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Showing content with the highest reputation on 06/29/14 en toda la comunidad

  1. 1 punto
    Al momento de decidir a qué lugar viajar, las opciones que se me ocurren son infinitas. Es que hay tanto para conocer y para hacer que uno no sabe por dónde empezar. Pero, poco a poco iré logrando mi objetivo de tachar el mapa de mi país y también de conocer lugares del mundo Este último verano pensé en ir a algún punto del sur de la Argentina. La decisión que tomé fue ir a Trelew, una localidad ubicada en la provincia de Chubut. Luego de haber estado unas cuantas horas arriba de un colectivo llegué a Trelew, un encantador pueblo de estilo galés. Luego de dejar el equipaje en el hotel y de organizarme, salí a caminar. Tenía muchas ganas de estar en movimiento ya que el viaje había sido bastante largo (pero valió la pena) El primer lugar que visité fue la Oficina de Turismo, muy linda por cierto. Como pueden apreciar en la foto, el edificio donde funciona esta oficina, conserva su fachada original de estilo galés. Este estilo es característico del paisaje de la ciudad, es importante recordar que el nacimiento de esta ciudad está muy relacionado con la historia de la colonización galesa, quienes llegaron en el año 1865. Seguí caminando con un plano en la mano y descubriendo otras construcciones del mismo estilo como la hermosa glorieta ubicada en una plaza donde funcionó antiguamente un kiosco y el banco. Pero a las construcciones antiguas conservadas de manera implecable, se suman otras de estilo muy moderno, como el casino sumamente decorado por una gran cantidad de flores. Otro de los puntos de interés que marcaba el plano, era el shopping. Debo admitir, que me sorprendió que en esta localidad de estilo antiguo existiese uno, fue por eso que no dudé en ir a visitarlo. Estaba bastante distante del centro, pero no importaba porque el día estaba muy agradable para seguir caminando. Pasadas unas treinta y tantas cuadras del centro de la ciudad llegué al shopping El Portal, un espacio muy grande, con varios locales e incluso un supermercado en su interior. Luego de hacer unas compras de recuerdos y souvenires me senté en el patio de comidas para comer algo y descansar. Algo que no les comenté todavía es que el motivo principal por el cual había ido hacia Trelew era para visitar Punta Tombo. Adoro a los animales, sobre todos los pingüinos y Punta Tombo es una de las mayores colonias de pingüinos magallánicos de todo el mundo. Fue por eso, que el segundo día que estuve en este pueblo galés, fui con un servicio de excursión a la pingüinera. Era la mejor manera de ir ya que no hay colectivos que te dejen en este punto, el viaje en taxi ida y vuelta es sumamente caro y además la ruta es de ripio, por lo que conviene ir en una camioneta o vehículo apropiado. La verdad que el viaje hacia la reserva fue muy cómodo ya que nos llevaron en auto junto con otra pareja más. Al primer lugar que nos llevó el guía fue el Centro de Interpretación. Siempre me ha resultado interesante conocer estos lugares, porque se aprende un montón. El centro es sumamente nuevo, tiene mapas grandes, fotografías, etc. Nos dieron un tiempo prudencial para recorrer la reserva y para tomar algo en la confitería, por supuesto que invertí todo mi tiempo en conocer a los simpáticos pingüinos. Tan pronto como empecé a caminar ví al primer pingüino y saqué las primeras fotos. Había varios grupitos de pingüinos, algunos descansando, otros caminando, otros bañándose, otros observándonos cuidadosamente. En la época en la que fui (principios de marzo) solamente estaban los adultos, los bebes y los juveniles ya habían migrado. El mejor momento para conocer la reserva es en diciembre-enero ya que es el momento en el que llegan todos. El lugar donde viven, es un lugar privilegiado. Podría calificarlo de paraíso. Es una extensa playa de varios kilómetros donde reina la quietud. A lo lejos se pueden admirar unas aguas de color turquesa cristalino bordeadas por grupos de rocas de coloraciones rojizas conformando una postal única. Sin darme cuenta, el tiempo voló y se hizo la hora de regresar hacia Trelew. Seguía con ganas de pasear, así que después de almorzar me tomé un colectivo para ir a Gaiman, otro pueblo de estilo galés a una hora de distancia. Para ir hay dos opciones, ir por ruta o ir por el valle. Obviamente, elegí la segunda opción para poder apreciar el paisaje. Al cabo de una hora ya estába allí. Gaiman es un pueblo que parece detenido en el tiempo donde se pueden ver construcciones muy antiguas, como el primer colegio y el sitio donde funcionó el primer correo. Otra parte muy linda de Gaiman es el sector donde se puede admirar el Río Chubut, decorado por el verdor de la vegetación donde se destacan los sauces llorones que le dan un estilo único a la postal. Tomamos un par de fotografías, di una vuelta por el puente peatonal que se encuentra sobre el Río Chubut y regresé a la plaza principal, sitio por donde pasa el colectivo de regreso a Trelew. Hay más historias y datos de Gaiman, pero se los contaré en otro relato... Uno de los principales atractivos turísticos de Trelew y quizás el motivo de porqué es conocida esta ciudad, es el MEF, es decir, el Museo Paleontológico. Es un museo de gran importancia a nivel internacional, donde se encuentran restos reales de dinosaurios. A la entrada del museo, me sorprendió una gran pieza, un femur de dinosaurio mucho más alto que una persona. Hay otras varias piezas reales y por supuesto unas cuentas réplicas. Recomiendo que lo visiten, también se pueden ver a los científicos trabajando. Llegó el día de dejar Trelew, aunque una parte de mí, seguía con ganas de seguir estando allí, pero también quería seguir conociendo. Mis próximos destinos eran Puerto Madryn y Las Grutas…
  2. 1 punto
    Es difícil iniciar un relato cuando tienes muchas partes de donde partir. Pudiese comenzar a relatar de las maravillas de San Pedro de Atacama considerando la primera vez que lo visité en mi viaje de estudios, pero creo que le hago más honor al lugar centrándome en la época en donde comencé a enamorarme de esta zona, que fue a contar del año 2011 en donde me hice visitante frecuente una vez que me trasladé a vivir a la región de Antofagasta, por lo que imaginarán que tengo millones de experiencias que compartir, aunque en esta oportunidad, solo compartiré una de ellas. San Pedro de Atacama, se encuentra emplazado en el Norte de Chile, y es un pueblo que alberga alrededor de unos 5000 habitantes y en donde de forma anual, recibe visitantes de todas partes del mundo, debido a la belleza de los parajes en donde es posible apreciar el desierto de atacama en todo su esplendor. Para llegar a ésta localidad desde la capital de Chile, basta tomar un avión con destino a Calama (2 horas de duración), para luego tomar un bus o transfer en dirección a San Pedro (1 hora de trayecto terrestre). El trayecto a la zona es de por si impactante, ya que es posible antes de llegar al pueblo, poder contemplar desde la carretera el volcán Licancabur y vistas desde lo alto del valle de la luna. Esta es una de las principales atracciones que es un imperdible si visitan el lugar y marca claramente porqué mucha gente se traslada desde diferentes partes del mundo para conocerla, tal como lo hizo una querida amiga que vino desde Rumania (sí Adriana, aunque no comprendas mucho español, sé que te esforzaras por leer este relato) para poder conocer en persona de lo que yo tanto le hablaba en repetidas oportunidades: de las maravillas del norte de mi país. Antes de llegar al pueblo de San Pedro, decidimos hacer una parada en la piedra del coyote, en donde resulta posible contemplar toda la zona desde un acantilado y tomar unas fotografías maravillosas y sobrecogerse por la belleza de los parajes circundantes. Mi amiga fue mucho más osada que yo y logró llegar hasta el límite del precipicio para poder capturar imágenes increíbles, pero yo me conformé con retratar todo desde una distancia algo más segura, evitando así un posible ataque de vértigo. Al llegar al pueblo, te das cuenta inmediatamente de que es una localidad pintoresca, con pequeñas callejuelas en donde predominan las casas de adobe (arcilla, arena y paja), suelos no pavimentados y cientos de centros artesanales en donde es posible encontrar diferentes creaciones de la zona, siendo fácil perderse entre colores y texturas a la hora de elegir un suvenir para regalar a los familiares. Llegamos a media tarde al pueblo y luego nos dirigirnos a nuestro hotel y posteriormente salimos a comer algo para reponer energías y prepararnos para la travesía que nos esperaba. (Nota: Cabe mencionar que en temporada media y alta, resulta muy difícil encontrar alojamientos en el sector, por lo que les recomiendo, planificar el viaje con mucha anterioridad, ya que además los precios de los hoteles y hostales suelen subir bastante en temporadas de mayor demanda) El local elegido en esta oportunidad (y bueno en la mayoría de mis visitas ya que es mi personal sitio favorito) fue el Restaurant Adobe, siendo éste el más antiguo de la zona y en donde resulta posible degustar productos típicos de Chile con preparaciones innovadoras junto a ya mi bien amado pisco sour (Para aquellos que sean vegetarianos, recomiendo sin duda la ensalada de quinoa). Al atardecer decidimos visitar el Valle de la Luna y contemplar la puesta de sol desde éste lugar. El nombre de ésta localidad se genera porque el terreno se asemeja muchísimo con lo que sería estar en terreno lunar, y las dunas ha sido modeladas a causa de la erosión eólica y fluvial, ya que estudios muestran que en el sector, habría anteriormente existido un gran lago o mar. Existe un tip básico para poder disfrutar de éste paseo en todo su esplendor y poder contemplar calmadamente la puesta de sol y este es simple: visiten la duna mayor con tiempo suficiente y no entren al parque después de las seis de la tarde. Debo decir que he hecho el ascenso a la duna mayor, al menos 10 veces y jamás….jamás he logrado respetar este consejo tan pero tan básico, ya que resulta muy fácil entretenerse con actividades en el pueblo y caminatas sin un rumbo aparente y en un instante, te das cuenta que la hora límite para salir del pueblo ya se te ha pasado y llegar a las dunas (13 kilómetros al oeste de San Pedro) requiere al menos media hora en auto. Esto que les menciono, ha generado que en cada ascenso que he realizado, he llegado al borde de un ataque cardiaco y asmático antes de la cima, producto de la altura del lugar, la escasez de tiempo para realizar el ascenso y las ganas de no perder el atardecer. Todo esto, siempre ha transformado mi travesía en un desafío monumental (si usted posee un estado físico semi decente se percatará que mi descripción puede ser una exageración) Pero este día en particular, además de salir tarde al recorrido, el desafío se duplicó aún más ya que desde la entrada al parque nos advirtieron que resultaba casi imposible realizar la travesía producto de una tormenta de arena en el sector, lo cual ya resultaba evidente porque el viento azotaba mi auto de forma impresionante. Pensamos en un principio no subir, pero esto implicaba no poder hacerlo en ninguno de los días posteriores, ya que nuestra planificación para aprovechar los días al máximo era muy estricta, por ende tomamos la decisión y nos cubrimos con todo lo que teníamos a mano y dimos inicio a la caminata. El viento soplaba en todo su esplendor, por lo que las dunas del lugar se estrellaban como millones de alfileres en nuestra partes de piel que estaban descubiertas (y esto sí no es una exageración ). Resultaba muy difícil ver y respirar pero luego de unos 15 minutos de subida, llegamos a la cima en donde fue posible apreciar que el esfuerzo valió la pena. Contemplar una puesta de sol en el desierto más árido del mundo es una experiencia maravillosa, que te hace sentir pequeña y sobrecogida y que resulta muy difícil de explicar en pocas palabras y ni siguiera una fotografía permite capturar el momento en donde logras perder tu mirada en las múltiples tonalidades que el sol proyecta en los montes. Aún recuerdo las lágrimas de mi amiga al darme las gracias por arrastrarla a éste lugar del mundo y contemplar algo que a mi parecer si bien no es una construcción, o creación humana, debiese estar entre las maravillas del mundo que no puedes dejar de ver. Con tormenta de arena, con mal estado físico, sin agua suficiente, no importa: si vas a San Pedro de Atacama, terminar el día dentro del Valle de la Luna, es lo que a mi parecer, se considera como un momento perfecto. Existen muchísimos lugares que se pueden visitar en la zona de San Pedro de Atacama (Geissers, lagunas altiplánicas, salares, termas, museos con momias, cuevas escondidas, pero estos los dejaré para un próximo relato. ----- Quedarse es existir, pero viajar es vivir. Gustave Nadaud
  3. 1 punto
    Me dejas con muchas ganas de seguirte leyendo. Y ni hablar de las ganas de visitar la Patagonia. Parece hermosa la península de Valdés, y ver a esos simpáticos lobos marinos debe ser increíble. Espero que sigas publicando todo sobre tus viajes
  4. 1 punto
    No sé si es por su ubicación estratégica en el mapa, por la belleza y armonía del lugar o por la gran cantidad de paseos y excursiones que desde aquí pueden hacerse... Pero este lugar es muy famoso y buscado por turistas, me refiero a la ciudad de Villa Carlos Paz o simplemente Carlos Paz. Es por la suma de todas sus características que la visité en más de una ocasión. La primera vez que viajé hacia Carlos Paz había sido en el mes de febrero. Unos diez años después decidí volver por estas tierras, pero esta vez fue en plena temporada turística, durante la segunda quincena del mes de enero. Creo que fue una de las pocas veces que he viajado en temporada alta, me gusta más conocer los destinos o volver a visitarlos, en temporada baja, con menos gente, pero justo había surgido la oportunidad en ese momento así que no lo dudé (me encanta viajar, es una de mis pasiones, es por eso que cada vez que tengo la oportunidad de hacerme una escapada lo hago) Estuve una semana completa en Carlos Paz, una semana bastante intensa, con muchas actividades. Como viajera inquieta y curiosa que soy aproveché el tiempo para recorrer todo lo más que se podía. Como se imaginarán volví más cansada de lo que fui, pero valió la pena. No todo fueron excursiones, también disfrute de la ciudad, de su emblemático Reloj Cu-Cu y del complejo recreativo con aerosillas (Los paseos en aerosillas siempre me gustaron, la vista que se obtiene desde unos metros de altura, aunque no sean muchos es realmente magnífica) Un detalle no menor para tener en cuenta, es que esta localidad de la provincia de Córdoba, se caracteriza por tener un trazado urbano sumamente irregular de diagonales. Voy a anticipar algo, es muy fácil perderse y también les voy a confesar que en más de una ocasión me perdí. Pero con un plano en la mano, todo se resuelve fácilmente. En la ciudad en la que vivo, Mar del Plata, el trazado es bastante regular, por lo que no estoy acostumbrada a las calles que van y vienen, que se mezclan con diagonales. De todos modos, es muy lindo pasear por Carlos Paz. Como es costumbre mía, casi todos los días aprovechaba para ir a algún lugar, como por ejemplo a la localidad de Los Cocos, donde hay un parque de diversiones con un laberinto entre otros juegos. Les dejo algunas fotos, y en otro momento les cuento este paseo con más detenimiento. Lo único que les voy a anticipar es que a pesar de dar unas cuentas vueltas por el laberinto, llegué a la salida. Otro de los paseos que hice fue a un pueblito de estilo Alemán que lleva el nombre de Villa General Belgrano. Tiene un centro muy pintoresco, de pocas cuadras pero sumamente atractivo. Es muy cómodo parar en la ciudad de Carlos Paz, porque cerca de aquí hay un montón de lugares para visitar y lo mejor del caso es que están a muy pocos kilómetros de distancia. Además, hay varios servicios de excursiones y también de transporte público. Algunas excursiones las hice acompañadas con guías, otras las hice de manera particular. De vez en cuando está bueno aventurarse a un lugar y descubrir por uno mismo las cosas, aunque en este caso yo ya conocía todos los puntos porque había viajado hacía unos años. Anduve también desandando los caminos del Che, en Alta Gracia. Di una vuelta por el Museo Casa del “Che”, aquí se exhiben varios objetos relacionados con la vida del Che Guevara. Pero, no es lo único que tiene Alta Gracia, otro punto interesante para conocer y que les recomiendo es la Parroquia de Nuestra Señora de la Merced. Es difícil decir cuál fue el paseo más lindo, el lugar que más me gusto, pero creo que una de las posibles respuestas sería La Cumbrecita. Se trata de un pueblo peatonal donde los habitantes del lugar viven en total armonía con la naturaleza. El paisaje es único, cascadas, construcciones con estilo alemán, una intensa vegetación y por sobre todas las cosas el silencio de un lugar no contaminado por el tráfico vehicular. Creo que la próxima vez que ande por Córdoba, voy a organizarme para quedarme unos días en este hermoso pueblito, o por lo menos una noche. Siempre me ha llamado la atención escuchar el silencio y admirar la quietud, de vez en cuando viene muy bien desconectarse… Que más les puedo contar de este viaje… Por las noches disfrutaba del centro de la ciudad con su gran variedad de restaurantes y bares. Hay un montón de lugares para cenar y se sirven todo tipo de platos. Una de las noches en las que estuve allí aproveché para ir a Cosquin ya que estaba el Festival de Folclore. Llegué luego de un paseo muy breve, creo que el colectivo tardó menos de una hora. Lo que realmente me sorprendió fue la cantidad de gente que había en el lugar. Las calles se encontraban pobladas de personas que iban y venían. La noche estaba muy agradable y la gente aprovechaba para tomar algo al aire libre, caminar y compraban artesanías y recuerdos. Después de recorrer localidades y pueblos cercanos, de sacar fotos, de conocer, de disfrutar, de dar un paseo en aerosilla, de conocer un museo, de pasear por la tierra del folclore, de desconectarme, volví a mi hogar dulce hogar, con los mejores recuerdos y por supuesto, con ganas de volver a pasear!
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