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  1. Del álbum Cabo Vírgenes, Santa Cruz

    Visita mi relato sobre esta hermosa Reserva y sus simpáticos habitantes, aqui!
  2. Existen ciudades encantadoras de las cuales te enamoras tan solo poner un pie en ellas. De seguro cada uno de ustedes tiene sus favoritas y por supuesto tan solo empiezo a escribir este relato, al menos tres de ellas se me vienen a mi cabeza de forma inmediata. Pero esta historia se trata de un día visitando Brujas, una pequeña ciudad que desde el nombre en adelante te cautiva, la cual se encuentra ubicada alrededor de 1 hora en tren de Brusselas, la capital de Bélgica. Decidí visitar este misterioso lugar, luego que numerosos viajeros me contaron que visitar esta localidad era como trasladarse en el tiempo, ya que Brujas ha conservado intacta su arquitectura medieval, por lo que recorrer el casco antiguo refieren que es como estar inmerso en una película de época. Como tan buena viajera que soy, llegué a la estación de tren sin tener absoluta idea de cómo llegar a mi hotel, por lo que apenas descendí le pregunté a la primera persona con cara de no turista de donde quedaba el centro histórico (la gran mayoría de las personas son claramente visitantes, por lo que no fue fácil dar con alguna persona local) y con una sonrisa, ésta me replicó que bastaba que siguiera las construcciones antiguas para dar con él, lo que era alrededor de 15 minutos caminando. Con cada paso, me fui dando cuenta de porqué muchos de mis amigos, catalogan esta ciudad como una de sus particulares favoritas. Básicamente, si les gusta la arquitectura antigua, éste es el sitio para visitar, callejuelas de adoquines, iglesias y todas las casas conservan la línea medieval, por lo que es como estar literalmente inmerso ya sea en un cuento de hadas o en algún lugar que se quedó detenido en el tiempo. Con cada paso me daba, me repetía a mí misma… -He visto este lugar antes. -Estoy segura de haber estado acá -¿Acaso he visto esto en alguna película o serie? Y claramente estaba en lo cierto, ya que las calles de Brujas son frecuentemente utilizadas para set de películas y series ambientadas en la edad media. 5 minutos más tarde, pude comprobar que esto era cierto, ya que me topé con la producción de la serie de televisión “Elizabeth”, que por supuesto más tarde buscaría en la televisión e incluso a los mismos visitantes se les pedía colaborar para ser extras de la filmación. ¿Que emocionante no?. Claro que yo no fui seleccionada, por no ser lo suficientemente Anglosajona para calificar como extra de la edad media. Para la próxima será Relaxy Otras películas filmadas en la ciudad son Escondidos en Brujas (2008), Historias de una Monja (1999), Monuments Men (2014) Luego de chequearme en el hotel, me percaté que promocionaban una exposición de Pinturas de Dalí y Miró, por lo que sin duda, aproveché de visitar siendo el primero mi pintor favorito. Posteriormente de visitar la exquisita exposición, me dirigí en primer lugar a recorrer el centro histórico a través del agua, ya que Brujas cuenta con pequeños y numerosos canales en donde resulta posible maravillarse con las casitas pintorescas, puentes románticos, y cisnes que circulan sin preocupación junto a los botecitos que muestran la zona. Todo el lugar huele a antiguo, y no de una mala forma, sino que el aroma te envuelve y te hace pensar que te encuentras viviendo una realidad alterna, en donde el tiempo pasa más lento y vuelves a ser capaz de contemplar con pausa, la sutileza de la belleza que te envuelve. Es como caer en un conjuro del cual no deseas salir. El recorrido dura alrededor de una media hora, pero permite hacerse un panorama general de los lugares a visitar más tarde y ya no hayas la hora de poder descender para perderte en las callejuelas con olor a misterio. Durante el recorrido, la terraza de un local me llamó profundamente la atención, ya que parecía ser muy concurrida y al preguntar, me mencionaron que en el sitio se vendía una de las más amplias variedades de cervezas de la zona y el mundo, por lo que esa, por supuesto, fue mi siguiente parada. El lugar hace honor a su reputación. Es como visitar el museo de la cerveza, pero donde está permitido poder probar todo lo que se encuentra en exhibición, por supuesto, pagando el valor respectivo. Las cervezas Belgas son las que tienen mayor variedad en el mundo, pudiendo encontrarse alrededor de 500 tipos entre rubias, negras, afrutadas, aunque tienden a ser un poco más fuertes de lo que me encuentro habituada a beber, pudiendo incluso encontrar cervezas de 39 grados. Un poquito más contenta luego de la degustación, decidí que era hora de comer y de acuerdo a todos los manuales de la ciudad, Brujas es famosa tanto por sus cervezas, como por sus papas fritas, por lo que en primer lugar decidí ingresar a uno de estos afamados sitios donde promocionan que es posible probar las mejores papas fritas de todo el mundo!. No sé si elegí mal o qué, pero definitivamente estas no eran las papas fritas más deliciosas, sino quizás las más aceitosas del mundo pero sin dejarme desanimar por mi primera elección, decidí probar con uno de los restaurantes al aire libre de la zona. Por supuesto ordené otra cerveza y una promoción de comida de la zona. Cuando recibí mi cerveza (de medio litro por supuesto ) noté luego del primer trago que había algo en su interior, que no me quedaba claro si era parte de un ser vivo (ya no tan vivo) o bien algo de procedencia desconocida por lo que solicité al camarero que observara lo que había en el interior. ¡Lo más gracioso de todo esto es que el también quedó impactado con el hallazgo! Le pidió incluso a todos sus compañeros que observaran mi cerveza para tratar de identificar lo que era, lo que por supuesto me causo mucha gracia, ya que en Chile en vez de alentar la preocupación del cliente, hubiesen tratado de quitarle importancia al hecho para evitar un reclamo que pudiese terminar en no pagar la cuenta o en un escándalo de proporciones. Afortunadamente no soy una persona muy escrupulosa con los hallazgos misteriosos que a veces encuentro en mis comidas en viajes, por lo que acepté que simplemente me cambiasen la cerveza por una sin contenido de extraña procedencia. Estimados Viajeros: Si ustedes son quisquillosos con las comidas, les recomiendo inclinarse por restaurantes como Mc Donald´s o Subway que también pueden encontrar con facilidad. Pero yo siempre prefiero la gastronomía de la ciudad que visito, aunque ésta no sea de mi total agrado. Recorrer las callejuelas de Brujas al anochecer, le da un tono romántico a todo. Paseos, fuentes de agua, iglesias que parecen estar encantadas. Toda la ciudad es una obra de arte y te permite explicarte porque tantas personas recorren miles de kilómetros para poder sentir un toque de la antigüedad. La ciudad completa fácilmente se puede recorrer en su totalidad a pie. Es un sitio pequeño, pero que por alguna razón se queda en un rincón de tu corazón y te insta a seguir buscando lugares como ese en otros países. Yo amo Europa porque me permite experimentar estos contrastes culturales, estar en contacto con personas diferentes y Brujas es un claro lugar en donde puedes extraviarte en la magia que no puedes percibir en una ciudad moderna. De acuerdo a las palabras de Guy de Maupassant: “El viaje es una especie de puerta. A través de ella salimos de la realidad”. Creo que Brujas pudo haber inspirado este pensamiento…
  3. Este verano ha sido un verano diferente. Normalmente los días de vacaciones se basan en ir a una ciudad, visitar monumentos, iglesias y pueblos de la provincia, pero este verano de dos mil catorce mi camino fue hacia Santiago, y nunca mejor dicho, ciento dieciséis kilómetros desde Sarria (Lugo) hasta Santiago de Compostela, una parte de la peregrinación que hizo el famoso apóstol. He de decir que tampoco iba como una peregrina digamos “normal”, yo no llevaba una mochila de treinta kilos encima, conozco mis limitaciones, y como ahora hacer el Camino de Santiago tiene múltiples opciones para hacerlo, yo opté por llevar mi mochila de día y una maleta que sería transportada por una empresa. El que esté interesado, no es cara esta opción, son tres euros al día el transporte de un albergue a otro y por lo que vi y sufrí, yo y los muchos que no íbamos cargados pagamos besados otra vez ese dinero. Los preparativos para hacer el Camino son numerosos, es algo fundamental llevar buen calzado, yo aconsejo unas buenas botas de trekking o montaña, o si tus pies son muy delicados, unas buenas zapatillas de trekking. La preparación en torno a los pies es muy importante porque es la base de nuestro viaje. Crema anti ampollas antes de salir a caminar, crema refrescante para después de la caminata y crema reparante para la noche son tres cosas que en mi botiquín no faltaron y gracias a ellas mis pies (muy delicados) no sufrieron mucho. Otra cosa muy importante son los calcetines, yo llevaba calcetines gordos, los llamados calcetines de invierno, eran normales, hay gente que los llevaba reforzados en talón y tal, pero esos son muy caros, y los otros hacen el mismo apaño, siempre que si tienen costuras les des la vuelta y te los pongas al revés. Esto es algo importante, yo aconsejo calcetines sin costura y si ya los has comprado o los tienes en tu casa, pues póntelos al revés y listo, pero ya digo, mejor un calcetín gordo que uno fino que te haga rozaduras. En torno a la ropa, si vais en agosto como he ido yo, pues pantalones cortos y camiseta corta. Hay que saber que en Galicia en general hace fresco, pero en verano normalmente la temperatura es buena y si vas andando no te hace falta nada de abrigo, aunque siempre es bueno llevar algo en la mochila, y por supuesto no olvidar el chubasquero, allí lo mismo amanece con sol y te cae un buen chaparrón, que amanece lloviendo y luego luce el sol, así que ese es un elemento importante en la mochila. Una vez dados mis consejos básicos empiezo mi andadura a través del Camino…Llegamos al aeropuerto de Santiago, un autobús nos llevará a Lugo y allí otro a Sarria desde donde empezamos el viaje a pie. Esto quizás no tiene importancia, pero yo quiero desde aquí dar las gracias a aquella señora que venía con nosotras en el avión y que al vernos parece que nos olió y nos dijo “¿vais a Sarria?”, y nosotras, “pues sí”, y ella nos dijo, yo soy de allí, “venir conmigo que yo os llevo”. La idea nos pareció lo más de lo más puesto que había que coger varios autobuses y no siempre sabes donde están y tal, y claro la mujer se ofreció y vimos el cielo abierto. Luego en el bus a Lugo se tiró dos horas hablando, pero bueno, se agradeció alguna de las informaciones que dio, sobretodo la veloz visita que nos hizo hacer a la muralla de Lugo cuando llegamos allí. Compramos el billete y nos hizo ir a nuestro grupo y a unas cuantas peregrinas más (porque iba recolectando gente a su paso) ir a ver la muralla de Lugo que está enfrente de la estación de autobuses. Salimos y oye, me alegro que nos lo dijera porque el paseo que se ve es muy bonito. A mí se me ocurrió decir “me recuerda a la de Ávila”, a lo que la mujer me contestó un poco resentida “la nuestra tiene los muros más anchos”, y en ese momento decidí no hablar mucho más no fuera a ser que me dejara allí tirada. Aquí os dejo foto de la muralla para que opinéis si se parece o no… Una vez llegamos a Sarria la mujer nos indicó donde estaba la calle Mayor que era nuestro destino y le dimos las gracias por las molestias. El pueblo de Sarria es el comienzo del camino para muchos peregrinos, así que veréis al llegar gente muy descansada, con muchas ganas de comenzar y con muchas expectativas sobre lo que el Camino puede ofrecerles. Las cosas que podemos ver en el pueblo son la Iglesia de Santa Marina, la Iglesia del Salvador, los restos de un castillo del cual queda una de las torres, un mirador panorámico, el Monasterio de la Magdalena, que actualmente es albergue público para peregrinos y una estatua en honor al Rey Alfonso IX. Algunos peregrinos dejan sus recuerdos en los distintos monolitos. La calle Mayor es la más transitada por peregrinos, hay bares y albergues y es fácil comer y dormir sin moverse mucho del sitio. He de decir que se come bastante bien a lo largo del camino, es decir, podemos encontrar “menús del peregrino” por menos de diez euros, pero he de resaltar que en los bares que hay durante el trayecto hasta Santiago si puede ser que te claven, por ejemplo en un plátano, como me ocurrió a mí, que por una pieza de plátano me cobraron ochenta céntimos, si llego a poner un poco más me hubiera comprado un platanero y los hubiera cultivado yo misma, pero bueno, tenía hambre en ese momento. Mi Camino empezó a la mañana siguiente, te levantas con energía y con ganas de empezar la aventura (aunque sean las siete de la mañana). Me tomé un café caliente (el camarero lo puso hirviendo) y unas tostadas, el desayuno es muy importante para coger fuerzas. Al salir de la cafetería me compré una concha y la colgué en mi mochila. La concha es uno de los elementos que caracteriza a los peregrinos. El significado que tiene la concha en el peregrino es de protección, todo el mundo que ve un caminante con una concha tiene que pensar que es un peregrino que va hacia Santiago y al cual hay que prestarle ayuda en caso de que la necesitase, es una forma de protección. Nuestro destino después de veintitrés kilómetros será Portomarín. La ruta hasta llegar no es complicada, nada más salir de Sarria pasamos por un puente de piedra, luego debajo de un arco y nos adentramos en la montaña, una buena pendiente nos espera de buena mañana y para espabilarnos un poco. Un vez llegamos al llano vimos un roble muy peculiar. Se me ha olvidado comentar un elemento importante que nos acompañará durante todo el camino y son los llamados “mojones”, que es donde nos van indicando los kilómetros que nos quedan hasta Santiago. Al principio cuando los ves dices, uno! otro! otro!, pero cuando llevas veinte kilómetros cada vez que vez uno dices, joder donde está el puto mojón! Y en algunas tiendas de regalos veréis que hay artículos con esta expresión. Seguimos andando y pasamos por varias aldeas, As Paredes, Mercado de Serna, que una vez pasada encontraremos una fuente con el muñeco de Pelegrín, mascota del xacobeo del 93. Recuerdo que pocos metros después de parar en esa fuente un ciclista casi atropella a una señora, desde aquí pido a los ciclistas que hacen el camino que se compren un timbre para avisar y así hacer un camino más seguro para todos. Por este tramo nos encontraremos un camino que si nos fijamos en los lados hay grandes telas de araña en los matorrales que hacen pensar que si las telas de araña son así, ¿cómo serán las arañas? En algunas cuando llueve se queda el agua y es algo muy curioso. Llegando a la aldea de Peruscallo empezamos a ver hórreos. Los hórreos antiguamente se usaban como despensa o para guardar leña, pero principalmente su función era de despensa, ahora en la actualidad se conservan por tradición en la mayoría de los casos. Los hay de todas maneras, tradicionales de madera, de piedra, de piedra pintada, de ladrillo pintado, ya os iré enseñando a lo largo del Camino. Llegamos a Ferreiros (que es donde me clavaron por el plátano) y saliendo de allí está la Iglesia de Santa María, que según me contó uno de los peregrinos movieron la iglesia y la bajaron piedra a piedra, yo no sé si eso es leyenda o no, pero es lo que se comentó. A mí me llamó más la atención porque sales de la iglesia y ves todos los nichos, era la primera vez que veía eso, aunque a lo largo del Camino no sería lo único que me sorprendería. Antes de llegar a la esta iglesia también se pueden ver varias cruces en honor a los peregrinos fallecidos, hay varios nichos, cruces, e incluso monolitos en honor a ellos. Aunque muchos peregrinos les gusta dejar su huella y vemos muchos recuerdos, sobre todo en los mojones, yo dejé mi huella en el mojón cuarenta y cuatro. A partir de este tramo iremos por caminos de arboleda como estos. Para aquellos que no han comprado su concha del Camino y quieren una más especial, hay una tienda que las vende pintadas. Creo recordar que la aldea era Moutrás, pero no podría asegurarlo un cien por cien, sorry! Lo próximo más destacado será llegar hasta una fuerte bajada que nos lleva al final de nuestra primera etapa. Un consejo que doy es que si llegáis muy cansados y os duelen las rodillas, bajar caminando hacia atrás (como los cangrejos) ayuda mucho, y no os sintáis ridículos, porque hay mucha gente que lo hace, eso sí, cuidado con coger mucha carrerilla y acabéis rodando en vez de andando… Al finalizar la bajada una recta junto a la carretera nos llevara a Portomarín, las vistas del pueblo son preciosas desde el principio del puente. El río que vemos es el Miño. Y nada más llegar, por si los veintitrés kilómetros no hubieran sido suficientes, unas buenas escaleras nos adentran en el pueblo. Llegamos para la hora de comer, así que nos fuimos al centro del pueblo (el pueblo son tres calles contadas) y comimos un menú, después a descansar y ya echada una buena siesta salimos a pasear por el pueblo. En su plaza encontramos la Iglesia de San Nicolás, que por desborde del río, también la llevaron piedra a piedra al lugar donde está. Y digo yo, no sería guay poder decir, pues en mi pueblo tenemos una iglesia bajo agua, ¡seguro que miles de turistas irían a verla! En esa misma plaza hay una estatua de Santiago indicando el camino a continuar. En el otro extremo del pueblo hay otra iglesia, la Iglesia de San Pedro, que está junto a un parque. No es muy grande. Hay una piscina municipal que vale tres euros en la cual nos podemos relajar. Tampoco podéis perderos la tarta de Santiago que hacen aquí, riquísima. Después de un día tan ajetreado era hora de dormir. ¡Nos leemos en la próxima etapa!
  4. Plues

    Muralla de Lugo

    Del álbum Primera etapa Camino de Santiago (Sarria-Portomarín)

    Muralla de Lugo, con muros más anchos que la muralla de Ávila...
  5. Del álbum Ushuaia, Tierra del Fuego II

    Lee mi relato de mis últimos días en Ushuaia, aqui :3
  6. Del álbum Ushuaia, Tierra del Fuego II

    Lee mi relato de mis últimos días en Ushuaia, aqui :3
  7. Fui a Cuba con un grupo de amigos. Siempre me han gustado los viajes con amigos, son a mi criterio uno de los más entretenidos y lindos para recordar. Uno vuelve cargado de fotos y anécdotas las cuales siempre reviven en cumpleaños y reuniones sociales. Pero volvamos a la cuestión del viaje... El motivo por el cual fuimos a Cuba era porque a todos nos unía el mismo interés: conocer y vivir unos días en esta isla enigmática. Y le llamo enigmática porque aquí el estilo de vida y modo de pensar, es como todos saben muy distinto. Es una isla en la que recientemente los cubanos pueden salir de su país sin tener que conseguir una “carta de invitación”, algo que para cualquier habitante de otro país resulta bastante llamativo. En los graffitis callejeros se leen frases como “Vivo en un país libre”, definitivamente unas vacaciones no bastan para comprender la realidad de estas tierras. Estar en un país distinto, es una oportunidad ideal para hablar con otras personas y conocer otras culturas. Lo primero que hicimos al llegar a destino fue preguntarle a uno de los primeros cubanos con quién tuvimos oportunidad de hablar, si realmente era verdad que para salir de la Isla solía necesitarse una carta de invitación. Para colmo de asombros, nos responden que siempre se ha podido salir. Un millón de dudas y misterios forman parte de la isla. Es un sitio verdaderamente enigmático, un viaje fugaz no basta para conocerla a fondo, pero sí que vale la pena pasear por aquí aunque uno vuelva con más preguntas que respuestas. Un viaje en el tiempo: La Habana Caminar por las calles de La Habana, es una situación bastante difícil de describir, es como estar en un museo a cielo abierto o como dar un viaje en el tiempo, algo simplemente fantástico. Es posible ver varios coches, todos muy antiguos. Son como las reliquias que los coleccionistas conservan pero allí están en funcionamiento, en perfecto estado y son moneda corriente. Según nos comentó un taxista, algunos de ellos han sido declarados como patrimoniales. Por supuesto que visitamos el clásico de La Habana “La Bodeguita”. En nuestra querida Mar del Plata, tenemos una réplica de este bar, con el mismo estilo, paredes cargadas de frases y firmas y exquisitos mojitos. Esta bebida es tradicional y típica de Cuba, por lo que no nos privamos de probar uno auténtico hecho por lugareños. Yo creo que algún secreto guardan los cubanos, porque a todos nos pareció mucho más rico que los que solemos tomar en nuestro país. Según Manolo, el barman, fue Hemingway quien hizo que el trago fuera famoso. También me dijo que en La Habana se venden los mojitos más caros de toda Cuba, pero que es posible encontrar aún más caros en Francia, pero eso sí hechos sin ron cubano. Forma parte de los puntos turísticos e indispensables para conocer de La Habana, el Museo de la Revolución. A decir verdad, el material y las colecciones relacionadas con la historia cubana no eran tanto lo que estaba buscando ver, sino la llamativa construcción del edificio. El detrás de escenas de La Habana también es interesante para descubrir. Me gusta salirme de lo “esencialmente turístico” para mezclarme con la gente del lugar y conocer sus costumbres y modos de vida. Fuera del casco histórico donde se concentran la mayoría de los turistas hay otra vida… habaneros que bailan al ritmo de sus músicas, encantadores viejitos que juegan al domino en la vereda y jóvenes paseando tomando helado. Siguiente parada: Santiago de Cuba Tras despedirnos de La Habana, nos fuimos a Santiago de Cuba, la segunda ciudad en importancia de esta isla de misterios y encantos. Es una ciudad muy llamativa desde el punto de vista arquitectónico, es como un catálogo de estilos… hay construcciones barrocas, neoclásicas, casas de distintos colores, construcciones coloniales, calles escalonadas que invitan a prestar mucha atención por donde uno camina, pero debo confesar que fue uno de los paseos más divertidos. Y hablando de arquitectura, creo que todos los premios y aplausos se lo lleva la Catedral, la cual fue construida y reconstruida en varias ocasiones por distintos motivos. Por supuesto que dimos una vuelta para conocerla. Finalmente un descanso en Trinidad Después de tantos días de idas y venidas y de largas caminatas, merecíamos un descanso. Por eso, planificamos pasar los últimos días de nuestro viaje en Cuba en Trinidad. Otra ciudad caracterizada por gente calida que vive sin apuros y sin prejuicios. Me llamó profundamente la atención que la gente vive con las puertas y las ventanas abiertas, como si el tiempo no hubiera pasado y los robos por aquí no existieran. Las playas de arenas finas y sus aguas transparentes nos brindaron un descanso reparador y claro… ganas de quedarnos a vivir aquí. Pero como en todo viaje, llega el momento de regresar, cargados de “buena onda” y con muy buenos recuerdos. Por último algunos detalles… Si van a visitar Cuba, hay algunas palabras que tendrán que recordar… Hacer dedo para los cubanos es “hacer botella”, “empignarse” es enojarse, “ser candela” es ser pícaro” y “follón” es borrachera. Es interesante aprender sus palabras, por lo menos para mí y para mis amigos fue algo divertido. Por otra parte,no les recomiendo viajar en auto, las rutas no están en el mejor estado, pero no se asusten moverse en taxi es una buena opción; quienes manejan son sumamente amables y son buenos guías, siempre te dan explicaciones y sugerencias. Como dije anteriormente, la amabilidad los caracteriza.
  8. Del álbum Ushuaia, Tierra del Fuego

    Sigue la segunda parte de mis aventuras (y desventuras :S) en Ushuaia, aqui!
  9. Ayelen

    Nevando en el camping

    Del álbum Ushuaia, Tierra del Fuego

    Sigue la segunda parte de mis aventuras (y desventuras :S) en Ushuaia, aqui!
  10. Del álbum Ushuaia, Tierra del Fuego

    Sigue la segunda parte de mis aventuras (y desventuras :S) en Ushuaia, aqui!
  11. Ayelen

    El sendero del glaciar

    Del álbum Ushuaia, Tierra del Fuego

    Sigue la segunda parte de mis aventuras (y desventuras :S) en Ushuaia, aqui!
  12. Del álbum Ushuaia, Tierra del Fuego

    Sigue la segunda parte de mis aventuras (y desventuras :S) en Ushuaia, aqui!
  13. Del álbum Ushuaia, Tierra del Fuego

    Sigue la segunda parte de mis aventuras (y desventuras :S) en Ushuaia, aqui!
  14. Ayelen

    Carteles

    Del álbum Ushuaia, Tierra del Fuego

    Sigue la segunda parte de mis aventuras (y desventuras :S) en Ushuaia, aqui!
  15. Con la moto funcionando correctamente, todas nuestras preocupaciones se disiparon rápidamente esa mañana. El clima parecía acompañar nuestro humor aquel día, con un sol radiante en un limpio cielo celeste. Era la primera vez que disfrutábamos de un día soleado en la ciudad de Ushuaia, porque desde nuestro arribo, siempre la habíamos visto con un cielo gris y nublado, con lluvia o nevisca. Les parecerá una broma, pero la moto finalmente recorrió cinco cuadras, y volvió a morir. Nuestra frustración fue total. Sin otra opción, la moto regresó taller y nosotros volvimos cabizbajos al hostel, a la espera de una prometida respuesta por parte de los mecánicos, que nunca llegó. Vimos el esplendoroso día, desde la ventana del hostel, con una amargura que quería expresarse en llanto, pero que yo contenía con fuerza. A pesar de sentirnos muy a gusto en aquel hostel, al día siguiente decidimos mudarnos a un camping, para abaratar los costos, porque con el futuro incierto que teníamos delante por la falla de la moto, no sabíamos cuántos días más deberíamos quedarnos en Ushuaia. Llegamos así al camping El Andino, establecido en las afueras de la ciudad. Cartel con las distancias desde Ushuaia Para acceder al camping, debíamos tomar una empinada calle de tierra, al pie de la montaña, hasta llegar a una planicie, donde se alzaba un robusto refugio de dos pisos. En tiempo pasado, El Andino, había sido el principal centro de esquí de la ciudad, convocando a esquiadores de todas partes del mundo. Sin embargo, el aumento de la población, con la consecuente expansión de la ciudad, generaba en la actualidad el calor suficiente para impedir que la nieve caída se acumulara sobre la pista luego de cada nevada, por lo que sólo se encontraba en funcionamiento el sector de acampe. La antigua pista de esquí que supo ser un centro de atracción turístico importante, ahora sólo era una ancha y larga ladera de tierra y pasto. Hacia un costado de la pista, se alzaba un pequeño bosque, donde ya se encontraban instaladas algunas carpas. Elegimos un lugar apropiado, aunque era difícil, puesto que las nevadas anteriores habían dejado el suelo completamente mojado, pero igual armamos la carpa. Recuerdo que tan ingenuos los dos, nos metimos en nuestro hogar de plástico sorprendidos de que no hiciera tanto frío y creyendo realmente que íbamos a pasar una buena noche….... Eran aproximadamente las tres de la mañana cuando el mismo frío me despertó. Mi cuerpo estaba completamente helado. Me volteé lentamente sobre la bolsa para ver que Martin también estaba despierto y casi tiritando, podía ver la tibia bruma saliendo de su boca. Así fue como aprendimos que Ushuaia no es un buen lugar para acampar y que los colchones inflables no son muy buena opción para temperaturas muy bajas, ya que el aire dentro de ellos se termina helando y les puedo asegurar que se siente como dormir sobre una tabla de hielo. Les aconsejo que si pretender acampar sobre estos cómodos colchones, se aseguren de colocar algo entre él y la bolsa, para aislarse, más adelante les contaré la solución que nosotros encontramos para ello. Era tal el frío que por más que frotaba mis pies, no podía generar nada de calor. Fue la noche más larga que sufrimos hasta el día de hoy, y la que me hizo aprender a valorar una estufa. Al día siguiente, decididos, nos mudamos a unas pequeñas casillas rodantes que se encontraban dentro del camping y de las que disponían para albergar gente. Un buen colchón, unas gruesas mantas y un generador de calor eléctrico fueron el paraíso para nosotros después de esa terrible noche. Nuestro hogar transitorio en Ushuaia Sin la moto, nos era difícil realizar alguna actividad en Ushuaia, puesto que muchos sitios importantes para visitar se encuentran a varios kilómetros a las afueras de la ciudad, y un transporte de excursión es exageradamente muy costoso. Por lo que ese mediodía solo pudimos realizar una pequeña caminata que era accesible, a la que llamaban el camino al glaciar. Iniciamos subiendo por la empinada ex pista de esquí, desde el camping. Desde allí arriba, se podía ver toda la ciudad extendiéndose hasta las costas del Beagle, y aunque casi se me colapsan los pulmones por subir esa empinada pendiente, la vista era increíble. La ciudad desde la cima de la pista de esquí Una vez allí arriba, debíamos tomar un sendero de tierra que se internaba en el bosque que rodeaba la montaña, donde ya la nieve había comenzado a acumularse con las nevadas. A lo lejos se alzaban enormes picos blancos que resaltaban entre el tupido bosque verde. Hacia el sendero del glaciar Sólo recorrimos unos pocos kilómetros esquivando tramos de barro y fotografiando solemnes Chimangos, que nos observaban pasar desde lo alto de los árboles, hasta toparnos con un camino asfaltado que ascendía por la montaña desde la ciudad. Tomamos aquella carretera, caminando por un costado, intentando entrar en calor con cada paso porque, ya no hace falta decirles, hacía mucho frío. Chimangos observándonos pasar desde lo alto de un árbol El camino terminaba en una gran planicie, que funcionaba como estacionamiento. Allí había algunas confiterías, un sistema de aerosiilas, y un centro de información turística. Nada de eso estaba en funcionamiento por encontrarnos fuera de temporada, pero aun así, muchos turistas se encontraban en el lugar. El sendero del glaciar comenzaba allí, como un ancho camino cubierto de nieve, que ascendía por la pendiente de la montaña. Hacia los costados del sendero se alzaban altos pinos de frondosas copas, y más allá comenzaban a verse las montañas vecinas. El sendero del glaciar A medida que ascendíamos, veíamos cada vez más y más nieve. Mis zapatillas no tardaron en empaparse con cada paso, enterrándose algunos centímetros en aquel suelo blanco. Varios turistas que recorrían el sendero junto a nosotros se detenían a jugar con la nieve, algunos más osados se tiraban por la pendiente nevada, sentados sobre algún plástico, y hasta nosotros nos divertimos unos instantes haciendo nuestro propio muñeco de nieve. Nuestro muñeco de nieve En el último tramo, el sendero se fue convirtiendo en camino súper angosto y peligrosamente empinado. Es momento de que confiese que suelo ser un poco miedosa ante estas travesía, por lo que fui aferrándome con uñas y dientes en estos últimos metros de camino, porque realmente temía resbalar y rodar cuesta abajo cual avalancha. El angosto sendero Llegamos así al final del sendero del glaciar, donde no había ningún glaciar y nos sentimos un poco estafados al respecto. Sin embargo desde aquella cima, el paisaje era abrumador. Las montañas se abrían hacia los costados, con sus altas paredes de piedra cubierta de nieva, en el medio y a lo lejos se podía ver toda la ciudad como pequeños puntitos, luego el inmenso canal del Beagle y a lo lejos más montañas, para variar. La ciudad desde lo alto Volvimos esa noche después de haber estado todo el día caminando sin parar, con los músculos de las piernas doloridos, pero satisfechos. Ya en nuestra pequeña casilla recibimos la esperada llamada del taller, que nos traería más angustia que alegría. Según los mecánicos, el problema se hallaba en la bobina de la moto, estructura que se encuentra dentro del motor y que genera la energía eléctrica necesaria para el buen funcionamiento del vehículo. Esto era una muy mala noticia para nosotros, puesto que el repuesto de esta pieza ni siquiera estaba en el país, debía ser pedido al exterior con una demora de 45 dias!! Y ni hablar del costo extra que representaba comprar un repuesto original. Dada estas condiciones, procedimos al plan B, y buscamos la manera de reparar la pieza en lugar de reemplazarla. Buscamos así a un especialista en el tema y luego de quitar la bobina (cosa nada fácil, puesto que se debe abrir el motor, con las complicaciones que esto implica), la llevamos al taller adecuado para su reparación. Al igual que nuestro ánimo, los siguientes días fueron nublados, con mucha lluvia y nevadas y frío…mucho frío. Creí que Martin iba a enloquecer en algún momento, puesto que nos la pasábamos encerrados en nuestra casilla sin poder hacer mucho y sin ver rastro alguno de sol. Llegamos al punto de replantearnos seriamente quedarnos en Ushuaia a pasar el invierno antes de continuar, puesto que la situación ya se había tornado bastante desoladora. Sólo un par de días bastaron para tener en nuestro poder la bobina reparada. En el taller fue colocada nuevamente en la moto y ya bastante cansados de aquella angustiosa situación, esperábamos que todo se solucionara al fin. Imaginen la frustración (que ya rozaba la rabia) que sentimos cuando la moto continuó fallando, aun con el repuesto reparado correctamente. El problema se encontraba en otro sitio: El regulador de voltaje. Esta pequeña estructura, del tamaño de mi mano, forma parte también del circuito eléctrico de la moto, y es el que recibe la energía eléctrica generada en la bobina y la envía hacia la batería. Sí, luego de dos semanas en Ushuaia, aprendimos perfectamente todo el circuito eléctrico de la moto. A esa altura, sinceramente, sólo quería matar a cada uno de los mecánicos que no sólo nos habían hecho perder tiempo y dinero, sino que, además, habían alterado innecesariamente una parte original y sana de la moto. El repuesto, obviamente, no se encontraba en Ushuaia, por lo que debimos pedirles a mis padres, que viven en Buenos Aires, que hicieran la compra y nos la enviaran por correo. Eso significaba más días de espera en aquella congelada ciudad. Realizamos entonces, una segunda caminata por un sendero llamado Laguna Esmeralda, que nos había recomendado cada ciudadano de Ushuaia. El día estaba terriblemente gris, pero aun así, nos arriesgamos a emprender el sendero, que nacía a un costado de la ruta, varios kilómetros antes de la entrada a la ciudad. El camino iniciaba bastante bien, un ancho sendero de tierra que se internaba en el frondoso bosque, con algo de barro debido a las nevadas, pero nada muy difícil de esquivar. Sólo pocos kilómetros hasta salir a un llano atestado de la agradable turba, que debimos atravesar. Con cada paso, el pie se hundía cada vez más en esa húmeda esponja vegetal, dando esa sensación de hundirse en arenas movedizas, realmente algo bastante desagradable para mí. Mi archienemiga: La Turba Aun así, frente nuestro se abría un paisaje hermoso, a pesar de que el cielo nublado y una leve neblina a lo lejos le proporcionaban un tinte sombrío. El camino, completamente embarrado y resbaladizo, se marcaba de forma sinuosa por entre la baja vegetación austral, mientras que hacia un costado, un delgado arroyo bajaba por entre las rocas y a lo lejos se alzaban grandes montañas. Si alguna vez visitan Ushuaia, no dejen de hacer este recorrido, pues la Laguna Esmeralda que se encuentra justo al finalizar el sendero, detrás de unas lomadas, es un estanque de agua de un bellísimo color aguamarina que contrasta con el paisaje que lo rodea y las enormes montañas de una manera increíble. Camino a la Laguna Esmeralda Sin embargo, el clima no nos favoreció básicamente desde que dejamos la ciudad de La Plata, bajo una tormenta, por lo que realmente no nos sorprendimos cuando una fuerte nevada se desató sobre nosotros justo cuando llegábamos al final del camino. Sólo vimos la Laguna Esmeralda tras una cortina de nieve espesa que caía fuertemente desde el cielo. La nieve que el primer día me había emocionado, ese día terminó por irritarme terriblemente. Huyaaaamooss! Regresamos a nuestra pequeña casilla del camping con barro hasta las rodillas, completamente mojados y tiritando de frío. Afortunadamente, una llamada telefónica desde Buenos Aires cambiaría nuestro ánimo. El repuesto de la moto arribaría a la ciudad al día siguiente. En ese momento, las nubes se disiparon en el cielo, permitiendo el paso de unos pocos rayos de sol y un hermoso arcoíris se formó por sobre encima de la ciudad de Ushuaia, quizás sería una señal de que nuestra suerte cambiaría.
  16. Hoy también el tiempo está radiante y decidimos dar una vuelta por Caldas da Rainha. Si no habéis leído el relato anterior os recomiendo seguir el siguiente enlace La carretera que conecta nuestra zona con la ciudad pasa por algunos descampados desde donde tomamos lindas fotos de los cardos amarillos con la pequeña ciudad ciudad de fondo. Nuestro paseo sin rumbo nos ha llevado hasta la estación de trenes, un lindo edificio de estilo portugués, luminoso, de grandes ventanales y decorado con azulejos de Caldas. Enfrente de la estación hay otro edificio que siempre nos llama la atención es un viejo bloque de pisos que parece como si estuviese descamándose o hubiese sido dibujado en un manga y colocado allí. Tras cruza varias callecitas y pasar por la central de bomberos (una institución muy querida por los caldenses) hemos llegado a una linda zona residencial donde abundan las cuidadas y enormes casas de estilo colonial. Siempre nos ha llamado mucho la atención el hecho de que los portugueses, en general, prestan muchísimos cuidados a lograr tener una grande y hermosa casa con jardín que pueda albergar a toda la familia, padres, abuelos, hijos, nietos... La lastima es que los hermosos jardines rara vez son usados y en los años que hemos vivido en Portugal hemos podido sentir la tristeza y la soledad que inundan estas casas donde sus melancólicos habitantes se encierran dentro con las persianas bajadas. No hay niños jugando, no hay comidas al aire libre, no hay fiestas de noche, no hay risas ni música, solo lindos decorados sin alma. Volvemos al bonito y viejo centro de Caldas donde las casas tampoco emanan alegría pero donde los años han cargado de romanticismo e historia cada azulejo que las adornan. Nos paramos para comer en uno de los restaurantes del centro donde nos pedimos un plato de feijäo preto con patatas, arroz y salteado de verduras. Este suele ser el típico acompañamiento de los platos de carne a la brasa pero al ser vegetarianos pedimos el plato sin carne y os puedo asegurar que está bien rico Para finalizar el almuerzo nos acercamos a la cafetería pastelería Baia y nos tomamos el primer pastelito de nata del viaje, yo no soy una gran amante de los dulces, a excepción del chocolate negro que adoro, los strudels y mis amadísimos cannoli siciliani (siempre que no sean aberrantemente dulces), pero si los preparan bien los pequeños pastelitos de nata están buenos. En la parte alta del hospital se encuentra una interesante obra del escultor Ferreira da Silva, artista nacido en esta localidad y muy querido por todos. La obra “Jardim da Água” es un enorme espacio donde distintas formas y gruesas columnas decoradas con vivos colores y piezas de cerámica rodean y se reflejan en los estanques de agua. La obra es realmente interesante incluso en ocasiones como hoy donde el agua ha abandonado el escenario dejando los estanques secos y sin reflejos centelleantes. En lugar de agua hoy deslizan y saltan los skaters y traceurs (practicantes de parkour) por entre las piscinas vacías y las esculturas. Dejamos el Jardim da Água por la parte de atrás donde una escalerita de hierro lleva al precioso mural que se encuentra en la base de la escultura y que la mayoría de viajeros, e incluso locales, desconocen su existencia. Seguimos nuestro paseo y entramos en la parte alta de los jardines de Dom Carlos I, aislados, tranquilos, salvajes y muchísimo menos transitados: un lugar fantástico para leer un buen libro o tener una cita. Salimos por la puerta que da a la cariñosísima iglesia de Nossa Senhora do Pópulo, sin duda la más linda de Caldas da Rainha. El pequeño templo del siglo XVI se encuentra anexado a la Hospital Termal Rainha D. Leonor porque fue erguido como capilla privada del mismo pero pocos años después de su construcción la reina D. Leonor pidió al Papa la autorización para permitir la entrada a los feligreses de Caldas y elevar el estatus de capilla privada a Iglesia Matriz. El estilo de Nossa Senhora do Pópulo es principalmente neogótico con algunos rasgos de arte mudéjar y manuelino, aunque sin duda el detalle arquitectónico más llamativo es el campanario y el enorme reloj donado por el rey D. Joao V. Al otro lado de la calle se encuentra el bonito museo del Hospital Termal de Caldas da Rainha, momentáneamente cerrado al público pero donde podemos entrar y sentarnos tranquilamente en uno de los banquitos del patio bajo la sombra de una enorme y hermosa buganvilla. Y como andamos de turistas hemos decidido asomarnos inocentemente en las puertas del Hospital Termal Rainha D. Leonor, cerrado en estos momentos por un nuevo brote de salmonella. El viejo guardia nos mira ceñudo pero al ver nuestra cámara y preguntarle en un portugués turisteño si “poder entrar y ver poco” nos ha sonreído mostrándonos una enorme boca desdentada y contestado que no hay ningún problema que por favor pasemos. Sí, sí ya se que no es justo aprovecharse del hecho de ser extranjeros pero tampoco hemos hecho nada malo ni intentado corromper a nadie, solo hemos preguntado si podíamos saciar nuestra curiosidad viajera Nada más entrar un nauseabundo olor a rancio y algo más, quizás azufre, nos invita amablemente a retirarnos. Pero el guardia sigue mirándonos con su amplia sonrisa y no queremos ofender su amabilidad por lo cual nos adentramos por entre los oscuros pasillos esperando descubrir algo lindo que merezca la pena respirar ese aire tan cargado, sinceramente no se que tan beneficioso puede ser someterse a una cura intensiva en dicho hospital termal Gracias al flash logramos tomar algunas fotografías pero tras abrir algunas puertas y asomarnos a varios pasillos y habitaciones decidimos que es un perfecto escenario para una película de terror donde los antiguos enfermos cobran vida y vagan por entre las estancias buscando cuerpos sanos que devorar. Al volver junto al guarda le preguntamos inocentemente porque está cerrado y nos contesta que por tramites administrativos nada con importancia... Es cierto que la Salmonella no es una enfermedad mortal pero tampoco me parece correcto afirmar tranquilamente que está cerrado por “tramites administrativos”, pero en fin. Suponemos, o al menos esperamos, que cuando está abierto y en funcionamiento su apariencia y aire es menos lúgubre. Aunque hay que admitir que el hospital funciona desde ya hace más de 5 siglos como conmemora la escultura de corazones de la parte trasera del conjunto. Damos por finalizado nuestro paseo y lentamente, atravesando los bonitos jardines del parque, volvemos a casita. Podéis ver más fotos de nuestra excursión por Caldas da Rainha en mi álbum:
  17. Portugal es un destino hermoso de frías playas, altos acantilados, luminosos y cuidados pueblos, de gente humilde impregnada de saudade, viento y mar. Hay tantos destinos, tantas historias, tantos recorridos que me gustaría contaros pues he vivido durante más de dos años en tierras lusas y he podido admirar algunos de los más lindos pueblos y vivir situaciones o lugares menos elogiables... Pero como ocurre en este país las cosas se cuentan con calma y ahora prefiero empezar por el final, por nuestra último viaje a Lisboa y a la pequeña ciudad de Caldas da Rainha. No teníamos planeada esta escapada pero por un cúmulo de circunstancias favorables (días libres acumulados en el trabajo y buenísima oferta en los billetes de avión a Lisboa) el miércoles 25 de junio preparamos las mochilas y a las 6 de la mañana del jueves ya estábamos, al menos físicamente , en el aeropuerto de Barcelona esperando nuestro Vueling a Lisboa. Llegamos a las ocho y media, hora local, y salimos de la terminal para esperar al pequeño aerobus que nos llevaría a la estación de Sete Rios desde donde podíamos tomar el autobús a Caldas da Rainha. El aerobus es sin duda un servicio cómodo pero como en cualquier aeropuerto sale algo caro 3,5 euros por trayecto y persona cuando el billete a Caldas nos cuesta tan solo 8,7 y está a 90Km. Es lindo viajar a nuevos destinos pero también lo es volver a viejos lugares conocidos y durante el viaje a Caldas fuimos recordando algunas de nuestras simpáticas excursiones por la zona. Mientras tanto nuestro autobús atravesaba bancos de niebla, lluvias y repentinos rayos de sol. El típico clima fresco y húmedo de Portugal en ese momento nos pareció de lo más agradable ya que veníamos cargados del calor el y bochorno de Barcelona, pero debo admitir que cuando vivía allí eché muucho de menos sentir el calor en verano y el frío en invierno pues el eterno clima primaveral/otoñal me aburrió solemnemente Llegamos a Calda da Rainha donde por suerte ni llueve ni hay neblina, todo lo contrarío, el viento está despejando rápidamente las nubes y dejando paso a un intenso y limpio cielo azul que nos permite fotografiar la hermosa rua de Heróis da Grande Guerra bañada en luz. El pequeño centro de Caldas es peatonal lo que permite caminar sin prisas y sin más ruidos que el de los transeúntes, las terrazas y las cafeterías de la zona, volviendo el paseo muy agradable y permitiéndonos reabsorber el portugués que hemos ido perdiendo por falta de practica Vamos rápido evitando tomarnos nada en ninguna de las cafeterías del centro pues tenemos ganas de volver a ver nuestra queridísima Praça da Fruta, oficialmente Praça da República pero que todos conocen como plaza de la fruta ya que en ella tiene lugar el mercado. Es un mercado muy hermoso donde van tanto puestos de comerciantes locales, como ancianas señoras ataviadas de negro con sus cajas de verdura y sus viejas y dudosas balanzas oxidadas, donde van colocando los aun más gastados pesos. Es como retroceder en el tiempo y volver a la época, que no conocí donde la fruta y la verdura no sabían a plástico, donde los tomates eran deformes y estaban buenísimos, donde cada verdura tenía su estación, donde las ancianas de viejas y gastadas manos te venden lo que cultivan sus esposos en la pequeña parcela de tierra para complementar su misera pensión, donde las grandes marcas no tienen cabida. Nuestra prisa no sirvió de nada la plaza estaba toda patas arriba , estaban de obras, según nos cuentan unos ancianos, para recualificarla, ajustar el adoquinado de la plaza y uniformar los puestos de verdura con carpas que se montaran por la mañana y desmontarán al medio día. Vivimos durante tanto tiempo el viejo y desordenado mercado y nunca le hicimos fotos, a pesar de haberlo pensado cientos de veces, pero como suele pasar cuando vives en un sitio no cargas la cámara para ir a comprar zanahorias y papas... Solo nos queda el recuerdo y las fotografías de los hermosos edificios de la plaza. Antes de encaminarnos a casa queremos pasear por el parque Dom Carlos I, sí en Caldas de Rainha tenemos un pequeñísimo apartamento que compramos con la intención de usar como base o almacén para poder viajar y movernos sin preocuparnos de donde guardar los libros y otros trastitos. Abandonamos La Praça de la Fruta, bajamos por el pequeño callejón de Liberdade y llegamos al Hospital Termal Rainha Dona Leonor, que como lleva siendo habitual en los últimos años, está cerrado por un nuevo brote de salmonella... El parque de Dom Carlos I formaba parte de los jardines del viejo Hospital Termal para que los pacientes pudiesen pasear y recuperarse de sus enfermedades y a tal fin ha sido defendido, reformado y ampliado en innumerables ocasiones durante los últimos tres siglos. Actualmente los grandes jardines son públicos y es sin duda uno de los lugares preferidos de todo caldense. La zona más conocida y visitada del parque Dom Carlos I es la que se encuentra en la parte baja de las Termas, zona que cuenta con una linda cafetería acristalada, mesas de picnic, pistas de tenis, zona infantil, el museo de Jose Malhoa y un estanque, que en estos momentos se encuentra medio vació por mantenimiento pero que normalmente tiene barquitas que se pueden alquilar para dar una pequeña vuelta alrededor del estanque junto con los cisnes, patos y ocas que en el residen. Dejamos el bonito parque por la puerta inferior, donde se encuentran las pistas o canchas de tenis. Ya son más de las 13 y estamos hambrientos así que entramos en el centro comercial Vivaci, subimos a la última planta y nos pedimos 2 súper menús faláfel con arroz, ensalada, patatas fritas y 5 hamburguesitas de faláfel, sí ya se que no es muy portugués pero necesitábamos energía rápida Una vez recuperados volvemos a cargar nuestras mochilas sobre nuestros hombros y esta vez sí que nos vamos derechito a casa. Nuestro pisito se encuentra alejado de la ciudad y para llegar allí hay que caminar unos 20 minutos desde el centro comercial. De camino pasamos por delante del viejo almacén de trigo que han restaurado hace poco para acoger exposiciones de la facultat de arte e interpretación de Caldas, al igual que el edificio de al lado donde el grafitero portugués EIME dejo su huella. Saludamos a los vecinos, abrimos la puerta, subimos todos los diferenciales y... no hay luz, NO HAY LUZ y yo que pensaba llegar a casita y tumbarme a leer... suerte que hemos comido porque el piso es todo eléctrico y sin electricidad no funciona nada y cuando digo nada es nada, no podemos ni subir las persianas. Volvemos a salir de casa y ahora con prisa porque tenemos que llegar a la otra punta de Caldas antes de que cierren la oficina de EDP. Tenemos suerte y tras hora y media de fila nos atienden y nos comentan que entre hoy o mañana activarán de nuevo el contador... Efectivamente cuando llegamos por la noche, después de pasar el resto de la jornada en casa de unos amigos, ya habían activado todo. Realmente debo admitir que en EDP han sido súper eficientes. No olvideis visitar el álbum con más fotos de Caldas da Rainha y el relato de nuestro paseo por esta linda y pequeña ciudad:
  18. Vivo en una ciudad costera, Mar del Plata y sumada a la ventaja de poder disfrutar del mar siempre, tengo la posibilidad de visitar varios pueblos y localidades costeras. Hay muchos lugares interesantes para recorrer, para ir un fin de semana o simplemente pasar una tarde distinta. Siempre que puedo me escapo y doy una vuelta. Aquí van algunas de mis historias costeras… Picnic y energía en Miramar Uno de los lugares a los que voy de vez en cuando es a la ciudad de Miramar. Está a muy pocos kilómetros de mi querida Mar del Plata, por lo que se convierte en una opción ideal para viajes rápidos. Aquí paso momentos muy lindos, como por ejemplo, un sábado primaveral con un sol radiante me sugirió la idea de ir de pic-nic… Después de un breve tiempo en la ruta con música y mates llegué a destino. Fui directamente hacia el Bosque Energético, lugar óptimo para un almuerzo al aire libre, donde se respira aire puro y sobre todo tranquilidad. Luego de almorzar, recuerdo que me puse a jugar con las ramitas para comprobar si verdaderamente quedaban en equilibrio como suelen decir. Después de varios intentos logré que algunas quedaran unidas y se mantuviesen así por algunos instantes. Fue muy divertido. Antes de emprender el regreso, aproveché lo que restaba de la tarde para ir al centro lugar donde hay una gran cantidad de locales comerciales y gastronómicos. Por supuesto, también disfruté de mirar el mar y dí una vuelta por la playa antes de despedirme. Tarde en Mar de Las Pampas Me había ido un fin de semana a Villa Gesell para cambiar de aire y salir de la rutina. El último día, recuerdo que deje el hotel temprano y me fui a pasear a la vecina localidad de Mar de Las Pampas. Ya conocía este hermoso pueblo al cual describiría como una alucinante combinación de bosque y playa, pero quería volver a visitarlo. Afortunadamente, el día estaba soleado e invitaba a disfrutar de la playa. Fui a caminar por la orilla apreciando la tranquilidad del día diáfano y la escasa cantidad de gente. Eran los primeros días de diciembre y como todavía no había empezando las vacaciones, había muy poca gente, es decir, estaba ideal para caminar por la orilla. El centro de Mar de Las Pampas, tiene también un estilo particular, los locales son de madera y piedra. Todos con el mismo diseño aparentando una perfecta armonía con la naturaleza.. Me senté en un café, después de hacer unas compras y disfruté de una rica merienda. Todas las veces que pasé por Mar de Las Pampas, fue de pasada. Pero quizás algún día pasé algún “finde completo”… Paseo por Cariló Cariló es un sitio donde la mano del hombre y la naturaleza conviven armónicamente. Un relieve irregular que recuerda la presencia de dunas y una frondosa vegetación me dio la bienvenida. Es un lugar muy agradable, con algunas casas, por lo general de colores pasteles, rodeadas de árboles. El aire puro y el perfume de los pinos, aromos y acacias son otros de los recuerdos que tengo de este lugar. Dicen que los aromas y los perfumes, son lo que más se recuerda y yo creo que esto es cierto. El centro comercial también tiene su encanto, unas maravillosas construcciones conforman negocios. Predominan el color blanco y la madera. Hay varias escalinatas que ayudan a desplazarse por el terreno de suaves ondulaciones. Ya entrado el atardecer y antes de emprender el regreso decidí ir hacia la playa, la cual no estaba muy poblada por no ser temporada alta. Me gusta pasear en temporada baja, cuando hay menos gente y más tranquilidad. Llegada la nochecita, volví a Pinamar, una vecina localidad donde me estaba hospedando. Domingo en Santa Clara Los domingos son una oportunidad ideal para pasear, especialmente en primavera y en verano. Santa Clara, está muy cerca de Mar del Plata, aproximadamente a unos 20 o 30 minutos en auto. Además, el viaje es muy pintoresco con la vista del mar. Uno de los motivos por el cual elijo de vez en cuando pasar una tarde aquí, es porque es un lugar muy tranquilo, donde la gente suele ir a tomar mate y descansar. Otra de las cosas que me gusta de Santa Clara, es que no está permitido estacionar sobre la la línea de costa. Esta misma normativa está presente en Mar Chiquita, una localidad vecina. Me parece muy bueno, ya que el paisaje no queda tapado por los autos. Le saqué una foto más a un monumento que hay en la costa, de una sirena, realmente es muy lindo y a mi siempre me llamó la atención. Volví al auto con ganas de dar más vueltas, entonces pasé por el barrio de Camet Norte. Es un pintoresco barrio muy llamativo por sus casas multicolores. Las hay llamativas, ejemplo de color verde manzana y amarillas, hay algunas un poco más discretas. Pero queda muy lindo el paisaje que conforman. Es curioso ver también la disposición que tienen, pienso que están puestas de manera “desordenada” para que todas puedan disfrutar de la vista al mar. Di una última vuelta por el centro de Santa Clara, es un lugar tranquilo también, pero hay varios locales y también confiterías donde siempre aprovecho para tomar algo.
  19. Ayelen

    La nevada en la ciudad

    Del álbum Ushuaia, Tierra del Fuego

    Lee de mis primeros días en la ciudad más austral del mundo! aquí!
  20. Del álbum Ushuaia, Tierra del Fuego

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  21. Del álbum Ushuaia, Tierra del Fuego

    Lee de mis primeros días en la ciudad más austral del mundo! aquí!
  22. Del álbum Ushuaia, Tierra del Fuego

    Lee de mis primeros días en la ciudad más austral del mundo! aquí!
  23. Del álbum Ushuaia, Tierra del Fuego

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  24. Del álbum Ushuaia, Tierra del Fuego

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  25. Ayelen

    Y llegamos...

    Del álbum Ushuaia, Tierra del Fuego

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