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  1. Pensar en viajar a la Polinesia puede ser todo un desafío, por sus tarifas, sus islas figuran entre los destinos más caro del mundo. Sin embargo, no es un sueño inalcanzable... Una vez que tomamos la decisión de viajar a un destino, lo primero que hacemos es averiguar los precios de los pasajes aéreos y de los hoteles. A la hora de viajar a la Polinesia una cuestión fundamental es comprar los pasajes con anticipación. Comprar con tiempo es siempre sinónimo de pagar menos! Otra clave es elegir las ciudades o las islas que vamos a visitar con anticipación. Una buena idea, si el presupuesto es acotado, es evitar destinos entre los que haya que volar ya que los boletos de avión entre localidad y localidad suelen ser caros. Una alternativa puede ser elegir ciudades o islas entre las que sea posible transportarse en un medio más económico como el ferri. Siguiendo con los consejos para no gastar demasiado, lo ideal será que la estadía sea un departamento, ya que además de ser más barato que un hotel, nos permite preparar algo de comida por lo que también se puede ahorrar en restaurantes. Para los más aventureros está la opción de intercambiar alojamiento y de paso conocer nuevos amigos. Un itinerario sugerido: Tahití y Moorea Un dato muy importante y principal… Todos los vuelos internacionales llegan a Tahití por lo que no hay que gastar en otro pasaje una vez que llegamos a este destino sino que podemos quedarnos aquí y disfrutar. Tahití es la Isla más grande de la Polinesia francesa. Es una alta isla montañosa, de origen volcánico rodeada por arrecifes de corales. ¿Qué se puede ver en Tahití? Muchas cosas... Románticas puestas de sol, aguas turquesas sobre las barreras de coral... Es un destino ideal para relajarse y disfrutar de la naturaleza. Siguiendo con la lista de atractivos turísticos a visitar se encuentra el Monte Tahitienne. Para los más aventureros está la opción de escalar el monte y descubrir cascadas y cuevas. Sin lugar a dudas, uno de los paisajes más sorprendentes de Tahití es la Península de Tairapu donde se pueden explorar cuevas que fueron refugio de los primeros habitantes. Por supuesto que está la opción de hacer snorkel y disfrutar de las especies marinas de manera más cercana. Uno de los paseos principales para hacer en Moorea es visitar el Mirador de Toatea, es un punto panorámico donde se puede admirar la belleza de la isla y de sus aguas azules. Otro actividad para disfrutar de vistas maravillosas es ascender al Belvédère. Siguiendo con la lista de paseos, está el encuentro con delfines salvajes y ballenas a través de un tour en embarcación. Para presupuestos más acotados un buen plan puede ser visitar el Mercado de Pao Pao, es una de las actividades menos conocidas de Moorea. Es una excelente manera de pareciar la vida cotidiana de los locales. Navegar por la laguna puede ser otra interesa actividad para descubrir las bahías y hacer snorkel. Luego de tantas actividades y paseos, no vendrá nada mal descansar en la playa y disfrutar de las arenas blancas. Algo muy importante es que si estás en la Polinesia, no podes dejar de presenciar bailes tradicionales. En algunos sitios la entrada suele ser gratuita, por lo que es cuestión de solamente ir y disfrutar. Una pregunta que también puede surgir es... ¿Qué llevar de souvenir o de recuerdo que no sea muy costoso? La respuesta es algún tipo de perla. Hay de todos tipos, tamaños y precios. Otro souvenir muy lindo y además útil es la vainilla, es de muy buena calidad y tiene un precio muy bajo. No es mala idea optar por un aceite de coco, muy útil para la cocina y también para el cuidado capilar. Otros consejos más... En el caso de querer visitar varias islas y conectarlas por vía área, es recomendable informarse con anticipación sobre los pases aéreos que suelen ofrecen importantes descuentos. Viajar con un día dedicado para el descanso. Para adptar de inmediato el reloj biológico al ritmo de la vida de la Polinesia es conveniente dedicar el primer día al descanso y no a actividades muy exigentes. Visitar dos islas por semana puede ser un buen ritmo, ya que cada traslado de isla a isla supone invertir unas tres horas de tiempo. Finalmente, no puede faltar en tu equipaje sandalias de plástico para recorrer los arrecifes o playas de roca, un buen protector solar, protector labial, anteojos de sol, repelente, sombrero o gorra, una campera impermeable y una cámara de fotos, una cámara acuática puede ser una buena opción.
  2. flormdk

    Playas de Latinoamérica

    Latinoamérica tiene una gran cantidad de playas, sitios ideales para ir de vacaciones y disfrutar de un merecido descanso, muchas de ellas ofrecen la posibilidad practicar deportes acuáticos, combinar las tardes de playa con visitas a monumentos o lugares históricos, recorrer bosques, entre otras actividades más. Isla Margarita, la perla del Caribe En el Sureste del Mar Caribe se encuentra la Perla del Caribe, la Isla Margarita. Es uno de los principales destinos turísticos de Venezuela y es un punto ideal para quienes son fanáticos de los deportes como el surf, el submarinismo, kitesurf entre otros deportes acuáticos. La Perla del Caribe tiene otras propuestas como la visita a antiguas fortificaciones que forman parte del pasado de la Isla, castillos, fortines y fortalezas. Isla San Andrés el sitio donde la naturaleza se combina con deportes Esta Isla ofrece la oportunidad de disfrutar de los deportes acuáticos y también la posibilidad de disfrutar del entorno natural, de las playas tranquilas y de las piscinas naturales. Se suman a los atractivos turísticos bailar al ritmo del reggae, aprender historia y recorrer el Jardín Botánico para maravillarse con la hermosa variedad de flores. Punta del Este, uno de los destinos de playa más populares Quizás uno de los destinos más famosos de playa de Latinoamérica sea sin lugar a dudas Punta del Este, además de disfrutar de sus playas hay otros paseos interesantes para hacer como visitar La Laguna del Sauce, un gran espejo de agua ideal para quienes buscan practicar deportes naúticos, es también una buena opción para el ecoturismo. Una de las visitas obligadas es visitar el Faro, la construcción más antigua de Punta del Este. Por su perfecto estado de conservación es considerado como una joya patrimonial. El paseo no está completo sin disfrutar del entorno de Punta desde lo alto. Si de playas se trata, un de los países en los que primero se piensa a la hora de buscar un destino donde disfrutar de la arena y del sol es en Brasil. Este país cuenta con una gran cantidad de playas entre las que se destacan... Fernando de Noronha y sus islas de origen volcánico Brasil ofrece una gran cantidad de playas, una de sus mejores propuestas es Fernando de Noronha, un archipiélago volcánico conformado por unas 21 islas. Por su belleza escénica, este archipiélago de varias islas fue declarado como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Las Playas de Fernando de Noronha están reconocidas como las mejores de Brasil por sus aguas de color azul intenso. Otra característica importante de este destino es que ofrece a sus visitantes la alternativa del turismo sustentable, promoviendo un encuentro respetuoso con el entorno ya que es uno de los principales santuarios ecológicos del mundo. Un dato importante, es que se necesitan al menos cinco días para recorrer bien la zona y disfrutar de sus playas paradisíacas. Se puede realizar avistamiento de defilnes y también de tortugas marinas. Copacabana Sin lugar a dudas uno de los destinos más famosos de sol y playa es Río de Janeiro y dentro de esta ciudad, uno de los barrios más populares es Copacabana con su playa en forma de media luna. Otros lugares destacados para conocer son sus edificios como el Museo Histórico del Ejército, el Conjunto Urbano de la Avenida Atlántica entre otros edificios más. Playa de Ipanema Si la idea es sentirse un verdadero carioca y relajarse, nada mejor que pasar unos días o al menos una tarde en la Playa de Ipanema ubicada en Río de Janeiro. Ipanema es uno de los barrios más importantes de la ciudad y también uno de los más lujosos donde se pueden encontrar una gran variedad de cafés, restaurantes, lujosos negocios comerciales y además varias discotecas. Por las características de sus olas, la Playa de Ipanema es una de las más elegidas por los surfistas. Una curiosidad para tener en cuenta, en Ipanema es muy común celebrar la puesta del sol con aplausos o brindado. Cariló Argentina tiene una gran cantidad de playas, tanto en la provincia de Buenos Aires como en el Sur. Una de las ciudades balnearias más lindas del país es Cariló, localidad que combina playas tranquilas y extensas con un arbolado bosque, ideal para el relax. La ciudad cuenta además con un pintoresco centro comercial. Viña del Mar Viña del Mar, es uno de los principales destinos turísticos de Chile. Combina sus playas con otros importantes atractivos turísticos como el Jardín Botánico Nacional donde se pueden ver más de 3000 especies distintas de plantas, además de otros parques naturales. La ciudad también cuenta con importantes festivales como el Festival Internacional de la Canción. Se suman a los atractivos turísticos del lugar, un casino, varios monumentos y lugares de interés arquitectónico como el Teatro Municipal y Varios Palacios.
  3. Soy una viajera inquieta, que siempre tiene ganas de conocer lo que está a su alrededor y más también. Voy a estar tres meses en Australia, bueno en realidad ahora un poco menos ya que el tiempo empezó a correr en cuenta regresiva y se pasa muy rápido… El primer fin de semana que estuve en la ciudad me lo tomé para recorrer la costa, el centro y también la Reserva donde están los canguros y los koalas. En mi segundo fin de semana, ya me empezaron a dar ganas de conocer los alrededores. Estaba pensando en tomarme un avión o tren e ir a alguna otra ciudad de las más conocidas de Australia como por ejemplo, Sydney o Melbourne, pero decidí ir de a poco… entonces esta vez tocó ir a la Gold Coast. Vivo en una ciudad de playa, pero de todas maneras me resultaba interesante visitar otro mar, especialmente si este en lugar de estar en el Atlántico corresponde al Pacífico. Luego de hacer las averiguaciones pertinentes de cómo llegar, fui hasta la estación de trenes, la cual por suerte me queda muy cerca de donde estoy parando. Tomé el tren y fui rumbo para la “Playa Dorada”... Debo confesar que en esta oportunidad el viaje no fue directo, sino que por no haber averiguado con suficiente anticipación, perdí algo de tiempo ya que me pasé y me bajé dos estaciones más de donde debía bajarme. Afortunadamente en todas las estaciones hay mapas y también gente muy amable, dispuesta a ayudarte. Luego de que me recomendaran que lo mejor era volver al tren y retroceder a la estación correspondiente, volví a subir al tren. El siguiente paso, ya estando en la estación correcta era tomar un colectivo. El colectivo era nuevo, con aire acondicionado, pero lo que no me gustó para nada era la velocidad a la que iba. Ya empezaba a marearme de lo rápido, pero veía que todos los autos iban a la misma velocidad y que inclusive es como si fuera una autopista, todo muy seguro, pero aún así el viaje no fue muy placentero ya que además me tomó como media hora. Luego de llegar a destino, la sensación amarga del viaje en colectivo se esfumó. La playa estaba muy linda. Con el agua cristalina y cálida . No era el mejor horario para haber llegado a la playa ya que era medio tarde, pero de todas maneras fue muy lindo el paseo. Una curiosidad es que de cerca no se ve el horizonte por el gran oleaje. Fue muy lindo llegar por fin al Pacífico (Espero también llegar al Índico) Vimos también esculturas que estaban haciendo con arena unos artistas, las cuales estaban muy bien hechas. Por supuesto que no podía faltar una escultura de un koala, la cual estaba perfectamente hecha, toda una obra de arte con tan solo granitos de arena... La zona comercial es muy entretenida, con varios locales de todas las marcas y también con muchos locales gastronómicos. Antes de volver tomé un cafecito(Por suerte en Australia se toma mucho café cosa que me encanta, creo que es una e mis bebidas preferidas) Para evitar tomarme el colectivo nuevamente, decidí ir en tranvía. El tranvía estaba muy cómodo. Hicimos un trayecto en tranvía y luego tuvimos que combinar con los poco deseados colectivos (pero esta vez menos tiempo) y finalmente con el tren. Es otra cosa muy llamativa de Australia, lo lejos que se encuentran de todo las estaciones de tren. Pero es todo sumamente organizado, llega el colectivo a la estación y no tenés que esperar más que cinco o siete minutos hasta que llega el tren. Para resumir… vale la pena realmente ir a la Gold Coast, es una zona muy linda con muchos comercios y unas playas muy bonitas y tranquilas. A pesar de que es una de las playas más concurridas del Estado de Queenslad de Australia, aún así se la pasa muy bien. La gente es muy tranquila y educada. La playa tiene lugares para hacer barbacoas y duchas y canillas públicas para que antes de irte te saques toda la arena posible. Las olas son espectaculares especialmente para los amantes del surf, es más la playa principal de la zona se llama Surf Paradise. Es un lugar muy elegido por los jóvenes pero también por las familias. Para quienes deseen pasar más tiempo hay hoteles y otro tipo de alojamiento para alquilar. Otra opción puede ser hospedarse en Brisbane, lugar en donde yo estoy viviendo. El viaje en total (sin perderte, ja ja) te lleva unas dos horas, dos horas y cuarto de ida y el mismo tiempo para regresar. Generalmente todos los servicios de transporte suelen ser muy puntuales, salvo alguna que otra vez, pero es muy útil chequear los horarios antes de salir para no esperar demás.
  4. El fin de una larga estadía fuera de casa es siempre un momento triste. No importa dónde estemos, las despedidas nunca son fáciles para nadie. Y tampoco para mí. Para mediados de enero había pasado ya cinco meses en España, y prácticamente cuatro meses viviendo en Santiago de Compostela, una ciudad que me había dado mucha lluvia y nuevos amigos. Mi vuelo de vuelta a México estaba programado para el 12 de febrero, lo que quería decir que al terminar mis exámenes me quedaban todavía más de veinte días libres en Europa. Era invierno, un frío invierno, y mi presupuesto se había reducido a pocos pesos en mi cuenta bancaria. Por lo que en un principio mis planes no iban mucho más allá de quedarme en la ciudad o esperar mi partida en Madrid. Pero en el mes de diciembre recibí mi mejor regalo de Navidad. Mi universidad me envió un correo notificándome de un último depósito antes del día 20. Había hecho todo lo posible por dejar mi apartamento antes y no generar más gastos hasta antes de regresar. Pero ese último depósito salvó mis últimas vacaciones. Sin dudarlo mucho tiempo me dirigí a la mejor página web de viajes que había conocido en Europa, www.drungli.com (aunque debo decir que funcionaba mucho mejor hace tres años que el día de hoy). Su secreto era buscar el vuelo más barato con un origen y una fecha específica, sin importar el destino y la clase de aerolínea. Con un botón que decía “take me anywhere”, drungli me dirigió a todas las aerolíneas lowcost de Europa para armar mi próximo viaje de manera aleatoria. Y habiendo gastado menos de 250 euros visitaría nueve ciudades a lo largo del continente, desde la costa española hasta la fría Europa del este. Y mi primer destino era Barcelona. Al abordar el avión en el aeropuerto de Santiago intenté no pensar en lo que dejaba atrás y, más bien, pensar en lo que venía por delante. No quería llegar a Barcelona empapado en lágrimas pensando en los inolvidables meses que viví como un estudiante en Galicia. “Todavía no termina”, me dije. Y miré los increíbles viajes que me esperaban. Como siempre, mi viaje fue planeado en su totalidad con transportes baratos y Couchsurfing, la mejor red de huéspedes de la que me he valido hasta ahora. Llegué cerca del mediodía al aeropuerto de Barcelona-El Prat, donde mi nuevo host, Eloi, me recogió en su coche. Aunque estábamos a mitad de enero, el día era bastante soleado y me hacía olvidar un poco al triste, gris y nublado cielo de Galicia. Eloi me recibió con una gran sonrisa y eso me hizo olvidar un poco la melancolía que recorría mi mente. No obstante, me sorprendí de la bondad que se podía encontrar en Couchsurfing cuando me enteré de que él había pedido el fin de semana libre para poder pasar conmigo algún tiempo, y que había rentado el coche en una comunidad de car sharing solo para poder recogerme en el aeropuerto. “No era necesaria tanta bondad”, le dije. “Eres mi primer couchsurfer y quiero ser el mejor anfitrión”, respondió. Sin nada más que decir que un sincero “gracias”, me llevó hasta su estudio-apartamento ubicado en el céntrico barrio de Gracia. Nacido y criado en Barcelona, Eloi conocía a la perfección la ciudad como para poder mostrarme lo mejor en aquel fin de semana. Y aprovechando el sol del mediodía salimos a recorrer un poco la ciudad, no sin antes parar a comer unos buenos pinchos españoles, que incluían tortilla de patatas, croquetas y un quiche bastante francés. La historia de Cataluña, y especialmente de Barcelona, me había llevado hasta allí con un sinfín de dudas. Había visto la reacción de los madrileños al perder las elecciones para los Juegos Olímpicos del 2020, mismos que Barcelona ya ha tenido en 1992 y que es una más de sus eternas rivalidades. Había leído mucho sobre la intención de Cataluña de separarse de España. Había escuchado ya a dos catalanes hablando catalán. En fin, Barcelona parecía ser una ciudad única que podría hacerme sentir fuera de España estando dentro de España… y no estaba tan equivocado. Nuestro tour comenzó en el emblemático Paseo de Gracia, una de las principales avenidas de la ciudad que cruza el distrito central de Ensanche. Es una especie de Campos Elíseos de Barcelona. No son solo las tiendas a sus costados lo que la hacen tan famosa, sino los numerosos y curiosos edificios que dotan de identidad a la ciudad. No se puede hablar de Barcelona sin mencionar a Antoni Gaudí, uno de los arquitectos más famosos en la historia. Y para quien no lo conozca, basta solo googlear su nombre y echar un vistazo a sus inigualables creaciones. Antoni Gaudí fue conocido por su incomparable manera de diseñar edificios, a veces recurriendo a la maquetación sin un plano previo, o improvisando ideas a la marcha ya en la etapa de construcción. Su imaginación lo llevó a límites extremos en su época (finales del siglo XIX y principios del XX), esquivando las formas geométricas y dejándose inspirar por la naturaleza, lo que finalizó en el nacimiento del modernismo catalán y en edificios de formas totalmente orgánicas. Uno de los mejores ejemplos es la Casa Batlló, número 43 del Paseo de Gracia, cuyo primer dueño fue precisamente la adinerada familia Batlló. Su fachada no era algo que pudiera comparar con ningún imaginario previo. Su alocado diseño era simplemente algo que no creía posible a principios del siglo pasado. Columnas parecidas a huesos humanos, balcones en forma de antifaz, ventanas de colores y paredes decoradas con restos de mosaicos y azulejos que formaban un conjunto vívido y primaveral, adornado en su parte superior por una cruz de cuatro brazos que denota el amor que Gaudí poseía por la religión católica. Para mí era algo así como una casa sacada de un cuento de hadas. Pero allí no acababa lo mejor. A lo largo de la avenida Eloi me mostró varias de las obras más importantes de la arquitectura modernista catalana, que incluían obras de maestros un poco menos conocidos a nivel mundial, como Lluis Domènech y su maravillosa Casa Lleó Morera. Otro gran arquitecto fue Josep Puig, creador de la Casa Amatller, un edificio con una fachada plana de forma triangular que mezcla el gótico, el flamenco y el increíble modernismo que da como resultado una casa de ensueño donde cualquiera quisiera vivir. Al final del paseo llegamos a una enorme plaza desde donde comenzaba otra famosa avenida llamada Las Ramblas, famosa por estar orillada por restaurantes, cafés, comerciantes de prensa, flores, aves, artistas callejeros y un sinfín de atracciones que la hacen lucir llena a todas horas de la tarde. En el extremo sur llegamos al Puerto Antiguo de Barcelona, repleto de pequeñas embarcaciones y yates privados y cuna de la ciudad fundada hace cientos de años. A su alrededor hay numerosas atracciones, como un centro comercial, un acuario, un lujoso hotel y el moderno World Trade Center, dotando a Barcelona de instalaciones de talla mundial. El puerto antiguo es un lugar perfecto para relajarse dentro de una zona metropolitana de más de cinco millones de habitantes. Volvimos a pie por la ciudad antigua serpenteando el llamado Barrio Gótico, el vecindario más antiguo de la urbe que forma el centro histórico actual. Eloi me mostró los edificios más emblemáticos de la antigua Barcelona, como el Palacio de Gobierno de Cataluña y la Catedral de la ciudad. Catedral de Barcelona Todos aquellos edificios se ubican sobre las antiguas ruinas de lo que fue un asentamiento romano que hoy testifica el cambio de la humanidad a través de los siglos. Volvimos a casa para descansar, mientras yo sentía un ligero ardor en la garganta. “Es el frío”, me dije. Algo normal que intenté ignorar y esperé que mejorara mientras dormía. El sábado por la mañana Eloi me dejaría a mi suerte. Él tenía cosas que hacer y decidimos vernos al final de la tarde. No muy lejos de Gracia caminé hacia el monumento más emblemático del arquitecto Antoni Gaudí y que se ha convertido en el ícono de Barcelona por excelencia: la Sagrada Familia. Con el título oficial de la Iglesia católica de Templo Expiatorio de la Sagrada Familia, su belleza no solo radica en su fachada exterior, sino en la cantidad de enigmas que envuelven su construcción. Antoni Gaudí inició su construcción en el año 1882 y en sus planos hizo toda una síntesis de la arquitectura naturalista y de su estilo personal, siendo la obra cúspide del arquitecto. Pero Gaudí murió y solo fue testigo físico de la cripta y del ábside, dejando los planos listos para la continuación de su construcción. Pero descifrar los planos de un arquitecto como él no es una tarea fácil. El templo no ha sido terminado y se sigue construyendo con donaciones de origen privado, lo que quiere decir que su construcción ha durado más de 130 años. Es por ello que la expectativa de visitar la Sagrada Familia se rompió cuando la vi rodeada de grúas y cubierta por mallas de contención. Sin embargo, estudiar sus fachadas exteriores es todo un viaje a la extraña mente de Gaudí. Los detalles ornamentales del llamado Pórtico de la Fe posee un gran número de esculturas que representan la vida de la Virgen María. Y verlas de pies a cabeza significa perderse por un instante en un mundo imaginario que solo Gaudí pudo concebir. Las formas orgánicas inspiradas en la naturaleza son también evidentes en todo el edificio, dejando el legado de Gaudí para la posteridad de la ciudad. Más al sur llegué a la Plaza Monumental de Toros de Barcelona, que hoy sirve para realizar eventos musicales y deportivos. Pero es otro testimonio de una tradición española que sobrevive ya en pocos lugares del país, debido al cambio de mentalidad de las nuevas generaciones y a las leyes de protección animal. Un detalle interesante que noté al caminar por las calles de la ciudad fue la cantidad de banderas catalanas que vi colgadas en los balcones de los apartamentos. Por supuesto, entendí su significado como símbolo de la lucha separatista de los catalanes en España. Cataluña tiene una historia lejana y cercana con el resto del país, habiendo sido un principado adjunto al Reino de Aragón que poseía su propia lengua y una cierta independencia cultural y económica diferente a la castellana, corona misma que logró incorporar a Cataluña dentro del Reino Español. El idioma catalán ha sufrido a lo largo de los siglos. Ha estado a punto de perderse en muchas ocasiones, siendo la más reciente la dictadura de Franco, donde fue estrictamente prohibido. Hoy Cataluña lucha por regresarse a sí misma lo que intentó serle arrebatado; pero muchos quieren más que eso. Quieren que Cataluña sea un país soberano reconocido por España y por el mundo. Caminé hacia el sur por la calle Carrer de la Marina que me llevó justo hasta la costa donde se estableció la Villa Olímpica en 1992. Aunque era pleno invierno y la temperatura no era precisamente la más cálida, las playas de Barcelona me dieron esa brisa mediterránea que necesitaba para continuar los siguientes días en el resto de la fría Europa. Habiendo vivido toda mi vida en la costa este de México la playa será algo que siempre me hará falta, esté donde esté. El litoral barcelonés cuenta con nueve playas de alto nivel con todo el equipamiento necesario para dar a los turistas y locales la mejor de sus estadías. El arte en Barcelona es algo común de encontrar en cada rincón de la metrópoli, y la playa no puede quedarse detrás. Tras relajarme unos instantes frente al mar volví a girar al norte rumbo al Parque de la Ciudadela, que aloja al parlamento catalán, algunos museos y al célebre Arco del Triunfo de Barcelona, que recuerda al mundo la importancia de la ciudad que alojó dos veces una Exposición Universal en 1888 y en 1929. Al caer el ocaso me reuní con Eloi y sus amigos en un bar local para probar algunas cervezas. Eloi resultó ser un VJ profesional. Sí, VJ. Un Video Jockey. Se encargaba de todos los efectos de video para algunos de los mejores clubes nocturnos de la ciudad. Y como buen sábado en la noche no quiso dejarme ir sin conocer la famosa vida nocturna de Barcelona. Así que volvimos a casa para cambiarnos de ropa y fuimos junto con una de sus amigas a uno de los clubes donde él trabajaba. Para ese entonces mi garganta estaba casi cerrada. Había comprado algunas pastillas para chupar. Pero el ardor era cada vez más intenso. Y tristemente decidí no beber nada frío para evitar empeorarla. Le entrada de la discoteca estaba repleta, como de costumbre. Pero Eloi conocía a todos, y como los más privilegiados tuvimos una entrada gratis y exclusiva antes que los demás. Era entonces que me daba cuenta de la suerte que Couchsurfing me podía brindar. La discoteca era enorme, con varias salas de música electrónica. Algunas más lounge, algunas más chill out. Y la más grande, por supuesto, con la mejor música tecno house del momento. Me sentía decepcionado por estar en una de las mejores discotecas de Barcelona con entrada gratis sintiéndome no del todo bien por mi garganta. Pero decidí ignorarlo. Eloi y su amiga me ofrecieron algunos tragos sin mucho hielo, a lo que accedí para integrarme un poco al ambiente. Estaba en una noche de sábado en Barcelona con dos chicos muy agradables y debía tratar de disfrutarlo. La noche de fiesta terminó para nosotros muy cerca de las 6 a.m., cuando volvimos los tres al apartamento para dormir, ya derrotados. A la siguiente mañana la lucha por despertar fue bastante ardua. Eloi tenía dolor de cabeza y yo no soportaba el dolor en mi garganta. Pero comimos algo para reponernos y salimos un poco para aprovechar el día antes de que el sol se ocultase. Era mi último día en la ciudad y no podía irme sin conocer otra de las joyas de Gaudí: el Parque Güell. En 1900 el empresario Eusebi Güell encargó al ya famoso Gaudí una villa alejada del ruido de la ciudad para familias adineradas, rodeadas por la belleza natural de la zona. El resultado fue este parque surrealista que hoy está abierto como un sitio público para los barceloneses y turistas. Es otra de las muestras del amor de Gaudí por la arquitectura orgánica y naturalista que comenzó a practicar a principios del siglo XX. La entrada al parque está marcada por un par de pabellones que parecen dos pequeñas casas de jengibre donde vive algún personaje de un cuento de hadas, coronadas por techos de mosaicos y una colorida cruz católica en lo alto. Tras ella subimos por una escalera donde se hallan dos fuentes y una escultura que se ha convertido en el símbolo del parque. El llamado Dragón de la Escalinata, o Dragón de Gaudí. Aunque más bien simula ser una salamandra. Todas esas pequeñas y particulares esculturas denotan el perfeccionismo de la técnica trencadís, que él mismo creó, donde juntaba pequeños restos de mosaicos de distintos colores para tapizar una figura. En lo alto de la escalinata llegamos a lo que parecía ser una imitación de un antiguo templo griego, con columnas estriadas que parecen ser de mármol, aunque no lo son. Dichas columnas sirven para sostener la explanada principal del parque, donde ya se acumulaban algunos charcos de agua que avisaban una lluviosa noche en Barcelona. La explanada está completamente delimitada por un banco ondulante decorado de la misma manera que el pequeño dragón y que simula la forma de las olas en la costa, que podía verse a lo lejos hacia el sur. Con Eloi y su amiga comiendo un bocadillo La situación geográfica del parque es la mejor manera de alejarse del bullicio y de tener una vista panorámica de la capital catalana. Tras una agradable caminata por sus pórticos y de un buen bocadillo español volvimos al coche para manejar al sur. Eloi quiso terminar mi visita con el antiguo Castillo de Montjuic, una fortaleza en ubicada en una de las colinas de la ciudad. Por desgracias la noche ya había caído, y el acceso estaba ya cerrado. Era el precio por haber tenido una gran noche de fiesta y de haberse levantado tarde… pero todo había valido la pena. Regresamos a casa y despedimos a su amiga, quien partió esa misma noche a un pueblo cerca de la ciudad. Al siguiente día sería yo quien se despediría de Eloi, dándole las gracias por haber sido un grandioso host y por haberme regalado tres increíbles días en Barcelona. Sin duda, había cumplido su objetivo de ser un excelente anfitrión. Tomé el metro hacia el aeropuerto para coger mi vuelo al próximo destino que drungli había elegido para mí: Ámsterdam.
  5. Holaa me llego hace unas horas una promo sobre Salvador de Bahía, unos aéreos a muy buen precio pero no sé que onda... estoy indecisa, alguien conoce para contarme un poco sobre este lugar?
  6. La mañana había culminado tras un nubarrón de fría lluvia sobre las playas de Formentera. Al final, no nos habían cobrado la renta de las bicicletas por un descuido de la empleada. Eso, sumado a la última noche que había pasado junto a Bob Sinclair sin haber pagado un euro, hizo que mi viaje a Ibiza valiera incluso más la pena A pesar del enorme desvelo que traíamos encima, Yasmina, Pauline, Pablo y yo recorrimos la isla de la forma más fresca. Y al finalizar la jornada no acabaría. El resto del grupo de viaje estaba ya disfrutando en las playas de la ciudad de Ibiza. Así que tomamos la lancha de vuelta a la capital de la fiesta. Aunque las dos últimas veces habíamos iniciado nuestras noches después de la 1 a.m., todo parecía indicar que esta vez lo haríamos desde mucho antes. Antes de que el sol se ocultase, para ser exactos Llegamos a un pequeño muelle de Ibiza y caminamos por la zona de playas hasta dar con otro de sus famosos clubes: Bora Bora, donde se ofrecía una más de las closing parties de octubre. Bora Bora es un club de playa al aire libre al que se puede acceder sin ninguna restricción, ya que se encuentra en una playa pública. Nuestros amigos ya estaban allí, tras horas bailando sobre la blanca arena al ritmo del DJ que tocaba fuera del lugar. Observando la facilidad con la que podíamos consumir alcohol que no perteneciese a la discoteca, Pauline y yo decidimos comprar una botella de ron en una tienda cercana. Y con ella nos unimos a la fiesta vespertina, con la que empezábamos otra noche más en Ibiza Al oscurecer dejamos Bora Bora para volver al hotel y reposar un poco, coger algo para cenar y tomar una merecida ducha. La mayoría habíamos comprado ya los tickets para nuestra última closing party, que esperábamos fuera la mejor de todas: la de Pachá. Si bien, una noche antes Alex, Lucía, Yasmina y yo habíamos pasado una de las mejores fiestas con Bob Sinclair, el cierre de temporada en Pachá creaba muchas expectativas. Así, una vez más, el patio del hotel se llenó con la pandilla, reunidos para terminar nuestras reservas de alcohol, y salir preparados para otra noche de fiesta en el mejor club de toda Ibiza. La entrada al antro parecía toda una alfombra roja por donde se paseaban celebridades locales. La fiesta parecía mucho más preparada que antes y el dinero invertido casi se olía en el interior La cabina de música que la noche anterior se ocupaba por el famoso francés ahora daba cabida a un nuevo DJ local, que con su residencia en la isla, como es común en el ambiente del EDM, trataba de alcanzar la fama con su material inédito. Esta vez aprovechamos la noche para conocer la totalidad de la disco. Resultó ser que Pachá era más grande de lo que habíamos imaginado. Posee múltiples salas privadas y una terraza, donde la música convierte el ambiente más chill out, reservando la locura y las drogas para la sala principal El lugar estaba a reventar. Supongo que las expectativas eran igual de grandes para todos. Pero el DJ simplemente no daba el ancho; no para los 40 euros que había costado la entrada De todas formas, no podía quejarme. Ningún antro en la mayoría de los lugares se asimilaría a donde estaba parado. Y si quería que el recuerdo perdurara, debía pasar mi última noche de fiesta en Ibiza de la mejor forma Davide, quien había organizado el viaje y conocía muy bien la isla, nos había invitado a un after después de Pachá. Todos aceptamos sin poner peros. Y nos quedamos hasta tarde para terminar la noche por la mañana. Pero Davide parecía ser otro junkie más de los muchos que hay en Ibiza. Y su cara lo delataba. No podía esconder la cantidad de drogas que traía encima. Y al preguntarle por el after, sus ojos y todo su rostro parecían viajar más allá de este mundo ¿Qué más podía esperar? Estaba en Ibiza, y debía asimilarlo Al filo del amanecer despedimos de una buena vez a Pachá y volvimos al hotel, prometiendo volver. Quizá algún día en que David Guetta no cancelase su fiesta Aquella mañana, al fin, aprovechamos a dormir. Dormir todo lo que no había podido desde que partí de Valencia tres días atrás ? Y mis ojos reaccionaron a la luz mucho después del mediodía. Decidimos tomarnos el día para conocer un poco de San Antonio, ciudad donde se encontraba nuestro hotel y misma que no habíamos podido recorrer desde que llegamos. San Antonio es una pequeña población al oeste de Ibiza, con una pequeña zona portuaria llena de yates y embarcaciones privadas. No posee un centro histórico, por su origen reciente como zona turística. Pero sus callejuelas llenas de comercios no dejan a nadie decepcionado Luego de una tarde de compras y de una buena pizza nos preparamos para otra de las cosas que hacen famoso a San Antonio y su bahía: el atardecer en el Café del Mar. El Café del Mar es bastante célebre en la ciudad y en toda la isla. No solo por su comida y buen servicio, sino por su excelente locación frente al mar de San Antonio, lo que lo hace el mejor sitio para observar la puesta del sol Y no es solo un atardecer. No señor. Ellos se encargan de crear el mejor ambiente posible, con música instrumental de fondo para acompañar la adorable y naranja estampa de la que cientos de turistas son testigos cada día. La mejor noticia es que no es necesario consumir en el restaurante. La superficie rocosa de su playa frontal es totalmente pública. Y es allí donde mi equipo y yo nos sentamos para admirar el mejor ocaso de nuestras vidas Desde el Rey León hasta las memorias más recónditas nos venían a la mente con semejante cielo y semejante iluminación. Los reflejos vivaces en las tranquilas olas del mar generaban un perfecto contraste de texturas que nos enamoró más y más de aquella isla balear La romántica escena culminó con ese lumínico punto trasladándose desde las nubes hasta el horizonte marino, momento mismo en el que llegaba una bailarina hippie que comenzó a danzar con fuego para luego escupirlo desde su boca. San Antonio se convirtió entonces en una mancha urbana iluminada nuevamente, y al calor del fuego y la brisa marina dijimos adiós a nuestra última noche en Ibiza, con la mejor de las postales posibles Los días parecían haber sido eternos. Todo el equipo nos habíamos convertido ya en una pequeña familia de viaje que no quería separarse Desde los alemanes y las inglesas hasta los españoles y mexicanos presentes. La familia ibicenca Pero era momento de partir. Y esta vez nuestro viaje a Valencia lo haríamos bajo la radiante luz del sol. Así que temprano por la mañana desalojamos el hotel y cogimos por última vez los coches, con los que atravesamos la isla para llegar al puerto de Ibiza. Mientras los respectivos choferes se dirigieron al aeropuerto a entregar los autos, el resto nos quedamos en el puerto aguardando por nuestro ferry. Pero de algo nos habíamos dado cuenta. Habíamos viajado a la ciudad de Ibiza solamente de noche y por las fiestas. Pero no habíamos podido visitar su centro histórico Y a pocos kilómetros de él, Yasmina, Pauline, Karina y yo decidimos acudir. Karina nos llevó andando por todo el malecón de la ciudad, al lado de todos los grandes hoteles y comercios típicos ibicencos. A 1 km del puerto arribamos al centro histórico de Ibiza, donde tomamos un café y comenzamos el recorrido. La isla de Ibiza fue habitada desde la Edad Antigua por los fenicios, cuyo principal asentamiento fue precisamente en donde hoy se yergue el casco viejo. Hay incluso un cementerio fenicio cerca de la ciudad. El área cayó en manos de los moros durante la Edad Media y posteriormente fue recuperada por la Corona de Aragón. Fueron los españoles quienes construyeron la mayoría de las edificaciones que se aprecian el día de hoy. Muchas de ellas datan de la Edad Media, aunque otras más son renacentistas. La mayor parte de las viviendas y edificios poseen un limpio color blanco, lo que da a la ciudad y la isla esa típica postal blanca que todos conocemos Caminar entre sus calles me hizo verdaderamente sentirme en el Mediterráneo. Es así como imaginaba muchas de las islas de este milenario mar, como Grecia, el Mar Egeo, Turquía o Córcega El territorio se va volviendo cada vez más empinado, y una colina se levanta ante toda la ciudad. Esta parte es conocida como Dalt Vila, la antigua ciudad y capital de la isla. Esta urbe fungió un papel importante por muchos siglos, como puerto comercial y punto clave en las travesías mediterráneas de varias civilizaciones. Es por ello que se encuentra fortificada. La muralla fue levantada por la corona española para defenderla de los ataques turcos y piratas. Hoy esta pared y sus baluartes engalanan la ciudad y crean un maravilloso contraste entre una estructura medieval y un desarrollado paraíso turístico. Vista de Ibiza desde su centro histórico No cabe duda de por qué vivir en Ibiza es el sueño para muchos Y la enorme cantidad de extranjeros residiendo allí es la prueba misma del poder que la isla posee en todo el planeta. Volvimos al puerto y abordamos nuevamente el ferry, esta vez para regresar a Valencia. Subimos rápidamente a la cubierta del barco para tomar el sol que el día nos regalaba y para apreciar una última y mágica postal de la isla y su estupenda silueta Pasaría entonces mis últimas seis horas con mi familia ibicenca antes de despedirlos en el puerto de Valencia Y aunque sólo habían sido cinco días en su compañía, los recuerdos de uno de mis mejores viajes en la vida perdurarían para siempre Ibiza no solo era fiesta y alcohol. Ibiza cumplió un sueño y me llevó más allá de lo que el “yo” adolescente esperaba de ella. Al final partí de sus tierras mediterráneas con un puñado de nuevos amigos y experiencias por descubrir Pueden ver ambas partes de las fotos en los siguientes álbumes:
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