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Kamali

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Relatos publicado por Kamali

  1. Kamali
    El sábado, día catorce de junio, por la mañana el tiempo parecía que había mejorado un poco por lo que tras desayunar nos propusimos visitar la pequeña ciudad de Huddersfield. Mi hermana y, en este viaje, mi pequeña guía decidió que debíamos visitar primero el Greenhead Park, el parque más bonito y grande de Huddersfield. Pero como la residencia de estudiantes Snow Island se encuentra a dos pasos del centro aprovechamos para conocer algunas de las calles más vivas de Huddersfield y su iglesia principal.

    Realizamos algunas fotos gracias a la ayuda de un intenso sol que no obstante poco a poco nos fue abandonando detrás de unas cada vez más densas nubes

    En menos de 30 minutos llegamos a la entrada del Greenhead Park y nada más dar el primer paso empiezo a “diluviar” dándonos solo el tiempo de refugiarnos bajo el primer árbol que encontramos y así, saltando de refugio en refugio, proseguimos nuestra visita al bonito parque.

    Hasta que por fin la lluvia se apacigua unos poco minutos e incluso se asomar unos rayos de sol que hacen brillar la verde hierba recen mojada.

    No muy lejos del Greenhead Park se encuentra la pequeña Holy Trinity Church (Iglesia de la Santísima Trinidad) que alberga en sus jardines un precioso cementerio de románticas tumbas.

    Lo más bonito de estos típicos cementerios nórdicos es la aparente dejadez con la que se colocan y encuentran las tumbas, sin un orden preciso, muchas de ellas medio enterradas a consecuencia de los movimientos de tierra, agrietadas o cubiertas de musgo... todo ello les otorgan un belleza apaciguadora que te invita a sentarte al lado de una de ellas y admirar la naturaleza, el entorno, la fugacidad de la vida y tantas otras cosas por las que merece la pena reflexionar.

    Nuestro camino prosiguió entre grandes y ordenadas casas inglesas con sus jardines a ambos lados del camino que conduce a la entrada de la vivienda, sus altas ventanas y sus señoriales paredes de piedra gris.

    Como Esther vio que me gustaba tanto el cementerio me preguntó si me apetecía investigar si la necrópolis de Huddersfield era igual de bonita o por el contrario se parecía a las nuestras y así hicimos y después de perdernos un poco llegamos al cementerio por la parte alta. Como habéis podido comprobar en la fotografía el cementerio principal es mucho más bonito que nuestros edificios de tumbas adosadas de varias plantas y mucho cemento


    El tiempo siguió muy inestable y cada cierto tiempo llovía o se despeja con la misma facilidad, nosotras ya estábamos casi tan mojadas que no nos importaba seguir paseando bajo la lluvia pero tampoco tenía sentido seguir mojándose y arriesgarse a que la cámara se estropease, por mucho que la hubiésemos guardado dentro de su funda, por ello dimos por concluido nuestro paseo por Huddersfield y reservamos nuestros billetes de tren a Marsden para el día siguiente.
  2. Kamali
    Hoy (16/07/2012) nos hemos levantado con la intención de recorrer el sendero de S. Iconio que va desde la desembocadura del río Mingardo, en Cala Cefalo, hasta Camerota (veremos si Marina o Paese ). El camino nos ha llamado la atención pues su señalización, se encuentra en la carretera principal, en el confín entre Palinuro y Marina di Camerota. Solemos pasar por delante de la señal y, por más que hemos preguntado, nadie lo conoce, algo raro porque realmente tiene una entrada muy llamativa con escalones de madera que se pierden en la espesura de los pinos.
     


     
    El primer tramo es ligeramente empinado pero se supera fácilmente con la ayuda de los grandes escalones formados con rocas y tierra de los alrededores. Para los que tengan problemas de rodilla hay unos pequeños desvíos que suben en zig-zag y son perfectamente practicables a excepción de que algún campista inteligente se haya colocado en medio de la senda o que el viento haya derribado un gran tronco.
     

     
    A poco que se asciende entre los pinos de Alepo la senda empieza a mostrar unas estupendas vistas del Arco Natural y Cala Cefalo enmarcadas entre los troncos del bosque de San Cono o San Iconio, vistas que se vuelven más espectaculares a cada paso que damos.
     


     
    Caminar en verano puede resultar en muchos casos agotador pero el aroma de las hojas del pino, del lentisco, del cistus, del romero y de tantas otras plantas típicas del mediterráneo tostadas por el sol, transforman el camino en un placer sensorial, y si a eso le sumamos las panorámicas que nos ofrece el sendero, os aseguro que cualquier cansancio es poco en comparación con la belleza que absorben nuestros sentidos.
     


     
    Superados los primeros 800 metros llegamos a la abandonada área picnic, ¡qué lástima! es un sitio perfecto para refugiarse del gentío y del calor gracias a la sombra de los viejos pinos de Alepo y a la brisa que circula entre sus copas. Dejamos atrás la zona picnic y la ruta nos invita a conocer la otra ladera, desde donde se ve el curso del río Mingardo y las montañas colindantes.
     


     
    La senda continua recta por entre los arboles retorcidos por el viento y el lentisco, siempre en dirección Marina di Camerota lo cual nos hace pensar que tendremos la suerte de que el camino nos deje justo donde queríamos. Después de un pequeño giro a la derecha subimos otro poco la ladera y nos situamos de nuevo en el lado que bordea la costa. Un mirador nos invita a contemplar el panorama que nos deja como se dice en italiano mozzafiato.
     


     
    Poco a poco nos hemos ido alejando de la costa y a cada paso nos adentrábamos en una vegetación más salvaje, las hierbas y ramas ocupan parte del sinuoso recorrido, los rayos han partido varios troncos que yacen inertes en medio del camino, las cigalas, que nos han acompañado con su cric cric, ahora se sienten amenazadas por la presencia de extraños y levantan el vuelo como pequeños y torpes helicópteros, las mariposas por el contrario parecen disfrutar de nuestra presencia y nos siguen revoloteando alrededor. Avani, sin proponérselo, limpia la senda de enormes telarañas que con tanto trabajo habían construido las arañitas y así lentamente vamos siguiendo la ruta que nos lleva al interior.
     


     
    El camino se ve abruptamente interrumpido por una valla y un letrero de propiedad privada, mirando un poco los alrededores vemos una no muy marcada senda que bordea por el lado derecho la valla, no hay señalización pero suponemos que es la ruta correcta. Ahora se vuelve a ver el mar, algo más lejano pero igual de intenso que desde el mirador.
     

     
    Después de una breve pausa a la sombra de un algarrobo, el último tramo ha sido a sol descubierto y por lo que se vislumbra el que sigue también, hemos encontrado una roca con la señalización del sendero S. Iconio pero, al no haber un camino bien marcado, nos guiamos por instinto y por descarte (aquí valla = no posible, allá maleza o arbustos impenetrables = no posible). Por fin tras bordear un campo y tener la clara impresión de no ir en la dirección correcta pero sin haber encontrado ninguna otra posibilidad encontramos de nuevo unos escalones de roca marcados con las franjas rojo y blanco.
     
    Por lo que hemos podido leer, aquí deberían encontrarse los restos de un antiguo monasterio de monjes greco-bizantinos y las plantas de regaliz que cultivaban, nosotros no lo hemos localizado y tampoco hemos sido capaces de ver ninguna fotografía del mismo en internet, solo se nombra por encima pero no entran en detalles. Todo esto nos hace sospechar que no debe ser muy fácil llegar al santuario o en alternativa creemos de identificarlo con las ruinas que se encontraban en el recinto vallado. La pequeña senda ha dejado paso a un camino transitable que rápidamente nos conduce hasta la iglesia de Sant Antonio da Padova. La iglesita parece de construcción reciente o, en su defecto, ha sido restaurada eliminando cualquier vestigio antiguo. Las vistas desde aquí brindan unpanorama completo de todo el golfo, desde Camerota Paese a Palinuro pasando por Lentiscosa, Marina di Camerota y todas sus playas.
     

     
    Intentamos seguir un senderito que comienza justo al lado de la iglesia y que suponemos corona la cima del monte S. Antonio. Sin embargo, tras 10 minutos sorteando cardos y arbustos calzinados, la ya difícil senda se pierde entre la maleza obligándonos a dar media vuelta y aceptar el ancho y aburrido camino que nos espera.
     


     
    El resto de la ruta prosigue por un trayecto asfaltado que bordea campos de olivos y viñas y nos acerca a la parte alta de Camerota Paese. Algunos tramos son bonitos pero, tras haber recorrido el anterior sendero, no nos atrae en exceso. Lo más destacable de nuestra ruta desde la iglesia de S. Antonio a Camerota ha sido el encuentro casual con un simpático viejito que llevaba una carretilla llena de manzanitas pequeñas y nos ha ofrecido unas cuantas para quitarnos la sed del camino, ¡estaban deliciosas !
     


     
    Para llegar de Camerota Paese a Marina di Camerota se puede coger un autobús o bajar a pie por la carretera. Nosotros optamos por la segunda opción lo cual resulta un poco temerario a causa del trafico, por ello recomendamos esperar pacientemente un autobús y no arriesgarse innecesariamente.
     


     
    Ahora que nos encontramos de nuevo en el camping, y tras haber visto todas las fotos (no olvidéis curiosear el álbum de la ruta), consideramos que la primera parte del sendero es preciosa y ofrece las mejores panorámicas de la costa de Camerota. Si alguna vez decidís visitar esta joyita del mediterráneo considerad el "percorso di S. Iconia" como una etapa obligatoria, como mínimo hasta el área picnic.
     
     
  3. Kamali
    Aprovechando que los domingos en julio las playas de Camerota se llenan, hemos decidido dar una vuelta por los pueblos del interior. La ruta la iremos decidiendo sobre la marcha, pretendemos dar un rodeo por las montañas hasta llegar a Roca Gloriosa (el topónimo suena prometedor). El primer pueblo al que llegamos es Montano Antilia, situado al pie del sistema montañoso Gelbison en el centro del parque nacional del Cilento y el Vallo di Diano. Desde lejos no logra cautivarnos, se presenta como tantos otros pueblos italianos, extendido a lo largo de la montaña con casas de cemento de tres o cuatro plantas y raquíticos balcones asomándose al valle.
     


     
    No sabemos si dar una ojeada o seguir nuestro camino a través de la montaña, para ayudarnos a tomar la decisión acertada encontramos un parque de abetos que nos invitan a comer uno de los bocadillos que hemos preparado. El parque se encuentra en la parte alta del municipio y nos ofrece una perspectiva diferente a la que observábamos desde la carretera, callejones que se entrecruzan, pequeñas ventanas y puertas de madera adornadas con flores de todos los colores y los cuidados tejados se perfilan en el horizonte.
     


     
    Montano Antilia se recorre en poco tiempo y quizás los monumentos o lugares concretos a visitar son pocos pero tiene un atmósfera muy agradable que invita a contemplar y fotografiar cada detalle del camino.
     


     
    La iglesia Madre, como se llama en italiano la iglesia principal de cada pueblo, ofrece desde su placita unas esplendidas vistas panorámicas. Fijaos en los bancos de madera que se encuentran en la misma, están tallados con poemas y guirnaldas de flores.
     


    En otro banco hemos podido leer esta preciosa poesía de Giacomo Leopardi:
    Otra iglesia o capilla importante es la "Scala Santa" que, como bien indica su nombre, se construyó a semejanza de la famosa Escalera Santa de Roma. En el mundo existen muy pocas copias de la venerada escalera de Roma (se supone que son los escalones que condujeron a Jesús de Nazaret al palacio para ser juzgado) y cada una de ellas necesita un permiso especial otorgado por la Santa Sede pues quien la visita en Quaresma o el Viernes Santo recibe las mismas indulgencias que aquellos que visitan la Escalera Santa de Roma. En el caso de Montano Antilia la construyó el marqués Antonio Cammarano por deseo expreso de la Sede Episcopal para cumplir un voto. Como se podía leer en la vieja puerta, la capilla, que fue construida en el M.D.CCXXVI (1726), consta de dos puertas, una de entrada y otra de salida unidas por 28 peldaños (al igual que la Scala Santa original). En ambas paredes laterales están representadas las escenas de la Vía Crucis y al final de todo, detrás del altar y cerca de la puerta de salida, se encuentra un deteriorado fresco con la crucifixión de Jesús, lástima que la capilla está abierta solo en Semana Santa.
     


     
    Las callejuelas se van sucediendo, pasamos por debajo de unas bóvedas y llegamos a la plaza del pueblo donde se encuentra un campanario con un curiosísimo reloj del siglo XVIII debajo del cual vemos la placa conmemorativa a los caídos de la primera guerra mundial.
     


     
    Esto es lo que nos ha contado un viejito del pueblo:
    Nos despedimos de Montano Antilia, un pueblo muy agradable de visitar, alejado del turismo y colmado de detalles.
     


     
    Retomamos nuestra ruta por los pueblos del Cilento ahora camino a Abatemarco que se encuentra en las cercanías. La más que frecuentes "franas" (corrimientos de tierra) nos obligan a ir muy lentamente y con cuidado para no tocar los bajos del coche, ciertamente estos corrimientos y la poca manutención de las carreteras colaboran a alejar el turismo de estas preciosas montañas… Por fin conseguimos llegar a Abatemarco y un enorme olivo centenario nos da la bienvenida, es un ejemplar precioso.
     

     
    Abatemarco parecía un pueblecito muy interesante pero la inesperada llamada de unos amigos nos ha obligado a abandonar nuestra excursión por el pueblo y volver a Camerota donde nos esperaban . De todos modos esperamos poder retomar la ruta más adelante mientras tanto no olvidéis echarle una ojeada al álbum de Montano Antilia.
     
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