Saltar al contenido

Buscar en la Comunidad

Mostrando resultado de los tags 'Ciudades' .

  • Buscar por Tags

    Type tags separated by commas.
  • Buscar por Autor

Tipo de Contenido


Categories

  • Noticias
  • Tips y Consejos
  • Destinos
  • Libros y Guías
  • Reportajes y Curiosidades
  • Excursiones y Rutas
  • Fiestas y Celebraciones
  • Ofertas

Foros

  • Foros por Destino
    • Europa
    • América Latina
    • América del Norte
    • Asia
    • Oceanía
    • Oriente Próximo
    • África
    • Compra - Venta
    • Compañeros
  • Discusión General

Blogs

  • Sur de Italia
  • Avani's Blog
  • Yorkshire, Norte de Inglaterra
  • Montenegro
  • Excursiones y visitas por Cataluña :)
  • Que ver y visitar en Sevilla
  • Norte de Argentina
  • Secretos de Sudamérica
  • Granadina de ruta
  • Encantos de México
  • Pueblos argentinos para descubrir
  • 1 El inicio: Ruta 3 de La Plata a Ushuaia
  • Misterios de Europa
  • Rincones de mi ciudad: Mar del Plata
  • Chiapas, México
  • Veracruz, México
  • Destinos turísticos famosos
  • Historias del Sur de Argentina
  • Ciudad de México
  • 2 Tierra del Fuego: En el Fin del Mundo
  • Lindos rincones y pueblos de Portugal
  • Viajes con sabor a sol y playa
  • 3 Por la mítica Ruta 40
  • México Central
  • Viajes por América
  • Oaxaca
  • 4_Vida y colores del Norte argentino
  • Viaje a recitales
  • 5_ Por los caminos de Bolivia
  • La Europa menos conocida
  • Guatemala
  • Monterrey
  • 6_ Perú, legado de Incas
  • Perú
  • Bolivia
  • Argentina
  • 7. All you need is Ecuador
  • Chile
  • España
  • Alemania
  • Francia
  • Europa
  • Livin' in Australia
  • Polonia
  • Oceanía
  • Italia
  • Visitando Europa
  • Marruecos
  • Bélgica
  • Escandinavia
  • Islandia
  • Reino Unido

Encontrar resultados en...

Encuentra resultados que...


Fecha

  • Inicio

    Final


Última Actualización

  • Inicio

    Final


Filtrar por número de...

Registrado

  • Inicio

    Final


Group


Vivo en


Intereses


Mis Viajes


Mi Próximo Viaje


Mi Viaje de ensueño


AIM


MSN


Website URL


ICQ


Yahoo


Jabber


Skype

Encontrado 3247 resultados

  1. Ayelen

    Lima, capital de Perú

    Del álbum Lima

    Mi viaje en moto por Latinoamérica Relato: Bajo “la gris panza de burro” en Lima
  2. Ayelen

    Plaza Mayor de Lima, Perú

    Del álbum Lima

    Mi viaje en moto por Latinoamérica Relato: Bajo “la gris panza de burro” en Lima
  3. Ayelen

    Lima, capital de Perú

    Del álbum Lima

    Mi viaje en moto por Latinoamérica Relato: Bajo “la gris panza de burro” en Lima
  4. Ayelen

    Lima, capital de Perú

    Del álbum Lima

    Mi viaje en moto por Latinoamérica Relato: Bajo “la gris panza de burro” en Lima
  5. Ayelen

    Lima, capital de Perú

    Del álbum Lima

    Mi viaje en moto por Latinoamérica Relato: Bajo “la gris panza de burro” en Lima
  6. Ayelen

    Parque del Amor, en Lima

    Del álbum Lima

    Mi viaje en moto por Latinoamérica Relato: Bajo “la gris panza de burro” en Lima
  7. Ayelen

    Lima, capital de Perú

    Del álbum Lima

    Mi viaje en moto por Latinoamérica Relato: Bajo “la gris panza de burro” en Lima
  8. Ayelen

    Lima, capital de Perú

    Del álbum Lima

    Mi viaje en moto por Latinoamérica Relato: Bajo “la gris panza de burro” en Lima
  9. Ayelen

    Lima, capital de Perú

    Del álbum Lima

    Mi viaje en moto por Latinoamérica Relato: Bajo “la gris panza de burro” en Lima
  10. Ayelen

    Miraflores, Lima

    Del álbum Lima

    Mi viaje en moto por Latinoamérica Relato: Bajo “la gris panza de burro” en Lima
  11. Ayelen

    Gatos de Miraflores, Lima

    Del álbum Lima

    Mi viaje en moto por Latinoamérica Relato: Bajo “la gris panza de burro” en Lima
  12. Ayelen

    Miraflores, Lima

    Del álbum Lima

    Mi viaje en moto por Latinoamérica Relato: Bajo “la gris panza de burro” en Lima
  13. Hola amigos del foro! ¿Alguien estuvo en Bangkok? No es para mí la info, lamentablemente no soy la afortunada que va a viajar... Le estoy tratando de conseguir algo de info +tips + consejos a mi mamá... Tiene un congreso en esa ciudad y quiere aprovechar si le toca algún día libre para conocer algo... Así que se agradece si alguien puede pasar datos... Gracias a todos!
  14. Buenas tardes a todos! En julio me voy de viaje junto con mi novio a América (todavía no me lo creoo!!!!!) nos quedaremos durante dos semanas. Lo que más deseo ver es Nueva York, Las Vegas y el Garand Canyon pero como la hermana de mi novio estara por esas fechas en San Francisco debemos ir a verla al menos 4 o 5 días lo cual nos quita mucho tiempo pero sera interesante ver San Francisco con ella de guía Todos me dicen que mejor me concentre solo en California pero para mi ir Estados Unidos y no visitar Nueva York es un insulto ¿no os parece? ademas que nosotros no somos ricachones y no se si podre volver nunca más Entonces qué os parece el siguiente recorrido: En NuevaYork nos quedaríamos 4 noches, luego en San Francisco nos alojara su hemana por otras 5 y luego pensaba quedarme 1 día y noche en Las Vegas y desde allí organizar la visita al Grand Canyon. Cómo lo veis? Amparo
  15. AlexMexico

    Mi rumbo a los Incas

    No fue fácil tomar una decisión para dejar atrás la ciudad de Lima. Era el único destino que verdaderamente había planeado visitar. De hecho, era mi única parada obligatoria, tanto que su aeropuerto me recibió y me despediría. En principio mis planes apuntaban hacia el norte del subcontinente. Tenía intenciones de visitar a mi amiga Juliana en Bogotá y había recibido una invitación de Freddy, un estudiante colombiano de intercambio, para pasar el fin de año en su natal Santa Martha. Y la verdad que el Caribe colombiano puede tentar a cualquiera. No así, sabía que volar 5 horas hasta las tierras Incas y no visitar Machu Picchu me haría merecedor a un Fail Goal, y sobre todo al reproche de todos mis amigos (y de mí mismo), y fracasaría como viajero del sur. Pensé en la posibilidad de subir hasta Colombia y dejar Machu Picchu como última escala, antes de volver a México. Pero algunas charlas con Karen y un vistazo a mi cuenta de débito me bastaron para enderezar mi decisión. Visitar las icónicas ruinas incas no sería precisamente lo más barato de mi viaje; en cambio, sería una de las cosas que más huecos le haría a mi billetera. En efecto, me dirigí a la milenaria ciudad de Cuzco para después dejar que el viento me llevara consigo a donde mejor conviniera a mi destino. Pronto me di cuenta de que ya no estaba más en México. Investigar los precios de los tickets de bus para Cuzco no fue tan fácil como teclear en un buscador online o una página web de una estación de autobuses. En la ciudad de Lima cada compañía tiene su propia terminal (a excepción de la central norte, donde se aglutinan todas). Por tanto uno debe caminar calle por calle para preguntar por los precios, que pocas veces se muestran en sus sitios web. Por suerte, casi todas las empresas de transporte terrestre se encuentran en el mismo lugar, al este de la vía exprés, entre las estaciones México y Estación Central del metropolitano. Un buen tip para quien visite Perú es que los costos de viaje en bus suelen ser variables. Muchas veces se consiguen boletos mucho más baratos si se compran con bastante antelación. Además, no es lo mismo viajar de día y de noche, o viajar en días hábiles o fin de semana. Y lo mejor, o peor de todo, es que en ocasiones se puede regatear. Por ejemplo, si un bus está a punto de salir y aún no se ha llenado, los vendedores rematan los precios a bajo costo. Uno se puede dar cuenta por los estruendosos gritos de las mujeres que anuncian su salida próxima, y que son ya parte de la atmósfera auditiva de viajar a través del Perú. Lo malo de esto va para los gringos y guiris, a los que por su escaso español o rubia cabellera incrementan los precios, creyéndolos idiotas que soltarán cualquier cantidad de plata por un pasaje. Al ver que las cosas funcionaban algo diferente que en mi país, opté por comprar un día antes el pasaje más barato en la compañía más decente y confiable que pude encontrar, en aras de las advertencias que Karen y Luzmi me habían hecho sobre los accidentes y asaltos en las carreteras (lo cual sinceramente no me preocupaba mucho, después de mi viaje nocturno en Guatemala). Conseguí pagar 80 soles (27 USD) en un bus de la compañía CIVA, empresa que contaba con tres tipos de servicio: Económico, Super y Exclusivo. Por supuesto, escogí el económico. Sabía que me esperaban cerca de 21 horas a bordo sin servicio de wifi, comida, bebidas o asientos cama (lo que sí ofrecía el servicio exclusivo por 100 soles más). Pero estaba dispuesto a sacrificarme un poco por guardar ese dinero que días después de abriría las puertas al famoso recinto sagrado. Después de todo, nada podría ser peor que aquel bus en el que viajé con polleros en Guatemala. Sin más, me despedí de mis couch, prometiendo volver a Lima para finales de enero, fecha en la que Karen me ofreció regresar con ellos. Tomé mi bus un miércoles a la 1:30 pm. A mi equipaje de mano se habían agregado sándwiches de jamón y queso, algunos chocolates, una botella de agua, pastillas para el soroche y hojas de coca. A partir de entonces esas pequeñas hojas fueron mi pan de cada día. Karen me las había recomendado para cuando me diera el soroche o (mal de altura), mientras Luzmila, como si lo que menos quisiera fuera calmarme, me recomendó pastillas ya que eran más fuertes y efectivas que las hojas. Hojas de coca, solución andina al mal de altura En fin, desde poco después de partir pude dormir cómodamente, disfrutando de la poca demanda que esa ruta tuvo aquel maravilloso día. No existe nada mejor que tener dos asientos para ti solo. A penas antes del anochecer pude avistar las primeras colinas que anunciaban las curvas de la cordillera más larga del mundo, que estábamos a punto de atravesar. El tiempo pronto perdió su propia noción, entre las veces que me despertaba y me volvía a acomodar. Entonces pude arrepentirme un poco de no haber pagado algunos soles más por un servicio mejor, en vista de la resistencia que opuso el conductor a encender el aire acondicionado, a pesar de las gotas de sudor que empapaban nuestras camisas durante el día. Pero sobre todo, de sentir nuestras piernas congeladas cuando ascendíamos la cordillera andina a altas horas de la noche :(Más me arrepentí de haber dejado mi saco de dormir dentro del portaequipaje. La primera escala llegó, y todos bajaron a cenar. Comer uno de esos caldos de gallina que me ofrecían en mitad de la carretera no me abría mucho el apetito. Mucho menos después del hedor que el baño del autobús emanaba por el pasillo (y que no pretendía utilizar en todo el viaje). Así que mejor sacié mi hambre con un pequeño sándwich y aproveché para orinar en un lugar sin movimiento. En el modesto restaurante de aquella autopista nocturna conocí a Eucebio, un peruano del Callao que resultó ser mi colega de profesión. Viajaba a Cuzco para celebrar su cumpleaños. Luego de una pequeña charla con él, volvimos al bus y seguimos el camino, no sin antes tomar el consejo de Eucebio y mascar mis primeras hojas de coca, para evitar el soroche a la altura a la que estábamos a punto de subir. En mi ciudad (en la costa del Golfo), la gente cree que le dará el mal de altura si visita la Ciudad de México, a unos 2200 metros sobre el nivel del mar. Pero cuando de Perú se trata, hablamos de ligas mayores. En este país se encuentran las ciudades más altas del globo. Basta con mencionar La Rinconada, cerca de la frontera con Bolivia. Se trata de la población permanente más alta del mundo, a 5100 msnm. A los pies de los picos nevados de los Andes, ni siquiera los monjes tibetanos se atreven a establecerse en altitudes tan abruptas Y por si el estilo de vida en un clima de esa naturaleza no fuera poco, la mayoría de sus habitantes vive de la extracción de oro (sí, trabajan en minas a esa altura). Por supuesto, las condiciones de salubridad y las esperanzas de vida son todavía muy bajas. Y como si las hojas de coca me hubieran sedado (o drogado, como algunos lo creen por su ya famoso nombre), no desperté en toda la noche. Si bien el frío penetraba hasta mis huesos, parece que mi posición en ambos asientos ayudaba un poco a calentar mi cuerpo, apoyado por la prudencia del resto de los pasajeros que decidieron al fin cerrar sus ventanas para evitar que el gélido viento entrara a la cabina. Desperté cuando paramos a desayunar, donde nuevamente hablé con Eucebio, mientras disfrutaba de mi último sándwich y chocolate. Según él, ya habíamos pasado lo peor, aunque la verdad no sentí dolor alguno a pesar de ser mi primera vez en los montes andinos. Creo que Karen, Luzmila y él me habían asustado más de lo que debían. Apenas algunos metros adelante, el bus se detuvo involuntariamente, debido a un grupo de trabajadores que arreglaban la autopista. Todos comenzaron a desesperarse, y dieron paso a las quejas Como sabía que no podía arreglar nada gritando y enfadándome, me senté en una roca a divisar por un momento el río que corría junto a nosotros. No pude evitar comprar un plato de estofado de pollo a una señora que, como ángel, apareció cargando cubetas con comida junto a la larga fila de autos que se aglutinaban esperando poder pasar. El sol de mediodía ya calentaba nuestras cabezas, cuando el embotellamiento se disipó y pudimos al fin avanzar. Llegamos a Cuzco a la 1 pm. Fueron prácticamente 24 horas de viaje (literal, el viaje más lago de mi vida hasta ahora). Eucebio me ofreció buscar hospedaje juntos. Cogimos un bus al centro de la ciudad y comenzamos la búsqueda. Paré antes en un ciber-centro, y revisé mi perfil de Couchsurfing, para saber si algún host de la zona había aceptado mi solicitud. Al verificar que las pocas respuestas recibidas eran negativas, seguimos la caminata hacia la Plaza de Armas. A pesar del cansancio y la carga que llevaba en mi espalda, pude disfrutar de las hacinadas calles de Cuzco. Plaza de Armas de Cuzco A pesar del amor que muchos de los viajeros le toman a esta longeva ciudad, a mi no me enamoró de la misma manera. Desde el momento en que pisé los alrededores de la Plaza de Armas, decenas de agentes turísticos se acercaron a mí para ofrecerme infinidad de tours. Aunque reconozco que es su trabajo y que muchos pueblos del Perú viven de ello, me molesta mucho verme atestado de personas que lo único que buscan es hacer plata conmigo, mucho más que ayudar a un viajero Y es algo que, en ocasiones, le quita mucho de su encanto original a un lugar. No obstante, pisar la ciudad de Cuzco era ya para mí, un privilegio Fue declarada por la constitución nacional como la capital histórica del país. Es además, la ciudad continuamente habitada más antigua de toda América, al haber sido la capital del milenario imperio Inca y, quizá, la ciudad más importante del Virreinato del Perú del imperio español durante su conquista en el continente. No por nada, la UNESCO la nombró oficialmente Patrimonio de la Humanidad en 1983. Las historias que esta urbe guarda consigo son de por sí magníficas. Son tan impresionantes como las historias que permanecen en la vieja Tenochtitlán (capital de los aztecas que vive ahora bajo la estruendosa Ciudad de México). Un encuentro entre dos mundos distintos, y una guerra de dominación que marca un hito en la cultura e identidad actual del Perú y de todas las tierras hispánicas. Convento de Santo Domingo Eucebio y yo nos dirigimos al barrio de San Blas, donde nos dijeron que es una zona común de hospedaje para backpackers que buscan economizar (ya que Cuzco es una ciudad por demás turística). Al subir aquella pequeña cuesta detrás de la catedral, anhelando hallar un refugio donde descansar, pude al fin sentir que la altura me mataba. Y no precisamente en mi cabeza, sino en lo agitado que palpitaba mi corazón con tan sólo dar un paso 3400 metros de altura no era algo a lo que estuviera acostumbrado. Finalmente hallamos una habitación de dos camas por 20 soles cada uno (6.5 USD). Me di una ducha rápida y bajé a la recepción. Eucebio debía verse con sus amigos, así que seguí el día por mi cuenta. A pesar de haber pedido algunos consejos a una amiga mía que ya había visitado la ciudad, y de haber leído algunos foros, no estaba en nada seguro de cuál sería la mejor forma de llegar a Machu Picchu. Todos me ofrecían tours distintos (incluso en el hostal) que no bajaban de los 120 dólares por dos noches. Necesitaba hallar información con alguien que no pensara que mi cara tenía forma de billetera. Decidí salir a caminar para buscar información, mientras me adentraba en las mágicas calles coloniales del centro histórico, que según los arqueólogos, tiene forma de puma. Catedral de Cuzco Debo decir que los españoles supieron ubicarse en un punto bastante estratégico para comenzar su conquista en el cono sur del continente. Y parece que no repararon en gastos con las edificaciones que alzaron aquí, con mano de obra esclava, claro está. Es una pena que pocos son los vestigios reales del imperio inca que permanecen aún como atractivos. Es el caso de Coricancha, un santuario al dios del sol sobre el que se construyó el Convento de Santo Domingo, sitio con una de las mejores colecciones de pintura de la Escuela Cusqueña (corriente artística que se aprecia en muchas de las iglesias católicas del Perú). Coricancha con el Convento de Santo Domingo Las imponentes estructuras antiguas del imperio ibérico contrastan a sus pies con las cholitas peruanas que se pasean con sus coloridas vestimentas, sus altos sombreros y sus inseparables y gigantes bolsos en sus espaldas (cuyo contenido siempre ha sido un misterio para mí). Bien cargando una alpaca bebé o un niño bailando, intentan hacer un poco de dinero ofreciendo fotos de ellas mismas a los turistas que, como yo, las observan con curiosidad. Luego de una serie de preguntas en la oficina de turismo de Cuzco, donde me ofrecían una única posibilidad (pagar el tren de 100 dólares hasta Machu Picchu ), regresé un poco decepcionado al hostal, donde acompañé a Eucebio a cenar una hamburguesa Bembo (franquicia peruana que es consumida aún más que Mc Donald’s). Ya de vuelta en el hostal, encontré a una pareja argentina sentados en la recepción, que esperaban la hora de salida de su bus rumbo a Puno: Nico y Rocío. Terminaban apenas una larga jornada por la ciudad y habían ya regresado de Machu Picchu. Habían pagado uno de los tours de 120 dólares, y me contaron su experiencia. Pero Rocío (que estudió una licenciatura en Turismo) me recomendó ir con una agencia al otro día temprano y pagar solamente por el transporte de ida y vuelta, sin hospedaje, comidas ni entrada al recinto. Además, con mi credencial de estudiante podría ahorrarme la mitad del precio de admisión. El chico de la recepción del hostal escuchó nuestra conversación, y me ofreció el transporte por 90 soles (30 USD) de ida y vuelta. Era lo más barato que había encontrado hasta entonces. Además, llegar a Machu Picchu era más complicado de lo que había creído. No había transportes públicos ni sería muy fácil hacer autostop. Y para llegar caminando con el Camino Inca, debía pagar más de 200 USD, además de gastar 4 días en la caminata. Así que no lo dudé por más tiempo y me animé a reservar el lugar para el siguiente día por la mañana, por lo que me fui a dormir temprano para recobrar fuerzas. Agradecí el consejo a Rocío y pedí a ambos sus nombres en facebook para contactarlos si por casualidad me dirigía a Bolivia. Nunca creí que el destino me reuniría de nueva cuenta con ellos dos y pasaría experiencias maravillosas a su lado. Mi verdadera aventura estaba por fin, a punto de comenzar…
  16. Estamos tratando de convencer a algunos de nuestros amigos para hacer un viaje a Río de Janeiro. Pero nos esta resultando complejo, muchos de ellos aseguran que la ciudad tiene muuuuchos problemas de seguridad ¿es eso cierto, es decir es más peligroso que otras ciudades Brasileñas? De paso que tiempo hace a principios de junio? Cualquier consejo o sugerencia nos resultara útil para convencer a todos
  17. El sábado por la mañana me levanté y todos en el apartamento me felicitaron por mis 23 años Era ya mi tercer cumpleaños que pasaba fuera de casa; y para ser sincero, me agradaba la idea de estar en otro país para ese entonces. En vista de que Karen y Fabio tuvieron que trabajar, prometieron verme por la noche para celebrar todos juntos. Gentilmente, Luzmila, una de las roomies de Karen, se apiadó de mí y me propuso acompañarme a conocer el centro histórico de Lima. Había hablado muy poco con ella, pero resultó ser una chica encantadora. Pequeña, muy delgada, usaba lentes de armazón, pelo lacio oscuro y una voz que remembraba a los peluches parlantes; de sólo verla daban ganas de apretarle los cachetes y abrazarla como a una muñequita de felpa Pero más allá de su tierno físico, es una chica muy curiosa e inteligente, que se convirtió en mi mejor guía turístico de la capital peruana. Tomamos el metropolitano (una especie de metrobús) para llegar al centro de la ciudad. Nuestra primera parada fue la Plaza Cívica de Lima. Debo confesar que desde el momento en que salí de la estación subterránea central me sentí de vuelta en los años 60’s (aunque lógicamente nunca los viví). Los edificios modernos que rodean a la plaza me recordaron a las antiguas construcciones de la Universidad Nacional en México, a su vez contrastados por los edificios antiguos que ahora cumplen funciones del gobierno. Es el caso del Palacio de Justicia, que ostenta un estilo clásico, con sus columnas griegas y su tipografía grecolatina. También me llamó la atención el Parque de la Exposición, al sur de la plaza, que luce una serie de edificios clásicos europeos rodeados de frondosos jardines. Pero Luzmila me aconsejó que no entráramos, porque ahora estaba bastante descuidado y, quizá, me llevaría una gran decepción. Para comenzar el tour en ese caluroso día de la primavera austral, quisimos refrescarnos un poco. Así que a Luzmila le pareció buena idea que probara el chupete de aguaje. No es más que una paleta de hielo de aguaje, una fruta proveniente de la selva peruana. Quisiera poder describir el sabor, pero no es nada parecido a lo que haya probado antes. Valdría la pena degustar la fruta por sí sola, ya que ese chupete fue más que delicioso Continuamos nuestro recorrido a pie. Esta vez, por supuesto, no olvidé colocarme bloqueador solar en toda mi piel; no pensaba sufrir un minuto más por ese falso domo grisáceo tras el cual parecía ocultarse el sol Luzmila me condujo al barrio de Quilca. Es un sector de apenas unas cuantas cuadras de ancho, con calles estrechas que dejan ver ancianos edificios todavía habitados. La mayoría de ellos ocupan sus primeras plantas como establecimientos lucrativos de difusión cultural. Hay mercadillos, bazares, tiendas de antigüedades, librerías, cafeterías y todo tipo de comercio donde se pueden encontrar infinidad de curiosidades. Ejemplo de ello es el bazar donde descubrí los discos, revistas y fotografías de los personajes del Chavo del 8, el Chapulín Colorado y el resto de las series del inolvidable Roberto Gómez Bolaños. Hacía poco que Chespirito había muerto en mi país natal, y parecía que al resto de Latinoamérica le dolía más que al propio México En cualquier televisor se transmitían capítulos del Chavo, y en los programas de comedia no tardaron en parodiarlo como forma de homenaje. En fin, parece que Chespirito tocó los corazones de varias partes del mundo con su inmortal chipote chillón Unas calles al oeste nos topamos con la Iglesia la Recoleta, la única capilla de estilo gótico en Lima. Si bien estoy acostumbrado a las construcciones católicas, el goticismo no es algo con lo que me pueda deleitar todos los días. Volvimos hacia la Plaza de San Martín, donde se yergue una estatua en memoria del libertador sudamericano y Padre de la Patria del Perú. Lo interesante en esta escultura es la dama que se posa debajo del caballo de José de San Martín, quien tiene una llama en su cabeza (literalmente). Algunos edificios del rededor de la plazuela lucen al estilo art nouveau francés, y por algunos instantes uno puede sentir que se ha transportado al otro lado del océano Atlántico. Luego de unas fotografías seguimos nuestro camino por el Jirón de la Unión, una de las calles principales del centro del distrito, que después de unas cuadras se convierte en un andador peatonal, orillado por grandes comercios, como restaurantes, casinos y boutiques. Es una calle bastante concurrida, donde involuntariamente uno se ve inmerso en la contienda de empujones colectivos con los demás transeúntes. No tardé mucho en ratificar el juicio que Fabio había manifestado sobre los conductores peruanos: “Ten cuidado, conducen como viven: un poco acelerados”. Ser un peatón en las calles de Lima es casi equiparable a practicar un deporte extremo. Las luces del semáforo no avalan seguridad alguna al que intenta cruzar la calle, y las líneas peatonales suelen ser un simple adorno. El clacson parece no cumplir más su función original; más bien parece la nariz por la que los taxistas respiran en cada esquina en la que divisan a una persona de pie (así no esté haciendo ninguna seña de parada). Los oficiales de tránsito se asemejan más a una estatua viviente que se posa en medio de la avenida con su celular en mano, y que responde con un cortante “ajá” cuando de quejarse de la vialidad se trata. La palpitante vida de esta selva urbana me abrió el apetito a mitad de la tarde. Una mujer con coloridas vestimentas apareció frente a mí, rodeada de personas que comían a sus faldas. No dudé en comprarle un tamal, típico alimento latinoamericano hecho a base de maíz. Aunque el sabor y textura es bastante parecido al de México, su color amarillo, su relleno de aceituna y su guarnición de cebolla morada con perejil y limón le dieron el toque extranjero que necesitaba. Llegamos a la Plaza Mayor, donde está el Palacio de Gobierno del Perú y la Catedral de la Ciudad. Ahí nos vimos con Paul, un amigo de Luzmila. Juntos visitamos el Convento de San Francisco. No es nada muy alejado de cualquier otro convento de misioneros católicos en América. Pero su atractivo está en las catacumbas, una serie de tumbas en el sótano de la Basílica donde, además de sacerdotes y monjes franciscanos, se enterraron los cuerpos de indios de la zona (lo cual no fue nada común en los tiempos de la colonia). Un montón de huesos y lúgubres pasillos por los que ahora se pasean los turistas. Para finalizar la jornada, y como algo que no sorprende a nadie que viva en este mundo globalizado, visitamos el barrio chino de Lima. Al principio no fue nada nuevo para mí. Pero un par de charlas con Luz y Paul me sirvieron para darme cuenta de la enorme influencia que los inmigrantes chinos trajeron a este país. Y para ello bastó ir a comer a un chifa (forma en que se denomina en Perú a un restaurante chino-peruano). Luzmi y Paul me llevaron a un chifa para probar la gastronomía peruana, que para mí parecía más comida china. Al final entendí que es sólo una fusión de la comida local con ingredientes, texturas y estilos del país oriental. El arroz chaufa es el platillo más famoso. Cocido con jengibre y salteado en una sartén honda con trozos de huevo, se puede servir con pollo, carne o variedad de ingredientes, y su precio va desde los 7 hasta los 15 soles. Es una buena y sabrosa forma de llenar el estómago. También probamos el lomo saltado, la chicha morada (bebida de maíz negro fermentado) y por supuesto, la Inca Kola, la gaseosa más consumida en todo Perú (sí, incluso más que la misma Coca Cola). Sé que muchos peruanos están muy orgullosos de su producto local, pero mi humilde opinión es que la Inca Kola sabe a goma de mascar. Luego de unos cuantos vasos, su dulzura empalagó mi paladar, cual chicle saborizado. Los chifas son sabrosas opciones a lo largo de todo el Perú, pero no por ello las más baratas. Recomiendo también comprar en fondas de comida corrida, mercados y con vendedores ambulantes. Nada que un buen estómago mexicano no pueda resistir. Por la noche volvimos a casa, donde Fabio y Karen me esperaban para celebrar. Nos citamos con Dane y su couch Maya, para ir juntos a la playa y tomar unas cervezas. En vista del alto precio que Dane y yo nos vimos obligados a pagar la noche anterior por un pisco sour, decidimos hacer algo más barato para mi cumpleaños. Pasamos la noche sentados junto al mar, con botellas de cervezas y conversaciones bilingües (Dane no hablaba español y Fabio no hablaba inglés). Es quizá una de las cosas más bonitas de viajar: disfrutar las eventualidades que nunca planeaste. Con mis nuevos amigos celebrando mi cumpleaños 23 Al próximo día me sorprendí al pararme al baño por la mañana y ver a Fabio con su maleta en la espalda. Se preparaba para dejar Lima. Su permiso en Perú vencía en pocos días y debía salir si no quería pagar varios dólares de multa. Fue un momento bastante triste y nos tomó a todos por sorpresa, incluso a mí, que llevaba apenas 3 días en el apartamento. Sin más, me despedí de él, esperando volverlo a ver en Ecuador, su próximo destino. Son las cosas a las que uno se debe acostumbrar cuando viaja. Decir adiós, es el pan de cada día. Como parte de mis viajes, el intercambio cultural y culinario es una pieza muy valiosa. Así que un día decidí ir al mercado de Barranco y comprar los ingredientes necesarios para cocinar chilaquiles para mis amables anfitriones. Se trata de trozos de tortilla de maíz fritos (mejor conocidos como nachos, o totopos en México) bañados en salsa de tomate verde o rojo, y revueltas con pollo despicado. Se sirve con queso blanco y cebolla encima. Por supuesto, la salsa lleva chile, o como lo llaman en Sudamérica, ají. Intenté cocinar la salsa no tan picante, para el mejor deleite de mis amigos. Pero al parecer mis papilas gustativas han perdido parte de su sensibilidad al picor. Y con sólo dos ajíes lima que encontré en el mercado, Karen y sus roomies comenzaron a sudar, diciéndome “esto está muy rico”, mientras la tez de sus caras se teñía de rojo. Una noche Paul y Luzmila me llevaron al centro comercial Larco Mar para probar el ceviche peruano, quizá el platillo más famoso del Perú. Su sabor no era muy distinto al que probé en México, pero la forma de comerlo cambiaba drásticamente. El ceviche se sirve con granos de maíz y un trozo de camote al lado, y se acompaña por canchitas (granos de choclo tostados con sal), a diferencia de México, donde se acompaña de galletas saladas. Sin embargo, pude deleitarme bastante con el manjar, que acompañado por una cerveza cusqueña, fue la mejor combinación para la noche. Otro de mis platillos preferidos fue la papa a la huancaína, que saboreé en una feria de Barranco. Se trata de papa blanca cocida y servida en rebanadas sobre una hoja de lechuga y bañada en una salsa huancaína (de la provincia de Huancayo). Nunca intenté hacer la salsa, pero básicamente consiste en queso, leche, aceite y ají amarillo, lo que le da ese color anaranjado. La gastronomía peruana es inmensamente variada y deliciosa, aunque no pude probar todas sus maravillas. Pero lo que nunca me atreví a probar fue la leche de tigre, que es prácticamente el jugo de limón en el que se coce el ceviche (y servido como una bebida); el cuy, un roedor oriundo de los andes que se sirve asado y entero (se pueden ver sus dientes y sus ojos, tal y como estaba cuando lo mataron); ni el anticucho, que es el corazón de la res servido en una vara. No obstante, recomiendo al visitante en Perú degustar, aparte de los mencionados arriba, platillos como la causa, el pollo a la brasa, el wantan frito con tamarindo, la alpaca, el chupe de camarón, el ají de gallina, el rocoto relleno y los picarones. Mi penúltimo día en la capital lo pasé con Wesley y Lionel, un gringo y un limeño que conocí por Couchsurfing. Con Lionel como guía, recorrimos la costa desde Barranco hasta el distrito de Chorrillos, al sur de la ciudad. La costa de Chorrillos es un lugar de pescadores, donde se amotinan las gaviotas y pelícanos a pelear por el pescado que sobra del mercado. El olor es insoportable, pero común para los trabajadores. No obstante, desde aquí tuvimos vistas increíbles de todo el circuito de playas. Seguimos adelante y subimos la colina que domina el sur de Lima, donde se posa una cruz gigante y una estatua de Cristo, que simula al del cerro del Corcovado en Río de Janeiro. Desde lo alto se tiene una panorámica de toda la metrópoli, desde la provincia del Callao hasta la carretera Panamericana hacia Lurín. El paisaje de acantilados escarpados de roca desértica es increíble, y es usual a lo largo de toda la costa del Pacífico en Sudamérica, desde el norte de Perú hasta el centro de Chile. A pesar del abrasador sol veraniego, los vientos que azotan en lo alto suelen ser fríos, en principio gracias a la corriente marina de Humboldt, que viaja desde las aguas antárticas. Detrás del cerro pudimos observar otra de las caras de Lima. No muy lejos de las grandes y lujosas casas de la frontera entre Chorrillos y Barranco, se hacinaban unas cuantas humildes viviendas en las laderas rocosas del monte. Al sentir nuestra piel quemada por el sol, descendimos nuevamente al mar y regresamos a Barranco, donde me despedí de mis dos nuevos amigos, quienes tomaron su colectivo de vuelta a casa. Luego de una estadía de unos 5 días en la capital y de hesitar sobre mi siguiente destino, decidí comprar mi boleto de bus hacia Cuzco, la capital imperial de los Incas, y principal destino turístico desde donde podría visitar el ícono sudamericano: Machu Picchu. Karen y Luzmila me dieron muchas recomendaciones sobre cómo cuidarme en el Perú, cuál era la compañía de buses con menos accidentes o asaltos, qué hacer si me daba el soroche (o mal de altura)… Así que partí de Lima con un vacío emocional, que a la vez me daba una extraña sensación de alegría, al no saber cuál sería mi ruta a seguir y sin nadie que me acompañara en mi solitaria travesía. Pueden ver el resto de las fotos de Lima “la gris” en el siguiente álbum, y manténganse al pendiente de la próxima entrada de este viaje por el valle de los Incas.
×
×
  • Crear nuevo...

Important Information

By using this site, you agree to our Normas de uso .