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AlexMexico

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Todo el contenido de AlexMexico

  1. Creo que en un viaje los roces con la ley son un poco imprescindibles xD ni modo, a seguir la ruta!
  2. Esos coatíes me recordaron a mi perro... es un ladrón de comida con una cara tierna jajaja ¡Vaya viaje! Por un momento creí que no podrían entrar al parque por las lluvias; menos mal que no fue así. Creo que si tu pasatiempo es tomar fotos de aves, en Iguazú te has dado vida haciéndolo Excelente relato!
  3. Me has traído muchos recuerdos de cuando viví en Santiago cada foto es como vivir la ciudad de nuevo. Me alegra que la hayas disfrutado y, sobre todo, que no les haya llovido sólo hubiera querido que no vieses la fachada de la catedral en Obradoiro en restauración, pero luego te paso una foto de la fachada en todo su esplendor jeje. Muy buen relato!
  4. Jajaja, también puedes disfrazarte de catrina en cualquier fiesta de disfraces a la que asistas es muy común
  5. Dos semanas después de nuestro viaje relámpago a Guanajuato, se avecinaba el día de muertos, famosa festividad nacional en México que mis amigos no se querían perder. Nuestra amiga Letzi nos recomendó pasar las fiestas en su natal ciudad Oaxaca, a unos 400 km al sureste de la ciudad de México, bien conocida por ser una de las zonas que conserva más población indígena en el país. Si bien el día de muertos se celebra diferente en cada sitio (conservando siempre algunos patrones) nos vimos muy interesados en saber cómo se celebraba en una cultura verdaderamente indígena (al ser una tradición proveniente de los pueblos prehispánicos, nuestros ancestros). Decididos, buscamos como siempre el autobús más barato. En este caso, uno que no salió de la terminal de autobuses, sino de una calle cerca de la estación de metro Balbuena. Algunos de mis compañeros se quejaron de la incomodidad; para mí, el aire acondicionado toda la madrugada y asientos reclinables fueron suficientes para disfrutar un viaje que costó la mitad del precio que en las líneas “oficiales”. Como casi todos los viajes baratos, llegamos muy temprano a la ciudad, cuando aún no salía el sol. El padre de nuestra amiga nos hizo el favor de recogernos en su camioneta y nos llevó hasta su casa, donde amablemente nos alojó a todos; aunque un poco apretados y en el suelo, fue mejor que acampar sobre piedras bajo el sol ardiente Con una guía de nuestro lado (mi amiga Letzi) no hubo problema para armar nuestro itinerario de viaje, pues teníamos bastantes días libres por tratarse de un “puente vacacional”. Así, nuestra primera visita la dedicamos a la zona arqueológica de Mitla, a unos 40 km de la ciudad. Mitla fue un asentamiento muy importante en la antigua Mesoamérica, primero liderada por los zapotecos y luego por los mixtecos, las dos principales civilizaciones prehispánicas en la zona sur de México. Ambos pueblos tuvieron constantes peleas, así que es común encontrar vestigios de ambas culturas en las ciudades oaxaqueñas. Una de las cosas que más me llamaron la atención fue que ninguna de las construcciones de Mitla está restaurada por los arqueólogos De hecho, ha podido soportar los constantes terremotos que han azotado la zona durante años. El recinto tiene la típica forma de plaza pública, con un palacio principal en un extremo y gradas alrededor del cuadrante principal, formando un cuadrado donde, se dice, se realizaban las ceremonias religiosas. Después de unas horas en la “ciudad de los muertos”, nos dirigimos de vuelta a Oaxaca, no sin antes hacer una parada obligada en Santa María del Tule. Esta pequeña población tiene su atractivo nada más y nada menos que en un árbol de ahuehuete, que resulta ser el árbol con el diámetro de tronco más grande del mundo. Posee una circunferencia de 42 metros y una altura de 40 metros. Su diámetro es de 14.05 metros. Se calcula que harían falta 30 personas tomadas de las manos para darle la vuelta a su tronco Sin duda, uno de los árboles más impresionantes que he visto en mi vida. De regreso en Oaxaca, el hambre comenzó a rugir en nuestros estómagos, y no dudamos en conocer el mercado central. Casi siempre la mejor comida en las ciudades mexicanas se encuentra en los mercadillos, lejos de los restaurantes caros y de las atracciones turísticas. Cabe mencionar que Oaxaca tiene una de las variedades gastronómicas más amplias y exquisitas de todo México, influenciada por la conservación de las tradiciones indígenas de las etnias que aún habitan la ciudad y sus alrededores. Esta riqueza culinaria incluye platillos como el mole, el queso Oaxaca, las memelas, los chapulines, las tlayudas, y bebidas como el mezcal, el atole, el champurrado y el pulque. Todos ellos les recomiendo probar (aunque si abusan del mezcal y el pulque acabarán muy borrachos ). Mis amigos y yo decidimos probar las tlayudas. Son tortillas de maíz de gran tamaño (muy grande, en verdad) con frijoles negros, lechuga, cebolla y un tipo de guisado, sea carne de res enchilada, chorizo, bistec, cecina, entre otros. Claro está, con una es más que suficiente para quedar satisfecho. Comer insectos también es algo común en esta zona del país. Algunos de mis amigos se aventuraron a probar los gusanos. Yo la verdad es que, al ver sus caras, me quedo con los chapulines (saltamontes) Al atardecer, visitamos el centro histórico de Oaxaca, declarado Patrimonio de la Humanidad. Uno de sus principales atractivos es el templo y ex convento de Santo Domingo, con sus retablos de oro de estilo barroco. La verdad es que todo el centro vale la pena, sobre todo por el ambiente de la gente. Aunque es bonito hallarse entre comunidades indígenas auténticas y mirar sus vestimentas, probar su comida y comprar sus artesanías (sobre todo de barro negro tallado a mano), la magia se va un poco al darse cuenta de la pobreza extrema en que muchos de los pueblos viven. Estos grupos étnicos solían vivir sus vidas a su antiguo modo, pero verse inmersos en el mundo capitalista contemporáneo los obligó a emigrar a las ciudades a buscar trabajos mal pagados y vender sus creaciones a precios muy bajos. Además, los métodos anticonceptivos no son algo común para ellos, por lo que se ve gran cantidad de niños por cada mujer, la mayoría de ellos sin estudios y trabajando en la calle desde pequeños. Son cosas para las que se debe ir preparado mentalmente. Al caer la noche, nos sorprendió un desfile de comparsas que cruzaba el centro hasta la catedral. El grupo musical iba seguido por personas disfrazadas en alusión al día de muertos. Uno de los personajes más famosos a nivel nacional y del que muchos se disfrazan durante estas fechas es “La Catrina”. Es prácticamente un esqueleto de mujer vestida con sombreros de ala y ropa muy elegante. Tiene sus orígenes en el siglo pasado, cuando un caricaturista criticó a los mexicanos que renegaban sus raíces y se querían sentir europeos, vistiendo a un esqueleto vacío de forma exuberante. Hoy en día, es parte del folclore mexicano y se ocupa como una especie de representación de la muerte. En fin, nos unimos a la comparsa, pudiendo bailar con las catrinas que desfilaban junto con otros seres extraños del más allá Después de esto, visitamos el panteón de la ciudad. Sí, visitamos el panteón de noche, y si se preguntan por qué, pues para celebrar el día de muertos. En México, tenemos la creencia de que los muertos viven en un mundo alterno al nuestro. Es decir, que su cuerpo no está con nosotros pero su alma vive en alguna parte de este mundo. Así, el 1 y 2 de noviembre celebramos el día de muertos, en el que ellos bajan al mundo de los vivos para convivir una vez más con nosotros. La madrugada del día 1 bajan las almas de los niños y el día 2 los adultos. Aunque cada rincón del país tiene creencias diferentes, se lleva a cabo la misma tradición para traer a los muertos, con el famoso “Altar”. El altar es una construcción simbólica, formada normalmente por siete niveles o escalones, que representan los niveles que atraviesa el alma para llegar al descanso eterno. Sobre ellos, se colocan ofrendas a los antepasados, que incluye alimentos y bebidas que eran de su gusto. También se colocan calaveras de dulce, típicas en esas fechas, y flores de cempasúchil (que con su color naranja simboliza al día de muertos junto con el morado), todo rodeado de velas. Sobre el altar se erige un arco que representa la entrada al inframundo; comúnmente se adorna con papel picado de color morado y naranja. En medio del altar se coloca la foto del o los difuntos a los que se rinde honor. En el suelo, se forma un camino de flores que guíen al muerto hacia el altar, que también se acompaña con incienso y velas. Hoy en día, por supuesto, también se usan símbolos cristianos, como la cruz y la foto de Jesucristo. Un día después de la fiesta, la comida se debe desechar, pues se cree que el muerto extrajo su alma y ya no es comestible. Cada familia pone su altar en su casa, aunque se suelen alzar también en lugares públicos como ofrenda a celebridades. En Oaxaca, la gente va al panteón para convivir con sus muertos. Ponen altares, llevan comida y hasta mariachis. Es como estar por un día con esa persona a la que tanto quisiste en vida. Aunque se escuche aterrador, es una fiesta bastante alegre, pues la muerte no es algo malo para los mexicanos, sino algo normal Al siguiente día subimos la colina para visitar el templo prehispánico más grande del sur mexicano: Monte Albán. Esta ciudad, más antigua que Mitla, mantuvo relaciones comerciales con Teotihuacán y fue ocupada de igual forma por los zapotecos y mixtecos, siendo estos últimos lo que vivieron la etapa de su declive. Monte Albán se yergue sobre un monte desde donde se avista la ciudad de Oaxaca a lo lejos. Su ubicación fue estratégica para su florecimiento. A diferencia de otros recintos, no tiene una pirámide principal. Subimos a varios de los templos para divisar su magnitud y el valle que la rodea. Encontramos también un pequeño estadio donde se jugaba el juego de pelota. El sol pega bastante fuerte en lo alto de la colina, por lo que nuestros sombreros y bloqueador solar fueron de gran ayuda, aún cuando en Oaxaca las temperaturas son un poco más bajas. Al ser una zona semi-seca encontramos refugio bajo algunos árboles de poca sombra, donde reposamos un rato luego de largas caminatas. Agotados, pero no rendidos, nos dirigimos a un pueblo cercano llamado Nazareno, donde habían invitado al padre de nuestra amiga Letzi a una fiesta. Como los más colados y sin invitación, mis siete amigos y yo entramos a la fiesta del pueblo mientras todos nos miraban extraño (toda la gente de ahí ya se conoce). Aún así, y sin haber cooperado para la banda de música y la comida, nos trataron muy bien y hasta nos invitaron a comer con ellos. El menú incluyó un manjar de dioses: tacos de chapulines Sé que creerán que soy raro, pero me encanta comer estos insectos. Con el estómago lleno y después de un poco de baile, fuimos a la plaza central del pueblo para mirar a la comparsa tocar. Poco después, decenas de personas disfrazadas llegaron a bailar en free style para celebrar a su estilo el segundo día de muertos. Entonces, nos vimos danzando con monos beisbolistas, extraterrestres, diablos, vampiros, y seres cada vez más extraños para celebrar juntos a nuestros muertos. De regreso a Oaxaca volvimos a casa de Letzi y empacamos nuestros trajes de baño, y nos dirigimos a la estación de combis (vans) para empezar nuestro viaje al siguiente destino: las paradisiacas bahías de Huatulco. Nos esperaba uno de los peores y mejores viajes de nuestras vidas, y sabrán por qué en el siguiente relato. Les dejo el link de la primera parte de las fotos del álbum de Oaxaca: Y por supuesto la primera parte del capítulo 5 de Un Mundo en la Mochila, donde podrán ver nuestras aventuras grabadas en video
  6. Del álbum Oaxaca

    No olvides leer el relato que acompaña esta foto: Día de Muertos en Oaxaca
  7. AlexMexico

    Chapulines :)

    Del álbum Oaxaca

    No olvides leer el relato que acompaña esta foto: Día de Muertos en Oaxaca
  8. Del álbum Oaxaca

    No olvides leer el relato que acompaña esta foto: Día de Muertos en Oaxaca
  9. Del álbum Oaxaca

    No olvides leer el relato que acompaña esta foto: Día de Muertos en Oaxaca
  10. AlexMexico

    Altar de Muertos

    Del álbum Oaxaca

    Fuente: http://cut.edu.mx/noticias/?p=4533 No olvides leer el relato que acompaña esta foto: Día de Muertos en Oaxaca
  11. Del álbum Oaxaca

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  12. AlexMexico

    Mi gigantesca tlayuda

    Del álbum Oaxaca

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  13. AlexMexico

    Árbol del Tule

    Del álbum Oaxaca

    Fuente: http://www.ciudadcapital.com.mx/archives/36584 No olvides leer el relato que acompaña esta foto: Día de Muertos en Oaxaca
  14. Del álbum Oaxaca

    No olvides leer el relato que acompaña esta foto: Día de Muertos en Oaxaca
  15. Joder! Me has dejado a la expectativa con el final jajaja... me gusta la lluvia, pero me has hecho odiarla un poco ahora al leerte xD espero que hayan podido visitar las cataratas
  16. Ese sentimiento indescriptible de estar en un lugar al que nunca planeaste ir y quedarte asombrado con sus maravillas, hasta entonces, desconocidas
  17. Bueno, como dije, hay que sufrir un poco a veces si se quiere ahorrar dinero jaja
  18. En una de nuestras reuniones en el D.F. donde planeamos los viajes que haríamos próximamente, no quisimos pasar por alto visitar Guanajuato durante el mes de octubre, época en que se celebra el festival cultural más importante del país: El Festival Internacional Cervantino. Como comisionado de logística, busqué las opciones más baratas para asistir. Encontré muchos viajes estudiantiles que salían desde la Ciudad Universitaria el fin de semana, ya fuera jueves o viernes, que incluían el transporte en autobús ida y vuelta y un "sitio para camping". El precio era bastante módico... pronto descubrimos por qué. 5 de mis amigos y yo partimos en el bus del jueves por la noche, y los otros dos en el del viernes. El viaje fue bastante duro. Seis horas (de 12:00 a 6:00 am) de camino sin poder dormir mucho, pues no faltaron los borrachines a los que se les permitió beber y fumar dentro del autobús. Además, una chica ebria (o drogada) que iba detrás nuestro, no paró de hablar toda la noche sobre la antitesis de facebook, una red social que ella inventó y que se llamaba Galileo. No es por estereotipar, pero creo que era estudiante de filosofía Cuando al fin llegamos a la ciudad, el organizador del viaje se desentendió de nosotros, pues llevaba a su cargo decenas de buses, y sólo nos dijo: "el camping será en la Plaza de Toros". Así, tomamos dos taxis para llegar, armar la tienda e intentar dormir un poco. Cuál sorpresa nos llevamos al ver que éramos los únicos fuera de la plaza que, por cierto, parecía totalmente abandonada. Le dimos una vuelta entera, buscando la manera de entrar, pero no había nadie. Eran las 6 de la mañana y aún seguía oscuro. Cuando al fin un hombre semi-dormido se apareció y nos abrió la puerta, nos dimos cuenta del porqué pagamos tan poco por ese viaje (260 pesos, unos 20 dólares). La plaza estaba bastante descuidada. Los baños no eran más que unos retretes rodeados de tablas de madera. Una llave de agua de paso para enjuagarse las manos. Y lo peor de todo eran las regaderas comunitarias. Dos duchas que se rentaban a $10 por persona. Creímos que nos contagiaríamos de algún hongo por ahi Pero qué mas daba, viajar barato tiene sus sacrificios. Por suerte, fuimos bien preparados con papel higiénico, gel antibacterial, jabón, shampoo, y mucha comida Como los primeros en el camping, elegimos el mejor lugar para armar la tienda. Fue nuestra primera vez armándola, pero lo conseguimos aún sin luz. Intentamos dormir un poco, después de una noche sin conciliar el sueño; pero después de 1 hora, el calor de la mañana y las rocas en el suelo bajo nuestra casa (a las cuales debo el título del relato) nos levantaron pronto y nos hicieron partir a nuestro primer tour por la ciudad. Guanajuato es bien conocida en México por ser una de las ciudades que mejor conserva su centro histórico de estilo colonial. Se le considera también, una de las ciudades más románticas del país. Todo su centro es Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde 1988, y vaya que lo merece. El clima de la ciudad es semiárido, y se observa rodeada de montes secos con nopales y cactus, así que el calor se hace presente, aunque muchas veces por la noche las temperaturas bajan drásticamente. Nuestro recorrido inicial incluyó bajar por las calles estrechas y empinadas que dibujan las curvas irregulares por su centro, por lo que es muy fácil perderse entre los edificios barrocos que emanan una chispa de romance a todo transeúnte. Pasamos por la Basílica, el mercado y la Universidad de Guanajuato, abriéndonos paso entre la multitud de gente que se paseaba, cual carnaval, por las cerradas vías, teniendo de fondo la música del festival y los megáfonos que anunciaban los eventos próximos. Algo que me gusta bastante es que el ayuntamiento de la ciudad ha prohibido a las franquicias internacionales instalarse en su zona patrimonial, por lo que encontrar un Mc Donald's o un Subway solamente se logra a las afueras, en la zona urbanizada. Es una manera buena de conservar el valor histórico Luego de un rato, buscamos un centro de información y tomamos un folleto para hacer nuestro itinerario. El Festival Cervantino tiene sus orígenes a mediados del siglo pasado, cuando tradicionalmente se representaban los entremeses de Miguel de Cervantes (supongo todos lo conocen). Entonces, el principal objetivo del festival era exponer las maravillas de la lengua española. Hoy en día, se reúnen todas las ramas de las artes con grupos provenientes de varios países, para representar la cultura de cada uno. Así, se puede encontrar teatro callejero, danza, ópera, música, proyecciones de cine, exposiciones de pintura, fotografía y muchas cosas más. Algunos espectáculos se realizan en centros cerrados y tienen un costo (a veces bajo, a veces alto). Nosotros optamos por disfrutar del arte al aire libre, en los que raras veces hay que pagar. Por la tarde disfrutamos de una obra dancística en una plaza, donde aprovechamos a comer algo decente (y no atún de lata con galletas, que eran nuestras principales provisiones). Allí, mis queridos amigos españoles se enchilaron con una salsa de chile habanero Por cierto, tengan cuidado, es la salsa más picosa de México. Por la noche vimos espectáculos de bailes regionales en la Plaza de San Roque, con los trajes típicos de cada región de México. Uno de ellos, por cierto, fue "La Bamba", que seguro han escuchado en la versión Rock n' Roll con Ritchie Valens, y que probablemente no sabían que es originaria de mi ciudad natal, Veracruz obviamente tocada con otros instrumentos, como el arpa y la jarana. Esa noche regresamos temprano al camping para intentar reponer las horas que perdimos de sueño. A mitad de la madrugada, nuestros otros dos compañeros arribaron. El autobús se había atascado en embotellamientos en la carretera. Ni hablar, al menos ya tenían la carpa lista para dormir, a diferencia de los recién llegados, que la armaron auxiliados con las luces de sus celulares. A la mañana siguiente, la plaza de toros amaneció hacinada con casas de campaña por doquier, y hubo que hacer una larga fila para ducharnos, así que nuevamente tuvimos que despertar temprano Al final del viaje por supuesto, acabaríamos destrozados por el sueño y los dolores de espalda. Esta vez tocó visitar las antiguas minas de la ciudad. Guanajuato tiene las mayores reservas de oro y plata en todo México y, por supuesto, los conquistadores españoles supieron explotarlas, utilizando a los indios como fuerza de trabajo. No recomiendo mucho visitar las minas, pues el tour por el que hay que pagar no vale la pena. No se desciende muchos metros y lo único que se ven son escaleras entre rocas. Fuera de las minas, en una colina que domina la ciudad, se erige el templo de San Cayetano, iglesia católica construida con la plata y el oro extraídos de la que alguna vez fue la mina más productiva del mundo. Un dato curioso es que le hace falta una torre, pues nunca fue terminada. Para los amantes de la plata, es posible comprar infinidad de alhajas plateadas alrededor de este recinto, a precios muy baratos De vuelta a la ciudad, descendiendo por los montes, nos topamos con un museo de la Santa Inquisición, una verídica antigua casa de la tortura, de las pocas que se instauraron en el México antiguo. Si les gusta el morbo de los instrumentos de tortura y demás, vale la pena visitarla. Yo la verdad es que ya había visto muchas de esas cosas Por la tarde decidimos subir al Cerro del Pípila (personaje del que hablo más adelante) un mirador al que ascendimos por un teleférico y en donde se alza la estatua homónima. Al llegar nos encontramos con una multitud de jóvenes embriagados (pues creo que es el único sitio donde se les permite beber en vía pública). Entre cánticos de porras y gritos que incitaban a las mujeres a mostrar los senos, tuvimos una vista total y maravillosa de la ciudad de las ranas. Por la noche nos unimos a un paseo llamado "La callejoneada", donde una Estudiantina (grupo de músicos estudiantes que recorren las calles interpretando canciones que cuentan la historia de la ciudad) nos dio un recorrido por los principales callejones de Guanajuato, siendo el más famoso el Callejón del Beso. Es una rúa tan estrecha que, cuenta la leyenda, dos vecinos enamorados se besaban todas las noches, cada uno desde su balcón, que se juntaban a sólo unos centímetros uno del otro. Es "imprescindible" besar a alguien al estar ahí, se tenga o no pareja (pero bueno, yo no lo hice ). Durante la callejoneada, la estudiantina nos regaló una pequeña ranita de porcelana dentro de la cual podíamos verter cualquier bebida; casualmente, mis amigos y yo bebimos new mix (tequila con refresco de toronja). La verdad es que necesitábamos un trago para apaciguar el cansancio Al volver al camping conocimos un poco del antiguo sistema anti-inundaciones de Guanajuato, que actualmente son calles subterráneas transitables por coches y peatones. Da un poco de miedo la oscuridad y el laberíntico camino, pero es muy chulo a veces verse caminando ahí. Al siguiente y último día nos dirigimos a otro de los atractivos únicos de Guanajuato, sus famosas Momias. Estos cuerpos se encontraron años atrás en el antiguo panteón de la ciudad, con la sorpresa de que fueron momificados naturalmente por los minerales del subsuelo. Hoy en día, todas esas momias se conservan en un museo, donde sus figuras tétricas nos hicieron sentir un poco más cerca al día de muertos Cuando bajamos de vuelta al centro, algunos nos separamos para comprar recuerditos y mirar el mercado de artesanías. Detrás de uno de estos mercados hippies, vimos desde fuera la Alhóndiga de Granaditas, un antiguo almacén de granos que fue uno de los principales escenarios de la lucha por la independencia de México. Este edificio fue utilizado como refugio por las familias españolas y criollas para ocultarse de las tropas liberales. Al final, los rebeldes lograron entrar gracias al Pípila, personaje que logró incendiar la puerta al esquivar los balazos cargando una loza de piedra en su espalda. Es así como se le puede ver en la estatua que se hizo en su honor y que vimos en el mirador Guanajuato y sus alrededores (en especial San Miguel de Allende) son considerados la cuna de la independencia de México, pues fue aquí donde el cura Miguel Hidalgo y Costilla dió el grito desde la catedral para que el pueblo se rebelase contra el imperio español, la madrugada del 16 de septiembre de 1810, fecha que se conmemora todos los años en mi país. Nuestra última noche la pasamos recogiendo nuestras cosas en el camping, escuchando música en un celular y bailando un poco al modo free style en la arena de la plaza de toros. Aunque no lo crean, no estábamos borrachos Volvimos a la estación de buses, donde comimos una última lata de atún y un último pan con nutella, antes de tomar nuestro bus al D.F. Así que si quieren un poco de historia mexicana, cultura mundial, romanticismo, arquitectura colonial, momias terroríficas y plata a precios baratos, Guanajuato es la ciudad ideal para visitar, sobre todo durante el Festival Cervantino, sin mencionar los pueblos aledaños que no tuvimos tiempo de visitar Claro está, que si ustedes lo hacen, no les recomiendo dormir en la plaza de toros ni viajar en buses nocturnos llenos de borrachos; mejor conseguir un sitio con baños decentes y viajar con gente normal Y a continuación, el capítulo 4 de "Un Mundo en la Mochila", de mi amigo Daniel Fernández, para que disfruten nuestras aventuras en video HD
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