cuidar nuestras tarjetas de los ladrones y en el caso de extraviarla reportarla inmediatamente a nuestro banco. Y otro tip muy importante que puedo dar es siempre poner a un co-titular de nuestra cuenta que viva en el país de expedición de la tarjeta. Afortunadamente en todo mi viaje no tuve ningún problema que tuviera que ver con mis cuentas de banco… más no lo mismo le pasó a mi buen amigo Dane, quien con su típica facha rubia y acento inglés fue asaltado por un taxista en los bajos suburbios de la capital peruana Lo peor no fue el valor de sus artículos robados (un celular barato y un poco de efectivo). Lo peor vino cuando le quitaron también su tarjeta de débito Aunque el dinero dentro de la cuenta se mantuvo a salvo, desde Perú él no pudo tramitar otra tarjeta física para retirar dinero y pagar. Debía hacerlo desde Inglaterra. Pero siendo él el único titular, nadie en su país natal pudo realizar ningún trámite, quedando ese útil dinero congelado por el momento Por supuesto, tuvo que recibir dinero en efectivo por Western Union por algún tiempo. Otro consejo que puedo dar, es siempre tener al menos dos tarjetas, aunque sean de diferentes cuentas, pero siempre cargar solamente con una Si nos roban en el hotel o casa, tendremos la otra con nosotros. Si nos asaltan en la calle, tendremos la que dejamos en el hotel. Pero siempre tener el número telefónico del banco para cancelar las tarjetas inmediatamente después del extravío. EN BUSCA DE ENFERMEDADES Para muchas personas la salud pasa a segundo plano cuando de viajar se trata. Sobre todo cuando somos jóvenes; nos sentimos fuertes e indestructibles, sin importar lo exposición a insectos desconocidos y a alimentos de origen extraño Aunque esta vez me aventuré a viajar sin un seguro médico (lo cual es poco recomendable cuando el país no cubre el servicio médico público para extranjeros) siempre suelo estar preparado para toda eventualidad imprevista. Esto incluye en primera instancia las vacunas Debemos tomar en cuenta que algunas enfermedades erradicadas no lo están en otras partes del mundo. La malaria y la fiebre amarilla son comunes en muchas zonas selváticas del continente, y si vamos a visitarlas es importante estar precavidos. De todas formas, la mayoría de las veces las vacunas son gratuitas La mala suerte me alcanzó cuando a escasos días de partir a México, tuve la sublime ocurrencia de comprar una bolsa de leche entera (no caja, bolsa) para desayunar con cereal, pues era un poco más barata. Pero como dicen a veces, lo barato sale caro La diarrea que me ocasionó no fue una muy buena idea para los últimos días de mi estancia Ni remedios caseros ni pastilla alguna lograban aliviar mi indigestión y malestar estomacal. Mi enojo devino al saber que todo producto extraño de la selva, sierra o costa del país no habían sido los culpables, sino una maldita bolsa de leche barata Debemos evitar este tipo de equivocaciones y no buscar involuntariamente contraer enfermedades (sea cual sea) al viajar. ADAPTACIÓN CULINARIA No hay mucho que decir sobre esto. Hay que comer porque hay que comer; y si no encontramos lo que nos gusta, no nos queda otro remedio que adaptarnos a las circunstancias. Afortunadamente para mí, Perú es un país extremadamente rico en variedad de productos alimenticios, que incluyen centenares de frutas, verduras y granos (entre ellos una cantidad inimaginable de clases de papa). Pero siempre hay algo muy difícil de hallar fuera de México: los chiles (o ajíes, como lo llaman en Sudamérica). Pero pude aclimatarme poco a poco, más que comiendo en la calle, cocinando con mis propias manos. Y un ejemplo de ello son mis ya frecuentes chilaquiles un platillo mexicano hecho con tortillas fritas de maíz (nachos), pollo, queso, cebolla y salsa de tomate con chile. Aunque normalmente uso el chile serrano, en Perú no pude encontrarlo. Así que opté por el ají amarillo, que hizo sufrir un poco a mis anfitriones, pudiendo ser una de las cenas más picosas que hayan probado En fin, es solo un vago ejemplo de cómo podemos resolver nuestros problemas culinarios con lo que los mercaderes locales nos ofertan. Siempre es bueno probar cosas nuevas. Nuestra cena multicultural, con chilaquiles, guacamole, tequeños, vino e Inca Kola ADAPTACIÓN LINGÜÍSTICA Y ya no hablemos solamente de la barrera de la comunicación de un idioma a otro. Aunque hablemos la misma lengua, el español posee una infinidad de dialectos alrededor del mundo hispanohablante que se despeja en un cúmulo de jergas y argots, que nos obligan a sumergirnos en nuevas formas de intercambios parlantes y corporales. Uno de mis proyectos durante mi viaje por España y Sudamérica fue precisamente recolectar ese glosario de palabras y expresiones que ampliarían mi vocabulario para tener una visión más amplia y general de lo que ser hispano se trata. Y he aquí algunas de ellas que quizá puedan servirles para futuros viajes (Sudamérica - México) Choclo = Elote Luca = Peso (moneda) Chancho = Cerdo Palta = Aguacate (Perú – México) Chucha = Vagina Casaca = Chamarra Picarones = Buñuelos Pucha = Palabra comodín (madre, chingadera) (Argentina – México) Flashar = Sorprenderse Posta = Neta Me repinta/Me copa = Ya estás En la concha de la lora = En casa de la chingada Pileta = Piscina Factura = Pan dulce Torta = Pastel Dulce de leche = Cajeta Cajeta = Caca/Vagina Ir de joda = Irse de peda Pendejo = Morro (no es insulto) Pata = Buena onda Boliche = Antro Campera = Chamarra Poroto = Frijol (Chile – México) Caleta = Un chingo Ándate a la chucha = Chinga tu madre Guagua = Bebé Güea = Palabra comodín (madre, chingadera) Piola = Chido Puta la güea = Puta madre Como ven, el idioma es mucho más complejo de lo que se cree Pero no hay que asustarse, solo toma algunos días acostumbrarse, y cuando menos se da uno cuenta, regresa a su país hablando como un boludo
  7. Hola a todos. Pronto organizaré un viaje para mis próximas vacaciones. Mi novia y yo estábamos pensando en visitar Israel, pues su familia tiene ascendencia judía y quiere conocer un poco más. El tema es que no estamos seguros si es una buena idea. últimamente ha habido muchas malas noticias en cuanto a la guerra se trata. Agradecería si alguien puede aconsejarnos ¿Es seguro para el turista ir? ¿Qué lugares nos conviene visitar y cuáles no? Y si es así, también recibo consejos sobre los mejores sitios turísticos, paisajes, pueblos y demás. Muchas gracias.
  8. Hola a todos! Desde hace tiempo vengo planeando un viaje a África, por suerte esta vez se está dando todo, así que si tengo éxito antes de fin de año me estaría yendo (crucen los dedos por mí) En fin... Les escribo para que me den algunos consejos! Realmente odio las vacunas, ¿Alguien sabe si son necesarias? Yendo a la parte linda del tema... ¿Qué me recomiendan visitar? Creo que iré por 15 días pero no tengo definido nada por la emoción y ansiedad. Espero sus comentarios!
  9. Hola a todos. Mi nombre es Daniel, soy de Galicia, España. Estoy por terminar mis estudios en la universidad y planeaba hacer un viaje con unos colegas por América Central (aunque aún no lo decidimos muy bien) que quizá se extienda a América del Sur. Algunos me han dicho que esta parte del continente es algo peligrosa, quisiera saber si alguno de vosotros ha estado ahi y qué piensa de esto. También me gustarían algunas recomendaciones sobre qué visitar, qué países, ciudades, lugares, parques nacionales (me interesa mucho el rollo natural). Muchas gracias.
  10. AlexMexico

    Odisea fronteriza

    Cuando creímos que nuestro viaje terminaba, y que debíamos volver a la estruendosa Ciudad de México, el conductor del moto taxi, Germán, nos había convencido de cruzar la frontera con Guatemala y reencontrarnos con Guille. Sólo había una cosa: no sabíamos dónde estaba Guille, además él no sabía que iríamos. Así que enviamos un mensaje a su celular, esperando que lo leyera pronto. La odisea comenzó desde la carretera en Chiapas, donde se ponchó una de las llantas y Germán tuvo que cambiarla Nos condujo por la autopista de La Trinitaria. Pasamos a la casa del taxista en un poblado cercano, para recoger a su esposa y cambiar el taxi por una camioneta más grande. Nos sentamos en la parte trasera y ambos nos llevaron hasta un pueblo en la frontera llamado “Gracias a Dios”. El nombre nos parecía muy gracioso, pero no tenía mucha similitud con la sensación de estar ahí. En la oficina no nos dejaron pasar. Germán alegó por nosotros, pero al final nada ocurrió. Nos dijo que había otra ciudad más al sur donde seguro podríamos pasar, pero nos dijo que él no podría llevarnos. Nos enojamos un poco pues sólo nos había cobrado y estaba a punto de dejarnos en medio de la nada, cuando nos prometió llevarnos a donde cruzáramos la frontera. Al final, sólo nos condujo a una carretera, donde tuvimos que tomar otra combi hacia Ciudad Cuauhtémoc, un pequeño pueblo fronterizo. Teníamos algo de prisa, pues se nos hacía cada vez más tarde, y queríamos cruzar aún con la luz del sol. Llegamos a Ciudad Cuauhtémoc casi a las 6 pm. La luz estaba a punto de ocultarse. La ciudad parecía un caos, la gente entraba y salía como si la frontera no existiera, y se vendían muchas cosas por doquier. Nosotros caminamos todo recto por la calle que nos indicaron, y nada más no veíamos la línea fronteriza. Pronto, vimos una pluma para tapar el paso a los autos. Supimos que esa era la frontera, pero no había ningún oficial de migración, ni mexicano ni guatemalteco. Pasamos como si nada, sin ningún impedimento. Pero quisimos hacer las cosas de la “manera correcta”, así que buscamos la oficina de migración y entramos a hablar con el oficial. Nos hizo llenar la hoja de ingreso y pidió algunas identificaciones. Como no teníamos pasaporte, nos hizo pagar un permiso de estadía de una semana, que no nos salió tan caro. Cuando terminamos con el papeleo, nos dijo: “tengan cuidado, este es un país sin ley”. Vaya bienvenida que nos habían dado Saliendo de la oficina, unos hombres se acercaron a nosotros ofreciéndonos cambiar nuestros pesos mexicanos por quetzales, a la paridad de 1 quetzal a 2 pesos. No tenía una idea de cuánto debía pagar, así que cambiamos nuestro efectivo. El sol ya se había ocultado, y por si las palabras del oficial no hubieran sido poco para asustarnos, de repente la luz eléctrica en la ciudad se apagó en todas partes. Era terrible. El oficial nos había dicho: “les recomiendo no parecer turistas chicos”. Pero ¿cómo no parecerlo? Estábamos caminando por la ciudad, de noche, cargando grandes mochilas, una casa de campaña y volteando a todos lados, creyendo que alguien nos seguía. Teníamos mucho miedo Preguntamos dónde estaba la estación de autobuses, pues queríamos tomar el bus a la ciudad capital lo más pronto posible. Caminamos algunas cuadras más, iluminados por las velas y los celulares de la gente alrededor. En la terminal, había ya un autobús estacionado y mucha gente esperando sentada. Nos dirigimos a la ventanilla y pedimos a la chica por tres boletos a la capital. Como no tenía luz, no pudo mirar en su computadora, e iluminando con una vela, miró algunos papeles y nos dijo que ya no tenía asientos libres. Nos pidió unos minutos y habló por su celular con alguien. Después nos dijo que el próximo bus salía hasta el próximo día a las 11 de la mañana. No queríamos esperar tanto y, por supuesto, no deseábamos pasar una noche a oscuras en ese aterrador pueblo. Ante nuestras plegarias, la joven nos comentó que había otra opción, pero que quizá no sería mucho de nuestro agrado. Así que nos dio las indicaciones para llegar a otra “terminal” de buses, desde donde salía uno a la capital a la 1 de la madrugada. Sin más, probamos suerte y caminamos hacia la estación. Cuál sería nuestra sorpresa al ver el peor autobús de nuestras vidas Pensando que quizá ni siquiera servía, preguntamos al chofer si había salidas esa noche para la capital. Nos dijo que sí, y que tenía lugares, pero debíamos esperar hasta la 1 am. Resignados, nos resguardamos un rato más en una pequeña fonda, donde, exhaustos, cenamos un poco a la luz de las velas. Regresamos al bus y dejamos nuestras maletas. Tratamos de dormir un poco en los incómodos asientos, entre el olor a orina, fierro oxidado y el sudor del conductor que se paseaba por el pasillo Sabíamos que sería una noche larga y dura. Desde ahora, pido disculpas por no mostrar fotos de todo lo acontecido, pero con el miedo que vivíamos, ninguno se atrevió a sacar la cámara fotográfica frente a la gente. El camión arrancó a la 1, con pocos asientos ocupados y aún con el pueblo a oscuras. Yo estaba seguro de que estaba excediendo la velocidad permitida en la carretera, pues manejaba demasiado rápido. Y casi como si creyera que necesitábamos más ruido que el motor viejo del auto, puso música cristiana a todo volumen. Canciones que hablaban sobre Cristo, el Salvador. Al menos nos dio un poco de risa y nos tranquilizó. Esa tranquilidad se esfumó cuando, por ahi de las 3 de la mañana, el bus hizo una parada en un pequeño pueblo y yo escuché a dos hombres detrás de mí hablando sobre un bus que se había caído al precipicio la noche anterior. No pude evitar voltearme y preguntar qué había ocurrido. Me dijeron: “sí, aquí en Guatemala asaltan los buses por las noches; los maleantes detienen al conductor y se suben a robarle a todos los pasajeros. Y si el autobús no se detiene, le disparan a las llantas. Eso pasó ayer, le dispararon y el camión se volcó, y todos murieron”. Pueden imaginar mi cara al escuchar todo eso Estaba sentado en un bus en Guatemala, a mitad de la noche, con mi cámara, sin papeles legales y con todo el dinero que me quedaba en efectivo. Me apresuré a contarles a Sonia y Dany, y comenzamos a esconder nuestras cosas de valor, dejando algo de dinero para regalar por si nos asaltaban. Para acabar, resultó que ambos hombres con los que platiqué eran traficantes de migrantes Me di cuenta cuando les dije que yo era de Veracruz, México, y ellos contestaron: “hemos estado ahí, por ahí los pasamos para ir al otro lado” (refiriéndose a los Estados Unidos). Sin embargo, ninguno de los dos me daba mala pinta; al final, para muchos de los países centroamericanos, pasar migrantes ilegalmente debe ser prácticamente un trabajo como todos. Mientras más avanzábamos y hacíamos más escalas, el camión se llenaba más y más. Tanto, que llegó el punto en que debían sentarse tres personas por cada siento para dos. Era terriblemente incómodo, sumado al mal estado de las carreteras y a la mala forma de conducir del chofer. Finalmente, el sol apareció en el horizonte. Ya no nos sentíamos tan vulnerables. En una de las últimas escalas, la gente bajó y le dije a Dany: “creo que ya no corremos tanto peligro”. De repente, un señor subió al bus con periódicos en la mano y comenzó a gritar: “¡Masacre, masacre! ¡Matan a 20 niños!” Parecía un chiste Aunque al final nos enteramos que la matanza de niños era una noticia acaecida en Detroit, EUA. Llegamos a Guatemala capital cerca de las 10 am. Estábamos destruidos, sin bañarnos y sin dormir. Habíamos recibido un mensaje de Guille; nos dijo que estaba en La Antigua Guatemala, una ciudad colonial cerca de la capital. Un poco perdidos, preguntamos a la gente por información turística, pero nadie parecía saber, ni siquiera los policías. Cansados de caminar con las mochilas bajo el sol, en una ciudad caótica donde la gente no nos trataba muy bien, entramos a un McDonald's para descansar y comer algo. Ahi dentro, un señor amable nos habló y nos dijo: “Guatemala es una ciudad muy peligrosa, no se metan al centro”. Parecía que éramos los únicos turistas en la ciudad. No obstante, el señor nos dio indicaciones para comprar el ticket a Tikal y cómo llegar a La Antigua. Agradecidos de haberlo conocido, seguimos sus instrucciones y nos dirigimos a la terminal de autobuses. Compramos el ticket hacia Tikal para esa misma noche y tomamos el bus hacia La Antigua. La ciudad es muy cerca de la capital, a unos 50 km al oeste. Luego de casi 1 hora, llegamos y caminamos en busca de la Plaza Central. Ahí, después de 2 días de despedirlo en la carretera, hallamos a Guille junto con su hermano y dos amigas guatemaltecas. Nos vio todos agobiados y ojerosos después de nuestra odisea. Nos ofrecieron dejar nuestras mochilas en el hostal que habían pagado. Aceptamos tomar una ducha rápida y salimos a recorrer un poco la ciudad. La Antigua Guatemala es bastante diferente a la capital. Tiene una muy bien conservada arquitectura renacentista que data de la época colonial española. Además, es una ciudad bastante amable para los turistas y los mochileros que llegan de todas partes. Sentimos pronto el aire diferente del que habíamos vivido las horas anteriores en el resto del país. Además, la ciudad está al pie de un volcán, conocido como el Volcán de Agua, lo que enmarca un paisaje muy lindo y pintoresco. Luego de un recorrido por sus calles empedradas y de contar nuestra odisea a Guille y sus amigas, fuimos a un restaurante a comer un poco de pizza y nachos con dips, para terminar tomando unas cervezas en una terraza. Las amigas de Guille nos invitaban a quedarnos una noche en la ciudad, pues habría una fiesta que parecía muy buena. Lo pensamos algunos minutos, pero al final rechazamos la oferta, pues ya habíamos pagado por nuestros tickets a Tikal, y no queríamos (ni podíamos) perder el dinero, pues poco nos quedaba. Así que, nuevamente, nos despedimos de Guille, esta vez de forma definitiva, y de su hermano y sus amigas. Tomamos el mismo bus de vuelta a la capital y emprendimos el viaje nocturno a Flores, el pueblo más cercano a la zona arqueológica de Tikal.
  11. Estamos tratando de convencer a algunos de nuestros amigos para hacer un viaje a Río de Janeiro. Pero nos esta resultando complejo, muchos de ellos aseguran que la ciudad tiene muuuuchos problemas de seguridad ¿es eso cierto, es decir es más peligroso que otras ciudades Brasileñas? De paso que tiempo hace a principios de junio? Cualquier consejo o sugerencia nos resultara útil para convencer a todos
  12. Planeo entrar en Camboya desde Tailandia (Bangkok) donde estaré 3 semanas. He oído muchas historias de que se venden visados ​​falsos en la frontera y han tenido malas experiencias con la policía. Algún consejo sobre cómo evitar estas situaciones me iría genial. Gracias
  13. Hola os he conocido a través de facebook Llevo muchos años con ganas de viajar a las tierras más septentrionales del continente europeo y no solo a Noruega y Finlandia sino sobre todo a la mítica tierra Sápmi, más conocida como Laponia. Me gustaría saborear de cerca el legado histórico y la cultura actual de la civilización Sami, un pueblo que se supone todavía mantiene sus tradiciones indígenas así como una religión de tipo animista. Me gustaría viajar a Laponia durante la época de verano, aunque soy consciente que me perderé la mayoría de actividades típicas de la temporada invernal (esquí, excursiones con raquetas de nieve o recorridos en trineo llevado por huskies), el tema es que me encantaría realizar alguna travesía por los lagos, ríos y en especial los bosques de esta región que parece ser estupenda y esto solo puedo hacerlo en verano. La idea es organizar un itinerario por Laponia de manera independiente, somos dos personas (mi pareja está dispuesta a apoyarme en esta pequeña locura ) y nuestro planteamiento es un recorrido por libre con etapas establecidas antes de empezar el viaje: me gustaría tener cerrado el tema alojamiento y saber de antemano qué medio utilizaremos para recorrer cada etapa. No es mi intención tener marcados los días exactos que tenga que quedarme en cada lugar (disponemos de 21 días de vacaciones en junio), podría dejar algunos días como margen de seguridad para el vuelo de vuelta a España, lo importante es mantener abierta la posibilidad de quedarme más tiempo en aquellos sitios que merezcan. ¿Alguien ha organizado por su cuenta un viaje por Laponia del estilo descrito y en la temporada estiva? ¿A qué aeropuerto de Laponia me aconsejáis volar, es mejor volar a Noruega o a Finlandia ?
  14. Hola viajer@s. Tengo un problema, el año pasado reservé con un grupo de amigos italianos un viaje a Túnez y, viendo el panorama poco antes de finalizar el embrollo que había en Túnez, empezamos a tramitar la cancelación de nuestro viaje. El caso es que, después de mucho papeleo, la agencia ya iba a devolvernos el dinero cuando a algunos del grupo se les ha ocurrido que nos lo deberíamos replantear y han frenado la devolución porque, según ellos, la situación está más tranquila y hay buenas ofertas. En resumen que no se qué hacer, sinceramente no me hace gracia meterme en un lio pero estoy en minoría y el viaje se pagó entre todos. ¿Alguien que haya estado últimamente me puede decir cómo está la situción? ¿Creéis que si no lo tengo claro es mejor que renuncie a los seiscientos euros y me quede en casa?
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