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Showing content with the highest reputation on 08/31/14 en toda la comunidad

  1. 1 punto
    La ciudad de México ofrece de todo un poco a sus visitantes. Desde grandes y lujosos paisajes formados por una fila de rascacielos post-modernos hasta barrios de la aristocracia de finales del siglo XIX a principios del siglo XX. Cuando un extranjero piensa visitar México, lo primero que le puede venir a la mente son pirámides y arquitectura prehispánica. Pero va mucho más allá de sólo eso. Aunque sigo diciendo que la capital no es lo más hermoso de mi país, no puedo negar que promete ser cautivadora. La ciudad de México y sus alrededores es la viva muestra de la mezcla cultural en Mesoamérica. Y uno de los rincones que lo deja a la vista es su centro histórico. No muchas personas se informan sobre el estilo de vida en la ciudad antes de visitarla. Por eso les informo que esta capital se encuentra a 2240 metros sobre el nivel del mar (en promedio). De esta forma, es muy probable que sus labios se resequen, se cansen al caminar y el sol queme su piel. Así que recomiendo labial hidratante, bloqueador solar, y siempre salir con un sueter y un paraguas, pues el clima es bastante impredecible y nunca se sabe cuándo lloverá. Como ya he mencionado en otros relatos, la ciudad está construida sobre la antigua Tenochtitlán, capital del imperio azteca, que a su vez, estaba construida sobre un islote del antiguo lago Texcoco (ahora casi seco). Por ello, el subsuelo es muy inestable, y los frecuentes terremotos han ocasionado que el paisaje luzca con ondas por las calles. Así que no se asusten si ven un edificio chueco o si se marean al caminar (o incluso, si un temblor los toma por sorpresa...créanme, es bastante normal). Después de estas advertencias y aclaraciones, continuaré con el relato. Los edificios del centro histórico de México poseen diferentes estilos, marcados por la época en que fueron construidos. Para conocerlo puedo recomendar la siguiente ruta: Desde la estación de metro Hidalgo, se puede caminar por toda la Alameda Central hasta llegar al Palacio de Bellas Artes. Éste último se ha convertido en un símbolo de la ciudad, al menos dentro del país. Se considera la máxima casa de expresión de arte en todo México. Se pueden encontrar exposiciones de pintura, baile, teatro, fotografía, etc. Si tienen la oportunidad de ver alguno de estos performance se los recomiendo ampliamente, pues la mayoría de ellos suelen ser magníficos. Sino, pueden entrar (por un precio no tan elevado) para disfrutar de la exposición permanente, que consta de murales elaborados por los principales pintores del México del siglo XX, como Diego Rivera, José Clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros (todos ellos mis favoritos ). Este edificio fue construido por el presidente Porfirio Díaz (que gobernó por 30 años, anterior a la revolución mexicana, época donde SÍ se utilizaba sombreros, bigote y trajes de indio con ponchos). Este dictador hizo crecer a México gracias a sus excelentes relaciones internacionales. Sus viajes a Francia lo hicieron traer el estilo Art Nouveau y Art Déco a México, y se ve reflejado en muchas construcciones. Otro ejemplo de ello es el edificio de correos, de principios del siglo XX. Debo confesar que es mi edificio favorito en interiores. Cuando entro, me siento en la Europa imperial o dentro del Titanic (según lo pinta James Cameron), bajando las escaleras chapadas en oro y subiendo en el elevador con rejas doradas. Este edificio está justo detrás del Palacio de Bellas Artes. Siguiendo la ruta, el camino obligado es recorrer el paseo de Madero, una calle peatonal que une la Alameda Central con el Zócalo de la ciudad. El principio de este sendero lo marca la simbólica Torre Latinoamericana, el antiguo edificio más alto de México, así que no hay manera de perderse. Por cierto, si suben a la punta pueden tener una vista panorámica de la ciudad desde el mirador, pagando un precio aproximado de 60 pesos (según recuerdo). A lo largo de esta calle uno se encuentra con todo tipo de comercios. Souvenirs, helados gigantes, tiendas de ropa, vendedores ambulantes, comediantes callejeros y hasta estatuas humanas. No se sientan extraños si no saben identificar de qué estilo es cada construcción, pues pueden datar de la época colonial cristiana, el barroco, la post-guerra independentista o el porfiriato y sus aires franceses. El final del corredor se ve interrumpido por la plaza del Zócalo, una inmensa placa de concreto donde todos los días hay una manifestación nueva o una feria comercial, así que rara vez la apreciarán en su máximo esplendor. En el centro del zócalo se iza la bandera nacional. La plaza se ve rodeada, al norte por la Catedral Metropolitana, al este por el Palacio Nacional, y al sur el Palacio de Gobierno. Quisiera decirles que es un sitio mágico y fabuloso, pero pocos lo ven así. Es muy probable que lo encuentren lleno de vendedores ambulantes, manifestantes, policías arrestando gente y un embotellamiento de automóviles a su alrededor. Aún así, no dejen de visitar la catedral en su interior. Al costado derecho de la catedral se halla la excavación arqueológica de las ruinas de Tenochtitlán, pues el zócalo se alza justo encima de los cimientos de las pirámides de mayor esplendor del imperio azteca. No es un sitio muy bueno para visitar, pues sólo se observan rocas y herramientas. Pero es bueno saber dónde se está parado. Si visitan la ciudad en una época festiva, el zócalo se puede ver atestado de gente celebrando la ocasión. Es el caso de la noche del 15 de septiembre, fiesta de la independencia de nuestro país, donde el presidente da El Grito desde su balcón y todos agitan su bandera en señal de patriotismo. Alrededor de la plaza central se pueden observar muchos comercios y tiendas, algunas de ellas famosas, como el café Tacuba o el Sanbors de los Azulejos. Si se quieren adentrar en el verdadero México, pueden visitar los mercados de la Lagunilla y Tepito, aunque no se les recomiendo a menos que vayan con un local, pues suelen ser barrios muy peligrosos, donde abunda la droga y mercancía ilegal. Yendo hacia el norte por el Eje Central (calle que cruza al costado de Bellas Artes y la Torre Latino) se llega al complejo de Tlatelolco. Se puede ir caminando (cerca de 25 minutos) o bien, tomar un trolebús que cuesta 2 pesos Tlatelolco es el nombre de la segunda ciudad más importante para los aztecas, después de Tenochtitlán. Hoy en día es una zona habitacional. Lo bueno de esto, es que aquí SÍ se pueden visitar las ruinas originales. La entrada al laberinto de piedra (así le llamo porque así parece) es completamente gratis. Puede perder un poco el encanto al verse rodeado de condominios de los años 50's y del museo de Tlatelolco, un edificio moderno construido por la UNAM. Al extremo este de las ruinas se yergue el antiguo convento de Santiago, fundado por los españoles. Esta fusión de arquitectura, épocas y razas es la razón de que la plaza central se llame "Plaza de las Tres Culturas". Este sitio fue la sede de un suceso bastante trágico para la historia mexicana. El 2 de octubre de 1968, el gobierno federal en turno mandó al ejército a matar a toda una congregación de manifestantes (en su mayoría estudiantes) que formaban parte de un movimiento social pacífico que buscaba un cambio en el abuso de poder. Los hechos ocurrieron 10 días antes de la inauguración de los Juegos Olímpicos en la ciudad. El gobierno escondió el crimen por décadas, y salió a la luz hasta los años 90's, pero nunca se tomó justicia. Por ello, actualmente se puede encontrar un monumento a los caídos, que, hasta el día de hoy, se utiliza como símbolo de lucha contra la represión y corrupción. Muy pronto les platicaré sobre otras zonas de la ciudad, que como la segunda más grande del mundo, siempre hará lo imposible por no dejar que sus viajeros se aburran en esta selva de asfalto.
  2. 1 punto
    Después de recorrer más de 600 kilómetros, desde Ushuaia hasta Rio Gallegos, atravesando toda la Isla de Tierra del Fuego en un agotador viaje que nos llevó más de doce horas y en el que casi muero de hipotermia sobre la moto, lo único que realmente yo quería era dormir eternamente en una cama calentita . Sin embargo, a la mañana siguiente, muy a mi pesar, me levanté temprano (odio levantarme temprano ) porque Gerardo y Adriana, los amigos de Martin quienes amablemente nos hospedaban en su casa, prometieron llevarnos a un lugar especial. La verdad era que no teníamos intenciones de quedarnos más de una noche en la ciudad de Rio Gallegos, pero cuando nos hablaron de Cabo Vírgenes, extremo final de la parte continental argentina y asentamiento de una gigantesca pingüinera, no pudimos negarnos. La moto merecía un buen descanso, por lo que ese día quedó resguardada en el patio trasero de la casa de esta pareja y fuimos los cinco (nosotros, los amigos de Martin y su pequeño hijo) en auto hasta aquel alejado lugar. Después de la exhaustiva travesía realizada el día anterior, no quería saber nada con seguir viajando, pero es cierto que viajar cómodamente estirada en el asiento trasero de un auto no se compara a viajar en moto. Ese día, la ciudad se levantaba con nosotros. Aun estando alejados del centro, varias personas comenzaban con su rutina y las anchas calles de tierra de aquel barrio de Rio Gallegos se llenaron de movimiento. Lamentablemente el camino para llegar hasta Cabo Vírgenes es… sencillamente, espantoso. Siendo un lugar tan hermosos como conocería al llegar, es una verdadera pena que no se asfalte o que, al menos, no se mantenga. Dentro del auto íbamos dando tumbos de un lado hacia otro, mientras avanzábamos lentamente. Lejos había quedado ya la ciudad, y atravesábamos infinitas extensiones de campos. Aproximadamente 140 kilómetro separan la ciudad del cabo, de los cuales sólo 20 son asfaltados. Fueron tres interminables horas en las que por la ventana del auto, en continuo traqueteo, sólo veíamos una alfombra verde extendiéndose hacia el horizonte, pero al fin arribamos pasado el mediodía. El Atlántico bañando las costas de Cabo Vírgenes Lo primero que se aprecia al llegar a aquel realmente inhóspito lugar, es una vasta extensión de apagados colores que finaliza abruptamente en un barranco y algunos metros abajo, se observa la inmensidad del atlántico bañando las orillas. Anchas playas desiertas se extienden a lo largo de toda la costa. Corría un viento muy fuerte que rugía en los oídos y mecía frenéticamente los bajos arbustos que creían sobre el suelo. Cabo Vírgenes el punto más austral del área continental de América, en ella se encuentra La Reserva Natural Cabo Vírgenes, área protegida donde se encuentra una de las pingüineras más importantes de las costas del Atlántico. La zona alberga una colonia de pingüinos de Magallanes de aproximadamente 250.000 individuos. El faro de Cabo Vírgenes Entre algunas suaves colinas del terreno se pueden apreciar algunos edificios pertenecientes a la armada del país y oficinas gubernamentales, pero lo que más sobresalta sobre aquel paisaje de tonos amarillos y verdes, es el faro de franjas negras y blancas, y una peculiar confitería llamada “Al fin y al Cabo”, donde según me han contado, preparan unas deliciosas tortas, que, lamentablemente no pude probar porque estaba cerrada. Un pequeño cartel indica el comienzo en el kilómetro 0 de la Ruta 40, la famosa ruta argentina, elegida por centenares de viajeros, que bordea la Cordillera de Los Andes en toda su extensión hasta finalizar en el extremo norte del país en un pueblo norteño llamado La Quiaca, y que era nuestro próximo camino a tomar. Luego de haber cumplido nuestra primera meta de llegar al fin del mundo, Ushuaia, nuestra siguiente meta sería recorrer esta popular carretera. El inicio de la Ruta 40 Unos kilómetros más alejados de aquel punto, se encuentra instalada la Reserva de Cabo Vírgenes. Un sendero de piedras, delimitado por vallas, se abre a través de estos bajos arbustos que invaden grandes extensiones, y marca el recorrido por esta gran reserva. Sólo habíamos caminado unos pocos metros, cuando vimos el primer simpático pingüino. Recostado en un cómodo hueco a modo de nido, a los pies de uno de estos arbustos, descansaba tranquilamente. Y así como descubrimos a este pequeño, a medida que avanzábamos sobre el sendero, empezamos a observar cientos y cientos de pingüinos esparcidos entre los matorrales, y al costado del camino. Hasta eran fotogénicos ! Anidaban bajo estos bajos setos, que estaban tapizados de pequeñísimas plumas blancas y compartían el territorio con diferentes aves y liebres patagónicas que se podían ver alejándose a saltos, a lo lejos. Liebre Patagónica Muchos pingüinos eran jóvenes que estaban en pleno cambio de plumaje y se podía notar la diferencia de plumas sobre sus lomos. Completamente inofensivos, estas bellas aves permitían que uno se acerca a escasos centímetros de ellos, pero rotaban la cabeza de un lado a otro a modo de advertencia si alguien quería tocarlos (si… no me pude contener e intenté acariciar a más de uno ). La mayoría se encontraba en pareja, y era muy gracioso oírlos vociferar, con su cuello extendido y sus alas abiertas. Y ni hablar de verlos caminar brutamente en fila hacia las playas. El sendero finalizaba en lo alto de este risco que rodeaba la costa, en un balcón que daba al mar. Desde allí seguimos viendo más y más pingüinos, reunidos sobre la orilla, junto a algunas gaviotas cocineras. Poder verlos tan de cerca e internarme en su ecosistema, fue una experiencia que llenó mi corazoncito de bióloga y me dejó completamente satisfecha de contacto animal. Partimos del cabo, con el sol ocultándose y tiñendo el cielo de tonos rosados sobre aquellos campos eternos. A la mañana siguiente dejábamos atrás Rio Gallegos e iniciábamos la ruta 40, sobre la Honda. Durante todo ese último tiempo, varios viajantes con los que nos habíamos cruzado, sobre todo con aquellos que viajaban en moto, nos habían advertido de las adversidades de la ruta 40. Siempre decían que era una ruta desértica y que el peligro radicaba justamente en que existían tramos de kilómetros y kilómetros de la misma NADA. Y tenían toda la razón. Nuestro primer recorrido por la de la Ruta 40 fue realmente atravesar kilómetros de absoluta nada. Lo único que yo podía ver desde la moto eran médanos y médanos de tierra extendiéndose hasta el horizonte, algunos pocos pastos…. Y nada más. Además, varios tramos de la ruta se encontraban en reconstrucción y todo el tiempo, carteles enormes de DESVÍO nos obligaban a tomar maltrechos caminos de ripio (otra vez mi archienemigo aparecía en acción), y esto nos demoró muchísimo. El desolador inicio de la Ruta 40 Fueron varias horas de ese aburridísimo paisaje, pero a medida que nos íbamos acercando a nuestra próxima parada, el ambiente fue cambiando. Desde la ruta, podían verse emerger a lo lejos gigantescas montañas blancas, completamente nevadas, pertenecientes al cordón andino. Aún se veían extensiones ondulantes de tierra, pero cuando bordeamos un inmenso lago de color aguamarino, el paisaje cambió por completo. Como un gran espejo, el inmenso lago cortaba con aquel monótono horizonte marrón y sobre él se levantaban las enormes montañas. Llegábamos así a nuestra siguiente ciudad por conocer: El Calafate, hogar del increíble Glaciar Perito Moreno.
  3. 1 punto
    Salí de viaje con la idea de combinar naturaleza y tranquilidad. Para ello, elegí la provincia de Corrientes. Una provincia en la que sólo había estado de pasada en ocasiones anteriores cuando a visitar las Cataratas del Iguazú o el vecino país de Brasil. Corrientes, es una provincia muy linda con muchos puntos interesantes para recorrer como Goya ciudad que la llaman la “Petit París” por la gran cantidad de visitas europeas que recibió, Mburucuyá con su magnfico Parque, la ciudad capital y la lista podría seguir. Además hay carnavales y lugares donde se puede vivir la vida de campo, es decir, alojamientos rurales. Pero como en todo viaje, hay que elegir qué conocer, por dónde empezar. En este viaje por Corrientes (y digo este porque pienso volver en algún momento) conocí los Esteros del Iberá y la localidad de Empedrado. Una combinación que para muchos resultará extraña o poco convencional. Viviendo la magia en Esteros del Iberá Para conocer los Esteros del Iberá paré unos pocos días en Colonia Carlos Pellegrini. Pellegrini es el punto que recomienda mucha gente para hospedarse por la cercanía con los Esteros, es un pueblito chico con gente sumamente encantadora que pasea sin preocupaciones y donde la inseguridad parece no existir. Este pueblo es ideal para hacer base y conocer los Esteros, pero eso sí, doy algunos consejos… Antes de ir, pasen por el banco y lleven todo lo que vayan a necesitar, también cosas por las dudas. Allí no hay cajeros ni farmacias, hay muy pocos locales y cosas. Les doy un ejemplo, hay solamente cuatro lugares para comer, se sirven platos sencillos pero muy ricos, parecen caseros. Visto así parece un lugar poco recomendable para ir, pero la cuestión es que Empedrado es muy lindo para despejarse del bullicio de la ciudad y conocer un modo de vida distinto al cual estamos acostumbrados quienes vivimos en ciudades grandes. Luego de una noche de descanso me levanté temprano y me preparé para el tan ansiado paseo por Esteros del Iberá. Fui provista de bastante agua y repelente, para hacer la excursión en compañía de un guía al cual habíamos contratado previamente. Yo ya sabía que me iba a encontrar con un panorama sorprendente y excepcional, pero una cosa es ver fotos y otra muy distinta es estar en el lugar. Es realmente impresionante, es un paseo que recomiendo especialmente para quienes desean estar en contacto con la naturaleza. No vayan a olvidar la cámara de fotos… ¡Las postales son únicas! Aprovechamos el día para hacer algo de caminata pero también para dar un paseo en canoa. Se puede ver de todo. Lo que más me llamó la atención fueron las aves. Según nos comentó el guía allí existen más de 350 especies. Otra cosa interesante que nos comentó el guía es que los Esteos, son uno de los humedales más importantes en el planeta por la gran biodiversidad que allí se encuentra. Entre explicaciones y paseo fui sacando varias fotos y por supuesto no me privé de sacarle una foto a uno de los representantes más significativos de esta zona: el yacaré. Después de disfrutar de la magia de los Esteros y sus animales, al llegar el atardecer momento soñado, después de contemplarlo emprendimos la vuelta hacia Pellegrini, un poco cansados por el paseo pero muy entusiasmados. Les recomiendo que si van a visitar Los Esteros vayan en primavera, en otoño llueve mucho y en verano el calor es excesivo. Entre barracas: Empedrado La siguiente parada (y lamentablemente última) fue en Empedrado, un pueblito ubicado muy cerca de la ciudad capital. Es un punto al que se lo recomienda visitar a modo de excursión, pero yo preferí pasar unos días distintos y parar allí. Siempre acostumbro a parar en las capitales, pero esta vez quise variar. Es un lugar sumamente tranquilo, ideal para relajarse. El estilo apacible de vida de este lugar no implica que no haya puntos turísticos para visitar o nada para hacer. Es más suele haber eventos como congresos y Fiestas Provinciales. Pero volviendo a mi paso por Empedrado… Uno de los puntos más lindos que tiene es el balneario municipal ubicado a orillas del río Paraná .Aquí se levantan unas llamativas barrancas de una coloración rojiza muy particular que nunca antes había visto en otro lugar. Muchas personas aprovechan este entorno natural para disfrutar de los deportes náuticos. Yo esta vez opté por caminar con la compañía de mi cámara de fotos. Es que realmente es sorprendente, algunas de las barracas alcanzan hasta los 50 metros de altura. Parece un espacio lunar, algo de otro planeta, algo bastante complicado de describir en palabras. Y fue luego de dar este paseo cuando comprendí porque el pueblo lleva el apodo de “Perla del Paraná”. Apodo que lo lleva con orgullo y que está muy bien justificado. Que puedo contarles de la ciudad…Es como dar un paseo en el tiempo. Sus calles invitan a remontarse al pasado, allí se levantan antiguas casonas que aún conservan su estilo tradicional. El origen de esta localidad se remonta a varios años atrás, según me informaron al siglo XVII pero están muy bien conservadas. Aún está presente al antiguo cartel sobre las vías que dice “Empedrado” el cual el paso del tiempo en estas tierras. Deje la provincia de Corrientes recordando las aves que había visto, las postales, las altas barrancas, la tranquilidad de la gente, las construcciones históricas…
  4. 1 punto
    IN-CRE-I-BLES las fotos de esos yacaresss!!! y del carpinchooo!!! Ten envidio! yo estuve por Corrientes pero no pude ver ninguno de estos animales! GENIALES fotos!!
  5. 1 punto
    Existen ciudades encantadoras de las cuales te enamoras tan solo poner un pie en ellas. De seguro cada uno de ustedes tiene sus favoritas y por supuesto tan solo empiezo a escribir este relato, al menos tres de ellas se me vienen a mi cabeza de forma inmediata. Pero esta historia se trata de un día visitando Brujas, una pequeña ciudad que desde el nombre en adelante te cautiva, la cual se encuentra ubicada alrededor de 1 hora en tren de Brusselas, la capital de Bélgica. Decidí visitar este misterioso lugar, luego que numerosos viajeros me contaron que visitar esta localidad era como trasladarse en el tiempo, ya que Brujas ha conservado intacta su arquitectura medieval, por lo que recorrer el casco antiguo refieren que es como estar inmerso en una película de época. Como tan buena viajera que soy, llegué a la estación de tren sin tener absoluta idea de cómo llegar a mi hotel, por lo que apenas descendí le pregunté a la primera persona con cara de no turista de donde quedaba el centro histórico (la gran mayoría de las personas son claramente visitantes, por lo que no fue fácil dar con alguna persona local) y con una sonrisa, ésta me replicó que bastaba que siguiera las construcciones antiguas para dar con él, lo que era alrededor de 15 minutos caminando. Con cada paso, me fui dando cuenta de porqué muchos de mis amigos, catalogan esta ciudad como una de sus particulares favoritas. Básicamente, si les gusta la arquitectura antigua, éste es el sitio para visitar, callejuelas de adoquines, iglesias y todas las casas conservan la línea medieval, por lo que es como estar literalmente inmerso ya sea en un cuento de hadas o en algún lugar que se quedó detenido en el tiempo. Con cada paso me daba, me repetía a mí misma… -He visto este lugar antes. -Estoy segura de haber estado acá -¿Acaso he visto esto en alguna película o serie? Y claramente estaba en lo cierto, ya que las calles de Brujas son frecuentemente utilizadas para set de películas y series ambientadas en la edad media. 5 minutos más tarde, pude comprobar que esto era cierto, ya que me topé con la producción de la serie de televisión “Elizabeth”, que por supuesto más tarde buscaría en la televisión e incluso a los mismos visitantes se les pedía colaborar para ser extras de la filmación. ¿Que emocionante no?. Claro que yo no fui seleccionada, por no ser lo suficientemente Anglosajona para calificar como extra de la edad media. Para la próxima será Relaxy Otras películas filmadas en la ciudad son Escondidos en Brujas (2008), Historias de una Monja (1999), Monuments Men (2014) Luego de chequearme en el hotel, me percaté que promocionaban una exposición de Pinturas de Dalí y Miró, por lo que sin duda, aproveché de visitar siendo el primero mi pintor favorito. Posteriormente de visitar la exquisita exposición, me dirigí en primer lugar a recorrer el centro histórico a través del agua, ya que Brujas cuenta con pequeños y numerosos canales en donde resulta posible maravillarse con las casitas pintorescas, puentes románticos, y cisnes que circulan sin preocupación junto a los botecitos que muestran la zona. Todo el lugar huele a antiguo, y no de una mala forma, sino que el aroma te envuelve y te hace pensar que te encuentras viviendo una realidad alterna, en donde el tiempo pasa más lento y vuelves a ser capaz de contemplar con pausa, la sutileza de la belleza que te envuelve. Es como caer en un conjuro del cual no deseas salir. El recorrido dura alrededor de una media hora, pero permite hacerse un panorama general de los lugares a visitar más tarde y ya no hayas la hora de poder descender para perderte en las callejuelas con olor a misterio. Durante el recorrido, la terraza de un local me llamó profundamente la atención, ya que parecía ser muy concurrida y al preguntar, me mencionaron que en el sitio se vendía una de las más amplias variedades de cervezas de la zona y el mundo, por lo que esa, por supuesto, fue mi siguiente parada. El lugar hace honor a su reputación. Es como visitar el museo de la cerveza, pero donde está permitido poder probar todo lo que se encuentra en exhibición, por supuesto, pagando el valor respectivo. Las cervezas Belgas son las que tienen mayor variedad en el mundo, pudiendo encontrarse alrededor de 500 tipos entre rubias, negras, afrutadas, aunque tienden a ser un poco más fuertes de lo que me encuentro habituada a beber, pudiendo incluso encontrar cervezas de 39 grados. Un poquito más contenta luego de la degustación, decidí que era hora de comer y de acuerdo a todos los manuales de la ciudad, Brujas es famosa tanto por sus cervezas, como por sus papas fritas, por lo que en primer lugar decidí ingresar a uno de estos afamados sitios donde promocionan que es posible probar las mejores papas fritas de todo el mundo!. No sé si elegí mal o qué, pero definitivamente estas no eran las papas fritas más deliciosas, sino quizás las más aceitosas del mundo pero sin dejarme desanimar por mi primera elección, decidí probar con uno de los restaurantes al aire libre de la zona. Por supuesto ordené otra cerveza y una promoción de comida de la zona. Cuando recibí mi cerveza (de medio litro por supuesto ) noté luego del primer trago que había algo en su interior, que no me quedaba claro si era parte de un ser vivo (ya no tan vivo) o bien algo de procedencia desconocida por lo que solicité al camarero que observara lo que había en el interior. ¡Lo más gracioso de todo esto es que el también quedó impactado con el hallazgo! Le pidió incluso a todos sus compañeros que observaran mi cerveza para tratar de identificar lo que era, lo que por supuesto me causo mucha gracia, ya que en Chile en vez de alentar la preocupación del cliente, hubiesen tratado de quitarle importancia al hecho para evitar un reclamo que pudiese terminar en no pagar la cuenta o en un escándalo de proporciones. Afortunadamente no soy una persona muy escrupulosa con los hallazgos misteriosos que a veces encuentro en mis comidas en viajes, por lo que acepté que simplemente me cambiasen la cerveza por una sin contenido de extraña procedencia. Estimados Viajeros: Si ustedes son quisquillosos con las comidas, les recomiendo inclinarse por restaurantes como Mc Donald´s o Subway que también pueden encontrar con facilidad. Pero yo siempre prefiero la gastronomía de la ciudad que visito, aunque ésta no sea de mi total agrado. Recorrer las callejuelas de Brujas al anochecer, le da un tono romántico a todo. Paseos, fuentes de agua, iglesias que parecen estar encantadas. Toda la ciudad es una obra de arte y te permite explicarte porque tantas personas recorren miles de kilómetros para poder sentir un toque de la antigüedad. La ciudad completa fácilmente se puede recorrer en su totalidad a pie. Es un sitio pequeño, pero que por alguna razón se queda en un rincón de tu corazón y te insta a seguir buscando lugares como ese en otros países. Yo amo Europa porque me permite experimentar estos contrastes culturales, estar en contacto con personas diferentes y Brujas es un claro lugar en donde puedes extraviarte en la magia que no puedes percibir en una ciudad moderna. De acuerdo a las palabras de Guy de Maupassant: “El viaje es una especie de puerta. A través de ella salimos de la realidad”. Creo que Brujas pudo haber inspirado este pensamiento…
  6. 1 punto
    Yo entre la pared y las peliculas, supe que era mi lugar perfecto
  7. 1 punto
    Hola Relaxy, le he dicho a mi hermano que hay un sitio en Brujas donde hay una pared llena de cervezas y ya está buscando avión para ir, jeje. A mi me ha gustado más lo del set de rodaje. El detalle del olor misterioso da que pensar.....aunque sé a lo que te refieres ;-)
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