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Kamali

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Relatos publicado por Kamali

  1. Kamali
    Entre el traslado, la nueva comunidad y las excursiones por la zona había arrinconado los relatos de nuestro viaje a Montenegro en septiembre 2013, pero aquí estoy de nuevo dispuesta a contaros todas nuestras vivencias en este pequeño y precioso País
     

     
    Al abrir la ventana de nuestra habitación en Cetinje, un agradable olor a frío y leña quemada vigorizan todos nuestros sentidos ¡definitivamente hoy va a ser un bonito día de montaña! Solo nos hace falta encontrar una cafetería donde recargar nuestras energías para afrontar un día de excursiones por Lovcen, la verdadera cuna de Montenegro.
     


     
    Hay pocas cafeterías abiertas y aún no les ha llegado el pan o los bollos para el desayuno y tan solo nos pueden ofrecer el te y el café... Con el hambre que tenemos decidimos volver sobre nuestros pasos y entramos en una panadería que habíamos visto al salir del hotel. Es pequeña pero tiene un enorme surtido de panes y pastelitos, después de preguntar un poco elegimos 2 “bureks de sir” cilíndricos, los típicos bureks serbios (en forma de pastel) nos gustan menos, y 4 “strudlas” o “strudels” (dos de manzana y dos de cereza). En total pagamos solo tres euros , en España cada strudel nos hubiese costado como mínimo euro y medio... Nos sentamos en una terraza en frente de la plaza del mercado donde poco a poco van montando los puestos de verdura y fruta, como podéis ver no queda ni rastro del precioso amanecer.
     

     
    El desayuno esta tan bueno que Avani decide ir de nuevo a la pastelería para comprar otro burek de sir para él y otro strudla de manzana para mí . Desde hoy nos declaramos fans incondicionales de las panaderías Montenegrinas por su sabor y su precio, ademas me encanta el nombre: pekara. La primera norma de nuestro club de fans es: parar siempre que podamos en las diferentes pekaras de nuestra ruta por Montenegro y abastecernos de riquísima energía.
     
    Abandonamos el hotel y partimos hacia la ruta que lleva a Lovcen. El precioso día se ha cubierto de nubes y con ellas se esfuman nuestras esperanzas de ver toda la costa montenegrina desde lo alto de Lovcen.
     


     
    Planeábamos conocer alguno de los numerosos senderos que recorren el parque, pero viendo los densos nubarrones nos decantamos por subir directamente al Mausoleo de Njegos.
     
    La serpenteante carretera abandona rápidamente el valle de Cetinje y se adentra en las verdes y rocosas montañas del Parque Nacional de Lovcen. Lovcen "il monte nero" (1749 m) no solo da nombre a todo el parque sino también al Montenegro o Crna Gora ("crna" significa negro y "gora" monte en montenegrino). El parque, y concretamente la montaña de Lovcen, ocupan un puesto especial en el corazón de todo montenegrino, no hay que olvidar que por siglos representó y refugió a toda la nación de las distintas invasiones. Aunque la montaña más visitada es Jezerski Vrh por albergar en su cima el imponente mausoleo de Petar II.
     

     
    Los antiguos soberanos de estas tierras nos dan la bienvenida a Ivanova Korita, una pequeñísima localidad situada en el centro del parque.
     


     
    En Ivanova Korita se encuentra el Centro Recreativo y Deportivo de Lovcen, punto de partida de varias rutas y actividades del parque, también consta de alojamientos, zona camping, restaurantes, áreas con barbacoas y varias instalaciones deportivas.
     


     
    En la área recreativa como en los bosques de hayas de los entornos es fácil ver a pequeñas y escurridizas ardillas negras, que esperan la ocasión para robar algo de comida, aunque como siempre no es recomendable alterar sus hábitos y ofrecerles o dejarles comida.
     


     
    Seguimos ascendiendo por la estrecha carretera de montaña, el paisaje es cada vez más árido y las verdes hayas dejan paso a los pequeños arbustos, los esporádicos grupos de pinos y las flores salpican de alegres colores las verdes terrazas de pasto y margenes del camino.
     


     
    Hemos llegado al aparcamiento del Mausoleo de Njegos, ahora solo hay que caminar unos 300m por un sendero de pinos, rosas silvestres, crocus tommasinianus (de la familia del azafrán), salvia y otras plantas mediterraneas.
     


     
    Al final del sendero se encuentra la tienda de souvenirs (en este momento en restauración) y la preciosa escalera de casi 461 escalones que nos llevara a lo más alto de la montaña Jezerski Vrh a 1657 m.
     

     
    La senda prosigue bordeando la cumbre y lo único que nos separa de caer por la ladera es una frágil barandilla de madera, volviendo el sendero aún más interesante. Desde lo alto deberíamos ver el Lago Skadar y la costa Adriática pero las densas nubes solo nos dejan entrever las montañas que rodean el lago y un tenue resplandor donde debería estar el mar. Algo decepcionados por no poder disfrutar de estas prometedoras vistas proseguimos nuestra ruta y de pronto ante nosotros aparece la famosa Bahía de Kotor
     


     
    Nos encontramos el Mausoleo de Petar II Petrovic Njegos repleto de andamios y carteles de obras que nos informan que la restauración se debe a la próxima celebración de su 40 aniversario pero que a pesar de las obras el mausoleo se encuentra abierto al publico, ¡qué suerte por un instante pensamos que no podríamos entrar!
     


     
    Compramos los billetes de entrada y un monje ortodoxo nos informa que lamentablemente la sala donde se encuentra la bella estatua de Petrovic Njegos se encuentra en estos momentos cerrada y que tan solo podemos visitar la tumba y el mirador y que por ello nos cobra la tarifa reducida (1,50 euros).
     


     
    Bajamos a la cripta donde se encuentra la tumba del héroe más amado de todo Montenegro, Petar II:
     
    Salimos por la puerta posterior del Mausoleo para llegar a el hermoso punto panorámico de Lovcen desde donde el conocido escritor irlandés George Bernard Shaw se pregunto “Estoy en el Paraíso o en la Luna”. Y a pesar del día nublado puedo afirmar que G. B. Shaw no exageraba, es un rincón idílico desde donde se disfrutan vistas de águila.
     


     
    Nos quedamos un rato en el mirador contemplando el entorno y comiéndonos tranquilamente unos burek de sir de la panadería de Cetinje y unos snacks salados. Cuento este detalle, quizás insignificante, porque gracias a habernos entretenido en el mirador cuando volvimos al mausoleo nos encontramos que la sala de Petrovic Njegos estaba entreabierta y, aunque en su interior estaban trabajando, había polvo y un pequeño andamio, pudimos admirar esta hermosa sala donde la enorme estatua de granito negro del escultor croato Ivan Mestrovic resalta el precioso mosaico dorado que decora el techo.
     


     
    Nos despedimos del monte Jezerski Vrh y del Mausoleo de Njegos para retomar nuestra ruta por el Parque de Lovcen, esta vez en dirección Kotor por una de las carreteras de montaña más hermosa de Montenegro, según la mayoría de guías de viaje. Por culpa de las densas y grises nubes que cubrían el cielo no pudimos admirar toda la belleza de la ruta y las panorámicas de la Bahía de Kotor. De todos modos opino que a pesar de ser sin duda hermosa, se trata de la carretera de montaña más turística y transitada (en varias ocasiones hemos asistido a peligrosos cruces entre autobuses, furgonetas o autocaravanas que debían retroceder / avanzar hasta llegar a un pequeño margen de la carretera para dejar paso) y, en mi opinión, no es la más bella de Montenegro.
     

     
    Podeis leer mis otros relatos de Montenegro o mirar los diferentes álbumes
  2. Kamali
    Portugal es un destino hermoso de frías playas, altos acantilados, luminosos y cuidados pueblos, de gente humilde impregnada de saudade, viento y mar.
    Hay tantos destinos, tantas historias, tantos recorridos que me gustaría contaros pues he vivido durante más de dos años en tierras lusas y he podido admirar algunos de los más lindos pueblos y vivir situaciones o lugares menos elogiables... Pero como ocurre en este país las cosas se cuentan con calma y ahora prefiero empezar por el final, por nuestra último viaje a Lisboa y a la pequeña ciudad de Caldas da Rainha.
    No teníamos planeada esta escapada pero por un cúmulo de circunstancias favorables (días libres acumulados en el trabajo y buenísima oferta en los billetes de avión a Lisboa) el miércoles 25 de junio preparamos las mochilas y a las 6 de la mañana del jueves ya estábamos, al menos físicamente , en el aeropuerto de Barcelona esperando nuestro Vueling a Lisboa.

    Llegamos a las ocho y media, hora local, y salimos de la terminal para esperar al pequeño aerobus que nos llevaría a la estación de Sete Rios desde donde podíamos tomar el autobús a Caldas da Rainha. El aerobus es sin duda un servicio cómodo pero como en cualquier aeropuerto sale algo caro 3,5 euros por trayecto y persona cuando el billete a Caldas nos cuesta tan solo 8,7 y está a 90Km.
    Es lindo viajar a nuevos destinos pero también lo es volver a viejos lugares conocidos y durante el viaje a Caldas fuimos recordando algunas de nuestras simpáticas excursiones por la zona. Mientras tanto nuestro autobús atravesaba bancos de niebla, lluvias y repentinos rayos de sol. El típico clima fresco y húmedo de Portugal en ese momento nos pareció de lo más agradable ya que veníamos cargados del calor el y bochorno de Barcelona, pero debo admitir que cuando vivía allí eché muucho de menos sentir el calor en verano y el frío en invierno pues el eterno clima primaveral/otoñal me aburrió solemnemente
    Llegamos a Calda da Rainha donde por suerte ni llueve ni hay neblina, todo lo contrarío, el viento está despejando rápidamente las nubes y dejando paso a un intenso y limpio cielo azul que nos permite fotografiar la hermosa rua de Heróis da Grande Guerra bañada en luz.

    El pequeño centro de Caldas es peatonal lo que permite caminar sin prisas y sin más ruidos que el de los transeúntes, las terrazas y las cafeterías de la zona, volviendo el paseo muy agradable y permitiéndonos reabsorber el portugués que hemos ido perdiendo por falta de practica

    Vamos rápido evitando tomarnos nada en ninguna de las cafeterías del centro pues tenemos ganas de volver a ver nuestra queridísima Praça da Fruta, oficialmente Praça da República pero que todos conocen como plaza de la fruta ya que en ella tiene lugar el mercado. Es un mercado muy hermoso donde van tanto puestos de comerciantes locales, como ancianas señoras ataviadas de negro con sus cajas de verdura y sus viejas y dudosas balanzas oxidadas, donde van colocando los aun más gastados pesos. Es como retroceder en el tiempo y volver a la época, que no conocí donde la fruta y la verdura no sabían a plástico, donde los tomates eran deformes y estaban buenísimos, donde cada verdura tenía su estación, donde las ancianas de viejas y gastadas manos te venden lo que cultivan sus esposos en la pequeña parcela de tierra para complementar su misera pensión, donde las grandes marcas no tienen cabida.

    Nuestra prisa no sirvió de nada la plaza estaba toda patas arriba , estaban de obras, según nos cuentan unos ancianos, para recualificarla, ajustar el adoquinado de la plaza y uniformar los puestos de verdura con carpas que se montaran por la mañana y desmontarán al medio día. Vivimos durante tanto tiempo el viejo y desordenado mercado y nunca le hicimos fotos, a pesar de haberlo pensado cientos de veces, pero como suele pasar cuando vives en un sitio no cargas la cámara para ir a comprar zanahorias y papas... Solo nos queda el recuerdo y las fotografías de los hermosos edificios de la plaza.

    Antes de encaminarnos a casa queremos pasear por el parque Dom Carlos I, sí en Caldas de Rainha tenemos un pequeñísimo apartamento que compramos con la intención de usar como base o almacén para poder viajar y movernos sin preocuparnos de donde guardar los libros y otros trastitos. Abandonamos La Praça de la Fruta, bajamos por el pequeño callejón de Liberdade y llegamos al Hospital Termal Rainha Dona Leonor, que como lleva siendo habitual en los últimos años, está cerrado por un nuevo brote de salmonella...

    El parque de Dom Carlos I formaba parte de los jardines del viejo Hospital Termal para que los pacientes pudiesen pasear y recuperarse de sus enfermedades y a tal fin ha sido defendido, reformado y ampliado en innumerables ocasiones durante los últimos tres siglos.

    Actualmente los grandes jardines son públicos y es sin duda uno de los lugares preferidos de todo caldense.



    La zona más conocida y visitada del parque Dom Carlos I es la que se encuentra en la parte baja de las Termas, zona que cuenta con una linda cafetería acristalada, mesas de picnic, pistas de tenis, zona infantil, el museo de Jose Malhoa y un estanque, que en estos momentos se encuentra medio vació por mantenimiento pero que normalmente tiene barquitas que se pueden alquilar para dar una pequeña vuelta alrededor del estanque junto con los cisnes, patos y ocas que en el residen.



    Dejamos el bonito parque por la puerta inferior, donde se encuentran las pistas o canchas de tenis.

    Ya son más de las 13 y estamos hambrientos así que entramos en el centro comercial Vivaci, subimos a la última planta y nos pedimos 2 súper menús faláfel con arroz, ensalada, patatas fritas y 5 hamburguesitas de faláfel, sí ya se que no es muy portugués pero necesitábamos energía rápida
    Una vez recuperados volvemos a cargar nuestras mochilas sobre nuestros hombros y esta vez sí que nos vamos derechito a casa.
    Nuestro pisito se encuentra alejado de la ciudad y para llegar allí hay que caminar unos 20 minutos desde el centro comercial. De camino pasamos por delante del viejo almacén de trigo que han restaurado hace poco para acoger exposiciones de la facultat de arte e interpretación de Caldas, al igual que el edificio de al lado donde el grafitero portugués EIME dejo su huella.

    Saludamos a los vecinos, abrimos la puerta, subimos todos los diferenciales y... no hay luz, NO HAY LUZ y yo que pensaba llegar a casita y tumbarme a leer... suerte que hemos comido porque el piso es todo eléctrico y sin electricidad no funciona nada y cuando digo nada es nada, no podemos ni subir las persianas. Volvemos a salir de casa y ahora con prisa porque tenemos que llegar a la otra punta de Caldas antes de que cierren la oficina de EDP.
    Tenemos suerte y tras hora y media de fila nos atienden y nos comentan que entre hoy o mañana activarán de nuevo el contador...
    Efectivamente cuando llegamos por la noche, después de pasar el resto de la jornada en casa de unos amigos, ya habían activado todo. Realmente debo admitir que en EDP han sido súper eficientes.
    No olvideis visitar el álbum con más fotos de Caldas da Rainha y el relato de nuestro paseo por esta linda y pequeña ciudad:
  3. Kamali
    En un principio habíamos decidido quedarnos en casa y poner algo de orden, pero el día está tan esplendido que se nos hizo imposible quedarnos encerrados y decidimos escaparnos a Foz do Arelho, una pequeña fraguesia de Caldas da Rainha situada en la preciosa Lagoa de Óbidos.
    Tras mirar los horarios para Foz en la web oficial de autobuses (rodatejo.pt) tomamos la cámara, la mochila y nos encaminamos a la parada más cercana. Y aquí estamos, llevamos media hora esperando y no parece que el autobús vaya a llegar, debería haber pasado hace ya un cuarto de hora largo y dudo mucho que tenga tantos problemas en llegar desde la estación central hasta aquí. No sabemos si ir hasta la estación central y preguntar o esperar un poquito más, los parroquianos del bar nos han confirmado que debería llegar en cualquier momento. Sinceramente yo tengo mis dudas y le comento a Avani que a este paso nos convenía más ir andando ya que Foz está a tan solo unos 6 Km de Caldas pero no parece tomarse muy en serio mi propuesta...

    Al final, viendo que no aparece el autobús, decidimos ir a la estación central y averiguar si por alguna razón hoy no circula. Nos contestan que los horarios online están mal, el servicio de bus se ha reducido y el próximo no sale hasta dentro de una hora y media. Vamos a pasear y a comernos una pizza, porque a este paso salimos a la una de Caldas y luego preferimos aprovechar al máximo el tiempo. Menos mal que los nuevos grafitis de la Casa dos Artistas reflejan mis pensamientos a la perfección y no hace falta que los exprese con palabras

    El autobús sale puntualísimo y por fin llegamos a la playa de Foz do Arelho, verdadero responsable de que decidiéramos venirnos a vivir a esta zona de Portugal, pues Avani puede practicar kitesurf en su preciosa Lagoa sin tener que luchar con las enormes olas del atlántico.

    Un frío viento sopla con fuerza y admiro a todos aquellos valientes que se atreven a meterse en las gélidas aguas del atlántico

    Como no hemos venido a tumbarnos en la playa, ni mucho menos a bañarnos considerada la temperatura, me pregunto realmente cómo aquellos tengan el valor para acercarse al agua. Bueno, no son muchos los que se atreven a mojarse poco más que los pies mientras que los que veo zambullirse tienen generosas y naturales capas protectoras, fruto de la buena comida portuguesa . Después de que Avani se tomara un café portugués, al parecer lo hacen muy bueno (yo no tomo café no puedo opinar ), decidimos subir por la  Rua Visconde Morais para admirar la Lagoa desde lo alto y luego dar un paseo por los acantilados de este lado.

    A cada nueva curva no puedo evitar la tentación de tomar nuevas fotografías mientras Avani sigue maravillandose de que no haya ningún kiter o windsurfista aprovechando de tan maravilloso viento.

    A medio camino hay un pequeño descampado sobreelevado desde donde se aprecian sin duda las mejores vistas panorámicas de la playa y la bocana de la Lagoa. Lástima que el amarillo cartel "se vende" anuncia que uno de estos días desaparecerá este mirador y en su lugar habrá una nueva casa o quizás un pequeño bloque de pisos

    Hemos llegado a lo alto de cerro y desde aquí se ven claramente las pequeñas casitas del otro lado de la Lagoa. Esa zona pertenece al bonito municipio de Óbidos del cual hablaré detalladamente en otro relato. Óbidos es un pueblo precioso del que estamos enamorados, sin embargo en los últimos años su ayuntamiento ha pretendido explotar al máximo sus recursos turísticos y ha vendido/concedido gran parte de las lindas colinas que vemos desde Foz a multinacionales para construir grandiosos campos de golf, con sus respectivas zonas residenciales e incluso un enorme hotel a pie de playa... Debido a la crisis mundial, las obras de la mayoría de empresas han sido paralizadas y ya veremos cuándo y cómo reiniciaran. De todos modos nosotros pudimos asistir a la triste deforestación de gran parte de los preciosos bosques de pinos que crecían en esa zona. Lloré, nos indignamos y nos chocamos con la indiferencia más absoluta por parte de los habitantes de estas zonas, no todos, por supuesto, pero si la gran mayoría. Simplemente se lamentaban pero se echaban para atrás si se le proponía organizar una manifestación o firmar una carta al alcalde de Óbidos. No pretendíamos lograr que anularan los contratos pero al menos hubiese sido lindo demostrar que no todos estamos de acuerdo en que se vendan los terrenos públicos, que deberían haber sido declarados parque natural, a grandes multinacionales extranjeras. Nos comentaban algunos vecinos del pueblo, poniendo cara de resignación absoluta, que "sí, es una pena... yo iba muchos domingos a esos bosques con toda la familia a preparar barbacoas... incluso de pequeño mi padre nos llevaba... pero... qué podemos hacer nosotros."

    Dejamos atrás los tristes recuerdos y continuamos nuestro paseo por los acantilados desde donde se llega a bonitas y reparadas calas.


    En uno de los descampados, que antes servia de estacionamiento, han construido unas curiosas y enormes estructuras sobreelevadas compuesta por varios círculos unidos por pasarelas. La verdad es que por más que intentábamos buscarle algún sentido no logramos entender su finalidad. Más tarde Avani investigó este tema y pronto publicará un relato con todos los detalles de dichas construcciones. Os adelanto que si el proyecto acaba siendo reanudado (fue suspendido hace un par de meses), los curiosos círculos se convertirán en los pedestales de unos bancos, o tronos individuales, de madera que estarán colocados de tal modo que cada uno podrá observar el mar sin “interferir” con el otro, es decir que en cada uno de los círculos se sentará un individuo solitario y observará el horizonte mientras otro hace lo mismo sentado en su propio círculo contemplando el paisaje.

    Foto de Nádia Schilling, Arquitecta Paisagista
    En uno de los lados de las curiosas estructuras circulares comienzan unos escalones y pasarelas de madera que parecen sustituir los sinuosos senderos que recorrían los acantilados. Aunque parece estar prohibido el paso, nosotros nos aventuramos a seguir la escalinata de madera.



    Tuvimos que “escalar” y sortear algunos obstáculos que nos impedían el paso pero pudimos recorrer el lindo camino pasando por otras áreas habilitadas para instalar los mencionados bancos hasta llegar al final donde la estructura daba algunas curiosas vueltas y las vistas te dejaban boquiabierto.


    Espero que el ayuntamiento y la empresa encargada de las obras lleguen a un acuerdo para terminar la estructura pues sería una lástima que esta se degradara antes incluso de abrirla al público, algo que muchos temen que ocurrirá.

    Nos disponemos a volver por la carretera para llegar al centro de Foz do Arelho. Es una calle que siempre habíamos tomado con el coche, y a la que nunca habíamos prestado demasiada atención, sin embargo nos sorprende gratamente al recorrerla a pie.

    A la altura de Rua do Moinho torcemos hacia la izquierda y nos adentramos por las callecitas de Foz, parándonos para fisgonear a través de las verjas de las lindas casitas de la zona menos turística de Foz.

    La zona de la playa ostenta grandes y modernos caserones, sería una mentira por mi parte afirmar que son feos y que prefiero vivir en las pequeñitas casitas del centro, ya que el encanto de sus jardines, huertos y viejas paredes es mucho más autentico. Mi cámara y mente se esfuerzan por retener cada una de ellas en su memoria.

    Nos compramos un helado en una de las tiendecitas de la vía principal y buscamos un lugarcito reparado del viento donde comérnoslo con calma. Y de esa forma llegamos a la Fonte dos Namorados.


    Puede que creáis que estoy algo loquita pero tengo por costumbre mirar a la gente a los ojos y saludar si me cruzo con alguien en calles o lugares poco transitados, no sé, para mi es algo lógico y no puedo evitarlo (lo hago incluso en Barcelona imaginaros en un pequeño pueblo ). Si dos animales de la misma especie se cruzan lo normal es mostrar un mínimo de interés. Debo reconocer que en Portugal tengo a menudo serías dificultades para que me respondan al saludo, pues al parecer ellos solo se saludan si se conocen y, de lo contrario, se esfuerzan por mirar al suelo o al lado contrario para evitar ese pequeño intercambio de palabras o gestos. Incluso en muchas ocasiones simulan no haber escuchado mi “Boa tarde”. Esta costumbre suele quebrarse si perciben que eres extranjero porque entonces responden abiertamente al saludo con sonrisas abiertas y sinceras e incluso se paran a preguntar si pueden ayudarte o empiezan a contarte alguna anécdota. Esta actitud me hizo reflexionar que su costumbre de no saludar, o incluso negar el saludo, debe de ser una triste herencia de la dictadura donde nadie podía fiarse de nadie. Bueno, os contaba todo esto porque callejeando por Foz nos han ignorado el saludo tan descaradamente que he recordado el fastidio que me daba a principios de vivir aquí. En aquel entonces tuve yo también ganas de dejar de saludar pero descubrí que me resultaba imposible. Suerte que la curiosidad de los bichitos es idéntica en todas partes

    Una de las casas más señoriales del centro de Foz de Arelho es la enorme Quinta da Foz ahora convertida en un característico hotel.

    Dejamos atrás el pueblo y torcemos a la derecha por el paseo que lleva a la costa.

    En lugar de seguirlo hasta la playa tomamos un desvió de tierra que inicia justo enfrente de la primera glorieta de Foz y que conduce hasta la Lagoa.

    El camino pasa por entre pequeños establos de ovejas, huertos y campos cultivados donde diferentes aves revolotean en busca de lombrices e insectos.

    Y el camino sigue y sigue hasta desembocar en la mismísima lago donde nos quedamos un rato relajados observando como la marea va llenando de nuevo la pequeña Lagoa de Óbidos.

    Hay un camino muy bonito que inicia justo aquí y bordea parte de la Lagoa pero ya son las cinco de la tarde y el último autobús a Caldas sale a las seis así que, lenta y perezosamente, dirigimos nuestros pasos hacia la parada de autobús.

    A medida que la amplia playa de Foz va vaciándose de gente y la fuerte corriente de la marea sube el nivel de la Lagoa, van apareciendo más pescadores que se aprestan a a preparar sus pequeñas barquitas o colocan sus cañas de pescar en los diferentes muelles.

    Pasamos por delante de los diferentes chiringuitos de la playa y los riquísimos restaurantes que, por cierto, os aconsejo probar si algún día decidís venir por esta zona. Todos ellos ofrecen platos típicos portugueses donde el pescado fresco y el marisco es el principal ingrediente, sí, antes de volverme vegetariana adoraba venir a comer aquí

    Y después de una linda vuelta por todo Foz hemos llegado al mismo punto de partida y vuelvo a confirmar que Foz do Arelho es un destino precioso donde uno puede quedarse varios días disfrutando de los alrededores, de la playa, el lago y del constante vientooooo ...

    Por cierto, a pesar de que el viento frío suavice la sensación de calor, poneros crema protectora para evitar quemaros la cara ...
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