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Quiero compartir mi experiencia para animaros a explorar estos típicos destinos veraniegos en temporada baja, ¡son una autentica delicia! El pasado fin de semana aprovechando el buen tiempo nos escabullimos de nuestras obligaciones familiares y nos regalamos unos días en Tossa de Mar. Fue maravilloso, no tanto por el hotel que aunque muy bueno, está demasiado enfocado al turismo de veraneo, más bien por la tranquilidad de la villa cansada de tantos turistas y entrando en el letargo invernal. Era agradable caminar por las playas vacías de sombrillas, colchonetas, tumbonas y los empalagosos olores de las cremas solares. Nunca había disfrutado tanto paseando por la Vila Vella como este fin de semana, podía parar en cualquier esquina panorámica sin tener que huir de las cámaras de otros tantos curiosos. Por no hablar de lo precioso que ha sido el camino de los miradores, o Cami de Ronda, que bordea la costa pasando por varias torres vigía del siglo XVI. Las calas estaban tranquilas y el contraste entre pinos, mar, rocas y playas era aun más intenso. Otro aliciente son los restaurantes: la mayoría han cerrado o están a punto de cerrar por lo que solo quedan los más tradicionales, los del poble, donde sirven verdadera comida en lugar de ese plástico coloreado, perfumado que nos colocan en pleno agosto Para quien no haya estado nunca en Tossa de Mar os dejo esta foto de la (ahora) casi desierta playa de Codolar y el fortín, construido entre los siglos XII y XVI para defender el pueblo de los piratas del mediterráneo. El fortín fue declarado Monumento Histórico Artístico en 1977:

Hola y bienvenido. No he realizado un recorrido por el interior de la selva Brasileña pero sí he viajado por el Amazonas en barco desde Manaus a Iquitos (Perú) y te aseguro que es una experiencia inigualable. En mi caso era el único extranjero por lo que si buscas estar en contacto con la gente no hay mejor manera que esta. Son cinco días que recuerdo con mucho cariño por las interesantes conversaciones, las hermosas puestas de sol, la música, la alegría, la calma. Pasas los días mirando una u otra orilla intentando divisar delfines rosas, caimanes, loros... explorando desde lejos el intenso verde, escuchando la cautivadora llamada de la selva, dormir en hamacas al aire libre, sentir el sonido del rio surcado por el barco. Antes de embarcar temía que se me hiciese demasiado largo... al desembarcar me dio pena que durará tan poco El barco es el medio más popular para conectar las distintas poblaciones del Amazonas, el precio es muy económico y la experiencia espectacular. No obstante hay que andarse con ojo y mantener las pertenencias bien vigiladas, yo adopté las siguientes medidas de seguridad y no tuve ninguna sorpresa desagradable: Antes de embarcar separa el contenido de valor (cámara, dinero, portátil, móvil, pasaporte...) de tu mochila principal y mételo en una pequeña que puedas llevar siempre contigo. Pon pequeños candados en tus mochilas que impidan abrir las cremalleras. Mete la mochila dentro de una gran bolsa de plástico, esto ayudará a que no se estropee y te alertará con el ruido si hay manazas intentando adueñarse de lo que no es suyo o, lo que es peor, intentando introducir droga dentro de tus pertenencias por si hay una redada de policía lavarse las manos. No dejes que el miedo a que te roben haga que aparentes un "sujeto interesante" para robar, ocurre lo mismo cuando uno tiene miedo de los perros, estos últimos se vuelven más agresivos con esas personas que con los demás.