Cuando salimos de viaje no necesitamos decírselo a todo mundo. Si lo hacemos, lo que pasará será que más de la mitad de la gente nos dirá: “me traes algo”. Y entonces no pararemos de pensar en ese “compromiso” que hemos creado. Perdón por decirlo, pero no hay que comprar recuerditos para nadie. Solo para nosotros.
Puede ser egoísta, pero somos nosotros quienes ahorramos y quienes vamos a viajar, no las otras persona. Y cuando pensamos en nuestro presupuesto y el espacio en nuestra maleta, un recuerdito para la madrina, para el tío, para el primo, para el mejor amigo, para la novia, para el jefe, para la hija de no sé quién no serán más que un dolor de cabeza.
¿Y son baratos? ¡No! Mis viajes me han enseñado que en promedio cada pequeño recuerdito cuesta al menos 3 euros. Incluso en países latinoamericanos. Haz la suma y entonces verás que gastar 50 euros en solamente souvenirs no está tan alejado de la realidad.
En el mercado "hippie" de Ibiza cada souvenir puede fácilmente pasar los 10 euros.
Pero es entendible que queramos llevar a casa al menos un objeto para recordar nuestro viaje. Yo lo hago siempre, no estoy en contra de ello. Y comenzar una colección no es una mala idea.
¿Qué recomiendo? Objetos pequeños, iguales y que podamos encontrar en todo el mundo. Un magneto de cada lugar, un llavero de cada lugar, una postal de cada lugar (éstas últimas la opción más barata y compacta). Yo en lo particular colecciono un shotglass de cada lugar.
Si empezamos a coleccionar tazas, sombreros o muñecos, llegará un momento en que nos arrepentiremos. No quedará espacio en nuestra casa y nos fastidiará tener que comprar una taza en cada ciudad. Pueden romperse y son pesadas.
Un vaso de mate es ligero, no se rompe y es lo más representativo de toda Argentina.
Ahora bien, que si decidimos comprar algo para nuestros padres o nuestra pareja también hay que decidirnos por cosas pequeñas. Y sobre todo tratar de elegir algo representativo que englobe todo nuestro viaje. Si visitamos Los Ángeles, San Diego, San Francisco, Las Vegas y el Gran Cañón, quizá sea mejor elegir algo referente a la “West Coast” de Estados Unidos, y no un artículo por cada sitio al que fuimos. Si visitamos Río de Janeiro sería mejor un artículo que represente a Río entero, y no llevar un souvenir del Pan de azúcar, otro del Cristo del Corcovado, otro de la playa de Copacabana y otro de la Escalera de Selarón.
Máscaras de las culturas andinas, representativas de todo Perú.
Respecto a dónde comprarlos, no hay mucho que decir. El centro histórico, los museos, las oficinas de información para visitantes y las atracciones turísticas suelen ser los puntos de venta. Y si no estamos en un país donde exista el regateo, los precios suelen ser iguales en todos lados. Eso sí, evitar comprar en el aeropuerto. Allí suele ser más caro.
Los souks son los mejores lugares para ir de shopping en Marruecos.
Finalmente existen opciones gratis y muy originales para crear una colección de viajes. He visto personas que cogen una hoja de árbol a cada sitio al que van. O quienes se toman una foto con la misma pose en cada lugar y luego las imprimen para hacer un collage. O compran una estampa de bandera y la tejen a su mochila. O bien, una moneda de cada país.
Los souvenirs deben ser algo para disfrutar, y no una pesada obligación. Las tiendas de recuerdos pueden ser tentadoras y hacernos coger todo lo que vemos. Pero hay que elegir sabiamente antes de desembolsar nuestro dinero.
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