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Showing content with the highest reputation on 09/02/14 en toda la comunidad

  1. 2 puntos
    Después de la caótica etapa del día anterior, el despertar del tercer día no auguraba mejoras. El día amaneció lloviendo y mientras desayunábamos veíamos pasar peregrinos con sus chubasqueros. ¡Madre mía! pensé, como nos vamos a poner hoy. Pero para nuestra sorpresa, bastó salir de la cafetería con el chubasquero puesto, cuando al andar unos cien metros dejó de llover, ya iba mejorando el día. Esta tercera etapa normalmente se hace de Palas de Rei a Arzúa, pero en nuestra planificación del Camino decidimos no hacerla y dividir en dos la etapa, por tanto sólo andaríamos catorce kilómetros hasta Melide y allí haríamos noche. Comenzamos la etapa cruzando la nacional, hay que tener mucho cuidado con los cruces, ya que en algunos hay muy poca visibilidad debido a que hay curvas en la carretera, así que hay que extremar la precaución y si estamos recién levantados aún más. En la segunda aldea que nos encontramos nos recibe un cruceiro y más abajo una iglesia románica, la Iglesia de Xulián do Camiño, con su cementerio incluido, como no. A la salida también podemos ver un antiguo y pequeño lavadero y lo que supuse que era una pequeña alberca, no sé si para lavar o para que beban los animales, allí no había señales de nada en particular. En esta etapa ya se empezaba a ver un entorno mucho más rural y natural en comparación con la etapa anterior. Los paisajes eran muchos más bonitos, bosque de robles, de eucaliptos, campos de pasto, algunos pasos de río y animales pastando eran de las cosas que podíamos ir disfrutando. Pasado San Xulián do Camiño la siguiente aldea fue A Grana, que algún granadino gracioso pasó por allí y le puso el acento a la palabra Grana, convirtiendo el cartel del pueblo en “A Graná” y cambiando totalmente su significado. Allí nos encontramos campos de maíz, lo cuales veríamos muchos a lo largo de los días. Me llamó mucho la atención un bar que tenía una gigantesca concha, y si así era la concha, ¿¡cómo sería la vieira!? Seguíamos viendo hórreos a lo largo de la ruta, de todas clases, estos son un ejemplo: La etapa estaba siendo muy relajada. Los caminos no tenían muchas subidas y tampoco había bajadas bruscas, estaban asfaltados o eran de tierra y se caminaba muy bien por ellos. En algunos tramos parecía que los árboles te abrazaban y si mirabas a lo lejos veías como desaparecía el camino. Esto de noche tiene que dar un miedo… tipo película de terror… Un kilómetro después de que casi nos comieran los árboles pasamos por la aldea de Campanilla, que es la última de Lugo y en seguida nos plantamos en O Costo, primera aldea de A Coruña. Cuando llegamos a O Coto hicimos una pequeña parada para comer algo. El bar donde paramos no era caro, el plátano solo me costó cincuenta céntimos, aunque la señora que atendía era la típica señora mayor de pueblo pequeño con muy mal humor. Yo entré a pagar mi refresco y el plátano, y el camarero me dio el refresco y me dijo, coge tú el plátano de las canastas de fuera. Yo le pagué y salí a coger el plátano, la mujer se ve que no me vio pagar y mirándome con cara de pocos amigos le pregunto al camarero en gallego que si había pagado (la mujer se pensaba que el gallego solo lo hablaba ella y el camarero de allí, porque entenderla la entendí) y ya hasta que no me fui no me quitó el ojo de encima, por eso la mujer no me cayó muy bien. Así que si no queréis comer con unos ojos mirándoos la nuca ir al bar de en frente que tiene un peregrino tamaño real con el cual te puedes hacer una foto muy chula. En la siguiente aldea, Leboreiro, nos señalan el camino con esta singular flecha: En ella podemos ver también una casa con unos pitufos que daban miedo, un canasto gigante que se usaba antiguamente para guardar maíz y la Iglesia de Santa María de Leboreiro (con su cementerio adjunto). Algo curioso que me pasó en esa iglesia es que todas las fotos que eché de ella por dentro salían borrosas, y diréis que tenía el objetivo mal enfocado, pero no, lo enfocaba y al echar la foto salía desenfocada y ya después de cinco fotos malas me dio mal rollo y me fui de allí. Al salir de la aldea había un montón de vacas pastando por allí y fueron el centro de atención de todos los peregrinos, sobretodo de los más pequeños. Un puente de piedra nos saca de la aldea. Y como no, si hay vacas pastando, hay montoncitos de hierba y paja envueltos en plásticos. Eso fue lo más feo del sitio. Pasado Leboreiro viene un tramo feo a través de muchas fábricas, aunque el olor no es malo, olía a comida. Hay una travesía recta con varios monolitos con los nombres de la Orden de los caballeros de Santiago y una Cruz de Santiago. Pasadas las fábricas nos adentramos en nuestro entorno natural, volvemos a envolvernos de árboles y arbustos. Llegamos a Furelos y cruzamos el río por el puente medieval. En el río había una señora lavando a mano, como se hacía antiguamente. Las vistas del pueblo desde el puente eran preciosas. En el pueblo podemos visitar la Casa Museo de Furelos, que la entrada es gratuita y podemos ver productos típicos de la zona, la decoración típica de las casas, fotos del pueblo y podemos hacernos una foto de un pulpo con nuestra cara. También podemos ver la Iglesia de San Xoán de Furelos. Ya solo nos falta poco más de un kilómetro para llegar a Melide. Era la una de la tarde cuando llegamos y no nos lo pensamos ni un segundo al pasar por aquel mesón antiguo paramos directamente a comer. Una tapa de queso y un filete de ternera con patatas y huevos fue lo que comí aquel día, que rico estaba todo y lo mejor es que comer me costó menos de diez euros. Después nos fuimos a descansar y luego a media tarde salimos a ver el pueblo. En Melide se nota la afluencia de más gente, eso se debe a que el camino francés (el que estoy haciendo) y el camino primitivo se juntan en este pueblo. En la plaza del Ayuntamiento podemos encontrar la Capilla de San Antonio y el Museo de la Terra de Melide, que es de entrada gratuita y podemos ver Melide a través de la historia. Sus utensilios de trabajo, las distintas profesiones que se ejercían, las vestiduras del lugar, como eran las casas hace años, sus utensilios y más cosas sobre la cultura gallega. Por último la Iglesia de San Roque, que está en pleno Camino de Santiago. Y aquí acaba nuestro día, a descansar que la siguiente etapa sería otro día.
  2. 2 puntos
    Siete de la mañana, sonó el despertador, un nuevo día nos espera en el Camino. La mañana amaneció despejada, parece que haría buen día. La segunda etapa eran veinticinco kilómetros hasta llegar a Palas de Rei. La bajada hasta el río tiene muy buena vista, sería la única que veríamos buena, porque hay que decir que la segunda etapa del Camino no es nada bonita. Ya dije que había que ir bien desayunados por la mañana, y menos mal que desayunábamos bien, porque el bajar al río, la cuesta que nos esperaba era bastante interesante, por no decir que era muy empinada. Algo que ocurre mientras andamos, que no sé si será casualidad o causalidad, pero cuesta que hay que subir, cuesta en la que te encuentras un olor… yo entiendo que hay granjas y tal, pero es que parece que lo han hecho a propósito. Resulta que al haber tantas granjas por el camino, los paisanos de por allí amontonan la paja que le dan de comer a los animales y la envuelven en un plástico. Eso al cabo del tiempo empieza a oler, ¡y menudo olor! pues te lo comes entero, porque si fuese cuando bajas pues bueno, contienes un poco la respiración y ya, pero subiendo que normalmente te falta un poco el aire…ya os podéis imaginar. Aquí os dejo una foto de los susodichos montones. Ojo que ver las vacas pastando en el campo mientras caminas es muy bonito, pero ya podían comer otra cosa. Después de la complicada subida nos encontramos un tramo entre pinos y prados donde ya el aire es más puro y natural. A partir de aquí pasaremos por varios cruces de carreteras, pasaremos por algunas fábricas de ladrillos y fertilizantes. Ya pasados Gónzar llevamos ocho kilómetros, yo aconsejo parar y tomar algo para recuperar energías, ya que después nos espera otra de nuestras trepidantes cuestas. La próxima parada significativa es en Ventas de Narón y que nos sellen en la capilla que hay al lado del bar. La capilla de la Magdalena es una pequeña iglesia románica en la cual el hombre que te sella es una persona singular, aunque yo no me di cuenta al principio. Después de varios kilómetros de asfalto y cruces de carretera llegaremos a algún tramo de monte. El merendero es muy buen sitio para parar y refrescarse. A pesar de la dureza de la ruta la gente va contenta y feliz, y algo que no he comentado aún y que es muy característico del Camino es su saludo. Tú no conoces a la gente, pero toda la gente se conoce. Todo caminante o ciclista que pasa y se cruza con otros peregrinos dice “Buen camino” a lo que todos contestan “Buen camino”. Esa frase si no la repetí como medio millón de veces no la repetí ni una vez. La vista que hemos llevado prácticamente toda la ruta ha sido esta: Pocos kilómetros antes de llegar a Palas de Rei, me cabree , llevaba casi veinte kilómetros a las espaldas y en una de las fuertes bajadas mi rodilla ya iba fastidiada y como no había planes de parar (porque en el merendero tampoco paramos) me quedé un poco atrás, entonces me enfadé y me encerré en mi misma. ¿Cuál fue el resultado? Pues los restantes kilómetros todo el cabreo que llevaba lo focalicé en mis piernas y empecé a andar, andar, andar y llegué antes que nadie, no había dolor, solo cabreo. Ahí me di cuenta de la fuerza mental que tengo cuando me enfado… y no solo yo… Eso sí, al llegar me senté y no podía ni moverme, tenía una sobrecarga muscular. Ahora en frío me arrepiento de no haber hablado las cosas o directamente haber parado yo sola, hay mucha gente en el camino con la que podía haber seguido. Y lo peor de todo es que no me hice una foto en una hormiga gigantesca que había en un bar cuatro kilómetros antes de llegar a Palas . La hormiga muy chula. Una vez llegamos a Palas nos fuimos a comer en frente del Ayuntamiento y yo de ahí a la cama porque tenía un gemelo tieso, una rodilla inservible y una mini ampolla en el dedo gordo. Ya después de hablar con mis amigas una se ofreció a curarme la ampolla (tuvo el valor de coger una jeringuilla y sacarme el liquido) y a darme masajes en las piernas para recuperarme. Yo esa tarde no salí a ver el pueblo, no podía moverme de cintura para abajo, pero mis amigas sí y me trajeron esta foto de la Iglesia de San Tirso. Y aquí se acabó la segunda etapa del Camino de Santiago. Sinceramente fueron más de veinticinco kilómetros de sufrimiento, asfalto y cabreo. También digo que fue un punto de inflexión y a partir de ahí hasta que llegué a Santiago fueron los mejores días, pero eso ya os lo cuento otro día.
  3. 1 punto
    Como dije antes, México tiene todo tipo de atracciones para ofrecer a todo tipo de público, desde el más conformista hasta el más exigente. El Paseo de la Reforma es una de las principales avenidas de la ciudad, y a lo largo de su sendero hay paradas obligadas para cualquier visitante. Lo primero a tomar en cuenta es que quizá el itinerario que les daré no se puede realizar en un sólo día; así que si cuentan con tiempo de sobra podrán tomarse las jornadas necesarias, como yo lo he hecho. El Paseo de la Reforma atraviesa la ciudad desde el oeste hacia el norte. A pesar de ser una avenida muy larga, lo más interesante se concentra entre la primera sección del Bosque de Chapultepec y la estación del metro Hidalgo, que es exactamente la ruta que explicaré en este relato. México presume ser la ciudad con más museos en todo el mundo. Existen alrededor de 132, según algunas revistas capitalinas. Entre todos, existen algunos que, por ende, son imperdibles: La lista suele ser encabezada por el Museo de la Casa Azul de Frida Kahlo (la pintora mexicana más famosa), el Museo Soumaya de Carlos Slim (el hombre más rico del mundo) y los Museos de Arte Contemporáneo de la UNAM y el Rufino Tamayo. Pero el mejor, desde mi punto de vista, es el Museo Nacional de Antropología e Historia, y es precisamente donde recomiendo iniciar este recorrido. El museo del INAH se sitúa en el lado norte de la primera sección del Bosque de Chapultepec, del otro lado del Paseo de la Reforma. Para llegar, se puede arribar a la estación de metro Chapultepec o a la Auditorio. Este enorme complejo recopila piezas originales y réplicas de la historia prehispánica de México. Es decir, explica con bolitas y palitos todo acerca de México antes de la llegada de los conquistadores españoles. Si bien, México es el país más diverso en Mesoamérica, en cuanto a culturas prehispánicas se refiere, es muy difícil conocerlo todo. Se necesitaría recorrer el país de norte a sur para admirar cada una de sus maravillas. Pues bien, este museo es la oportunidad perfecta de hacerlo sin moverse de la capital. En su interior se halla la colección más grande de piezas prehispánicas del país, divididas por salas de acuerdo a la época y a la civilización (sala olmeca, sala maya, sala azteca...) catalogadas por su ubicación geográfica. Algunas de las atracciones más valoradas son las cabezas olmecas (civilización oriunda de Veracruz ), la recreación de la ciudadela de Teotihuacán, las miniaturas de la antigua Tenochtitlán y la piedra original del calendario Azteca (que en realidad era una piedra de sacrificios). El tiempo aproximado para visitar todo el museo es de 4 horas, aunque hay a quienes no les interesa mucho aprender la historia y lo recorren sin leer nada; en cuyo caso, podrían hacerlo en 2 horas. Todo de depende de los gustos de cada uno. Los domingos la entrada es gratis, pero les advierto, habrá mucha, MUCHA GENTE. Una vez que hicieron checked en el museo, pueden cruzar la avenida Reforma y adentrarse en el famoso Bosque de Chapultepec, el Central Park de la ciudad de México. Este parque gigantesco es el sitio perfecto para alejarse un poco del bullicio y la agitada vida urbana. Aquí se puede encontrar un jardín botánico, una feria de juegos mecánicos, museos de arte moderno y tecnología para niños, dos lagos para navegar en barcas pequeñas y un zoológico de entrada gratuita. Pero la atracción más visitada del bosque es el Castillo de Chapultepec, el único castillo real de toda América. Éste fue construido en el siglo XVIII por el virrey español Bernardo de Gálvez y Madrid, como casa de recreo. No obstante, su uso más conocido fue la academia militar fundada en 1841 y cuando pasó a ser la residencia del Emperador Maximiliano I de México. Actualmente, aloja al Museo Nacional de Historia. El castillo se erige en la cima del cerro Chapulín (palabra náhuatl que significa saltamonte, insectos que, por cierto, son un manjar delicioso ). Para llegar a él se puede caminar o subir en un pequeño tren, pagando una modesta cantidad. Desde la colina se tienen vistas preciosas de la zona oeste de la ciudad, apreciándose en su mayoría los centros financieros. Cuando se desciende, la salida del bosque da directo al inicio del Paseo de la Reforma en su zona más transitada. De hecho, esta avenida fue construida originalmente para conectar la residencia del virrey con el centro de la ciudad. Desde ahí, se puede caminar (o andar en bicicleta) a lo largo de aproximadamente 4 km en uno de los recorridos más conocidos de la ciudad. Éste va desde la Estela de Luz hasta el Monumento a la Revolución. Reforma es famosa por alojar las sedes de grandes empresas en el país, como bancos, hoteles y la Lotería Nacional. Por ello, uno se puede topar con edificios ultramodernos que pintan un paisaje mágico, que vale la pena observar de día y de noche. Además, es uno de los centros de la ciudad verde, desde donde se intenta reducir la contaminación. De este modo, la avenida cuenta con renta de eco-bicis, transporte público de cero emisiones y botes de basura por todos lados (créanme, en México a veces es difícil encontrar un bote de basura). Las glorietas o rotondas que dibujan los nodos de las calles son casa de algunos monumentos icónicos a nivel mundial, como la fuente de la Diana Cazadora y la Columna del Ángel de la Independencia, lugar donde se convoca a las celebraciones masivas cuando México tiene un logro, sobre todo en el ámbito deportivo. También vale la pena desviarse a algunos costados de la avenida Reforma, sobre todo en la Zona Rosa, siendo las mejores opciones tomar la calle Amberes o la calle Génova. No hay que pensar que por ser la zona gay es exclusiva para homosexuales y lesbianas. De hecho, muchos de los sitios más famosos en la vida nocturna de la ciudad se encuentran aquí, y vale la pena visitarlos si se busca pasar un buen rato Siguiendo hacia el norte, en la acera derecha, se encuentra la plaza comercial Reforma 222, aunque debo advertir que el lujo y los precios caros abundan por doquier. Después de cruzar la intersección con Insurgentes (la avenida más larga de México, y que también aloja una excelente vida nocturna) y la estatua de Cuauhtémoc, debemos desviarnos en la siguiente rotonda, en la calle Ramírez, en dirección norte. Así, llegamos al último punto del recorrido, el Monumento a la Revolución. Aquí, surge una gran explanada que es utilizada por los skates y patinadores para aprovechar el asfalto liso. Desde la cima del monumento también se tienen vistas muy chulas de toda la ciudad, aunque desconozco el precio de ingreso. Este es punto de reunión para familias, adolescentes, niños que juegan con las fuentes de luces, y turistas que, como yo, comienzan o terminan una caminata imprescindible en la ciudad Desde aquí se puede volver fácil al centro histórico, caminando sólo algunos metros después de la estación de metro Hidalgo. Si quieren inspirarse un poco más sobre este recorrido no olviden mirar algunas de las fotos del álbum.
  4. 1 punto
    La ciudad de México ofrece de todo un poco a sus visitantes. Desde grandes y lujosos paisajes formados por una fila de rascacielos post-modernos hasta barrios de la aristocracia de finales del siglo XIX a principios del siglo XX. Cuando un extranjero piensa visitar México, lo primero que le puede venir a la mente son pirámides y arquitectura prehispánica. Pero va mucho más allá de sólo eso. Aunque sigo diciendo que la capital no es lo más hermoso de mi país, no puedo negar que promete ser cautivadora. La ciudad de México y sus alrededores es la viva muestra de la mezcla cultural en Mesoamérica. Y uno de los rincones que lo deja a la vista es su centro histórico. No muchas personas se informan sobre el estilo de vida en la ciudad antes de visitarla. Por eso les informo que esta capital se encuentra a 2240 metros sobre el nivel del mar (en promedio). De esta forma, es muy probable que sus labios se resequen, se cansen al caminar y el sol queme su piel. Así que recomiendo labial hidratante, bloqueador solar, y siempre salir con un sueter y un paraguas, pues el clima es bastante impredecible y nunca se sabe cuándo lloverá. Como ya he mencionado en otros relatos, la ciudad está construida sobre la antigua Tenochtitlán, capital del imperio azteca, que a su vez, estaba construida sobre un islote del antiguo lago Texcoco (ahora casi seco). Por ello, el subsuelo es muy inestable, y los frecuentes terremotos han ocasionado que el paisaje luzca con ondas por las calles. Así que no se asusten si ven un edificio chueco o si se marean al caminar (o incluso, si un temblor los toma por sorpresa...créanme, es bastante normal). Después de estas advertencias y aclaraciones, continuaré con el relato. Los edificios del centro histórico de México poseen diferentes estilos, marcados por la época en que fueron construidos. Para conocerlo puedo recomendar la siguiente ruta: Desde la estación de metro Hidalgo, se puede caminar por toda la Alameda Central hasta llegar al Palacio de Bellas Artes. Éste último se ha convertido en un símbolo de la ciudad, al menos dentro del país. Se considera la máxima casa de expresión de arte en todo México. Se pueden encontrar exposiciones de pintura, baile, teatro, fotografía, etc. Si tienen la oportunidad de ver alguno de estos performance se los recomiendo ampliamente, pues la mayoría de ellos suelen ser magníficos. Sino, pueden entrar (por un precio no tan elevado) para disfrutar de la exposición permanente, que consta de murales elaborados por los principales pintores del México del siglo XX, como Diego Rivera, José Clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros (todos ellos mis favoritos ). Este edificio fue construido por el presidente Porfirio Díaz (que gobernó por 30 años, anterior a la revolución mexicana, época donde SÍ se utilizaba sombreros, bigote y trajes de indio con ponchos). Este dictador hizo crecer a México gracias a sus excelentes relaciones internacionales. Sus viajes a Francia lo hicieron traer el estilo Art Nouveau y Art Déco a México, y se ve reflejado en muchas construcciones. Otro ejemplo de ello es el edificio de correos, de principios del siglo XX. Debo confesar que es mi edificio favorito en interiores. Cuando entro, me siento en la Europa imperial o dentro del Titanic (según lo pinta James Cameron), bajando las escaleras chapadas en oro y subiendo en el elevador con rejas doradas. Este edificio está justo detrás del Palacio de Bellas Artes. Siguiendo la ruta, el camino obligado es recorrer el paseo de Madero, una calle peatonal que une la Alameda Central con el Zócalo de la ciudad. El principio de este sendero lo marca la simbólica Torre Latinoamericana, el antiguo edificio más alto de México, así que no hay manera de perderse. Por cierto, si suben a la punta pueden tener una vista panorámica de la ciudad desde el mirador, pagando un precio aproximado de 60 pesos (según recuerdo). A lo largo de esta calle uno se encuentra con todo tipo de comercios. Souvenirs, helados gigantes, tiendas de ropa, vendedores ambulantes, comediantes callejeros y hasta estatuas humanas. No se sientan extraños si no saben identificar de qué estilo es cada construcción, pues pueden datar de la época colonial cristiana, el barroco, la post-guerra independentista o el porfiriato y sus aires franceses. El final del corredor se ve interrumpido por la plaza del Zócalo, una inmensa placa de concreto donde todos los días hay una manifestación nueva o una feria comercial, así que rara vez la apreciarán en su máximo esplendor. En el centro del zócalo se iza la bandera nacional. La plaza se ve rodeada, al norte por la Catedral Metropolitana, al este por el Palacio Nacional, y al sur el Palacio de Gobierno. Quisiera decirles que es un sitio mágico y fabuloso, pero pocos lo ven así. Es muy probable que lo encuentren lleno de vendedores ambulantes, manifestantes, policías arrestando gente y un embotellamiento de automóviles a su alrededor. Aún así, no dejen de visitar la catedral en su interior. Al costado derecho de la catedral se halla la excavación arqueológica de las ruinas de Tenochtitlán, pues el zócalo se alza justo encima de los cimientos de las pirámides de mayor esplendor del imperio azteca. No es un sitio muy bueno para visitar, pues sólo se observan rocas y herramientas. Pero es bueno saber dónde se está parado. Si visitan la ciudad en una época festiva, el zócalo se puede ver atestado de gente celebrando la ocasión. Es el caso de la noche del 15 de septiembre, fiesta de la independencia de nuestro país, donde el presidente da El Grito desde su balcón y todos agitan su bandera en señal de patriotismo. Alrededor de la plaza central se pueden observar muchos comercios y tiendas, algunas de ellas famosas, como el café Tacuba o el Sanbors de los Azulejos. Si se quieren adentrar en el verdadero México, pueden visitar los mercados de la Lagunilla y Tepito, aunque no se les recomiendo a menos que vayan con un local, pues suelen ser barrios muy peligrosos, donde abunda la droga y mercancía ilegal. Yendo hacia el norte por el Eje Central (calle que cruza al costado de Bellas Artes y la Torre Latino) se llega al complejo de Tlatelolco. Se puede ir caminando (cerca de 25 minutos) o bien, tomar un trolebús que cuesta 2 pesos Tlatelolco es el nombre de la segunda ciudad más importante para los aztecas, después de Tenochtitlán. Hoy en día es una zona habitacional. Lo bueno de esto, es que aquí SÍ se pueden visitar las ruinas originales. La entrada al laberinto de piedra (así le llamo porque así parece) es completamente gratis. Puede perder un poco el encanto al verse rodeado de condominios de los años 50's y del museo de Tlatelolco, un edificio moderno construido por la UNAM. Al extremo este de las ruinas se yergue el antiguo convento de Santiago, fundado por los españoles. Esta fusión de arquitectura, épocas y razas es la razón de que la plaza central se llame "Plaza de las Tres Culturas". Este sitio fue la sede de un suceso bastante trágico para la historia mexicana. El 2 de octubre de 1968, el gobierno federal en turno mandó al ejército a matar a toda una congregación de manifestantes (en su mayoría estudiantes) que formaban parte de un movimiento social pacífico que buscaba un cambio en el abuso de poder. Los hechos ocurrieron 10 días antes de la inauguración de los Juegos Olímpicos en la ciudad. El gobierno escondió el crimen por décadas, y salió a la luz hasta los años 90's, pero nunca se tomó justicia. Por ello, actualmente se puede encontrar un monumento a los caídos, que, hasta el día de hoy, se utiliza como símbolo de lucha contra la represión y corrupción. Muy pronto les platicaré sobre otras zonas de la ciudad, que como la segunda más grande del mundo, siempre hará lo imposible por no dejar que sus viajeros se aburran en esta selva de asfalto.
  5. 1 punto
    Piedras preciosas, termas y playa… ¿Se preguntarán el por qué del título? La respuesta es mi viaje. Salí con la idea de hacer varias escalas o mejor dicho paradas. Es que cuando tengo tiempo me gusta armar viajes con varios puntos para conocer. Esta vez el viaje empieza en Entre Ríos, sigue por Misiones y termina en una playa en Brasil… Las Termas de San José No soy muy adepta del termalismo, pero estaba en la ciudad de Colón rodeada de centros termales y me sentí tentada de ir por lo menos a uno. En Colón hay un centro termal, pero en el momento en que fui yo estaba siendo remodelado. Entonces, aprovechando una tarde calurosa, llamé a un taxi y pedí que me llevaran a San José. San José es un pueblo, bastante antiguo y no muy turístico, su encanto esta dado por sus termas y claro también por la tranquilidad del lugar. Llegué y luego de dejar rápidamente las cosas me fui a pasear por las distintas piletas… Hay varias, de diferente tamaño y temperatura. La recomendación que se da es no estar mucho tiempo adentro, dado que el calor del agua puede hacer mal. Así que pase mi tarde de pileta en pileta y sin darme cuenta anocheció. El taxista ya me había comentado que ellos no solían trabajar hasta muy tarde, debo admitir que una sensación de preocupación me invadió. Yo estaba parando en Colón, una ciudad vecina pero no tenía movilidad propia. Pero afortunadamente conseguí un taxi que me llevó de regreso a Colón, pasé una última noche aquí y a la mañana siguiente armé todo para seguir viaje. Próxima parada: piedras preciosas Me despedí de la provincia de Entre Ríos para ir rumbo a Misiones. Ya conocía las Cataratas del Iguazú pero estando aquí no podía privarme de verlas nuevamente. Es un paisaje tan sorprendente, tan único… Pero, voy a contarles más en detalle la otra excursión que hice (que en el viaje anterior no había podido hacer) la de las Minas de Wanda. Excursión que recomiendo que hagan ya que se van a sorprender. Para llegar a este sitio, tuvimos que tomar la Ruta Nacional 12. Luego de unos pocos minutos de recorrido, un simpático guía nos recibió para acompañarnos a realizar el paseo para conocer las fantásticas piedras. El paseo fue sumamente interesante, nos iba dando detalles sobre los orígenes y conformación química de las piedras, recordándome las clases de geomorfología de la facultad. Según nos comentó el guía, las Minas fueron descubiertas en el año 1976. Un dato curioso y llamativo que recuerdo es que el basamento donde se encuentra apoyada la provincia de Misiones se conformó hace muchos años en la era terciaria, es decir, unos cincuenta millones de años atrás, una cifra geológica que cuesta entender. Fue gracias al accionar de la lava y los posteriores enfriamientos que se formaron estas llamativas piedras preciosas. Avanzábamos por el lugar, sorprendiéndonos por los colores y por las formas de las piedras semipreciosas, algunas con forma de prismas, otras hexagonales, otras de formas más irregulares, todas muy distintas. Las piedras que más predominan en las Minas de Wanda son las amatistas, las de color violeta, pero hay de todo, es posible encontrar ágatas, cristales de roca, jaspes y otras variedades más. Luego de ver este hermoso catálogo, la propuesta fue conocer la sala de exposición. Aquí se venden gemas y joyas. Por supuesto, que aprovechamos para comprar algunos souvenires y adornos. Además, dicen que las piedras atraen la buena energía y yo creo que es cierto. Sorprendida por la singular belleza de este lugar y con algunos regalitos volví hacia Iguazú para acomodar la valija e ir a la próxima parada... Descanso en Florianópolis Después de unas cuantas ideas y venidas, excursiones, más idas y venidas, recambio de hoteles, horarios, etc, llegó el momento en que el espíritu del viaje cambió de aventura a descanso… Un lugar para descansar sin lugar a dudas, son las playas. Conozco casi todas las playas de mi país, las que están cerca, las que están no tan cerca e inclusive las del sur las cual son sumamente distintas. Luego de analizar mapas y alternativas, el punto a donde ir fue Florianópolis, una ciudad de Brasil, bastante cercana a mi país, Argentina. Florianópolis es sinónimo de playa, según leí hay apróximadamente unas cien playas en esta ciudad. Fui a unas cuantas, pero obviamente no pude conocer todas. Me tocaron días muy lindos, por suerte ningún día de lluvia. Aún recuerdo el intenso calor, las caminatas por la orilla del agua y por supuesto, los chapuzones en las cristalinas aguas. Las tardes las pasé en la playa, con la compañía de algún refresco, charlas y paseos alternados con descanso y juegos de cartas. Pero me resulta imposible quedarme quieta y descansar, aprovechaba la nochecita para salir a pasear por la ciudad. Una de las cosas que más me llamó la atención de Florianópolis fue la gran cantidad de graffitis y murales pintados. Aproveché también para probar los platos típicos, ya que viajar es una oportunidad para conocer la cultura y tradiciones de un lugar. Pero debo admitir que lo que más me gustó de Brasil fue la variedad de frutas que se sirven en los desayunos, muy refrescantes!
  6. 1 punto
    en Tailandia dudamos entre probar unos "deliciosos" saltamontes con chocolate y un cono de sabrosos gusanitos... Nuestra imaginación voló y empezamos a imaginar como debían de crujir los saltamontes cocinados y nos decantamos por los gusanitos fritos jaja
  7. 1 punto
    Bueno, a pesar de las inclemencias y los dolores de rodilla el camino de Santiago te dejará memorias imperdibles
  8. 1 punto
    Jajajaja, el acento andalú está presente en toda España eh. Wow, de verdad que esos caminos me recuerdan a los senderos por los que camina Frodo en la primera película del señor de los anillos :O de miedo. Y qué decir del clima, no se pueden esperar menos lluvias de Galicia.
  9. 1 punto

    Del álbum Paseo de la Reforma

    No olvides de leer el relato que acompaña esta foto: Paseo de la Reforma
  10. 1 punto

    Del álbum Paseo de la Reforma

    No olvides de leer el relato que acompaña esta foto: Paseo de la Reforma
  11. 1 punto
  12. 1 punto
    Me dejas boquiabierto con tu descripción del lugar. Me recuerda al sentimiento de visitar los pequeños pueblos alemanes en otoño y sentirme en una villa navideña de la Coca Cola me dije: he estado aquí antes...
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