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Dejamos atrás Zabljak, el lago de Skadar, los nenúfares, los húmedos pastos y ascendemos sinuosamente por la carretera de montaña que nos llevara a Cetinje. El maravilloso perfume de la vegetación mediterránea quemada por el sol entra por las ventanas abiertas. Lentiscos, higueras, pequeños alcornoques, zarza morisca, margaritas, cipreses, helechos, pinos y tantos otros arbustos son los responsables de esta embriagadora sensación y hace que sintamos el deseo de pararnos. Decidimos estacionar el coche y dar un pequeño paso por los alrededores de la pequeña capilla que se encuentra a la derecha de la carretera, en lo alto de la primera montaña. Tras una reconfortante pausa entre las tumbas y lagartijas de la pequeñísima iglesia de St. Petka proseguimos hacia Cetinje. La ruta es preciosa y el reducísimo tráfico nos permite admirar el paisaje sin prisa. Prácticamente no nos cruzamos con locales tan solo algún grupo de motoristas y otros pequeños coches de alquiler que en ocasiones van incluso más lentos que nosotros Un espectacular paisaje se abre ante nosotros, uno de los serpenteantes brazos de Skadar el Rijeka Crnojevica fluye tranquilamente en nuestra dirección y a partir de ahora nos acompañara hasta llegar al homónimo pueblo y antigua residencia invernal de la realeza montenegrina. Poco antes de llegar al pueblo una elegante garza imperial nos deja entender que la nobleza aun habita en el Rijeka Crnojevica Rijeka Crnojevica es más pequeño de lo que nos esperábamos, teniendo en cuenta que aquí debían pasar el invierno la casta más ilustre de Montenegro, aun así el paseo por el río resulta muy agradable. Hay varios restaurantes costeando la orilla y a pesar de su aspecto turístico no ofrecen precios desorbitados y, al menos donde nosotros comimos, sirven comida tradicional sin extravagantes pretensiones o adaptaciones para atraer al cliente extranjero. Por suerte en esta época del año no hay mucha gente y es fácil encontrar los mejores asientos. Desde Rijeka Crnojevica se pueden hacer pequeñas excursiones con kayak por el río o incluso contratar una salida organizada desde el pueblo hasta el lago Skadar. También hay varias rutas a pie por los alrededores, la más conocida parece ser un recorrido de 8 Km para visitar las ruinas de Obod y la cueva homónima. Aun así la principal característica de Rijeka Crnojevica es el precioso puente de piedra construido por el príncipe Danilo en el 1853. Rijeka Crnojevica es sin duda una pintoresca aldea pero aun más bonita ha sido la ruta desde Virpazar a Cetinje por esta carretera de montaña. Otros relatos de nuestro viaje por Montenegro.

Estamos en Golubovici buscando el desvió para llegara a las enigmáticas ruinas de Zablijak. Según las explicaciones de nuestra guía deberíamos encontrar un cruce con un semáforo y el mapa de carreteras indica que el desvió se encuentra después de Golubovici (en dirección Podgorica).Tras varios giros llegamos a la conclusión que tenemos que volver al cruce que se encontraba antes del pueblo. El paso a nivel y el posterior puente de sentido único nos confirman que estamos siguiendo la dirección correcta. Antes de cruzar el puente una hedionda nube nos advierte que debemos cerrar rápidamente todas las ventanas si no queremos inhalar los humos tóxicos, fruto de la inconsciente y habitual costumbre de quemar basura. En el siguiente cruce hay que girar a la izquierda en dirección a Ponari, no hay ninguna señalización pero suponemos que es el desvió correcto. Una vez dejado atrás el puente, la basura y la vecina fabrica de cemento nos volvemos a adentrar en la vida rural de Montenegro. Como fielmente describe nuestra guía una vez tomado el último desvío tenemos que recorrer 5km hasta ver, a nuestra izquierda, un puente de barandillas amarillas, lo cruzamos y al poco llegamos a Zabljak. En el Siglo XV Zabljak Crnojevica, por su excelente posición en lo alto de una solitaria colina circundada de una extensa llanura, se convirtió en la capital del reinado Zeta de Ivan Crnojevic. Desgraciadamente la Imponente fortaleza no resistió mucho y 12 años más tarde en el 1478 cayo en manos de los asaltantes otomanos. A la derecha de la colina fluye un pequeño y hermoso rió desde donde parten algunas barcas con grupos de amigos cargados con toallas y bolsas de picnic. En ese momento supusimos que río arriba debía haber una poza o playa fluvial pero desde las ruinas de Zabljak vimos que no muy lejos hay un lago llamado Gornje M. Blato, deberemos investigarlo en nuestro próximo viaje. La aldea se encuentra prácticamente deshabitada aunque varias de sus casas están siendo reformadas y quizás en un futuro no muy lejano Zabljak deje de ser una pequeña y escondida aldea para convertirse en un nuevo resort y punto de peregrinaje para turistas. Nuestro primer intento para alcanzar el castillo ha concluido en un callejón sin salida y hemos tenido que regresar a nuestro punto de partida. Allí un señore de mediana edad nos saluda e invita a Avani a acompañarlo un momento porque le quieren enseñar una cosa, nos señala unas ruinas cercanas al parquin y repite “look, look, beautiful” Antes de seguirlos me quedo un momento admirando el precioso y oscuro río. Estamos ante las ruinas del viejo acueducto que habíamos visto al llegar a Zabljak Cronojevica. Nuestro improvisado y simpático guía nos muestra que en el lado opuesto, cerca de uno de los arcos hay una vieja inscripción árabe. Según logramos entender, entre gestos risas y representaciones, la descubrió limpiando el acueducto de malezas y barro. ¿Cuántos pequeños tesoros se encuentran escondidos esperando que alguien los desentierre? Esta vez hemos tomado el camino correcto para llegar a la cima, se trata de una calle ancha y anónima a excepción de las vistas. Poco antes de llegar a la fortaleza hay una bonita iglesia dedicada a San Jorge (creemos por el icono principal), en wikipedia se menciona una iglesia dedicada a este santo y posteriormente convertida en mezquita aunque desconocemos si se trata de la misma. Al final llegamos a la cumbre, el último tramo ofrece unas vistas espectaculares todavía nos cuesta creer lo hermoso y verde que es Montenegro incluso en Septiembre. En lo alto del castillo pudimos sentir el poder y la tranquilidad que seguramente creyó poseer Ivan Crnojevic dominando desde lo alto, alargando la vista sin limites, prados, bosques, lagos... todo bajo control. Por desgracia, o fortuna, las cosas no siempre son así de simples y Zabljak no tardo mucho en caer en manos del enemigo. Es hora de abandonar el pasado y regresar a nuestro viaje por Montenegro. Estamos felices de poder vivir tan intensamente un viaje tan corto, quizás no tengamos tiempo de profundizar como nos gustaría, pero sin lugar a dudas estamos disfrutando mucho de la historia, de los paisajes y del pueblo montenegrino. A la altura de la iglesia de San Jorge hemos tomado otro desvió para intentar evitar la aburrida calle por la que llegamos. Parece que hemos acertado este camino es mucho más “autentico”. Para tomar este camino hay que subir por las escaleras que se encuentran a la derecha de la primera casa que hay frente al río y seguir por la calle que luego se transforma en senda hasta llegar a la iglesia y de allí ya se ve claramente el castillo. Como bien dice nuestra guía “Zaljak es difícil de encontrar, pero merece el esfuerzo” Ahora debemos regresar rápidamente a Skadar y de allí seguir las hormas de la realeza montenegrina hasta llegara a Cetinje pasando por Rijeka Crnojevika.