Saltar al contenido
Conéctate para seguir esto  
  • relatos
    13
  • comentarios
    26
  • visitas
    20470

Cataratas de Iguazú, el poder del Agua

Ayelen

2469 visitas

Entonces, los pongo en contexto: habíamos llegado a Iguazú, Misiones llevando con nosotros una terrible tempestad que obligó a cerrar el Parque por el que habíamos atravesado toooodo el país de oeste a este :ohmy:

 

Fueron tres días de intensas lluvias que no paraban ni un segundo, donde estuvimos encerrados en la habitación de un alojamiento. Fue tan grande la cantidad de agua que cayó, que el río Paraná desbordó y provocó graves daños. La fuerte corriente se volvió tan poderosa que terminó por arrancar las robustas pasarelas de metal que posee el Parque en algunos sectores y por ello, el lugar estaba cerrado hasta nuevo aviso. Sí, realmente había sido una tempestad bastante grande.

 

No para de llover en Iguazú

Lluvia en Iguazú

 

Con esta agradable noticia llegábamos al camping “La Modista”. Después de tres días encerrados en una habitación, una vez que cesaron las lluvias, lo único que queríamos era disfrutar de un poco de sol y verde. Y habíamos llegado al lugar correcto. El camping se encontraba en un extremo, donde la ciudad terminaba y allí realmente uno se sentía en el medio de la selva. Pero la verdad era que este lugar no era más que el patio trasero de la casa de un matrimonio bastante excéntrico. La mujer, una señora mandona y charlatana, con un carácter bastante fuerte, y el hombre (Richard, como pedía que se lo llame) un hombre bastante loco, para ser sincera. Nos recibieron agradablemente, sin antes señalarnos todas y cada una de sus puntillosas reglas que iban desde no tocar instrumentos, no llevar niños ni mascotas hasta no fumar cualquier clase de hierba en el sector de la cocina. A pesar de sentirnos un poco apabullados con tantas normas, nos instalamos cómodamente en “La Modista”.

 

Capullos de Rosa China, Iguazú

Flora del camping en Iguazú

 

No teníamos más opción que aguantar allí hasta que el Parque reabriera sus puertas porque no nos iríamos sin visitar las Cataratas de Iguazú bajo ningún punto de vista. Por suerte conocimos a los demás acampantes del lugar y al instante hubo mucha buena onda entre todos y se creó un grupo genial. Esteban era un talentoso artesano de Corrientes y hacía más diez años que viajaba por Latinoamérica, yendo y viniendo, vendiendo sus preciosas artesanías (yo caí en la tentación y no pude evitar comprarle algo :rolleyes: ), y viajaba con la preciosa Gèlia, una catalana que luego de recibirse de medicina, decidió salir a viajar y ya tenía en su haber varios kilómetros y diferente rincones del mundo recorridos.

 

Además el camping, a pesar de sus dueños que podían volverse bastante pesados con sus reglas (llegaron hasta a echar a un pobre artesano que osó ponerse a tocar su guitarra una tarde) era un lugar hermoso y lleno de vida. Mirase por donde mirase uno podían encontrar grandes tesoros.

 

Naturaleza por todos lados, en Iguazú

Naturaleza en acción en el camping "La Modista"

 

El jardín donde se armaban las carpas estaba invadido de enredaderas y enormes plantas de bellas flores. Mariposas de todos los colores revoloteaban cada mañana sobre nuestras cabezas mientras recolectábamos algunos frutos como pomelos o limones de los árboles para prepararnos un buen desayuno.

 

Mariposa Agavo (Parides agavus) en Iguazú

Mariposas en el camping en iguazú

 

 

Un sendero de piedras descendía unos metros hasta un rústico quincho, donde había unas grandes maderas a modo de mesadas (debíamos procurar no apoyar ollas calientes sobre el mantel de la señora y no quemárselo porque pasaba a revisarlo todas las noches), y una sencilla cocina a leña. A día de hoy cada vez que siento ese dulzón olor a leña quemada me transporto inmediatamente hacia Iguazú. <3

 

El sendero continuaba descendiendo algunos metros hacia otro quincho perdido entre la maleza de donde colgaban unas hamacas y donde también habían algunas mesadas. Aquel lugar se convirtió en mi oficina de trabajo donde me sentaba todas las tardes a escribir en mi computadora.

 

 

Trabajando en la selva

Mi oficina en la selva

En definitiva, la naturaleza allí lo invadía todo. Altos árboles atacados de enredaderas, troncos caídos tapizados de aterciopelado musgo verde y hongos, enormes flores rojas colgando de sus tallos, zumbantes avispas haciéndose un festín con ellas… hasta cuando uno iba al baño podía sentirse un poco observado por los pequeños gekos que se acercaban a la luz del techo para alimentarse de algunos insectos.

 

Gekos curiosos

Un geko cenando en el baño del camping

 

Luego de algunos días allí instalados, oímos la noticia que tanto esperábamos: El Parque estaba abierto sus puertas al público nuevamente. Lamentablemente un sector del recorrido había sido dañado por la creciente y no se podía acceder a la famosa Garganta del Diablo, diría yo que el principal espectáculo de Las Cataratas, y tardarían meses en repararlo, pero aun así, una mañana salimos temprano con todas las recomendaciones de nuestro “amigo” Richard.

 

En media hora estuvimos con la moto en el ingreso al Parque Nacional Iguazú. Por suerte, el clima supo que ya había sido demasiado malvado con nosotros y ese día nos regaló una mañana con sol y ni una nube negra amenazadora en el cielo. Al ingresar al Parque me sentí como si estuviera entrando a un importante zoológico.

 

Parque Nacional Iguazú

Ingreso al Parque Nacional iguazú

 

Grandes calles adoquinadas bordeadas de un prolijo jardín nos conducían hasta una estación de tren. Se puede ir caminando hasta el comienzo de las pasarelas que recorren las Cataratas, pero el servicio de tren es gratuito y más rápido. Y cómodo. :big-smil:

El tren de pequeños vagones con asientos enfrentados avanzó por entre los rieles que se internaban en aquella inmensa selva. Verde y más verde por todos lados, con algunas aves revoloteando entre sus hojas y el delicioso aroma a tierra que llenó mis pulmones.

 

El tren hacia las pasarelas

Viaje en tren!

 

Una vez que descendimos del tren, comenzamos el camino hacia el circuito superior, el primero que habíamos planeado recorrer. Junto con un gran (GRAN) grupo de personas, comenzamos a ascender las escaleras metálicas y a caminar lentamente por las pasarelas de metal. A medida que nos acercábamos hacia aquel espectáculo, el clima se volvía más húmedo, y los insectos más abundantes (IMPORTANTE: llevar repelente!) y de apoco, podíamos notar el impresionante rugir de agua.

 

Senderos en la selva, Parque Nacional Iguazú

Sendero hacia las pasarelas

 

Y entonces, en el primer balcón de la pasarela tuvimos nuestra primera vista de aquel sensacional paisaje. Enmarcado por una tupida vegetación, ante nosotros se abría un enorme claro en el cual estaban las impresionantes Cataratas de Iguazú. Aquella primera imagen emociona a todos, sin excepción. Debido a la crecida, la corriente era bastante poderosa, con la peculiaridad de que el agua se veía de un color marrón oscuro.

 

Primera vista de las Cataratas de Iguazú

Primera vista de Las Cataratas

 

Más adelante, la vista se volvía más panorámica y entonces se podía aprecia toda aquella media luna de escalones por el cual el agua caía con tanta fuerza que erizaba los pelos. El constante ruido del agua golpeando poderosamente contra el fondo tapaba cualquier bulla producida por los exaltados visitantes.

 

Intentamos recorrer más el circuito pero había un pequeño detalle que no habíamos tenido en cuenta: la gente. El Parque estaba repleto de turistas :wacko: . Las pasarelas eran un manojo de personas que se atascaban en cada balcón y cientos de cámaras en alto tirando constantes fotos. Empujones, apretones, la situación se volvió bastante insoportable, por lo que un poco malhumorados decidimos volver al principio y recorrer algún lugar menos transitado. Estábamos algo decepcionados pues pensamos que aquello sería similar a nuestra visita al Glaciar Perito Moreno, donde la paz y tranquilidad era absoluta, pero aquello era un quilombo* (palabra típica argentina que hace referencia a lío, embrollo, caos, etc. :P )

 

 

Impresionantes Cataratas de Iguazú

Las Cataratas desde el circuito superior

 

Entonces nos dirigimos rápidamente hacia el circuito inferior, donde había visitantes, pero en menos cantidad y menos apretados. Las pasarelas se internaban en la selva, por encima de la vegetación y yo me iba asomando cada tres pasos porque quería fotografiarlo todo.

 

Pasarelas de los circuitos en Parque Nacional Iguazú

Pasarelas del Parque

 

Sobre el camino, la selva tupida se cerraba en lo alto con las copas de sus delgados árboles y varias lianas colgaban de ellos. Sobre la rama de uno de estos árboles tuvimos la increíble suerte de ver un elegante tucán arasari fajado. Con su pecho amarillo brillante y su faja colorada nos observó pacientemente pasar desde las alturas.

 

Tucán Arasari Fajado (Pteroglossus castanotis)

Arasari Fajado

 

Desde el circuito inferior, la vista es diferente, ya que se puede apreciar la verdadera altura de esta poderosa caída de agua. Las pasarelas bordean el rio Paraná y se puede ver la orilla opuesta, donde la vegetación es tan espesa que todo parece un sólo manojo de hojas verdes.

 

Cataratas de Iguazú en Parque Nacional Iguazú

Vista desde el circuito inferior

 

En el camino más mariposas de tantos colores y formas se nos cruzaron que yo parecía una loca corriendo de lado a lado de la pasarela. Hasta pudimos ver un tucán grande con sus llamativos colores y su enorme pico resaltando en aquel verde paisaje.

 

Tucan grande (Ramphastos toco) en Parque Nacional Iguazú

Tucán grande

 

El sendero llegaba hasta sólo escasos metros de la poderosa caída de agua y entonces venía la parte más divertida del recorrido: mojarse de pies a cabeza :big-grinB: La cortina de agua caía fuertemente golpeando contra la pasarela, salpicando fuertemente. Sólo bastaba con acercarse unos metros, para sentir el poder de las cataratas cayendo encima de uno. En pocos minutos todos estábamos mojados. La cámara inclusive, pero fue increíble y súper divertido, y la verdad que un refrescante baño no venía mal con el día tan caluroso y pesado :P

 

Mojadisima! en Parque Nacional Iguazú

Mojándonos un poquito en Las Cataratas

Para ese entonces, ya era el mediodía, así que decidimos hacer una pausa para almorzar antes de seguir el recorrido. Dentro del Parque hay un sector con baños, una enorme confitería, un restaurante (donde te cortan la cabeza) y varias mesas y sillas para descansar. Y allí, a la espera de algo para el estómago están ellos. Sin lugar a duda, los personajes más famosos de todo el Parque: los pícaros coatíes. Confiados a más no poder, estos simpáticos animalitos de larga cola anillada se acercaban tanto a uno que si quería podía tocarlos sin problemas. Y estaban por todos lados!

 

Coatí (Nasua nasua) en Parque Nacional Iguazú

Los confianzudos coatíes

 

Ya habíamos sido debidamente advertidos por un montón de personas acerca de estos pequeños ladrones. “Cuiden su comida” “No dejen nada a su alcance”. Siempre que había escuchado estos consejos, me habían parecido muy exagerados, con sólo ver a estos adorables animales uno no puede creer que sean tan bandidos.

 

Pero lo son. :mad:

 

Nos sentamos en un banco aun emocionados, viendo todos los coatíes a nuestro alrededor y dejamos nuestra preciada bolsa con nuestros humildes sandwichitos que nos habíamos preparado para el almuerzo. De repente, la bolsa se hundió literalmente en el banco :eek: Desconcertados Martin y yo nos miramos, mientras la bolsa volvía a hundirse por segunda vez y entonces descubrimos un coatí sinvergüenza debajo del banco, metiendo sus atrevidas garras por entre las rendijas y robándose nuestra comida!!

 

Coatí (Nasua nasua) en Parque Nacional Iguazú

Tiene una carita tan tierna, pero son tan atrevidos! :big-grin:

 

Con un rápido manotazo tomé la bolsa pero fue bastante tarde, aquel malvado ladrón salió corriendo contento con un enorme sándwich entre sus fauces. Aún estábamos sorprendidos por el robo, cuando otro de estos atorrantes se asomó por el respaldo del banco, por encima de mi hombro y tomó con sus garras la bolsa!! Y mientras me lo quitaba de encima, otro más ya estaba a punto de saltar al banco, mientras tres más estaban a la espera alrededor de nuestros pies. Almorzar fue bastante complicado… así que si pretenden ir, no subestimen las advertencia. Estos animales son de terror! :big-grinB:

 

Urraca común (Cyanocorax chrysops) en Parque Nacional Iguazú

Urraca común, también acechando nuestro almuerzo

 

Espantando a las patadas y manotazos a los coatíes, terminamos rápidamente nuestro almuerzo antes de que fuera robado y decidimos realizar un sendero dentro del Parque llamado Sendero Macaco.

 

Sendero Macuco en Parque Nacional Iguazú

Sendero Macaco, totalmente recomendado

 

El sendero era un débil camino de tierra marcado sobre el suelo y cubierto de vegetación selvática. Avanzamos sin parar (Honestamente no por la emoción, sino porque si parabas eras violentamente comido por mosquitos :wacko: ) por entre la espesa vegetación, saltando algunos troncos o esquivando largas lianas que colgaban de las copas de los árboles.

 

Sendero Macuco en Parque Nacional Iguazú

Comunidad de hongos en el hueco de un tronco muerto, en el Sendero Macaco

Mariposas de tornasolados colores se cruzaban en el camino y hasta un tranquilo Lagarto Overo se dejó fotografiar sin problemas mientras tomaba sol sobre el pasto.

 

Lagarto Overo (Tupinambis teguixin)en Parque Nacional iguazú

Lagarto Overo tomando solcito

 

El sendero recorre la parte alta y baja de una pequeña cascada y si bien es corto, es completamente recomendable por toda la fauna y la exquisita flora que se puede ver.

 

Cataratas de Iguazú en Parque Nacional Iguazú

Desde lo alto de la cascada

 

Si uno prestaba especial atención hacia el cielo cerrado por la selva, era capaz de ver traviesos monos caí saltando con ágil gracia de árbol en árbol.

 

Mono caí en Parque Nacional Iguazú

Mono caí en la copa de los árboles

 

Ya caída la tarde y a pocas horas del cierre del Parque, decidimos retomar el circuito superior que habíamos abandonado. La mayoría de los visitantes ya habían abandonado el lugar y el circuito era todo nuestro, para nosotros dos y eso fue increíble.

 

Cataratas de Iguazú en Parque Nacional Iguazú

La poderosa caída del agua

 

Con tranquilidad pudimos recorrer el circuito hasta llegar a la enorme vista panorámica de aquel espectáculo tan increíble de la naturaleza. Nos detuvimos varios minutos, apoyados sobre la baranda contemplando y sintiendo la poderosa energía del agua. Nos preguntábamos que habrá sentido el primer hombre que descubrió las Cataratas, porque la cierto es que es un espectáculo imponente.

 

Entre la bruma que se formaba por la humedad, un marcado arcoíris se formaba por encima de la espesa selva y se perdía en el cielo. Otra postal del viaje que quedará por siempre grabada en mi mente.

 

Cataratas de Iguazú en Parque Nacional Iguazú

Increíble paisaje...no?

 

Mientras unos Jotes de Cabeza Negra secaban sus alas sobre los árboles, el sol comenzaba a ocultarse y a teñir todo de un brillante amarillo.

 

Jote Cabeza Negra (Coragyps atratus) en Iguazú

Jote de Cabeza Negra

 

La corriente del agua corría velozmente por entre grandes y oscuras piedras y caía provocando una espesa espuma que se mezclaba con la bruma. La verdad es que no queríamos irnos más de aquel lugar, que (sin miles de turistas agolpándose) es INCREIBLE.

 

Cataratas de Iguazú en Parque Nacional Iguazú

La felicidad!

 

Regresamos al camping exaltados y tan satisfechos que las lluvias que cayeron esa noche no opacaron nuestro humor. Permanecimos sólo un par de días más en Iguazú a la espera del regreso del buen clima y una mañana soleada partimos con rumbo a nuestro país hermano Paraguay.

 

Parece que tenemos un nuevo pasajero

Un nuevo pasajero :P

 

 

  • Muy Bueno 1


2 Comentarios


Recommended Comments

Esos coatíes me recordaron a mi perro... es un ladrón de comida con una cara tierna jajaja ¡Vaya viaje! Por un momento creí que no podrían entrar al parque por las lluvias; menos mal que no fue así. 

 

Creo que si tu pasatiempo es tomar fotos de aves, en Iguazú te has dado vida haciéndolo :) Excelente relato! 

Compartir este comentario


Enlace a comentario
  • Blogs

    1. AlexMexico
      Último Relato

      El transcurso de una vida urbana puede fácilmente tornarse en algo rutinario, incluso en la grandeza de la Ciudad de México donde, no importa cuándo, siempre se encuentra algo por hacer.

      Si bien, la rutina es algo que se puede fácilmente esquivar en la capital mexicana, hay algo de lo que es imposible escapar. La contaminación y la gente. Un pacífico fin de semana, a solas en el aire fresco, es una demanda de colosales magnitudes en una de las metrópolis más pobladas del mundo. Pero hay algo que la hace única, a pesar de su estresante e incesante actividad.

      Hace casi 700 años, los mexicas (mejor conocidos como aztecas) decidieron construir su capital en uno de los más bellos paisajes del Aztlán, la tierra que ellos consideraban su mundo. Fue en un islote, en medio de un lago rodeado por montañas, donde fundaron Tenochtitlán, lo que hoy todos conocemos como Ciudad de México.

      Los alrededores de Tenochtitlán están cercados de impresionantes paisajes naturales, que dejaron en claro por qué Mesoamérica fue y será el cuerno de la abundancia. Es así que escapar de la ajetreada vida capitalina es, incluso hoy, una tarea fácil.

      Aquella vez, la decisión para reposar un fin de semana fue tomada por Sediel, uno de mis mejores amigos con cuya novia haríamos el viaje. Con una tienda de campaña casi nueva, un saco de dormir y una mochila sedienta por querer ser utilizada, el estado de Hidalgo fue lo que atrajo nuestra atención.

      Contiguo al Estado de México, Hidalgo cuenta con pueblos coloniales, grutas, aguas termales, bosques, cañones, cascadas, minas y un sinfín de interesantes propuestas de aventura. Y muy cerca de Pachuca, su capital, el pueblo de Huasca de Ocampo fue el destino elegido.

      La pequeña localidad nació en la época colonial española, cuando la producción minera atrajo a adinerados hacendarios europeos, que usaron la mano de obra indígena para la explotación.

      El pueblo creció alrededor de cuatro grandes haciendas, y aunque en el declive de la zona (cuando México se volvió independiente) muchos edificios quedaron casi en ruinas, en el siglo pasado se restauró para hacerlo un pueblo de paseo para turistas.

      Son varias cosas que hacen especial a Huasca. Su café, sus leyendas (que incluyen a duendes y brujas) y, sobre todo, su hermosa situación geográfica.

      Ubicada entre la Sierra de Pachuca y el Valle de Tulancingo, los paisajes aledaños a Huasca son un deleite visual, perfecto para los cazadores de un reposo en la naturaleza. Así que en vez de quedarnos mucho más tiempo en Huasca decidimos seguir nuestra ruta hasta los prismas basálticos, uno de los principales atractivos del valle.

      Huasca se emplaza en el oriente del Eje volcánico transversal, una cadena de volcanes que atraviesa el país de este a oeste y lo corta por su parte central. 

      Hace un par de millones de años, el enfriamiento del escurrimiento de lava que se generó en esta zona formó columnas de basalto que tomaron formas de prismas pentagonales y hexagonales. El resultado es hoy una maravilla.

      large.IMG_20190824_144640.jpg.0c48c23272198b095d116bff2e88b058.jpg

      El conjunto de prismas encimados entre sí parecen una estructura de legos. Es difícil creer que la naturaleza haya creado formas tan inorgánicas por sí sola.

      large.IMG_20190824_145459.jpg.0269e319b1d1883d038525f4b5a5505e.jpg

      Accedimos a los prismas bajando unas escaleras que llevan hasta un pequeño corredor, por donde cae un arroyo. El agua es traída desde los ríos y las presas que alimentan de agua la comunidad de Santa María Regla, a la que pertenecen las columnas.

      large.IMG_20190824_145636.jpg.56bc9917dd8ddf3856486d05017710bb.jpg

      Aunque algunas de las pequeñas cuatro cascadas fueron arrastradas hasta allí por el hombre, no hay mejor manera de darle un toque más encantador a un lugar como aquel que con caídas de agua.

      large.IMG_20190824_145847.jpg.b4500355505d69782a9b43cdd53fab68.jpg

      El arroyo culmina en un pequeño estanque, al que se debe acceder desde la hacienda contigua. Es la llamada Cascada de la Rosa.

      large.IMG_20190824_143600.jpg.d56f92a00f147650b004e4e14feae76b.jpg

      Este lugar fue visitado y estudiado incluso por personajes como Alexander von Humboldt, durante sus viajes por América Latina. La UNESCO nombró al sitio como uno de los 30 geoparques de la Red global de geoparques.

      Aunque ya había sido testigo de columnas basálticas del mismo estilo en Islandia, verlas en México no hizo más que reafirmar que es un país que lo tiene todo.

      large.IMG_20190824_145811.jpg.14b65f0f918fffabc2053651f4308fb1.jpg

      Antes de que se hiciera más tarde, era momento de decidir dónde debíamos acampar. La zona de Huasca de Ocampo posee múltiples sitios para hacerlo. Pero al ser el último fin de semana del verano estudiantil, los campings y balnearios estaban repletos. 

      El pueblo no era una buena idea para huir del bullicio. Y con ganas de un contacto mucho más natural, decidimos escuchar la sugerencia de un chofer.

      Unos kilómetros al norte, lejos de la carretera, había un lugar llamado Peña del Aire. Nada habíamos escuchado sobre él. Incluso, encontrarlo en Google Maps no fue del todo fácil. La información en internet era casi escasa. Pues bien, eso lo hacía el lugar perfecto.

      Según se nos dijo, pocas personas llegaban hasta la peña, ubicada al borde un acantilado bajo el cual se extendía un enorme cañón. Y en lo alto, una zona de camping era ideal para pasar la noche, lejos de las luces, del ruido y de cualquier contacto humano.

      Aceptamos así un viaje en taxi hasta la peña. Y tras un arduo viaje por un feo y estrepitoso camino de ripio, el chofer nos dejó en un centro de visitantes, que no era más que una palapa.

      Peña del Aire es un parque ecoturístico protegido. Hay pocas casas y propiedades privadas dentro del terreno. Las únicas construcciones son casetas de vigilancia, cobranza y algunos puestos de comida y tiendas. 

      A solo unos pasos de aquel puesto de visitantes se abrió ante nosotros un enorme cañón, parte de la Sierra de Pachuca.

      large.IMG_20190824_162913.jpg.350c9539ce0d9147a8c5b5e6f15a24a5.jpg

      El nombre Peña del Aire se debe, precisamente, a una gigantesca peña que se yergue en uno de los costados de la barranca. Y sí, de hecho, parece que flota en el aire.

      large.IMG_20190825_074754.jpg.db6aef76f9cc2afaab61bb6971bbcee6.jpg

      Estas formaciones rocosas son características de las barrancas de la Sierra Oriental. Y el sitio perfecto para un centro ecoturístico.

      Una tirolesa de unos 70 metros de largo se tiende al lado de la peña y permite a los visitantes volar sobre el abismo. 

      large.IMG_20190824_161130.jpg.f2d0b50685a54026d10bd27a6a474bc8.jpg

      En la parte más baja, un río dibuja el camino del valle, junto al cual solo una pequeña iglesia se posa junto a un par de campos de cultivo. Al mirar abajo, creímos que sería un excelente lugar para acampar.

      large.IMG_20190825_082854.jpg.4d039adf3f6b2a9c16bda5d7a3323702.jpg

      Comenzamos el descenso con mochila al hombro, cuidadosos de seguir el mezquino sendero que nos guiaba. El calor era sofocante, pero valía la pena hacer el intento.

      large.IMG_20190824_165559.jpg.95b7673a3d99c3c04d923d9bd32ba95b.jpg

      Las vistas desde las laderas eran sencillamente magníficas. La vegetación parecía hacerse cada vez más verde y, a decir verdad, no era lo único colorido que apareció en nuestro camino.

      large.IMG_20190824_171113.jpg.8e952cf7964f7d886bee07d26718fbcf.jpg

      El curso nos llevaba por todo el costado de la barranca, pero poco simulaba bajar al río. Aunque los lugareños nos habían asegurado un rápido descenso, la travesía era más larga de lo esperado.

      Antes de seguir, supimos que algo no resultaría. Esperábamos el arribo de dos amigos más, y en lo bajo de la barranca la señal de telefonía era escasa. Sería mucho más fácil encontrarlos en lo alto del acantilado.

      Volvimos entonces, entregados al calor de la tarde que, por cierto, no tardaría en esfumarse para dar paso a un fresco atardecer.

      La planicie superior fue el mejor lugar para montar el campamento. Un terreno llano, pastoso y fresco donde, al parecer, seríamos los únicos en pasar la noche.

      large.IMG_20190825_073636.jpg.6383a48716d56584d45441068debdfc0.jpg

      Nuestros amigos no tardaron su arribo, por suerte, antes del ocaso. Y con las tres tiendas una junto a la otra, fue momento de armar la hoguera.

      large.IMG-20190824-WA0009.jpg.77a664d45f863b2c702ca5caffd1d666.jpg

      Una pila de malvaviscos y roles de canela fue el menú perfecto para el atardecer, que tras un cielo nublado se esfumó sin mucha presencia.

      Pero aquellas nubes de tormenta, cuyos relámpagos eran lo único que iluminaba el horizonte nocturno, crearon la atmósfera perfecta para las historias de terror que se avecinaban.

      Huasca de Ocampo es el sitio perfecto para alguien como Sediel, un fanático de las criaturas de fantasía. El pueblo está lleno de leyendas sobre duendes y brujas que moran los bosques circundantes, y que han hecho sus apariciones en repetidas ocasiones.

      De hecho, cuenta con su propio museo de los duendes. Y vaya que nuestro campamento simulaba ser su hogar, con una torre de metal en forma de sombrero que, de hecho, albergaba los únicos baños disponibles, a los que nadie se atrevía a entrar una vez caída la noche.

      large.IMG_20190824_184131.jpg.23fb9ff2d9188a2eba5f88ddd2238bc1.jpg

      Cuando el fuego se fue consumiendo, una extraña luz apareció detrás de los arbustos. Un color amarillo fluorescente de forma redonda se movía con delicadeza, y de repente palpitaba como el latido de un corazón.

      No le prestamos mucha atención, quizá era alguien con una linterna. Tras pocos minutos se esfumó sin darnos cuenta.

      A la siguiente mañana, los lugareños nos contarían que se trataba de una bruja. Aparecer como pequeñas centellas era su especialidad en aquella zona. Pues bien, al menos no decidió visitar nuestro campamento.

      El alba fue bastante frío. El sereno dejó nuestras carpas más que húmedas por fuera. Y no había nada que deseáramos más que un café caliente. Pero habría que esperar la apertura de los puestos.

      Entretanto, un temprano despertar fue la mejor decisión grupal tomada para poder ser testigos de un hermoso amanecer.

      large.IMG_20190825_072922.jpg.bd7d41cf891faffbb89e286c144fb089.jpg

      El sol se levantó sobre la sierra oriental, iluminando tenuemente la figura de cada barranca del cañón. Nada, sino el cantar de las aves, se podía escuchar en el abismo.

      large.IMG_20190825_072944.jpg.3185403fa8c1e9b9bb2e7d8b90cedcda.jpg

      Es lo que un grupo entero de capitalinos buscaba lejos de la metrópoli. La serenidad de una fría y verde mañana. Pero acompañada de un café de olla a la apertura del primer puesto, todo fue incluso mejor.

      Luego del desayuno fue momento de bajar a la peña, y contemplar el valle dibujado por los primeros rayos del sol.

      large.IMG_20190825_082119.jpg.79a591d6910e2445c5b1b09bcb1bc43f.jpg

      La bruma de la mañana poco a poco se retiraba, y dejaba al desnudo la vitaleza de un cañón que podía apaciguar todo pensamiento y todo presente.

      large.IMG_20190825_075008.jpg.88c234f177cc875fae9e62030d54f112.jpg

      Escalar la peña no era una opción segura, pero hasta la poca altura que pudimos llegar fue suficiente para sentirnos satisfechos en nuestro viaje.

      large.IMG-20190825-WA0043.jpg.359005b964a5fff6362e47bc2a05bab8.jpg

      Disfrutar de la barranca sin la presencia de turistas durante la noche y la mañana fue una excelente decisión, que nos daría el respiro necesario para volver a la vida de una colmada ciudad.

    2. flormdk
      Último Relato

      Hace un poco más de diez años que había visitado la provincia de Misiones para ir a un congreso cuando era estudiante de la carrera de la carrera de Licenciatura en Turismo... Estuve algunos días en la capital, la ciudad de Posadas y dos noches en Iguazú. En este momento todavía las Cataratas de Iguazú no habían sido declaradas como Maravilla Natural, no había una gran cantidad de turistas. A decir verdad, cuando fui al parque con mis compañeros estábamos solamente nosotros. Vale aclarar, que era temporada baja, era el mes de mayo.

      Hacía bastante tiempo que tenía ganas de regresar, por eso, en el mes de enero pasado, decidí tomarme mis vacaciones de verano en las Cataratas. Organicé un tour que empezó en Salta y terminó en Iguazú.

      Decidimos dedicarle 5 noches a la ciudad de Iguazú ya que sabemos que es una de clima subtropical donde puede haber abundantes lluvias que impidan salir a recorrer el parque.

      Llegamos a destino y nos recibió una lluvia afortunadamente no muy intensa. De todas formas, es bastante frecuente que corramos con esa suerte... siempre los destinos que visitamos nos reciben con lluvia pero los días siguientes suelen tener unas condiciones climáticas espectaculares, así que no nos preocupamos.

      El primer día que llegamos, teníamos pensado visitar el Parque pero con la lluvia no era un buen plan. Entonces, optamos por cruzar la frontera y visitar Ciudad del Este en Paraguay. Es una ciudad que tiene la fama de ser un destino de compras ya que es una zona franca, libre de impuestos. 

      Tomamos un colectivo y en menos de una hora estábamos en destino. Creo que no hay palabras para describir a este sitio... Es una ciudad cargada de comercios, de carteles, de vehículos, de gente, de ruido ambiente... Una ciudad totalmente caótica en la que no existen semáforos que orden el tránsito. Afortunadamente, fuimos con información de los mejores lugares para comprar y también teníamos en mente que comprar con el modelo ya elegido. Creo que no hay otra manera de visitar esta ciudad si no es con información previa... Hay muchísimos lugares, vendedores ambulantes y carteles que compiten entre sí. Es recomendable ir temprano, ya que todos los lugares cierran a las 16:00 de la tarde porque suelen abrir muy temprano en la mañana y trabajan en horario de corrido.

      Nosotros llegamos con el tiempo muy justo pero por suerte llegamos a conseguir lo que teníamos planeado, una cámara de fotos de viaje.

      El objetivo principal del viaje era visitar el Parque Nacional Iguazú... También nos interesaba conocer el Parque del lado de Brasil... 

      Fuimos un día del lado de Brasil fue un paseo muy corto porque teníamos que regresar temprano para tomar el colectivo. La vista es muy distinta a la vista del lado argentino, ya que las pasarelas están muy cerca de las Cataratas, pero el parque en este lado es mucho más pequeño. No volvería a visitarlo, pero si volvería una y otra vez al lado argentino ya que aquí el parque es muchísimo más grande y como los colectivos pasan hasta más tarde, se puede estar disfrutando del paisaje hasta las 17:00. Un dato muy importante para quienes deseen visitar las Cataratas, es que comprando la entrada para dos días consecutivos, el segundo día sale la mitad de precio.

      Desde Iguazú se pueden hacer muchas excursiones como por ejemplo visitar las Ruinas de San Ignacio un sitio arqueológico muy interesante, visitar las Minas de Wanda y comprar piedras semipreciosas, etc. Era verano, días de calor intensos cargados de húmedad, por lo que no tenía mucho interés en realizar excursiones de días completos. Nos quedaba un día libre, aprovechamos para conocer la ciudad de Foz de Iguazú. Visitamos un Shopping y recorrimos la ciudad. A decir verdad, la ciudad no me pareció muy llamativa pero siempre me resulta interesante conocer distintas ciudades del mundo.

       

      Consejos importantes para quienes deseen visitar Iguazú

      Conviene destinarle al menos dos días para recorrer todo el parque en el lado argentino es posible que un día no alcance para conocerlo completo.

      Es aconsejable evitar la temporada alta ya que es un destino muy turístico por lo que en enero y mitad de julio suele haber más cantidad de gente que en otros meses.

      Resulta óptimo dejar días libres porque es una zona de clima subtropical, pueden tocar días de lluvia en los que no sea la mejor opción visitar el Parque.

      En el Parque se pueden comprar souvenires, hay varios restaurantes, kioscos y cafés.

      No hay que olvidar el protector solar, repelente y anteojos de sol. Por supuesto, es necesario llevar calzado cómodo.

      Aconsejo que al llegar al Parque, lo primero que hagan sea visitar la Garganta del Diablo, es el paseo que está un poco más alejado comparado con el resto de los circuitos, sumado a ello es el más imponente. Para llegar hasta allí se puede ir caminando o sino el trencito ecológico del Parque, es muy lindo y pintoresco.

      La cena show que se ofrece en Foz de Iguazú es imperdible! Se puede disfrutar de un espectáculo de danzas con música regional mientras se pueden degustar cientos de platos.

      Para visitar las Cataratas se recomienda un mínimo de 4 noches. 

      Para quienes deseen estar en contacto con la naturaleza en su máximo esplendor, pueden realizar el sendero Macuco, para ello es imprescindible llevar agua y alimentos ya que en ese trayecto no existen kioscos ni lugares de ventas de alimentos. 

    3. Perdido en el sureste de México, casi al borde del mar y ubicado junto al río Papaloapan, se ubica uno de los pocos pueblos del país declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

      A solo 90 kilómetros al sur de la ciudad de Veracruz, este colorido pueblo aparece en medio de una región tropical y cálida, cuyo único respiro del infernal calor es la brisa que carga consigo el río.

      large.DSC02087.JPG.82b7d9e82a3aa9421d277c32baa0945b.JPG

      Visitarlo en verano un par de veces quizá no fue la mejor idea. Pero el solo hecho de estar allí significa un refresco del movimiento de la ciudad.

      Tlacotalpan surgió como un asentamiento del pueblo totonaca, una civilización mesoamericana prehispánica que se asentó en buena parte de la costa del Golfo de México. Su nombre significa “entre aguas”.

      Pero fue con la llegada de los españoles que el pueblo creció y tomó forma, desde que Pedro de Alvarado recorrió el Papaloapan río arriba, descubriendo que Tlacotalpan podría ser un buen puerto fluvial para el transporte de mercancías al Imperio Español.

      Así fue como surgieron dos grandes haciendas en la zona, que aunque corrieron el riesgo de ser abandonadas, hicieron que en algún momento la población de españoles creciera. Y sumado a la importación de esclavos negros africanos desde el puerto de Veracruz, Tlacotalpan tomó la raíz multicultural y multiétnica que posee hasta el día de hoy.

      large.DSC02094.JPG.fcfe059a411f5555f812098575a5e2b1.JPG

      El pueblo es el corazón del son jarocho y los jaraneros, estilos musicales provenientes del Caribe y que fueron desarrollados en la mayor parte de la costa del Golfo gracias a los afrodescendientes.

      La misma palabra “jarocho” define a las personas provenientes de la región del Sotavento, sobre todo aquellos de piel oscura que usaban jaras como método de pesca. Y esas raíces extranjeras finalmente se impregnaron en la zona alrededor de Tlacotalpan.

      Músicos con sus típicos trajes blancos, con sombreros de paja y pañuelos rojos caminan por las calles ofreciendo coplas. Mientras en las noches llegan los huapangos, fiestas donde el son jarocho es el invitado principal.

      Pero el mayor atractivo del pueblo es sin duda su arquitectura vernácula, es decir, que las construcciones fueron hechas de forma auténtica por los habitantes nativos con materiales de la zona.

      large.DSC02114.JPG.226d98ed5ab9d060a0cf7f65f6232bf2.JPG

      En 1714 el río se desbordó, y en 1788 un incendio arrasó con muchas de las casas. Es por ello que se ordenó que a partir de entonces todo edificio fuera alzado con mampostería. 

      large.DSC02111.JPG.04e470126ffed96758d58a1060f255be.JPG

      Y desde aquella época, un lejano siglo XVIII, las típicas casonas con arcos y pilares se han mantenido en pie.

      Luciendo los vivos colores de México, cada casa es un ejemplo de lo que puede lograrse de forma artificial, respetando siempre lo natural.

      large.DSC02092.JPG.bc30fc0d382c80ee5f7e9f7e8ce4c73e.JPG

      Cada teja, cada muro, cada columna, cada acera, fueron construidos con los materiales que la propia cuenca del Papaloapan le otorgó a la ciudad. Y se convirtió con los años en el orgullo de los tlacotalpeños.

      large.DSC02121.JPG.7b38ab6e4377b15d99b50081962ec0d1.JPG

      Aunque el puerto fluvial perdió su importancia con la llegada del ferrocarril, el río ha sido siempre parte vital de Tlacotalpan. No solo como medio de transporte, sino al aportar el agua para los cultivos, la ganadería, los pobladores, regular el clima y para la pesca.

      Tomar una balsa para dar un paseo por sus aguas es uno de los mayores atractivos hoy en día.

      large.DSC02151.JPG.6c7e09690d094b929d6b3ec44359c166.JPG

      Aunque para ser sincero, la magia de la mampostería y la arquitectura vernácula se esfuma de inmediato.

      large.DSC02129.JPG.8c873e3c29102dad3898b866f869f6cc.JPG

      En su lugar, es suplantada por modernas mansiones pertenecientes a la clase alta de Veracruz. Políticos y empresarios han construido sus casas de verano en la riviera, y los yates estacionados en su orilla confirman su poder adquisitivo.

      large.DSC02135.JPG.cc4fdd3e8a59806a5b361fba5a7cfe5e.JPG

      Aún así, no está de más un recorrido por el emblemático Papaloapan, que transporta sus aguas desde las tierras de Tuxtepec.

      large.DSC02124.JPG.b9e65549ae119ab18b17bbd68bcc30e3.JPG

      El propio río sirve para bendecir la ciudad cada 2 de febrero, cuando las fiestas patronales llegan con la Virgen de la Candelaria.

      Una estatua de la virgen es transportada en una balsa y otorga su bendición al pueblo para evitar inundaciones y otras calamidades, que suelen ser comunes en esta zona tropical.

      large.DSC02147.JPG.a9bf1287cca4703527a59508329ca558.JPG

      Las fiestas van acompañadas de ferias, mercados de comida callejera, huapangos y hasta un embalse de toros, que son soltados libres por las calles de la ciudad luego de cruzar el río junto a los ganaderos.

      La iglesia es uno de los puntos icónicos de la ciudad, ubicada en la plaza central, o zócalo, como se le conoce en México.

      large.DSC02088.JPG.7982f73277f114804f4bf4a45ab20699.JPG

      Esta explanada crea el plano urbanístico típico de una ciudad colonial española. Un cuadrante central con una alameda, junto a la cual se posa el templo católico y su campanario.

      large.DSC02097.JPG.4457bd7df608a14bb47887716e639912.JPG

      Junto a ella, el palacio municipal que funge como poder político, y que servía para demostrar a los antiguos indígenas quién tenía el poder sobre ellos.

      large.DSC02089.JPG.824044b16c8fc14e778351125072e527.JPG

      Tras el zócalo, las calles perpendiculares se trazaron desde el río al interior de las tierras que lo orillan, formando las cuadras empedradas que dibujan hoy la totalidad de Tlacotalpan.

      La tejas en lo alto de las casas otorgan una fresca manera de protegerse del sol. El aire acondicionado no es tan común en esta zona. Pero los corredores y patios centrales son suficientes para ventilar los interiores.

      large.DSC02102.JPG.fce7362b62a1a70acc0dfc7d6a291be4.JPG

      Es común encontrar bancas y mecedoras en los pasillos exteriores de las casas, donde los vecinos se sientan a compartir un torito por las tardes, la bebida tradicional hecha a base de alcohol de caña.

      Para mí y mis amigos, la bicicleta fue la mejor manera de recorrer el pueblo. Al fin y al cabo, su terreno plano puede ser bastante bien aprovechado sobre dos ruedas.

      large.DSC07611.JPG.ea47d24433dea371a9ae8f8d358d63bc.JPG

      Un lugar donde los niños todavía corren por las calles, los músicos se pasean por tiendas y restaurantes, los mariscos frescos se sirven en platos calientes y las botellas heladas de torito refrescan del calor.

      large.DSC07623.JPG.ec1647da78199c7e769381a17f37202d.JPG

      Tlacotalpan se ha ganado con creces, y sin lugar a dudas, su título como Patrimonio de la Humanidad, al combinar tres etnias y culturas en un pequeño lugar.

      Sus casonas vernáculas y vivos colores son el mejor ejemplo de lo lindo de México. Un mágico y perdido lugar entre las selvas tropicales del sur.

×
×
  • Crear nuevo...

Important Information

By using this site, you agree to our Normas de uso .